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Algo que es costoso aprender sobre mundo adulto en culturas patriarcales de violencia prevalencia (que nos machacan tanto la racionalidad empática y la natural solidaridad, juntarse y cuidarse) es que cuando la gente se queja, no quiere soluciones posibles, no quiere más que quejarse y dar voz al afán de hacer(se) daño, validando que eso es lo que alivia y desahoga. Esto es muy difícil de entender o aceptar como estado de cosas cultural para la gente más creativa o racional empática, muy inadaptada en la cultura prevalente (y recordar que puede padecer múltiples sistemas de opresión, dada esta cultura parque temático de lo peor de la especie hecho norma). Lo prevalente es que está gente, ella misma, sobre todo si no está en el grupo Hombre, se crea tonta o incapaz, que tiene que aprender mejor, que no sabe resolver el problema porque no entiende nada, aunque la intuición (inteligencia sin palabras en este caso por tabús culturales a todo lo bueno) te diga que el problema no eres tú. La gente adulta de los patriarcados de violencia prevalencia es transmisora y enforcer (aplicadora) de la cultura de prevalencia y violencia, transmitiendo su irracionalidad y violencias en los modelos de ser y de relacionarse, para dejar claro que no hay más opción que nuestra peor opción.
Escribo esto para que no pierdas mucho tiempo y esfuerzo en dudar de ti. Sigue tu camino sin dudar de ti más que lo lógico. Todo en la cultura prevalente te quiere No-tú, no-humana, y necesitarás mucha energía para perseguir lo que ves posible, lo que eres.


Palabras. Cuaderno de apuntes de michelle renyé

ANÁLISIS ES DIFERENTE A TESTIMONIO. Es problemático, no ayuda ni al movimiento social, ni a la población que desee entender y ayudar a construir soluciones, que cada vez que las mujeres que padecen guerras o violencias hablan de ello se ubique en que se trata de sentidos o conmovedores testimonios. Son análisis basado en experiencias. Verlo como testimonios es condenarlo a que no sea escuchado como análisis, como material fundamental para la búsqueda de soluciones. Así llevamos siglos, la ideología patriarcal sigue desvalorizando y distorsionando las fuentes de lo que puede ayudarnos a salir de tanta irracionalidad y violencia.

REFLEXIÓN. En mi vida, cuando he hecho algo motivado por cualidades humanas, de la especie, por ejemplo el natural e intuitivo amor o respeto a la gente y/o la comunidad, o la necesidad de cosas tan necesarias para evolucionar individual y culturalmente y en las relaciones, como la honestidad, no ha ocurrido lo lógico o consonante con lo que yo había hecho, porque la sociedad en la que vivo nos adoctrina como cultura de violencia-prevalencia que es, y sí ha ocurrido a menudo que me he visto con los ojos de esos valores destructivos generalizados en la sociedad (aunque no me ha durado lo suficiente como para «adaptarme» a perpetuarlos), que han querido explicarme cómo funcionan las cosas, o darme una lección, para socializarme correctamente, o incluso que malos sentimientos se han apoderado de quienes no tendrían por qué haberse sentido mal, o querido hacerme daño por esos hechos. En esta cultura de violencia-prevalencia, las cualidades humanas, practicarlas, te ubican en el territorio de ser sospechosa e indeseable, aunque o precisamente porque eres prueba andante de que tenemos otras opciones de ser y estar, que son mucho más agradables y alentadoras para vivir y convivir.

Por eso tengo muy informado cómo todo tipo de personas, casi siempre inconscientemente, ayudamos a educar a otras personas y nos educamos para perpetuar la brutal ideología patriarcal, tan irracional y violenta. Una cosa llamativa en su no ser pensada, es esto que dicen del grupo masivo denostado, «las mujeres», que las niñas desarrollan la destreza con el lenguaje antes que los niños. Esta mierda de idea, sustentada hoy con datos empíricos, excluye mucho que es relevante para explicarse de una forma más realista. Nuestros genitales o supuestos genitales no determinan nuestra capacidad de lenguaje. Pero está claro que la lingüística importa un pimiento y nadie va a atender o a querer saber sobre cómo a través del lenguaje somos y podemos evolucionar. Lo que pasa desde pequeñas en este mundo tan misógino entre otros muchos males es que al escuchar el lenguaje sabemos que «los niños», el Hombre, sí son nombrados, y por tanto respetados más que «las niñas» o «las mujeres». Es algo muy importante que se aprende muy rápido y muy bien, y nos lleva a ir como pidiendo permiso para ser y estar en el lenguaje y en todo lo demás, como es lógico, porque el lenguaje NOS HACE cosas. El lenguaje que usa la mayoría y también, por suerte, el que construimos al buscar nuestras voces.

Ojalá antes de morirme pueda escribir al respecto. Ciertamente, tendría que superar muchos obstáculos, pero no lo descarto.

La MENTIRA, el engaño, no sólo se construye por quien lo practica. Se construye por la comunidad, que por su parte construye cultura de violencia validando su orden, cuando da la espalda a la realidad que puede observarse y conocerse, y se niega así a atender, a escuchar a quien no miente ni engaña. Así se construye la respuesta de quienes observan, escuchan, piensan y empatizan cuando gritan: Yo sí te creo. Así se construye la desobediencia al mandato cultural de un mundo que saca lo peor de una especie con cualidades extraordinarias, como saber del valor de todo el mundo en la comunidad, y cuidarse, apoyarse mutuamente. Aprender a mirar lo que está ahí es liberarse del condicionamiento ideológico de la cultura imperante, construida con incontables sistemas de opresión para que nos tratemos a patadas, para que los perpetuemos a favor de quienes dominan.

the men are domestic tyrants, considering them as fathers, brothers, or husbands; but there is a kind of interregnum between the reign of the fathers and the husbands, which is the only period of freedom and pleasure that the women enjoy.
(Letter 19, A Short Residence in Sweden, Norway & Denmark, 1796)

los hombres son tiranos del hogar, como padres, hermanos o maridos; pero existe una especie de interregnum entre el reinado de los padres y los maridos, que es el único periodo de libertad y placer que disfrutan las mujeres.(Carta 19, Una breve estancia en Suecia, Noruega y Dinamarca, 1796) trad. mía

En esta época todo le era obligatorio a muchísimas mujeres. Una cosa muy obligatoria era ser de un hombre y darle descendencia. Nada menos. Una tortura si no era lo k tú harías.

Liberarnos de eso algunas mujeres no ha sido concesión del Hombre. Lo hemos hecho sin crear ejércitos ni guerras, sin matarlos. Entonces ?cómo lo hemos hecho? Luchar es visto hoy igual como cosa de Hombres y algo que se hace con violencia, o con armas?

Kiza se vea ridículo considerar esto que hicieron millones de mujeres a lo largo del tiempo una lucha. Verlo como una defensa, protección, k eso es solo cosas de Hombres, los grandes defensores y protectores, según la tarada mirada patriarcal.

Kiza no se vea mérito, pk no se vea el horror de k te obliguen a casarte, la familia o la sociedad, a k usen tu cuerpo, a gestar, parir, criar, a no poder hacer más k lo k te mandan desde el desprecio y la inferiorización…. Todo es el condicionamiento misógino de la ideología patriarcal.

El Hombre no hace la guerra para proteger a nadie. La cultura de violencia prevalencia patriarcal no va de proteger, ni de cuidar, sino de forzar y destruir para prevalecer, el Hombre. Y su primera guerra es contra las personas gestadoras, puedan o no gestar, y x extensión contra toda persona k no sea ese modelo k es el Hombre, rey de la dominación.

EXAMINAR EL PRIVILEGIO. El Hombre (las personas que son vistas varón por la sociedad) de las culturas patriarcales creen que atienden a las mujeres cuando él le pide atención a ellas.

Esto es un hecho observable en todos los ámbitos, pero que no se ve (lo evidente no se ve, como siempre) por la tara ideológica patriarcal. Es sólo un síntoma más del complejísimo problema del milenario sistema sexo-género patriarcal.

Si los hombres desarrollaran inteligencia feminista la cosa iría mejor para todo el mundo, y nuestra superación de este tipo de sociedad, irracional y violenta. Pero el mandato es optar siempre por la tradicional sospecha de que las mujeres no saben ni pueden pensar bien, por ser mujeres (excesivamente emocionales), incapacidad (inferioridad intelectual) o maldad (malos sentimientos). La sospecha es inconsciente y continua, observando se aprecia. Es mu pesao. Dijo Ferlosio una vez, «paciencia, la de las feministas». Alguien con mirada clara para ver lo evidente.

