Category: Pensamientos


Viendo un documental sobre el pueblo sami (unas 100.000 personas en los países nórdicos europeos), una cultura equiparable a las culturas llamadas indias o indígenas de América, en el sentido de su relación con la naturaleza, llamada ahora «sostenible», un sami que vive ahora en el bosque, pero con objetos que se pueden comprar, comenta, cuando le preguntan sobre la diferencia entre su estilo de vida y el antiguo sami, que la diferencia es que ahora en lugar de usar animales para trabajar la tierra y proveerse de cosas, usan máquinas, lo que requiere disponerse de dinero.

Claro, el tema de la globalización y el tema de la guerra moderna con su objetivo de aculturización es así: introduces la necesidad de dinero y ya se desarrolla el resto solo.

El movimiento social ya lo ha planteado: intentemos usar el dinero lo menos posible. Hagamos trueques de objetos y servicios, compartamos lo que tenemos, incluido el conocimiento, la información. (¡Y cómo está ocurriendo esto en Internet!) Si empezamos y somos cada vez más personas, quizá se genere un impacto en las estructuras y dinámicas sociales.

Si introducir el dinero en sociedades absolutamente ajenas a éste, y siendo éste tan absolutamente contrario a los intereses de esa cultura, ha sido tan eficaz (¿y por qúe?, ¿por qué pudiera verse como deseable reemplazar el trabajo de la tierra con un animal por la compra de una máquina?), ¿no podría ser eficaz también rectificar cómo funcionan las sociedades, para desarrollarnos como sociedades más inteligentes, capaces de tratar a las personas con solidaridad y respeto y capaces de no destruir el planeta que habitan?

Usar el dinero implica la pérdida de la autonomía respecto a la supervivencia. Dado el número de personas en el planeta y los hechos de dependencia del dinero actuales, quizá no sea posible constituirnos en pequeñas comunidades autosuficientes (lo que no implica cerradas, o que no compartan) (otra pregunta es: ¿la autosuficiencia es sólo posible en pequeñas comunidades?), pero sí se podría ir desarrollando espacios de independencia del dinero.

 

La visión artística permite ver en un detalle de la realidad, una metáfora. Esto significa que a partir de un detalle se puede conocer. La visión artística es como la poesía.

Quizá debería intentar escribir esta hipótesis. El beneficio para mí misma es que tiene relación con mi relación con el dinero, que es muy difícil, y no sólo por ser anarquista, que, claro, para la gente anarquista la relación con el dinero es casi como una humillación, continua. Pero no sólo por eso.

1. Todo el mundo usa el dinero, así que las buenas ideas son eso, buenas ideas, no lecciones morales sobre que hay que hacer lo que te dicen que es lo correcto, de esas que ubican a unas y otros en posiciones inferiores. Todo queda englobado por el hecho irrefutable: el dinero es impepinable en nuestras vidas. No hay héroes en esto del actuar bien. Todos y todas estamos sujetas al dinero. Podremos actuar y elegir más o mejor, pero no debemos sentirnos superiores moralmente porque necesitamos el dinero para vivir.

‎2. ¿Cuál es la diferencia en alguien con mentalidad de pobre y alguien con mentalidad de mendiga? Os voy a contar una historia:

Cuando era joven, y empezaba mi vida, viví un tiempo en la calle. Estaba mal, no quería irme de casa de mi madre, pero no soportaba discutir, y discutíamos mucho. Yo ya trabajaba «para sacarme unas pelillas» (así llaman ahora el trabajo las personas adultas que viven con sus padres), así que trabajar para vivir no me fue difícil. Pero como no estaba bien, tenía confusión y no coordinaba bien las cosas, y entonces iba a trabajar pero vivía en la calle, y bueno, un poco un lío, un tiempo breve, pero intenso. Hasta que reaccioné controlando con mi pensamiento. Conseguí una buhardilla, sin baño, sin luz, sin agua, y con efecto nevera, pero era un lugar seguro. Y al tiempo conocí a una chica que vivía en la calle. «Rara» según la gente. Pero yo también era rara, así que a mí no me pareció rara. Como no podía soportar que viviera en la calle, igual que me pasaba con los animales, que me subía a casa siempre, mientras les buscaba casa, le pedí que viniera a mi casa, a compartir, y vino. Yo salía de mañana a la uni (pero ya empecé a llevarla a tirones) y por la tarde a trabajar a una academia del sur muy sur. Llegaba de noche a casa, sin haber comido apenas, por nervios con tanta acción, y a veces tenía que pasar la noche en el descansillo porque dentro hacía tanto frío que M. si estaba metida en la cama y había echado el cerrojo a media, no se atrevía a salir de la cama para abrirme. Yo lo comprendía, es decir, no me hacía mala sangre, aunque cuando conseguía entrar la decía cosas con furia o desesperación, claro, porque necesitaba dormir. Al cabo del tiempo, compré un fuego de camping gas, y un cuenco gigante de barro, y hacíamos comida para todas. Bien, como yo sabía que lo de la comida en esa casa no era una gran noticia, le dije a M.: si tienes hambre, baja al bar de abajo, que me fían. Al cabo de unos pocos meses, o quizá de un mes, no sé, todo puede ser, el dueño del bar me dijo que si podía pasarme la cuenta. Era una cuenta inmensa, que yo no podía pagar de golpe. Y de qué era? De tartas de merengue de limón. Esto es la mentalidad mendiga.

3. La mentalidad de pobre es dividir lo que hay para estirarlo y poder comer algo todos los días. La mentalidad mendiga es pedirse una tarta de merengue de limón, porque se vive literalmente al día.