La ceguera patriarcal, ese no poder ver lo que está ahí, es también responsable de que incluso hoy, claro que sí, hoy también, no se ve que las mujeres generan ideas, acciones, que transforman la sociedad, aunque no se las identifique como su causa o generación. Es un poco como esto de los medios de masa en manos de la derecha que hoy suenan igual que en el franquismo, masivamente bombardeando mentiras y malas ideas, y que da igual porque no pueden parar el cambio social, como los berrinches de la RAE que tampoco pueden. En España ya pasó en los sesenta y setenta del siglo 20, al final de la dictadura de derechas.

Y es que por más adoctrinamiento sexo-género, las personas somos también humanas, las mujeres también, y ciertamente nos pueden matar, y obstaculizar mucho con todas las violencia que como grupo padecemos en una infinita variedades de grados, pero eso no cambia el hecho de que somos humanas.

Como ocurre siempre en los sistemas de opresión, el grupo oprimido sabe más del opresor que al revés. De violencias y obstáculos las mujeres sabemos mucho, sea conscientemente o no, mucho más que el grupo con el privilegio de ser ubicado como superior y dirigente, como vital para el progreso humano.

Un poquito de por favor, y valentía para la autocrítica. Un poquito más de escucha y atención.

La guerra es un crimen contra la humanidad y la naturaleza. Todo es horror, tortura, destrucción, miseria, asesinato, incertidumbre, pavor. Y unos la deciden, justifican y se enriquecen, los k la deciden y la hacen, contra todo. Tenemos inteligencia y empatía sobrada para solucionar los problemas sin esta arma. Pero no sin tomar la clara y rotunda posición de luchar por la abolición de la guerra. Y eso empieza por controlar el aprendizaje a odiarnos.

UNA SIEMPRE SABE

I

Que las mujeres se llamen Hombre es síntoma

de irracionalidad y violencia, del odio del Sistema a nombrar

la realidad humana. Es cultura de violación de tu nombre,

un dejarse, para salvar una vida secundaria.

Aceptar la falta propia de respeto: no nombrarse

perpetúa tu boca manchada, tu voz estrangulada,

las magulladuras del cuerpo siempre feo o incapaz.

Es ningunación de una vida de cosa que se usa.

II

Aceptar ser enemiga de tu palabra es aceptar

la insignificancia a que te condena la jerarquía de la tara;

siglo tras siglo, no desarraiga la raíz de distorsión,

no hace visible el esfuerzo y la visión titánicas, nuestros hechos.

Aparecer en la foto del homenaje de la hilera, los cinco minutos,

sostener unos segundos el micrófono, descomprimirte un poco

al ocupar tu asiento, pagarte tú la ropa que es disfraz

es promoción –de renuncia, mutilación, genocidio.

Sin nombre, el espejo está velado, no puedes mirarte, re-conocerte,

el mundo se agolpa de palabras ajenas, reingresas, Sísifa,

al claustrofóbico lugar del Eterno Emparedamiento

tras el actor principal de esta obra falsa, torcida, malsana.

III

Sin poder nombrarte, no cambian las conexiones neuronales,

no se hace trizas la forma y el rumbo, no entra la luz,

el aire no se renueva, el universo no se expande.

¡Nómbrate de acuerdo a tu imaginación y semejanza!

¡Limpia tu mirada y contempla lo que te rodea!

¡Busca nuestra memoria, ahí está!

(Camino descalza. Poemas políticos, de michelle renyé)

Dado que para publicar he tenido que hacerme autora-editora, y después de la experiencia esforzada y un tanto loca de la distribución artesanal de la primera edición que me hice en papel de mis poemarios de los noventa y relatos, he recurrido al único lugar donde gratis puedo distribuir y puedo vender mi obra, por si puedo hacer algo de dinero como escritora independiente (no preocuparse! También me he hecho autónoma como traductora y correctora).

Estoy en Amazon como michelle renyé, y por ahora sólo he subido mi La saltadora. Relatos feministas, segunda edición (hay cambios en el comentario final, respecto a la primera edición, y en todo menos los relatos respecto a la edición experimental del 2015, que tb subí a mi web como ebook; siguen ambas ediciones de descarga gratuita en mi web).

Si queréis apoyar mi trabajo, os agradecería distribución de link, o dar esa información. <3

GENÉTICA Y DESCENDENCIA. La gente que quiere tener descendencia debería leer un poco sobre genética, para quitarse esa idea desinformada sobre que su descendencia tiene más genes suyos que si adopta, y llegar a la opción brutal que ofrece la sociedad patriarcal a quien tiene dinero de alquilar a una mujer para geste sus genes. Si supiera, creo que se organizaría entonces (todo ese esfuerzo y dinero) para luchar por leyes de adopción que ayudaran a millones de peques del planeta y de aquí que por pobreza (exclusión) necesitan quienes les cuiden.Ciertamente, entre amistades se pueden hacer cosas de prestarse el cuerpo y demás. Pedirle semen a un amigo para chutártelo a ver si te quedas, conozco un caso muy feliz. Quedarte sin formar pareja y haciéndolo con amante(s), libremente (donación de semen unawares, sin saberlo, pero no es oro, vaya, y no te van a pedir cuentas, y tú ya lo vas «regalando» incluso forzando por ahí, incluso sabiendo que la mujer no quiere quedarse embarazada y la estás poniendo en riesgo. Además, ser «padre» es más que echar un polvo, y si cuando lo echas no estás haciéndolo para tener descendencia, y de hecho te importa una mierda si ella se queda embarazada, pues que ella controle y elija si quiere o no es tema de ella, lógicamente, porque es una PERSONA con derechos humanos). O pedirle una pareja hetero a una amiga que le geste su bebé. En general eso ha ocurrido en el mundo libre en los 70 y 80 y no tenía nada que ver con la contratación de mujeres para gestar para desconocidos por dinero, es decir, por necesidad económica.HAY muchas cosas de génetica rulando que apuntan a la realidad que podemos verificar cotidianamente: que quizá, mira, entre hermanas y hermanos, los parecidos son escasos o nulos, y que puedes parecerte físicamente a millones de personas con las que no tienes parentesco familiar. Somos de una misma especie, lo de la semillita propia de una y uno es una mala razón para tener descendencia, un tema que debería, pienso yo que no la tengo ni la he querido tener nunca, relacionarse con el amor a convivir con, cuidar, proveer a una personita hasta que pueda valerse sola.

Recordando a Roberto Echevarría

No le conté a mi amigo (o hermano, feminista) Roberto, de Ecuador, la broma de los gordidedos, porque la reservaba para cuando nos viéramos aquí en España. Aunque trasladáramos el escenario de la terraza de Galdós del Retiro en Madrid (aún no habían aislado la escultura de la terraza) a un chiringuito de Fuengirola en compañía, esta vez, posiblemente, de nuestras parejas (a quienes no conocíamos), pensaba bromear con la tontería de que por qué a él le ponían cientos de gordidedos si posteaba “gatitos” y a mí, una pensadora de la racionalidad empática, la acuñadora del concepto “desarrollar inteligencia feminista” que tanta ayuda a evitar debates muertos, guerras, callejones sin salida, sobre todo en coeducación con personas adultas, la mayoría lectora mía no dejaba rastro alguno de haberme leído, esa pequeña mezquindad –más puzzling o inquietante para el caso de hermanas feministas.

            Roberto sí había expresado su aprecio con un gordidedo, como hago yo (esté yo o no de acuerdo con el contenido), a mi aportación de ideas en la lucha “por la construcción de un mundo menos violento e injusto”, como decimos en mujerpalabra.net, y era una opinión valiosa para mí, por la cabeza-corazón de Roberto y porque Roberto leía habitualmente, mucho, enterándose, no como yo, que no soy una buena lectora desde el punto de vista académico-de-lo-que-existe. Cuando empiezo a leer enseguida entro en diálogo creativo. Roberto leía ensayo feminista. Aparte de fotos de animales y de la naturaleza en general, un descanso y un recreo visual del día, posteaba libros feministas, y obras de escritoras.

            Aquel día del Retiro me regaló un libro de Beatriz/Paul Preciado, porque le interesaba mi opinión (que enseguida le medio di porque había leído la mitad, que es mucho para mí tratándose de ensayo). Me regaló también un CD de jazz, lo tercero que posteaba y nos unía como hermanos. Se trataba de un músico que yo no conocía y cuyas composiciones él veía como un mundo musical parecido al mundo de palabras que yo creaba.

            El regalo de jazz, al escucharlo, me dejó muy impresionada, porque más o menos hasta cerca de los cuarenta yo pensaba que mi inteligencia tenía severas carencias y deficiencias. En mi casa, mi madre siempre la había apreciado, aunque no la tuviera en cuenta para sus decisiones de vida, pero fuera de casa, en el sistema educativo, en el mundo del activismo, en las relaciones de amistad, salvo fundamentales y maravillosas excepciones que no siempre supe usar para crecer en su medida, las personas que no toleran la convivencia con quienes no acatan y repiten, esa mayoría aplastante de autoproclamada “normalidad” o “verdad” (para otros casos), hizo lo que siempre hace, sin querer o queriendo: presionar por todos los medios para tu asimilación por esa masa de acción cultural prevalente, o contribuir a tu destrucción (ese parque temático del horror), por decirlo imitando el estilo de Jo cuando leía sus primeras obras a sus hermanas, en la Little Women (1868) de Louisa May Alcott, que yo conocí por el cine (dirigida por Mervin LeRoy en 1949).

            Roberto, sin duda, ha sido una de las personas hermanas en la vida cuya amistad me ayudó a verme más allá de toda la mierda autodestructiva que la cultura te echa encima por ser una mujer en una sociedad patriarcal. La lucha por limpiar la mirada (otro concepto que él identificó como propio de mi trabajo de escritora) la llevamos cada cual, nadie puede hacerte ver, comprender, es un proceso interno. Pero podemos ayudarnos, acompañándonos de formas noviolentas, eso es una forma de apoyarse. Las cosas más importantes son sencillas en realidad (igual que las cosas más placenteras son “gratis”, para horror del Mercado). Hay gente cuya compañía facilita la tarea de vivir y hacer en la vida, y es que la mera compañía en este mundo brutal tiene un valor y un efecto extraordinario. Fijaos cómo dibujaba y pintaba Van Gogh al mínimo signo de vida de contacto, comunicación, reconocimiento de alguien, y mira que enfrentó mucha mezquindad, pero todo depende de todas las partes, y cómo recibía, con qué extraordinaria amplitud mental. Camille Claudel, sin embargo, al estar encerrada y torturada, sólo pudo responder no volviendo a hacer aquello por lo que de hecho dio su vida, crear esculturas. Además de encerrada y considerada loca, esa atrocidad indescriptible, inasumible, revientacabezas, nadie estuvo a su lado (y mira que su cuerpo la tuvo allí no sé si tres décadas o más). MiCamille.

            En venganza noviolenta por esa arma de destrucción selectiva que es la envidia ejecutada cotidianamente por “buenas y malas personas”, quería hablar un poco de mi vivencia de la envidia, y de por qué importa el tema socialmente, unas pinceladas.

            Aunque he vivido lo de ser objetivo de las personas envidiosas que no solo lo sienten, piensan o imaginan, he tenido un contexto más favorable que me ha ayudado a resistir, y poder ser y crecer por mis caminos. Aunque, como Van Gogh soy muy responsive, creo que si no tengo la obra que ciertamente podría tener como escritora o el impacto en el sistema educativo per se como docente, no ha sido sólo porque mi vida de ideales anarquistas me llevara a trabajar apasionadamente por mi comunidad (la que tenía delante, literalmente), como cuando vivimos en tiempos de guerra convencional, sin una idea del protagonismo del yo y su reconocimiento (nunca me ha sobrado tiempo para presentar proyectos a premios o subvenciones, no sé cómo eso se consigue cuando se coordinan, crean, informan proyectos, no hay tiempo material, y sólo los formularios son una camisa de fuerza y un molde desvirtuadora, porque quienes los elaboran no comprenden, pienso, la innovación, o no tienen tiempo de revisar su trabajo en relación a la realidad).

            Mi comentario de los gordidedos nacía del humor, no de la envidia. ¡Ay, el humor, que se usa tan a menudo nada menos que como coartada de la envidia! Aunque la sabiduría popular en España dice que la envidia es el deporte nacional (de hombres y mujeres, aunque se asocie junto al cotilleo, al mundo femenino, presentado como menor incluso en las democracias del 21), creo que ese sentimiento lo sentí en un par de ocasiones, y muy flojito. Debí de procesarlo en seguida para descartarlo como modo mío de relación o asimilación. Creo que hago esas cosas desde pequeña y no sé si le pasa a más personas. Elijo. Asumo la responsabilidad de mi vida. Va con el amor a la libertad. A los seis años ya lo sabía. Y se ve que cuando experimenté la envidia no me gustó, que no estaba en mí como pasión, porque no la he vuelto a sentir.

            Me pasó algo así con los celos. Los sentí, un vendaval destructor, en algunos momentos de la juventud, al punto en una ocasión de perder la voluntad, el habla, tres días, después de gritar y llorar como una verdadera posesa unos cuantos días antes, y luego ya, si te he visto no me acuerdo. Tengo la suerte de que mi cuerpo trabaja a mi favor, y cuando mi cabeza no me salva de algo malo para mí porque me vence la autodestrucción aprendida o el desánimo, mi cuerpo viene al rescate. Me ha salvado ya de varias destrucciones certeras, la última haciéndome pedir la excedencia voluntaria en la pública para salvar mi salud (aunque en otra esfera, también fue determinante la opinión de mi pareja), precisamente debido a los hechos de personas envidiosas y de ese grupo humano, uso una pintada de Rafael Sánchez Ferlosio, “Tolerante, piel de elefante”. Cero interés en los celos, en el mundo que incluye los celos. En la juventud, puedes llegar por accidente a esos mundos, porque desconoces muchas vivencias, pero luego ya sabes cosas y puedes elegir no entrar ahí. Esto lo pienso y lo he experimentado en mi vida.

            Del mundo de la envidia, he observado a lo largo de la vida cómo se emplea a niveles de complicación y violencia extremos (por eso no debe verse como una emoción “menor”, fea sí, y como el alcohol, con capacidad destructiva potencial), al punto de pretender destruir las vidas de las personas, o intentarlo, claro. Introduzco un punto para subrayar esto: Intentarlo porque para destruir necesitas a todas las partes, ¡también a la que es objeto del afán destructor! Y a veces les sale muy mal, porque la persona no se deja destruir, no está en su naturaleza, a pesar del adoctrinamiento patriarcal a las mujeres, que afecta, pero no a ese punto. Cuántas personas admirables ha habido resistiendo esa brutalidad… Y ciertamente, la especie se ha quedado sin todo lo que podrían haber aportado, que es mucho más de lo mucho que ya es que resistieran y existieran.

            Los movimientos social y artístico deberían abordar el tema de las personas que operan por envidia, siquiera para que seamos conscientes de todos los obstáculos y daños que generan, el espacio que le quitan a la sororidad y la solidaridad, a la colaboración y el apoyo mutuo, que son las cosas que nos ayudaron a sobrevivir en la prehistoria, cuando como especie éramos poca cosa frente a grandes peligros a nuestra supervivencia.

            Como educadora a nivel profesional remunerado, pienso también que hay labor en plantear el tema en el sistema educativo, para ayudar a comprender que vivir en la envidia no es sólo malgastar la vida propia, si sólo se piensa en sí: es vivir cada día así, míseramente, una vida pequeña y mezquina, sin capacidad de mirar al frente y mucho menos contemplar el mundo y respirar. Y es hacer un daño importante a nuestra evolución hacia mundo más justos y menos violentos. Porque en la envidia se practica a diario con el lenguaje, la actitud, los hechos, los sentimientos, las ideas, todas las violencias patriarcales que justifican este sistema de violencias, siempre la sacrosanta violencia, forzar, imponer, juzgar, condenar, por identidad, por la libertad humana creativa y de pensamiento, esa sustancia de ser y estar.

            Creo que el modelo de elegir pasiones (por ejemplo, la de despertar con la resolución de la alegría, por más difícil que lo pongan las personas y sistemas, y aunque a veces se tropiece y falten fuerzas y visión, contando con todo ello, la compleja realidad) tiene que crearse conscientemente como un modelo humanizante que dé más a cada persona y a la comunidad, porque hay una conexión íntima, igual que en toda vida cotidiana se rastrean las grandes guerras.

            Con Roberto, no pudimos reírnos con mi broma de los gordidedos y los gatitos, que amamos con espontaneidad y resolución. Su Thelonius, y por aquí, quienes nos han adoptado y nos traen locatis, la Osipanda Gorgorita Porfavor y el Negrito Marramiaú, que son quienes reciben visitas, no de gatas y gatos callejeros como nos pasaba antes de que llegaran, en las madrugadas (que somos de acostarnos a las tres), sino de gatos vecinos, sobre todo de Totó el Destructor, que viene a descansar y nos bufa cuando le peta, como un poseso, porque lo educaron personitas y no se atreve a hacerlo en su casa por si lo castigan.