2. Intentando volver al tema. Yo creo que mi mentalidad está mucho más próxima a la mentalidad mendiga que a la mentalidad de pobre. He tenido muchos problemas en la vida, de malas interpretaciones, cuando, por ejemplo, doy dinero. La gente no puede concebir que des dinero si te hace falta, ¿no? Pero en mentalidad mendiga todo es posible. Porque se vive el momento. Y desde ahí, al combinarse el hecho de que siempre puedes sacar pelillas (ahora ya las tengo fijas, uno de los más beneficiosos accidentes de mi vida, sin duda, pues yo tenía comprados muchos boletos para acabar con mis huesos en la calle, una mendiga de verdad, y no por falta de conocimientos o habilidades ofertables en el mercado, sino por cosas que son más difíciles de explicar), pues siempre me he sentido como sobrada, aun viviendo al día y siendo pobre. Por eso, pienso, siempre he podido compartir todo en el presente, pienso. Pienso. No como sacrificio, ni como generosidad. Como hecho mendigo.

4. Otra escena: «No le des dinero, que se lo gasta en drogas». Si vives en la calle, ¿en qué hostias quieres que se gaste, para soportar la situación?!!! No sería mejor evitar que la gente viva en la calle?! No, claro, porque hay gente que Se Lo Busca, hay gente que Lo Merece. Ahí está la caridad para contarlo y tener Piedad, la piedra piedad de empujarles al nicho. La caridad: tu culo. tu culo tu culo tu culo! Es condena. Métetela por el culo, dicen muchas y muchos mendigos. Por algo será: están renunciando a algo regalado, no? Por algo importante será. Y la gente que no vive en la calle y tiene un walkman además, y toma zumos en su casa, y va a algún lugar cuando sale a la calle… ¿CÓMO SE ATREVE A JUZGAR? Por eso no soporto que digan: qué morro, ese mendigo estaba en la cafería súperpija tomándose un zumo de naranja natural y escuchando música en un walkman, y yo estoy aquí… Aquí qué, canalla?! Aquí qué, tu culo!!!!!

5. Así que si regalas dinero, sólo cabe una opción; la gente decente no regala dinero; de hecho, está prohibido, penado por ley. No desprecies a quien roba, es natural robar. Regalar dinero no es natural, es SOSPECHOSO. Haz donativos. Ubícalo en la palabra precisa. Vale, donativos. La caridad desgrava, recuerda; la caridad se ubica bien en el territorio de la rentabilidad; pero el regalo!!! El regalo! A la hoguera! Jamás regalar dinero. Quieres parecer una loca. De qué vas. Te crees superior. Estás en el fondo podrida de dinero y encima quieres aparentar pobreza. Es seguro que no sabes lo que es la carencia, si no, no regalarías dinero. La mentalidad mendiga es una gran incomprendida. La mentalidad rebelde: hay quien no puede valorar el valor del dinero, aunque lo necesite. Al menos, no puede darle más valor que a otras cosas. Cuánto valor le das, en realidad, al dinero? ¿De cuántas formas pierdes el dinero, o se te olvida? ¿Y cómo asegurar tener dinero? ¿No quedarte en la calle?

6. ¿Y cómo no ver la metáfora?: la necesidad genera esclavitud y odio. ¿Por qué no se ve lo mucho que dice esto del amor?

La mentalidad del reto es puro desamor. Aquello que te lleva a la acción, pasa a no ser ni considerado, pues lo único que importa es que tú te demuestres que puedes hacer algo muy difícil. Es la mentalidad de quienes más que vivir, necesitan saberse grandes, superiores a todo lo demás.

La mentalidad del reto en el amor es, en el mejor de los casos, tan ridícula como decir «la conquisté», como si el hecho asombroso y nada controlable de que exista un amor reciprocado fuera manipulable. En el peor, es lo muy conocido, en este mundo misógino: clavarle en el cráneo la banderita que indica «esto es mío».

(Acordándome de Ferlosio)

En un libro de texto viene el argumento de cinco películas. Cada una representa uno de los cinco tipos de amor que concibe Hollywood a la hora de plantearse hacer películas de amor.

Romeo y Julieta – primer amor
Atracción fatal – amor obsesión
My Fair Lady – amor  profe-estudiante
Oficial y caballero – amor rico-pobre
Los puentes de Madison – amor sacrificio

Un estudiante me dijo: no hay ningún amor feliz.
No te preocupes. Te voy a contar una historia de amor verdadera.

Nos faltan las historias de amor verdaderas, las que no son víctima de toda la plasta de ideologización de la vida a que nos vemos sometidas y sometidos.

Que haya vetustas mentes en televisión, en los programas de cultura, diciendo que sobre la felicidad no se puede escribir, sólo indica lo patético que es todo, no nos condena a nada.

Es que la verdaderas historias de amor, son de amor. De amor.

Entender que existe más gente, y elegir las palabras teniendo también en cuenta esa información.

Socialmente, los hechos son rotundos: la sinceridad, la honestidad, en sus mejores aplicaciones, son evitadas, atacadas, machadas. ¿Por qué entonces habría que aspirar a ser personas sinceras, honestas?

Que socialmente nos vaya mal no implica que en relaciones más personales ocurra lo mismo. De hecho, hay personas que se sienten atraídas por rasgos que la sociedad condena.

Además, para la salud de la inteligencia, ¿no es acaso mucho mejor moverse en el mundo de la sinceridad y la honestidad en lugar de en mundos donde se aceptan, toleran, alientan actitudes y tipos de relaciones basadas en lo contrario? Como poco, lo primero simplifica las cosas, y no hace perder tanto tiempo en las trampas de la confusión.

No tener principios no equivale a no tener ideales, sino justamente asegurarse de que van a tenerse ideales.