DOGMATISMO (disintiendo o para qué sirve la racionalidad empática). Cuando la defensa de una idea justa o buena nos hace justificar el dogmatismo, ese perverso mecanismo de desnaturalización y tergiversación, ese molde que troncha los huesos sin escrúpulos (con toda la fe ciega de la convicción) para forzarlo todo allí, la habremos convertido en Causa, que es decir en guerra de religión.

Es interesante cómo no se entienden algunas ideas sencillas desde el dogmatismo de la lucha. He leído, sobre el día de la madre, que si el Poder lo celebra, nosotras no lo tenemos que celebrar (¡me asombra! Parece una idea de una persona pequeña, pero no, es de una persona inteligente y comprometida en la lucha social). Es una idea poco inteligente, es decir, especialmente limitada, porque todo lo que se basa en un prinicipio (en lugar de un ideal) queda atrapado en la camisa de fuerza del dogmatismo, pasa a ingresar en esa clase de ideas que distorsionan el pensamiento y la comprensión para forzar a un lugar todo lo humano. Metafóricamente, es el Hijo Rebelde que pretende superar al Padre, haciendo exactamente lo mismo: negar que lo humano es mucho más que lo que los sistemas de opresión hagan forzando lo humano.
La idea de juntarse para celebrar algo, o para celebrar la vida de alguien, el amor compartido (y no pienso sólo en parejas heterosexuales monógamas), el haber logrado algo por lo que se luchó, no puede ser contenida y explicada por el Día de Celebración concebido desde el patriarcado (el Mercado, la Religión), porque es mucho más animal, y humana-animal: habla del afecto y de la celebración de un afecto, un mérito, un hecho valioso. Que la maternidad esté forzada en la camisa de fuerza patriarcal no debería quitarnos la libertad de entender que tiene valor ser una persona que gesta, pare y cuida a otras personas, y que es un tanto ridículo acusar-acusica a quienes celebran esto de estar obedeciendo al Poder, sin importar cómo lo estén haciendo o por qué. (¡No habrá diferencias importantes en cómo celebran las feministas el 8 de marzo, y cómo lo celebran los machistas!) Sin pretender ofender a nadie, creo que aquí enfrentamos (y es duro, por sus consecuencias autoritarias) la miopía del bloque «revolucionario» que metafóricamente yo llamo el Hijo Rebelde que quiere desbancar al Padre, como patriarca (siguiendo a Robin Morgan en The Demon Lover). ¿Por qué? Porque, pienso, sSi le damos al Poder establecido el poder de definir nuestro mundo así de absolutamente, ¿qué cambio a un mundo mejor (menos violento, más justo) estamos generando? Nuestra identidad contenida, condenada a ser el negativo de lo que se impone. Nuestra lucha por el respeto a la diversidad de identidades, que es literalmente un universo, como la vida en la naturaleza, inagotable, o por lo que se ha llamado inicialmente «derechos humanos» que quieras que no ha sido una idea valiosísima para impactar la tara patriarcal, aunque haya que mejorarla, por un mundo que no imponga un sistema de violencias, no se ve enriquecido por el que tengamos que aceptar la definición del Enemigo y construir nuestra identidad limitándola a ser una respuesta a ésta.
Yo pienso que una crítica desde la racionalidad empática al Día de la Madre patriarcal, bastaría, sería más útil, y no incluiría la concepción de que quienes desean hacerle una celebración de cariño y/o reconocimiento a las personas que les parieron son algo así como personas faltas de inteligencia, que sostienen al hacer esto, el Sistema de Poder establecido. Yo pienso que más se sostiene aceptando que sólo se puede mirar desde la mirada del Opresor. Bienvenida la crítica, pero el desprecio no es una herramienta r-evolucionaria, pienso yo, el pensamiento crítico (al menos desde la racionalidad empática y la inteligencia feminista) no se basa en la subestimación, el no querer ver, y el desprecio, sino en el conocimiento del mundo que se crea y del mundo humano y en la búsqueda de espacios para poderse ser. Y de ahí, como a nivel social planteó el mayo 68 y conexos, siendo sería transformando, pues tenemos los sistemas que generamos. Si las piezas no funcionan, será la máquina la obligada a cambiar, no al revés. La visión estrecha de que sólo HACIENDO lo CONTRARIO de lo que dice el PODER se contribuye al cambio social es limitada y distorsionante del potencial inmenso de la vida que existe.
Como anarquista no dogmática tengo que decir que en mi opinión, el anarquismo dogmático pierde siempre los grandes apoyos sociales que podría tener (ya que qué mayor bien puede haber para el bien común que el ideal de libertad y solidaridad? 😀 ) por eso mismo, por sus dogmas continuados de visión patriarcal, desde el Poder, que no quiere ver la vida, lo que existe, la diversidad de experiencias y de formas de analizar y explicarse las cosas y quizá lo más importante: que quizá lo que piensen tan rotundamente no sirva, porque quizá sus mentes no estén tan libres de la ideología que combaten, como bien puede saber cualquier persona que quiera sentarse a pensar no para forzar y prevalecer, pero sí para aprender a vivir y ser.
Si las religiones patriarcales y el patriarcado como Sistema social se han mantenido tantos siglos ha sido posiblemente por dos cosas: por el complejo sistema de violencias que impone y porque se han tomado las cosas humanas y se las ha explicado desde el Poder. La solución no es entonces negar las cosas humanas, sino rescatarlas de tanta distorsión. No me extraña que tantas mujeres pensadoras y activistas se hayan enfadado con los hombres y mujeres con los que al menos nominalmente comparten luchas cuando les han hecho la broma o la recriminación de que qué hacían celebrando su maternidad o la maternidad de sus madres haciéndoles gestos de cariño o de reconocimiento. El Mercado podrá ganar dinero con el Día de la Madre, pero esta celebración puede tener vida más allá del mercado, al margen del mercado, porque es humano-animal celebrar/disfrutar/concentrar la atención en cosas del afecto (al que debemos limpiar de la tara patriarcal, pero al que no tendríamos por qué renunciar y menos en nombre de una lucha que pretende justicia, modos de la noviolencia y libertad), y que te hayan parido tiene posiblemente tanta importancia como la celebración del día en que naciste. (¡Y esto lo dice alguien que no celebra ni su cumpleaños! 😀 )

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Cuando una mujer comparte conocimiento

no hay que escucharla, nos buscará la ruina.

Individual y colectivamente,

hay que ignorarla, y arrebatarle sus palabras

con toda la violencia necesaria, mucha, muchas,

que Ella no quiere nunca el bien: pretende el mal.

Unánimemente sobre todo es preciso

jamás nombrarla ni dirigirse a ella.

Sería como nombrar al ángel de las tinieblas, reconocer

como persona a quien ha desatado todos los males del mundo,

obligándonos a inventar la guerra.

 

Cuando una mujer razona, debemos actuar con firmeza:

tolerancia cero con las locas. Hay que forzarla a su lugar

protegiendo el Orden de los siglos, por los siglos de los siglos,

el Sistema feroz de la obtusa estupidez,

el Paraíso de la violencia y la ignorancia desatadas.

 

(febrero 2015, revisado en julio)

(Del libro en gestación El Hombre, la civilización monstruosa)

wollstonecraft woman-aspasia-type-roman-2nd-century-adBrassempouy

La saltadora. Relatos feministas (1991-2014)

Edición enero 2015. Realismo idealista (arcillismo para algunas amigas!)

Primera edición en ebook, publicada en mujerpalabra.net

Índice nuevo de diciembre 2014

Vuelta a revisar las historias, con cambios en la 1, 10, 15, 16

  1. La saltadora
  2. Bella y la bestia
  3. La historia del chico griego en la playa
  4. He hecho croquetas
  5. Escribo en un cartón
  6. Gata*
  7. Dinero (2014)
  8. El misterio de Chihuahua
  9. Buscando trabajo*
  10. En el edificio torcido
  11. Llegar a la Puerta Azul
  12. Diario de una activista estresada*
  13. Carta desde la zona de conflicto*
  14. Era amor
  15. Dos sueños de cuando la saltadora cayó en un pozo
  16. De cuando la saltadora perdió las malditas partículas
  17. (ilustración) Regenerando la identidad perdida

* Rescatados para esta edición

— ENERO 2015: Publicado!!!
http://www.mujerpalabra.net/creadoras/michelle/pages/relatos/heescritounosrelatos.htm

Hoy me han dicho algo muy bonito. Una compañera me ha dicho que quería agradecerme que fuera tan valiente. Yo, sorprendida, la pregunté por qué, y después de escucharla y hablarlo era, en resumen, porque como nueva no asumí ningún orden de las cosas que hubiera o pudiera haber, y partí de mi criterio, de que en principio ciertamente yo creo que la gente tiene buenas intenciones y es capaz, hasta que se vea lo contrario, si se da el caso.