Los principios son como las mariposas clavadas en un terciopelo negro. Son vida disecada. Están muertos. Y sirven sólo si se vive en un lugar inmutable, donde no hay nada nuevo nunca, todo es previsible y conocido.

La vida es movimiento. Todo cambia y todo combina de innumerables maneras. Además: no lo sabemos todo. Por eso yo no me guío por principios, sino por ideales.

Tener principios es triste, pobre y sofoca todo vuelo. Protege tus ideales.

 

No existe razón saludable alguna para prohibir que en un edificio donde va a trabajar la gente exista una sala (con ventanas o extractor de humos) para fumar, incluidos los centros educativos. Y tampoco para que existan lugares donde la gente se relaciona donde se pueda fumar y otros donde no.

Se puede morir de colesterol, pero el gobierno no puede prohibir comer carne. El gobierno debe asegurarse de que la comida no tiene tóxicos (y no lo hace), de que reducimos la relación con los coches porque causan muertes, sufrimiento, incluso guerras, y destrucción del medio ambiente. Etc.

La Ley Antitabaco es un ejemplo de soluciones de VIOLENCIA en detrimento de soluciones de CONVIVENCIA, porque no respeta la existencia de un grupo de la población, y unas personas en la sociedad, las fumadoras, porque las persigue y expulsa del foro social. En el espacio PÚBLICO (centros de trabajo y centros para la socialización) debe procurarse la convivencia, no la exclusión.

No existe ninguna guerra justa, ni las que entendemos que son guerras, ni las que no podemos llamar guerras porque existe un tabú (como el uso de los cuerpos de las mujeres por los hombres). Las mujeres no son apéndices de los hombres, como nos impuso pensar la religión, por eso nombrar a un hombre no incluye nombrar a una mujer. En cualquier caso, si una mujer pide ser nombrada, sólo un profundo machismo puede hacer creer que se puede ignorar su petición. No se puede imponer nada, ni que se vista de rosa quien no lo desea, ni la democracia, porque imponer es guerra, no convivencia. Al tiempo, el gobierno “de la mayoría” (nunca consciente, por otro lado) es dictadura si no se comprende que también es necesario respetar las individualidades y las minorías. La violencia será el método más común para la resolución de los conflictos, pero también el peor, dado el sobrecogedor número de ejemplos reales de que disponemos desde hace siglos. Lo bueno que tenemos no procede, además, del uso de la violencia, sino justamente del uso de la inteligencia, de la empatía, de la comprensión de que no hace falta pensar o sentir lo mismo para poder convivir. Lo bueno que tenemos no procede de otros mundos tampoco, sino de la solidaridad y la pasión por la vida. Todo el mundo usa el lenguaje, que es lo que nos hace personas, lo que descubre cómo vemos las cosas, las jerarquías que establecemos. Pero no todo el mundo entiende las palabras, los conceptos que usa, no por falta de inteligencia, sino porque se renuncia a la inteligencia para sentir que se conoce el mundo, que hay un orden. El orden de los crímenes contra la naturaleza y la humanidad, compuesto por innumerables cosas pequeñas que son parte de las cosas más grandes y monstruosas.

 

¿Por qué molesta que digas «Felices vacaciones» en lugar de «Felices fiestas»?

¿Por qué si dices que no celebras fiestas, que para ti sólo es un periodo vacacional, te recriminan con un «Hombre, mujer! (sic) Tampoco hay que ponerse así!» ¿Ponerse cómo? ¿Qué daño les hace eso?, ¿si es sólo una explicación de una realidad que no se le impone a nadie? ¿Qué tiene de escandaloso el enunciado?

¿Está todo el mundo celebrando su fe en la religión con su gente querida (la gente católica, celebrando el nacimiento del Señor, etc.), o disponiendo de más tiempo para ver a la gente querida y meditar sobre el año que termina y el que empieza?

¿Por qué la gente creyente practicante dice con reproche que «yo soy practicante» cuando el hecho es que hay un porcentaje de esa comunidad que no es católica pero que no puede quitarse de la lista porque los líderes religiosos no se lo permiten? ¿Por qué proceden como la prole del fútbol, imponiendo lo suyo sin permitir ninguna otra opción? ¿Por qué no pueden convivir con gente diferente?

La mayoría de la gente no quiere entender nada, y hay una relación entre eso y con ese miedo (desatado) continuo que tiene la gente y su violencia consecuente, porque saben que no tienen razón, saben que con razones no se consigue el mundo imperante (no los más pequeños y bonitos), no tienen ni quieren razones, sólo, en su afán desmedido, vivir una vida esclava (mala), con todo el mundo a su alrededor con las alas cortadas, quejándose de lo mismo.

«Lo que disfrutan no es comparable en belleza e intensidad a lo que no pueden disfrutar, pero como no saben lo que se pierden, ahí siguen, viviendo pobremente.» (Notas para el artículo sobre los hobos.)

En el movimiento pacifista se renuncia a menudo a usar el nombre «pacifismo» para que así quede incluida la gente que pide la paz (y que es ajena al pacifismo, pues no es lo mismo pedir la paz, que la pueden pedir hasta las personas que defienden la pena de muerte, que ser pacifista). Bien. Sin embargo, apenas existe una visibilización de la gente pacifista que no es pacifista por razones religiosas o espirituales o de principios.

Un poco de respeto al pacifismo político, por favor. No todo es cuestión de principios: hay defensas que se basan en que sencillamente se comprende que algo es mejor opción de convivencia, de construcción social, de resolución de problemas, y de eso va a el pacifismo político, que también existe en el movimiento pacifista y en el movimiento por la paz.

El grupo de los hombres, en el contexto de un mundo patriarcal misógino y machista (sobre todo, aunque tiene más brutalidades que transformar), enfrentan un grave problema respecto a la consecución de su placer sexual, que deberían tener el valor de enfrentar, pues el placer puede existir allí donde no se hace daño a nadie. Los hombres deberían rebelarse ante el bombardeo de educación misógina, por sólidamente establecido que esté, en las instituciones de la violación (¿por qué se la relaciona con el sexo?;  ¿porque les da orgasmo violar?), de la pornografía (claramente misógina las más de las veces, al menos el porno que inunda el planeta), y de la prostitución (vinculada en su inmensa mayoría a la institucionalización de la violación de personas menores y adultas).

Es preciso que se cuestione, que se separe (y también en la manera de nombrar las cosas), la conexión que se hace con el tema sexual cuando se viola, y cuando se usa a la mujer como un contenedor. Las relaciones sexuales compartidas no guardan ningún parecido con estos supuestos usos «sexuales».

No se puede comprender cómo el Hombre ha aceptado que se asocie su consecución del placer con la cosificación radical de las mujeres, que las más de las veces, no son sólo ignoradas en el acto, sino que son ignoradas con radical crueldad.

La violación no tiene que ver con las relaciones sexuales. Es un acto de tortura.

El uso del porno que inunda el planeta no ayuda a la construcción de una capacidad para la sexualidad compartida, pues además de centrarse en lo visual (que debería jugar un papel insignificante  en las relaciones sexuales, ya que éstas se relacionan con otros sentidos, principalmente), se centra en la reducción de las mujeres a contenedores con orificios que hay llenar.

El uso de la prostitución no ayuda tampoco a que se supere esta cruel deformación de cómo se consigue el placer, pues la mayor parte de la prostitución que se da en el mundo tiene relación con la violación, y en los casos en que supuestamente las mujeres trabajando en prostitución no están ahí porque son de estratos sociales condenados a la pobreza, y lo han elegido, el sexo, las relaciones sexuales que se establecen siguen sin hacer nada por que se supere y que se separe el orgasmo masculino del abuso y la cosificación de la mujer, sino que más bien continúan consolidando la situación.

Hay que tratar la cuestión de las relaciones sexuales haciéndose la autocrítica y reeducándose, para sacarse el montón de mierda que impide disfrutar de las relaciones sexuales.

Yo pienso que la cuestión de que existan grupos de hombres que tienen problemas de erección tiene relación con el primer paso de rechazo a este horror de situación que impera en el mundo, rechazo intuitivo, afectivo, psicológico, o sea, inteligente-sensible, a esa equiparación de Ser Hombre = Usar Mujeres / Torturar Mujeres (así, cosificadas, sí). Deben continuar avanzando para recuperar su sexualidad, y ser capaces de una sexualidad compartida.

Debemos denunciar la violación, la cosificación en las relaciones sexuales, y buscar relaciones sexuales realmente vinculadas al placer, que no requieran que se humille, o haga daño, o destruya, a quien se usa para conseguir ese placer. El placer no debería ir unido a la tortura. Y ahora lo está, en la educación que reciben los Hombres.

Me asombra a menudo la incompetencia de la gente. No digo el hacer algo mal porque no tienes tiempo, por ejemplo. Digo hacer las cosas mal, sencillamente, porque sí, digamos. Y se me ha ocurrido una explicación, pues desde mi punto de vista de siempre era incomprensible: qué podía sacar la gente de hacer las cosas mal, más que tensiones evitables, broncas evitables…?

Ya sé por qué lo hacen, esas mentes privilegiadas que pueden permitírselo: cuando haces las cosas bien, parece que lo que haces es fácil, que puede hacerlo cualquiera, y por eso sólo se te reconocerá como tal si te sale perfecto. Al más mínimo fallo, fracarás, pero si consigues que el ejercicio te salga bien de principio a final, te dirán: muy bien, excelente.

Si al hacer lo que fuera se nota que te estás esforzando, es penoso, quizá no genere admiración, y sin duda, el proceso será más largo, y penoso, pero se te reconocerá como mínimo el mérito de habértelo currado.

Quién quiere hacer algo bien, si al hacerlo bien parece que cualquier puede hacerlo. Sigamos otra tanda de siglos reivindicando hacer las cosas mal, porque lo que importa, y esto es irónico (lo que digo), no es lo que se hace, o por qué, sino el mérito, el mérito sufrido, qué más… Las religiones siempre nos lo han dicho: así es como se gana el cielo, no haciendo las cosas bien, con disfrute y eficiencia, cuánta arrogancia.

Suframos, seamos incompetentes, mantengamos la tradición que nos ha traído hasta aquí, hasta la guerra, el odio, la incompetencia como dios!

Cada vez me siento más alienada de los Hombres de la Cultura. Saben cosas, a veces dicen algo interesante, pero tantas veces dicen cosas que son brutales si se sabe, como sabemos quienes venimos del grupo que nunca es escuchado y siempre tiene que escuchar, que no son universales como creen, cómo las presentan. Así, les ves moverse en un mundo suyo que creen universal y que como tal ya no existe, pero siguen colgados de él porque durante siglos ha sido presentado como «universal», y ellos no han tenido ninguna necesidad de darse cuenta de cómo ha cambiado, cómo ha cambiado la gente, por ejemplo, de que las mujeres existen, mujeres que desconocen, es decir, no sólo como putitas, chachas o magníficos personajes femeninos en los que se esconden ellos o esconden la visión acartonada de la mujer, de la mujer que desean creer que existe, que desean seguir imponiendo, la que conviene a quienes valoran más conseguir lo que desean que que las personas sean libres de tener voz y ser tratadas como personas, no como marionetas.