Estoy emocionada porque es cierto, ¡es cierto! (aunque a mí no me lo parezca, porque me parece como «lo que hay que hacer», y esto se ve ridículo, genera comentarios sarcásticos, «bromas» en general; hablo de una vida de 50 años), requiere valentía asumir la soledad en el mundo. Porque (pienso yo) es un tema de asumir tu soledad, y tu libertad para el lujo de verte acompañada por otras personas en la vida. La lucha por partir de Sin Juzgar, Sin Agrupamientos de Identidad, o de positivo, o de No negativo u Hostil o Bélico, la Insumisión a la Guerra, digamos, es una lucha invisible casi siempre.

Como si no pudiéramos imaginar nada bueno.

Nos empeñamos como especie adoctrinada en patriarcado en los bandos que se tienen que destruir o despreciar o…, en los grupos de identidad que se oponen a otros, y nos empañamos en saberlo todo de las intenciones y capacidades de todo el mundo. Y lo cierto es que sabemos muy poco de nuestro potencial y mucho de cómo cortarnos las alas. A pesar de saber que ocurren cosas increíbles todos los días en algún lugar.

Lo hacemos aunque seamos adorables. También decir, no lo hacemos tanto si sufrimos de inadaptación social, que, mira, tiene su lado bueno. 

y las personas adecuadas…

Con un poco de suerte

y las personas adecuadas…

Con un poco de suerte y las personas adecuadas…

Con un poco de suerte y ¡las personas adecuadas!

 

(Y bueno, claro, la búsqueda de lo que se imagina, esa imaginación asombrosa.)

 

(una frase de una peli, La pesca del salmón en Yemen)

unlibropuedesalvar

A mis cíberamistades de la red social, con cariño

En el sistema social donde vivo, patriarcal, he sido socializada desde niña para aprender a autodestruirme, por ser niña, sin duda, pero también por el tipo de persona que podía ser. En esto ha participado todo tipo de evento, ambiente, azar, y persona, algunas sin mala intención, otras con muy mala intención y muchas con todo tipo de grados y colores de intención. Por fortuna, aunque es esforzado, me ha tocado un tipo de personalidad, de potencial, que cuestiona los sistemas de violencia, y eso “atrae el desastre” en un mundo humano construido con tanta violencia. Con el tiempo, si sobrevives a eso, ocurre algo importante: desarrollas criterio. Metafóricamente es como decir que aprendes a estar de pie sola sin hacer lo que te ordenan, o lo que se espera de ti. “Criterio” no es un conjunto de buenas ideas que te guían – mientras sean buenas ideas y no principios (las ideas son sólo eso, los principios tienen la siniestra aspiración a ser fijos e inflexibles!)… Criterio es una capacidad de contemplar y discernir desde tu naturaleza. Como una pintora, una científica, una pensadora. Cuando tienes criterio y te falta conocimiento, información, puedes hacer algo al respecto sin recurrir automáticamente a lo que quieren que aprendas: puedes conseguirlo (mirar el mundo) y procesarlo (intentar comprenderlo). Tener criterio no significa que no tengas prejuicios. Por desgracia, la cultura cala hondo, aunque tu criterio te haya confirmado que debes cuestionarla para transformarla en lo posible (básicamente la injusticia y violencia que la ha conformado). Tener criterio tampoco equivale, en mi experiencia, a pensar que ya has encontrado una casa donde descansar; más bien es un camino que te tiene siempre viajando.

Es bueno alejarse de la autodestrucción, y aunque la hayas practicando con éxito, es posible construirse considerando la racionalidad empática, eso que tanto amenaza al sistema. Es una lucha y una fuente de vida y alegría, y de vida inteligente, que importa. ¿Para qué íbamos a tener tanta imaginación si no es para aprender a resolver los problemas de maneras que no generen injusticia y violencia? Argumentar puede generar destrucción en el patriarcado, violencia, claro, pero más bien para la persona que argumenta, que pasa a ser por esto mismo, por usar la palabra (que puede ser refutada, qué mayor respeto se puede querer tener), considerada objetivo militar, porque el sistema es eficaz y se defiende para perpetuarse a través de todas nuestras identidades educadas en esta cultura, defiende un mundo de imposición, amenaza, odio, desconfianza, miedo sin control, robo, terror, abuso, tortura, muerte, destrucción. La violencia siempre se justifica, en cualquier grado y situación, si es para proteger el sistema. Al margen de nuestras personalidades y potenciales, tendríamos que reconocer sin más el hecho de que llevamos la semilla de la perpetuación del sistema. La autocrítica, y la crítica, nos son vitales para sobrevivir y vivir. Y si además piensas que tenemos esta vida y no otras después de la muerte, te es importante experimentar, practicar, disfrutar de lo que es vivir según tú lo ves, según tu criterio! A través de la búsqueda de la palabra más libre, la que nos permita imaginar mejores formas de vida, se construye vida también (perpetuando el poder patriarcal se sobrevive y malvive, pienso yo), realidad, en tu mente-corazón, y en tu sociedad, porque la palabra es causada por la existencia, y porque a través de la palabra creamos la comprensión del mundo y las relaciones. La palabra tiene que buscar su criterio propio, y observar el mundo, escuchar, pronunciarse, dialogar, aprender estando siempre alerta. Te va la vida en ello, la buena vida cotidiana.

Un relato bastante impresionante que trata cómo se presenta como violento el ser que en realidad no lo es sino que recibe la violencia del sistema. Yo lo llamo, El lobo, y es de Rafael Sánchez Ferlosio. <3

Por mi parte, escribí La loba. <3

Asplenium_holophlebium

Gracias a Begoña por la inspiración para escribir esto

 

FALACIAS PATRIARCALES: INSULTAR ALIVIA. No luches (con tu inteligencia, desde la noviolencia, consecuentemente), perpetúa el sistema, acátalo. Uno de los modos en que el sistema de violencia se perpetúa haciendo que todo el participe es a través de la violencia en el lenguaje. No es sólo insultar, es que los insultos a su vez se generan de injusticias conceptuales, y un clásico es «hijo de puta», que perpetúa como siempre el mandato de distorsión y traslada la violencia a quien no tiene nada que ver, en este caso, siendo además invisibilizada radicalmente (al punto que si recuerdas el significado literal mereces las más de las veces que te escupan en un ojo). Por qué si hablamos de un torturador asesino va a desahogar más llamarle «hijo de puta»? Y por qué va a desahogar insultar en lugar de describir sus crímenes? Buscamos justicia o mejor desahogo? Lo que «desahoga» es perpetuar la «solución» de violencia. Te ampara en el sistema, te acoge, te protege.

INVISIBILIZACIÓN Y TORTURA. Reflexión sin datos pero con datos. Datos sobre violación y penas. No hay muchos en la conciencia general no? «Gracias a los Códigos penales» sabemos que la tortura puede recibir 3 meses de cárcel y el robo por hambre 30 años. Qué cosas. La propiedad es más valiosa que la gente, pero las mujeres son propiedad de facto (en muy pocos sitios pueden realmente elegir, algo) y no son valiosas, sobre todo como «muñecas hinchables», «cosas para el desahogo del Macho» nos cuentan desde hace siglos. Escucho en las noticias que en India violan a una mujer cada 20 minutos. Leí hace años que en Estados Unidos ocurría cada 3 minutos. Son dos «democracias» con la aberrante legalización de la pena de muerte. En India se quiere mucho asociar la pena de violación a pena de muerte, al menos así lo presentan los medios. En Estados Unidos no sé. En fin, no sé nada de este tema, pero al oír hoy en las noticias que había una cadena humana por «el derecho a decidir» y atender, feliz, pensando que la población apoyaba la defensa del derecho a decidir si quieres gestar, parir y ser madre o no, y ver finalmente que era una cuestión nacionalista, que han tomado la frase para otra cosa, sin reflexionar supongo en las consecuencias para la lucha feminista por este derecho fundamental de las mujeres a ser, he pensado que en el patriarcado, todo el mundo contribuye a borrar a las mujeres, la existencia de las mujeres como sujetas con derechos humanos, radical y de forma total, extrema, y esta inconsciencia sumada a la misoginia y al machismo suman una crueldad insoportable, en mi opinión. La violación es un tema tabú, y como cree la mayoría: no tan grave, bastante natural, biólogico muchas veces. No TORTURA, una de los tipos de tortura más brutales, como el forzar a las mujeres a gestar. Que el Hombre cuando imagina la peor pesadilla, pone en las pelis de scifi a alguien (suele ser una mujer, además!) gestando un alien, que te crezca un ser vivo dentro cuando no lo deseas es brutal. (Luego que me posteen en el blog que pobre yo enferma, que vi así un embarazo, sin quererse comprender nada porque no se entienden los derechos de media humanidad. Que por cierto, jamás he tenido que abortar, una suerte inmensa mía. Tampoco soy negra ni indígena americana ni gitana ni trans y entiendo los derechos humanos de todas las personas e incluso siendo omnívora entiendo que el resto de lxs animales tienen derecho a vivir sin ser torturadxs.)