Les veo como atrapados en una burbuja marrón, pesada, que se va alejando como un globo, gordinflón y torpe, alejando hacia su propia destrucción en la atmósfera.

A pesar de su agresión continuada, no hay que desanimarse: existe en la cultura, estarás construyendo cultura, defendiendo la cultura.

La democracia española se construyó sobre el «chitón, borrón y cuenta nueva». Sobre el tabú de hablar de 40 años de dictadura, años en los que una minoría se enteró bien de lo que pasaba y una mayoría no, porque estaba ocupada en No ver, No oír, y Callar.

Cualquier terapeuta sabe bien que no se puede empezar a sanar una herida sin hablar de lo que la produjo. No es saludable.

Y no lo ha sido, saludable, se ve en cómo usa y no usa la gente la democracia.

(Redes) «Los cambios benefician el cerebro»

Lo malo es que la gente no tiene coraje, y al sentir miedo al cambio, se fosilizan en el no cambio. Pero eso es totalmente cierto: que los cambios nos mantienen la mente en desarrollo, con vida, y que en este mundo absurdo hay que tener valor para ser inteligente (o no renunciar a la inteligencia, a su uso)!

Esto también dice cosas positivas del vapuleado y malinterpretado error. Cometer errores no es en sí mismo algo «malo». Un error es una oportunidad increíble muchas veces.

Estaba viendo un documental donde sale Ouka Lele entrevistada por una joven fotógrafa.

Me han gustado mucho varias cosas, y una es que ha mencionado que cuando empezó tenía el conflicto de Por qué dedicarse al arte si no servía para nada, en el sentido de cómo sirve hacer pan, por ejemplo. Y dice que lo resolvió un día en que estaba triste y escuchar una música la elevó por encima de ese estado, algo que posiblemente nos ha pasado a casi todas las personas no sólo una sino muchas veces. Entonces pensó que la función del arte era fundamental, valiosísima.

Y luego añadió algo que no sé si expresaré bien, o si he captado bien (estaba medio dormida), pero ahí voy: que cuando ella está desarrollando su creatividad, digamos, está en ese estado, que crear le proporciona algo que necesita para vivir, que le da equilibrio, digamos (el equilibrio literal, el de no andar haciendo eses y dándote golpes con las cosas).

A mí la cuestión de la dedicación al arte me ha importado sobremanera y nunca he conseguido hacerlo (por no ver con claridad que debía hacerlo, al ubicarme en la sociedad y el tema trabajo). Todo lo que cuento ahora es muy contradictorio, sin duda. Mi cuestión era: ¿por qué iba yo a poder vivir del arte? Es cierto que me da como repulsión mezclar el dinero con lo que más amo, es decir, la razón fundamental para mí no ha sido que no hubiera nadie que pagara por mi arte, digamos, jajajajaj, sino que sólo la idea de tener que hacer una transacción económica con esto me produce un rechazo absoluto. Lo que me ha llevado siempre a buscarme otros trabajos, otras fuentes de dinero, actividades que me gustaran o de las que pudiera aprender (al final, aprendes de todas!), pero que no fueran las más vitales para mí, mis pasiones.

Pero la cuestión de reflexión a partir de escuchar el documental, a lo que quería ir, es esto: vale, bien resuelto lo de la Necesidad que tenemos de Arte, pero… ¿y el tema de quién puede hacer arte? Es decir, aunque si el mundo fuera libre no todo el mundo se dedicaría al arte (a cantar, componer, modelar, pintar, escribir, etc.), es indudable que mucha más gente de la mucha que hay ya querría dedicarse a eso.

En un foro de filosofía, hablando de esto un día, pensamos que en la sociedad debería organizarse lo siguiente: que cada persona tuviera que trabajar 3 o 4 horas al día para el Bien Común, eligiendo qué hacer de una lista de trabajos que HAY QUE hacer, y que eso le diera ya el derecho a vivienda, alimentos, educación, atención a su salud, y a su tiempo libre, claro. De hecho, si el mundo fuera justo, esto ya estaría haciéndose y se vería que es posible, dado el desarrollo tecnológico y dadas muchas más cosas. Pero no, más vale seguir machacando a millones y haciendo guerras, que es lo nuestro.

Volviendo a mi tema, se supone que entonces habría que determinar qué es arte, quién es verdadera/o artista, ¿y cómo haces eso? ¿Quizá determinando si su obra comunica algo a alguien? Pero siempre habrá alguien que reciba comunicación de obras. / Nada de todo esto, en un mundo libre y justo, solidario, no habría que determinar qué es arte, quién es artista, la gente haría lo que deseara en su tiempo dedicado a su vida (y quizá hasta en esas 3 o 4 horas, pues es cierto también que aportar a la comunidad da felicidad, aunque no se esté haciendo la actividad que más gusta).

Pero estamos en éste. No digo que no me hubiera gustado haberme topado con una mecenas que se ocupara de que yo tuviera los mínimos materiales para vivir, para que así yo pudiera dedicarme todo el tiempo a vivir mi creatividad libremente, pero tampoco digo que seguro que me hubiera gustado. No lo sé. Pero sí sé que suponiendo que me hubiera llegado el reconocimiento y el dinero de mi actividad artística en algún momento, permitiéndome vivir de ello, eso me habría conflictuado de varias maneras, y una tendría que ver con la libertad, la otra, con la solidaridad, porque es cierto que por vital que nos sea el arte, yo no puedo escapar a la idea de que soy plenamente creando (felicidad, X), y no puedo superar la idea de que ese tipo de actividad esté vinculada a poder vivir en el plano material, pues entonces todo el mundo debería tener esa opción.

En el mundo que imagino, todo esto sería irrelevante. Nos ayudaríamos, la convivencia solidaria nos daría soluciones a todo esto, y cada cual podría dedicarse (al menos: también) a sus pasiones, sus cuestiones vitales.