buscandotrabajoTenía echando polvo en el ordenador un relato, y hoy cuando Odette mandó un email pidiendo relatos sobre búsquedas de trabajo, lo he empezado a releer, y bueno, no es un gran relato porque es como ¿histriónico? (de risa), pero es que el tema era duro y yo me estaba defendiendo. Y sí es de alguna manera real, aunque no sabría decir de qué manera es real, pero lo es. Quizá sólo porque me recuerda lo que fueron aquellos años. No los ochenta cuando encontraba trabajo fácilmente, tan fácilmente que vivía literalmente al día y cambiaba mucho de trabajo. Una sensación que mucha gente no conoce. Sino en los noventa, cuando empezó a importar más qué pinta tenías (y sobre todo, si era sólo apariencia, obediente) que si sabías dar clase. Por eso acabé, de hecho, presentándome a oposiciones: por evitar las funestas entrevistas de trabajo. Preferí mil veces ese tormento, al otro que conocía bien, las entrevistas.

La última que recuerdo, bueno… otro día.

1991_buscandotrabajo_2010 (5 páginas)

Combatir el constructo patriarcal Hombre-Mujer, la genitalidad patriarcal, la obsesión por asociar límites a la mente humana y funciones en la casa y la calle a las personas en función de sus genitales (esa falacia biologicista tan conveniente para la perpetuación de una sociedad patriarcal), la visión única de que los genitales humanos disponen de la capacidad femenina o masculina de reproducción y que esto es la base de todo lo humano,

no significa

negar que existan los genitales, ni la posibilidad de que existan identidades colectivas «mujer» o «femenino» y «hombre» o «masculino», entre otras, es decir, identidades colectivas que le den a los genitales la misma importancia que el patriarcado porque los relacionen con nuestras posibilidades de desarrollo y naturaleza

sólo significa

negarse a las imposiciones de identidad.

Basta mirar alrededor en la naturaleza y en la evolución de la especie humana para ver que la cuestión masculino-femenino respecto a reproducción no es toda la realidad que existe, ni siquiera la más importante, porque la vida no puede enfocarse desde esa mentalidad primitiva, que constriñe la realidad a ideas manejables.

koala2(Después de un comportamiento instintivo de pelear con otro macho, pero al ser koalas, ahora pelean más porque duermen menos y están profundamente alteradxs por los ruidos de no bosque que les toca vivir porque todo está urbanizado) «El macho recibe la recompensa de poder aparearse con la hembra»

Y por qué va a ser una recompensa? El instinto no da opciones. Las recompensas vienen de elecciones.

Y la hembra, qué «recompensa» recibe? Porque existe, aunque sólo salga en relación a ser recompensa del macho o ser recompensa dando crías. Pero el resto del día vive. Y en ocasiones está claro que no desea ser «recompensa» del macho. Eso no valdría algún tipo de observación?

Segunda escena comentable:

Un macho está forzando a una hembra, que chilla e intenta escapar porque no quiere. El macho alfa (que impera en la zona) va a por él y el documental dice: «ve a la hembra coqueteando con el intruso». !!!

En vez de decir lo que se ve: «ve a un intruso en la zona, intentando aparearse» o incluso, pues quizá lxs animales compartan más con la especie humana, pero esto dejando que es interpretación: «ve a un intruso en la zona, y que intenta aparearse con una hembra que no lo desea».

Sólo existe y tiene valor el mundo del macho. Así de simple y distorsionante es la mente patriarcal.

El problema de los binomios lo ubico en la ideología o los dogmas culturales patriarcales. Esquematizar la complejidad de la vida en binomios extremos que se perciben como contrarios o contendientes podría tener alguna utilidad, algún sentido, pero no puede considerarse una forma de conocimiento de la vida, pues la distorsiona.

luz y oscuridad – oh, y… blanco y negro, día y noche

hombre y mujer

Inevitablemente, en los binomios, se asocia el primer término a todos los primeros términos de los binomios que se puedan formar. (Aunque no siempre, porque asociamos «vida y muerte»: «vida» a «mujer» y «muerte» a «hombre», ¿o no? ¿Y «espiritual y material» y «materia y espíritu»?)

¿Hay algo patriarcal en asociar «luz» y «blanco» con «hombre» y «oscuridad» y «negro» con «mujer», o sería una asociación planetaria (evito la palabra «universal», por exagerada, no? 😉 )

Si introducimos

bien y mal – y… positivo y negativo

ya tenemos montado el gran escenario.

La pregunta que más huele a animal (realidad vital) es, ¿no se desarrollan nuestras vidas sobre todo en la gama inagotable de lo que no son esos extremos?

Con esto no defiendo los contenidos que se comprende que tienen esas palabras en las sociedades patriarcales (no sé si también o otras porque no conozco sociedades no patriarcales). Habrá cosas que valgan, no digo que nada valiera. Pero es una genialidad cómo el mundo patriarcal distorsiona el mundo humano al generar estas falacias biologicistas, por llamarlas de alguna manera.

Escribo esto para plantear una visión más crítica y empática sobre el tema de los binomios, porque sospecho que son una pieza clave en las distorsiones del mundo conceptual patriarcal.

Cada vez pienso con más razones que aunque existan «hombres» y «mujeres» en la especie, debemos abandonar la obsesión por reducir la humanidad a estos dos grupos y asignarles cualidades. Yo ya me lo estoy llamando la «obsesión genital» (patriarcal). ¿Qué gran importancia tiene insistir en estas identidades de género tan rígidas, cuando vemos a nuestro alrededor la diversidad que ofrece la vida en cuanto existe el mínimo margen de libertad, e incluso cuando no existe?

Incluso si tomamos la idea de complementariedad, en lugar de opuestos, ¿no es sospechosa? La complementariedad implica dependencia. Y las dependencias para sobrevivir, en la vida, no son tan primitivas como estas de los binomios que usamos continuamente.

Os pego un gráfico que me parece ilustrativo y, cómo no, par amí, espeluznante.

YIN YANG listado

 

El Sistema patriarcal, origen de los sistemas de violencia que se nos imponen en el planeta, no puede ser transformado (abandonado) sin que desarrollemos inteligencia feminista, una herramienta crítica especializada en enfrentar la violencia de este particular Sistema a través de medios noviolentos.

El feminismo (recuerdo también que con su inmenso campo de trabajo en toda identidad sexual y de sexualidad) ha generado un movimiento social increíblemente diverso que sobresale por su capacidad autocrítica y de evolucionar a partir de lo aprendido en dicha autocrítica. Debería ser un ejemplo a considerar porque ha generado la idea lúcida de que todo lo que se pretende cambiar por injusto y violento lo llevamos dentro, en nuestra ideología por defecto, la construida socialmente durante siglos y la ejecutada por los usos y costumbres que imperan en todos los ámbitos humanos.

El feminismo en su interpretación más amplia, como herramienta que cuestiona el Sistema desde la razón empática (que cuestiona directamente la clásica razón patriarcal) y que aporta alternativas que incluyen de lo más particular a lo que nos permitiría convivir en libertad y solidaridad, y como movimiento social autocrítico (cuestionándose continuamente porque continuamente se encuentra lleno de ideología que desvirtúa lo que busca y debe transformar desde dentro también), ha generado la mayor revolución social que conocemos, que está siendo además de carácter noviolento, aunque todos los cambios que genera sean percibidos como violentos. ¿Qué violencia hay en pretender que una persona (sea Hombre o Mujer patriarcales, o cualquier otra identidad), al margen de qué genitales tenga, pueda decidir libremente con quién relacionarse, si desea relaciones sexuales y con quién, si desea ayudar a personas pequeñas a crecer y desarrollarse y, o se prefiere dedicar la vida a otra actividad, si desea trabajar la tierra, investigar, estudiar, crear, razonar desde la empatía…?