El mundo de hombres y mujeres es una pesadilla. Se ha creado desde la guerra.

La guerra genera la pobreza pero asegura el botín: los hombres en las guerras  son brutales violadores de las mujeres, mujer pobre, mujer violada, brutalmente violada, y hambre, supera el horror, y hambre, y violada, horror sin fin, el hambre, niñas, niños muertos de hambre, muertos extenuados, forzados, a torturar, a matar por esos hombres que siempre violan, no hay lugar, no hay refugio… Así es.

La guerra genera riqueza, asegura el botín: los hombres en el poder y con el dinero “tienen todas la mujeres que quieren”, violaciones de lujo, bien pagadas, realizadas por banqueros, futbolistas, generales, aristócratas, políticos, actores, traficantes, proxenetas…

¿Por qué tiene que ser así? Hay un montón de gente en el mundo llorando, con pesadillas al dormir, con miedo a todas horas.

Basta ya. Diferénciate de eso, conciénciate. Empieza ya. Pronúnciate: no lo quiero, no lo justifico. Tienes voz. Existes. Cuentas. Cambiar esto necesita mucha gente. No tienes que sacrificarte, sencillamente ayudar, en lo que puedas, comunicándote, compartiendo recursos, encontrando hueco en tu vida (que debes vivir lo mejor posible, sí, es cierto, nadie lo niega) para la solidaridad.

Sensibilízate. Da una oportunidad a tu vida: solidarízate.

Siquiera porque quienes estuvieron y no están y quienes están y no podrán nunca estar aquí, hay que intentar ampliar la mirada y lograr el equilibrio: solidaridad y también respeto por la vida propia, por la oportunidad única.

Ciertamente, hay algo que se pierde. Se pierde ese tipo de información que podría evitarle un dolor a alguien (pongamos la muerte), o que podría ayudar a protegerte de una persona mezquina. Pero si consideramos el resto de funciones del cotilleo, y el tiempo dedicado a ellas, la proporción de tiempo en nuestras vidas, el empecinado encabronamiento, siempre en crescendo, el linchamiento moral, cómo va a merecer la pena.

El cotilleo acompaña, pero acompaña en la miserias humanas reproduciéndolas.

No participes en las redes del cotilleo. Usa tu tiempo para construir la utopía en la medida de tus posibilidades. Cuesta más esfuerzo, contiene menos certezas, puede dar más soledad, pero el proceso es una elección que has hecho, y ya sólo liberándote de esclavitudes, creces, y si tienes suerte, puedes encontrar lo que siempre te dicen que no existe.

Si los principios son principios, no es posible que sean inmutables.

Corregido y ampliado el 23 agosto 2010 – gracias por avisar sobre lo que no se entendía bien! 🙂

El antimilitarismo, si tiene un rasgo claro, es lo masculino que es. Por ponerlo metafóricamente, siguiendo una metáfora de Robin Morgan en The Demon Lover. On the Sexuality of Terrorism (1989), los antimilitaristas son como el hijo rebelde que se enfrenta al padre pero que es tan hombre como el padre y lo va a demostrar, porque en el mundo patriarcal, machista, misógino, pende sobre ellos la guillotina castradora de que quizá no sean hombres, ya que al luchar por su derecho a no usar la violencia renuncian al privilegio fundamental de los hombres en el patriarcado, de todos los hombres sobre el planeta, sean pobres o ricos, religiosos o ateos, listos o tontos, corruptos o nobles: el de poder usar la violencia, y siempre contra las mujeres, nunca serán por esto menos que las mujeres, quienes la tienen vedada, además, culturalmente.

Cierto que en el mejor de los casos, en algunos casos en ocasiones, y en otros, a menudo, se menta “mujeres” y “feminismo” en el movimiento antimilitarista, pero los hombres antimilitaristas, y por extensión -como en los mitos religiosos- las mujeres, no consiguen en realidad entender el valor o lo que es el enfoque feminista en el análisis del militarismo, la guerra y la violencia. Por poner un triste ejemplo, aún recuerdo con claridad prístina cómo un insumiso histórico se acercó a las Mujeres de Negro de “una capital europea” que se habían concentrado en una acción urbana para decirles: “Chicas, esto no sirve de nada”. Frente a la importancia histórica que tuvo aquello en lo que él participó (el movimiento de insumisión español desarrollado en los años 80), esto que hacían las chicas, les echaremos un cable y se lo decimos, no es ni por asomo necesario, la clave de la lucha es muy concreta, chicas, y no lo entendéis: lo que debéis hacer es apoyarnos cuando digamos «No al ejército».

Es un problema. Porque es muy complejo el tema del patriarcado y es muy complejo el feminismo, por tanto. Es un problema mucho más complejo que la idea y acción concreta de negarse a llevar un arma o a matar. Y con esto, claro, no estoy diciendo que eso no tenga valor, pero sí que no está ahí el valor supremo o único, porque las mujeres, por más que un lavado de cerebro de siglos nos haya impuesto, usan el valor y el análisis desde hace siglos. Es uno de esos problemas que las mujeres conocen aunque no sean conscientes de él, de esos que Howard Zinn registraría en una Historia como “sin nombre” (leer 19. Surprises. De su A People’s History of the United States. 1942 – Present). Un problema que en muchos casos se ha encarnado no en debates -–ójala se hubiera llegado a ese nivel, pero no, es “universal” lo ocurrido aquí: lo normal es que un argumento o análisis de una mujer feminista sea percibido no ya con la “sospecha de desmesura” clásica con que se reciben, condena que sufre la gente machista; lo normal es que el análisis feminista de una mujer sea percibido de manera que se olvida el argumento y se piensa en lo antipática o desagradable o incómoda que resulta esa persona que lo emite; lo normal es que jamás sea percibido en sí mismo, o como inspiración siquiera para la construcción conjunta de ideas–; un problema que se ha encarnado, decía, en que las mujeres hayan decidido constituir grupos de mujeres antimilitaristas, o pacifistas, o ya, por intuición y/o solidaridad con las mujeres por vivir en un mundo de violencia impuesto por el sistema patriarcal, en grupos que luchan por pedir la paz (grupos que incluyen, como en el movimiento de Mujeres de Negro, a pacifistas que tienen un análisis político, antimilitarista y sobre todo feminista, de su rechazo a la violencia, a mujeres que creen que el hecho biológico de ser mujer les lleva al rechazo de la muerte a favor de la vida, a mujeres que creen que el impacto del sistema de género patriarcal les lleva a rechazar la violencia por conocerla bien y estar hastiadas de ella, a…).

Yo, al menos, lo que he observado y conocido siempre es que como escenario mejor, a “las chicas” se las deja un espacio, que los hombres no pisan más que ocasionalmente, y nunca para debatir y trabajar conjuntamente, ni para interesarse por incorporar lo que allí se genere al resto, sino para cosas prácticas que nada tienen que ver con el análisis. Y que cuando “las chicas” se han marchado, no ha habido preguntas ni reflexión, y cuando han formado sus grupos, tampoco. En casos menos sangrantes, se le ha agradecido y reconocido a activistas mujeres su participación, pero no en aquello aportado desde el análisis feminista, sino en aquello que viniera bien a su enfoque de lucha antimilitarista, como se ha hecho siempre con las mujeres en las guerras, aprovecharlas, ahí, dejar de verlas como objetos sexuales, para llamarlas iguales, y luego, una vez terminada la necesidad, devolverlas o ignorarlas.

Esto es sólo un ejemplo para intentar dar idea del problema: cómo decirles «¿no veis que estar orgullosos de las mujeres por haberse dado cuenta de que la cuestión resistir a la conscripción también les concierne, y jamás haber hecho el paralelismo con el tema violación, tratado por las feministas únicamente, dice algo importante sobre el impacto del machismo en nuestro interior, impacto que afecta a cómo se concibe el antimilitarismo?

Con todo, creo que ha habido progreso, quizá más del que yo percibo, quizá igual o menos, pero a mí sigue pareciéndome que muy lento, muy escaso, respecto a lo que suena la palabra «feminismo» en este movimiento, y con respecto a todo lo que se ha desarrollado en el feminismo, un movimiento que jamás ha preconizado el uso de las armas para desbancar a quienes están en el poder: pobre el aprendizaje a analizar desde perspectivas feministas (tanto hombres como mujeres no feministas en el movimiento), el que se haya incorporado los análisis feministas a los análisis antimilitaristas. El machismo es algo muy hondo, y sin autocrítica, y sin educación, sin un esfuerzo consciente y activo, no se alcanza a controlar ni en grados mínimos. Cualquiera que haya trabajado su machismo interno, como las propias feministas, sabe esto. Convendría que lo supiera más gente, sobre todo en el mundo del activismo.

On TV, a reader to a writer: Your job is to tell the truth. My job is to learn from it. (Judging Amy)
En la tele, una lectora a una escritora: Tú lo que tienes que hacer es contar cosas verdaderas, y yo aprender de ellas. (Judging Amy)

Escena: Londres, 1990

Estaba leyendo mi poema. No tardó mucho. Alzó la mirada, los ojos abiertos de miedo y horror.

–Quién me abandonó. Yo no soy ésa.

Al escribirlo, yo había querido acunarla. Decirle que sabía por lo que había pasado, que podía contar con mi cariño, y sin embargo, me miraba como si fuera una extraña.

No había entendido nada.

Salió del pequeño apartamento a la lluvia. (Tiempo después yo escribiría el poema «De la sangre».)

No pude levantarme. Las piernas no me sostendrían.

Desde la ventana, los árboles, pelados, grises, gélidos, parecían piedras esbeltas, que huían hacia arriba. Ninguna rama se tocaba.

No había palabras.

Dos meses después murió en Madrid.

No sé si soñé que yo acababa de volver o si así, de hecho, ocurrió.

Si escuchas atentamente a Chet Baker, aprendes sobre todo lo que se pierde, pero hay dulzura y paz, porque hay belleza y vida en la música.

Es lo que contiene el arte, y la nana que es el arte.

Fue como llegar al fin del mundo. No puedo interpretar más. Estoy saturada. Saturada de violencia.

Utilizo finalmente mi mirada de pintora, que es científica y al tiempo contiene emoción. Pero no la aplico a las personas. Prefiero las ideas, los ideales.

No estoy perdida; he salido corriendo.

Un árbol en la ciudad está aislado y no huele apenas.

Sienta un árbol a tu mesa, al menos no pasarás frío.

Un árbol en el bosque puede haber perdido las hojas pero sabes que está arraigado, que vive donde vive, que está vivo.

Si tender una mano a un ser humano significa que golpeas o que te debes dejar golpear, quién quiere tenderle una mano a un ser humano.

Si no hay palabras, no hay compañía, no hay amor.