Que no seamos capaces de ver que el feminismo está generando una revolución noviolenta sin precedentes es indicativo de hasta qué punto nuestras mentes son patriarcales, despreciativas de todo lo que puedan generar las mentes humanas de una de las supuestas mitades de la humanidad.

No sabemos si los genitales deberían tener el papel que han tenido en la construcción de las sociedades humanas patriarcales. Sospechamos que esto es innecesario, pues no es necesario imponer roles según genitales, ni para aprender a convivir ni si se desea generar sociedades donde cada cual pueda desarrollar su identidad, individual y colectiva-libre. Lo que sí sabemos cada vez más personas en el planeta, vivamos allí donde nos nos matan de hambre y sed, torturan (incluye la violación), encarcelan y asesinan, o donde sí nos marcan la vida así, es que hemos generado y estamos generando en todos los lugares realidades personales, compartidas, comunitarias, que demuestran que la violencia y la injusticia no son inevitables, que la inteligencia humana puede desarrollarse de otra manera. Desarrollos especialmente notable allí donde se aprecia el valor de las personas que no se imponen por la fuerza, esa más de media humanidad cuya inteligencia ha sido despreciada, ignorada, perseguida, reprimida o aterrorizada.

Una sociedad que opte por el uso de la inteligencia no puede proceder de un sistema patriarcal que no haya sido revisado y combatido a fondo, porque continuaremos reproduciendo todo lo aprendido.

El miedo es un cotidiano que crece desmesurada y complejamente si no lo controlamos, por eso hay que aprender a controlarlo, y a esto se le llama valor. Crece desmesurada y complejamente por la educación que nos imponemos en los sistemas o culturas que creamos o, podríamos decir también, nos crean hasta cierto punto: la educación en identificar el hacer con el ser, y de manera extrema o englobante del todo.

En mi experiencia, el miedo se controla usando muchos recursos. Cuando hay implicada más gente, por ejemplo, puede ser a menudo más fácil controlar el miedo, por el instinto de empatía o solidaridad, reforzado en los casos en que lo esté por la consciencia de justicia, esa idea-sentimiento. Tirando de ello, puedes encontrarte haciendo (incluye «diciendo» pues el lenguaje es acción) cosas que nunca hubieras imaginado poder hacer, por tu miedo.

Cuando estás sola, sólo puedes tirar de ti. Y creo que el instinto que entra en juego, y la idea-sentimiento, es el que llamamos dignidad. Esto tiene muchas formas. Por ejemplo, en lo que es trabajar, realizar una acción que te permite ganarte la posibilidad de una vida digna con aspiraciones de felicidad (así es como está montado), se te manifiesta deseando hacerlo lo mejor posible, y no te sirve de nada engañar o hacer una chapuza, como a la gente de la picaresca innecesaria, que es una opción cobarde y desprovista de inteligencia. Tienes miedo al rechazo, a los obstáculos, a que te quieran destruir o echar, pero tienes que sacar la fortaleza de controlar ese miedo pensando que tú sabes lo que tienes que hacer, y sabes hacerlo, y haciéndolo.

Cuando estás sola, pongamos en aislamiento, por ejemplo, la gente que fue encarcelada por razones políticas, yo he escuchado y leído a muchas de estas personas hablar de que controlaban su miedo pensando que no estaban solas, que había gente luchando por lo mismo, y que no las olvidaba, que sabía de su existencia. Por eso es tan importante escribir a gente presa, la verdad.

Si estás sola porque te azota la depresión, tienes que esforzarte por sacar de dentro tu potencial de coraje, de sacudirte del miedo para controlarlo. Es cierto que las drogas ayudan, porque te hacen una compensación química, y es que la química del cuerpo tiene relación con las emociones, que no nos vienen de dios sino de nuestra mente-corazón. Pero la química no es suficiente para construirse como una persona capaz de ser valiente, es decir, capaz de controlar su miedo. hay que tirar de dignidad, y ayuda mucho comprender cosas, entre otras cosas porque puede nacerte la rabia y la furia, que son grandes emociones para controlar el miedo y superarlo, sobre todo si no te arrastran al comportamiento indigno (que es el riesgo). De ahí que en el movimiento social feminista se valore tanto este tipo de emoción, y para diferenciarla de la rabia y la furia faltas de inteligencia, yo lo llamo furiosidad feminista. Rosa Parks dice en su autobio que no la terminaba de convencer la noviolencia de Martin Luther King (entonces no se sabía que había más que esa interpretación de noviolencia) porque para ella, ante defenderse de las continuas agresiones de la gente racista blanca, era vital ser violenta, agresiva. Se refería a contestaciones que les daba, para pararles los pies. Yo a eso no lo llamo violencia, sino furiosidad. Y lo veo necesario, la verdad, una gran fuente para controlar el miedo y poder sobrevivir y vivir. Lo que se expresa con la metáfora «Poner la otra mejilla», ese concepto bíblico que se le transmite a la gente que sufre opresión, no me parece muy de la noviolencia, sino algo extraño, que quizá sea positivo en alguna situación, no lo sé, pero que ¡no puede ser una pauta de comportamiento saludable!

Luego están los truquillos varios. Cada cual tiene que buscárselos. Pequeños apoyos que ayudan, porque el miedo no es una cosa total y absoluta. Como en la vida, está llena de grados y eso es muy relevante para la posibilidad de controlarlo.

También hay que saber, pienso, que el miedo puede congelarnos en ocasiones, y que eso no significa que no podamos controlarlo nunca. Es bueno entrenarse a controlar el miedo. En los años 80 en el mundo de la noviolencia en situaciones de guerra teníamos entrenamientos semanales llamados sociodramas, donde reproducíamos situaciones de violencia que podríamos enfrentar, como en teatro, intentando creerlas reales, para aprender y entrenar en controlar el miedo. Cuando yo era tutora en secundaria, intentaba también generar sesiones de reflexión sobre qué hacer si intentan violarte, porque a mayor número de escenarios que imagines, de cosas que puedes hacer que imagines, pienso que te preparas mejor para que se te ocurra alguna, para que puedas hacer alguna si llega la situación. O quizá incluso hagas otra que nunca pensaste, pero haber entrenado pienso que ayuda mucho a ser una persona de recursos. Desgraciadamente, la cultura nos imbuye la superstición de maneras muy sibilinas, y era todo un obstáculo para poder montar una clase sobre eso porque el sentimiento supersticioso le decía a las estudiantes que si lo pensaban, facilitaban que ocurriera, algo falso que nos enseñó la religión diciéndonos cosas como que pensar algo era igual que hacerlo, pongamos pensar que quieres que se muera un torturador o pensar en tener sexo con alguien que no lo vas a tener porque sabes que se generaría un desastre emocional o algo. No es lo mismo hablar de la violación e imaginar qué puedes hacer en determinados escenarios, que provocar que te violen. Y bueno, en este tema, ya se sabe, que te violen es algo que no depende en absoluto de quién eres y qué haces, no depende de ti.

Pensar y comprender, analizar y buscar, a mí me han ayudado en muy diferentes grados y todos importantes, a controlar mi miedo. Es una labor continua porque el miedo es algo cotidiano en un mundo humano tan violento en todos los ámbitos. No hay que despreciar los usos que podemos darle a la inteligencia, que son muchos más de los que la cultura nos cuenta.

¡A confiar en nuestra inteligencia! No te dejes acutar «natural», pues es todo por defecto cultural. ¡Construye tu valor! Cuando entiendes ciertas cosas es siempre un suavizamiento del pedregoso camino.

Llamo ‘política’ a la capacidad de convivir aportando al bien común (ejerciendo la empatía, el altruismo) y respetando la libertad individual (ejerciendo el respeto a tu particular identidad).

La inocencia está mal interpretada (distorsionada) por la cultura patriarcal, tan obsesionada en promocionar e imponer las peores cualidades de las que somos capaces las personas para su construcción y perpetuación de un mundo de innumerables violencias, enemigas de la inteligencia.