DE HECHO: nosotras, las personas fumadoras, fuimos del grupo que luchó para que se habilitaran salas para fumar, para que se pudiera estar bien en clase, en otras zonas más concurridas! Qué AMNESIAAAAh! Qué obsesión con vivir mal: espacios públicos para gente fumadora y no fumadora! ¡Se trata de convivir, carajo! Y además, es una droga legal, es legal comprarlo, los sitios públicos son para todo el mundo que, no?
Como en Mujer Palabra no podemos subir nada ahora, que estamos de Reforma, y como no nos acordamos de cómo entrar en el blog que hicmos para MP (bochor-no-so, cierto), pues, lo siento, subo esto a mi blog. Si os mola, podéis subirlo a vuestros sitios, porque es de DOMINIO PÚBLICO. Además, si tenéis más eslóganes, o queréis que hagamos versiones sin la cabeza, bueno, postead aquí o mejor en Facebook: Mujer Palabra MP, y las recogeremos. ESto todo irá en nuestra sección de Activismo cuando podamos subir el sitio reformado. Gracias por leer! Feliz lucha! 🙂

Las planchas están en versión pdf, y también en versión Word por si queréis cambiar los cuadraditos para haceros vuestra combinación. Se dan ideas sobre las manualidades que hay que hacer para ponerse estos cartelitos en la cajetilla. 🙂 Yo me las imprimo en papel de colores y luego lo plastifico con aironfix! 🙂
Plancha 1. PlanchaTarjetasCajetillas_2010 (pdf) * PlanchaTarjetasCajetillas_2010 (Word)
Plancha 2. PlanchaTarjetasCajetillas_2010_2 (pdf) * PlanchaTarjetasCajetillas_2010_2 (Word)

En la vida, hay momentos en que de pronto es como si encontraras una pieza que te posibilita verlo todo con claridad. En este día 1 de enero del 2010 me ha ocurrido!
En realidad, yo no he tenido muchos de esos momentos en la vida. Tres muy físicos: en que vi algo que no era real físicamente pero que era un trozo de sabiduría, de conocimiento del mundo o de mí misma, de pronto. Y algunos (supongo) como éste.
Sobre los físicos ya escribiré un día. Sobre éste, sólo anotar que tiene una implicación directa en lo que será mi libro de poemas. Resultó que yo creí que los poemas podrían agruparse en Memoria de Ilt, conteniendo De la sangre (1992) y Memoria de Ilt (1999). Pero ahora sé que eso no era. ¡Ya lo he entendido todo! Así que ¡manos a la obra! 🙂 ¡¡¡A por Tu muerte en mis sueños, y los animales, mi nuevo-viejo libro de poemas!!!
Mis mejores deseos a todas y todos. Que la vida nos sea buena, interesante, dulce. Que no nos olvidemos de la solidaridad. Que tengamos coraje, inteligencia y fuerza para conseguirlo todo 🙂

La razón por la que se enseña a las niñas y los niños a reprimir la espontaneidad, evitar la sinceridad y cortarle las alas a la creatividad es porque no se quiere que llamen la atención en el grupo, para que así el grupo les proteja siempre. Esto es un pensamiento irracional, que nos afecta, pues seguimos insistiendo en ser irracionales (usar la violencia en lugar de la inteligencia). Es un pensamiento irracional pues para evitarles un daño posible se les causa un gravísimo daño y no es eso lo que la gente que cría a bebés queriendo pretende.

Sin espontaneidad, sin sinceridad, sin creatividad, se tiende a evitar expresarse. (Palabra, pensamiento, actitud y acción van unidas.) Esto coarta dos aspectos vitales del desarrollo de la inteligencia: el poder buscarse para ser en función del potencial propio, y el poder desarrollar el pensamiento crítico, destrezas que nos permiten discernir lo bueno y lo que no lo es en función del razonamiento (la cabeza-corazón), de la vida viva, y no en función de la tradición (normas del grupo), la vida muerta.

Bebés del mundo, os quieren, no hay duda alguna, pero no toman las decisiones más inteligentes (por miedo a que sufráis, os convierten en bonsáis).

No tener la oportunidad de ver el sol
No poder aspirar a la luna
Significa no tener la oportunidad de tener sueños y ser feliz
(lo que se les niega a las personas en pobreza, pues quien sufre violencias varias, lo tiene difícil para imaginar y tener sueños)

Más nos vale un bebé libre, que cientos amasados.

Os deseo mucha suerte.

Por un mundo mejor.

Hoy en la tele escuché al escritor Montalban (género policiaco) decir que cuando se escribe es porque no te gusta la realidad, y tienes que crear la tuya propia.

De pronto pensé que si yo tengo que definirme en una ocupación, nunca menciono la que me da de comer. No me avergüenzo, es sólo que no lo siento como respuesta, que no se me ocurre decir eso. Siempre digo que soy escritora. Y activista, claro (que es lo que me ocupa siempre, sea porque estoy aprendiendo para ser como me parece que podríamos ser, y contribuir así, siendo, intentándolo, a un cambio en el mundo; sea porque estoy intentando transmitir información o ideas que sirven para conocer el mundo, conocernos, y reflexionar y actuar).

De pronto las palabras de Montalbán me presentan la explicación. Yo sabía que era cierto, en algún sentido, que era escritora, pero al no tener «pruebas» (me refiero a un reconocimiento social por esta actividad, ¡no a falta de escritos!), a veces me sentía como una impostora al decirlo. Pero eso es tontería: soy escritora. Y, efectivamente, me horroriza el mundo. Escribo para poder existir, crecer, pues no tengo tiempo, sólo mi vida, para esperar a que el mundo mejore. Escribo para defenderme de tanta violencia y mezquindad. Para disfrutar del pensamiento, de la creatividad, de la posibilidad de compartir.

Alice Walker dijo que empezó a escribir porque no encontraba libros que contaran cosas que le gustaría leer, así que tuvo que escribirlos ella. Me encantó leer esto, aunque no es mi caso, pero me pareció una gran razón para escribir.

¿Por qué escribe la gente que no escribe para conseguir poder, fama o dinero?