Un hecho a la mano de cualquier persona, que construye política y combate el sistema, es la capacidad de plantearse una acción desde la confianza en las otras personas. Esto no equivale a ser boba. Equivale a no dejarse atrapar por los valores del sistema (patriarcal). Equivale a entablar una lucha radical que si equivocada no habrá generado violencia. El sistema nos enseña a desconfiar. Y como es un sistema basado en falacias biologicistas –es decir, mentiras que nos dicen que todo esto es «natural» lo que además se usa como sinónimo de «inevitable» (como esa forma de tortura de género que es la violación en el patriarcado)– nos enseña que desconfiar es lo que nos ayuda a sobrevivir en el medio. Nada más lejano a la realidad humana. Ha sido la colaboración y la empatía y sus formas (la solidaridad, el amor) lo que nos ha proporcionado los hechos humanos de más valor para cada persona y para el conjunto, además de para el planeta que nos acoge, con todas sus formas de vida (que además, demuestran que la vida no puede ser reducida al sistema patriarcal de sexo ni de género, tan patéticamente bíblico o irreal, contrario a la realidad).

Aunque una persona crea que las otras reaccionaran de manera violenta, en lo que hay que trabajar el «problema» es en cómo poder confiar protegiéndose (si hemos constatado en nuestra experiencia -y no por lo que se oye- que la gente tiende a comportarse con violencia en general, con o sin «motivos»), y no en renunciar a confiar y acatar el orden de la guerra.

Confiar es honorable, contiene la dignidad humana. Las actuaciones desconfiadas ante los comportamientos de las personas, por muy fundamentados en experiencias anteriores, conllevan una reducción de libertad, un acatamiento de un orden del mundo que es patético por basarse en la falta radical de inteligencia, del uso del potencial humano para ese universo de inteligencia al que el sistema nos fuerza continuamente a renunciar.

En el último número de la revista de Amnistía Internacional (jul 2013) hay una entrevista a Ada Colau donde dice «Ya hemos ganado. Hemos conseguido lo más difícil, que es cambiar el imaginario colectivo». Me alegra de que alguien se dé cuenta de esto y le dé importancia. Me parece fundamental para la lucha social, y para la lucha que debemos entablar con la «culpa» cristiana que nos ha adoctrinado, que no hace más que empujar a la gente a comportamientos mezquinos, en realidad, y aparentemente contradictoriamente.

Si no puedes hacer lo que sientes que debes o desearías hacer, que te opere la culpa implica que no lo volverás a intentar más adelante. Te instalarás y te irás atando anclas de culpa. Y con ese peso, no podrás más que obedecer, seguir la corriente de la tradición, lo que te mandan: autodestruirte, bloquear toda posibilidad de lo bueno.

Es fundamental que sepamos que las cosas malas que combatimos fuera las llevamos dentro, tan fundamental como saber que el dolor intenso ante una muerte pasará, y evolucionará, e incluso podremos sobrevivir, vivir y convivir con esa pérdida, porque estamos llenxs de capacidades que nos ennoblecen y hacen personas bellas (honestas, inteligentes, sabias, aprendientes, abiertas, solidarias, empáticas…) y también de capacidades que nos degradan hasta lo grotesco. Tener un mal comportamiento hoy no implica SER eso sólo.

Mucha gente se está dando cuenta de esto, en las poblaciones del planeta. Vivimos esta época, donde nos surge la posibilidad de saber esto: que es importante no alienarse de lo que nos hace increíbles como personas. Porque todas las personas pueden desarrollar ese potencial. Y si aprendemos desde lo individual a enfrentarnos bien a este problema de Ser lo mejor que podemos ser, y no lo peor, se nos ocurrirán ideas sobre cómo controlar y anular los efectos de comportamiento de quienes se empeñan en ser lo peor que pueden ser.

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tengounpeligro

FORZAR A UN SER HUMANO A LA GESTACIÓN ES TORTURA. Un bebé es una persona, alguien que ha nacido, que ha dejado el cuerpo ajeno para tener vida propia. Las mujeres tienen derechos humanos. No son asesinas de bebés. Esto no lo ve así la gente creyente. Sólo lo ven así asesinos y torturadores misóginos, vergüenza de la humanidad. DEFIENDE LA HUMANIDAD, NO LA VUELTA A LA EDAD MEDIA.

Y respuestas varias a comentarios leídos por ahí, de gente no sólo poco empática, sino misógina inconsciente sobre todo.

  • Ninguna mujer que se ve obligada a abortar lo desea. De hecho, siempre que pueden lo evitan. Pero la violación y la pobreza y la religión justamente se llevan sus vidas. Un poco de empatía y menos misoginia es lo que necesita el planeta. QUIENES ASESINAN EN EL MUNDO SON LOS HOMBRES PORQUE VIVIMOS EN SOCIEDADES ASÍ DE ESPECIALIZADAS.
  • Lo repugnante éticamente es que siempre lo deciden los hombres. Y deciden cuándo es legal y cuándo no, no por la vida de nadie, sino por sus intereses de guerra, de política, de economía. Lo deciden quienes de hecho SON RESPONSABLES DE LA INMENSA MAYORÍA DE LA VIOLENCIA, SUFRIMIENTO, DESTRUCCIÓN Y MUERTES EN EL PLANETA.
  • AQUÍ ESTÁ EL HECHO: INTERRUMPIR EL EMBARAZO, ABORTAR, NO ES ASESINATO. MUCHAS MUJERES HAN ABORTADO CUANDO LO HAN NECESITADO PORQUE VIVEN EN LUGARES DONDE EL ABORTO ES LEGAL.
  • DEJAR MORIR A LAS QUE NO PUEDEN TENER UN BEBÉ DESANGRADAS EN EL SUELO ALLÍ DONDE ES ILEGAL SÍ ES CRIMINAL.

TORTURA

Hay un sola mujer y en un momento el entrevistador la pregunta algo, y ella dice, «bueno, esa pregunta me cabrea porque siempre piensan peor si eres una mujer» (no sé de qué hablaban, es sólo la idea general de su crítica, la de ella), y el entrevistador, ciego, inconsciente, a cómo la cultura nos influye lo queramos o no, suelta el comentario de superioridad infinita, y mentiroso en su supuesto halago: «Es interesante que lo veas así (cómo se puede ser tan cabrón), porque yo no estaba pensando en eso cuando hice la pregunta». Claro, listo, pero está claro: si eres una mujer en un país en guerra y te ganas la vida como reportera, y ves morir a niñas o niños, no se piensa de ti lo mismo que si eres hombre.

Cuando yo volví de trabajar en países en guerra nadie me invitó a hacer una gira, como se hacía con los hombres que volvían –y quizá con mujeres (me consta que en cualquier caso sería mucho menos) de las que linchan «a las feministas» para ganar el «respeto» de los líderes de izquierda de su barrio. Pero claro, es mucho más fácil hacer lo que manda la cultura: sospechar de ella, de que ella tiene algo muy oscuro y malo. ¡Cuánto más miedo da una mujer «loca» que un hombre! A pesar de la realidad de violencia del mundo, protagonizada horroríficamente por «los hombres».

Es como me pasó a mí en la universidad: al hablarnos de los escritores, si se habían suicidado, como Hemingway, quedaban presentados como antihéroes merecedores del respeto del papel. Sin embargo, cuando presentó el profesor a las dos únicas mujeres reconocidas como escritoras en quinto de universidad Literatura estadounidense, lo primero y único que se dijo, porque lo primero ya dejaba claro mucho, fue que se habían suicidado, y que eran madres, y que Silvia Plath dejó el biberón preparado (hecho que se interpretó como el colmo de la maldad?! y no como el hecho trágico que fue, y conmovedor si empatizas un mínimo con la presión a la que se somete a las mujeres para ser madres y lo que se las exige siempre: que sirvan a la humanidad y no tengan identidad propia). Y todo el mundo pensó, lo que una persona exclamó y nadie comentó: Qué egoístas. Qué grandes hijas de puta, verdad? Ah, sí, pero mi pregunta no era por eso, yo escapo al efecto de la cultura, estoy en otro plano.

Lo más triste de esto, es que si más gente han visto el documental, muy posiblemente piensen en lo clásico, que el análisis feminista distorsiona la realidad exagerando cosas sin importancia. Tan poco, tan poquitito, se puede conceder a la realidad siniestra de que las mujeres son seres inferiores para la especie. El Hombre, la medida de todas las cosas, nunca ha significado «las personas», «los seres humanos».

Es un documental sobre el hombre, no sobre las personas. Y han metido a un mujer no porque necesiten explorar ese lujo de saber lo que un ser humano con un papel muy distinto en la sociedad siente o piense.

Y con esto estoy diciendo que muy mal, el documental? No, hostias!, no! Me parece necesario que veamos a las personas hablando con sinceridad de algo. Lo que pido es que se incluya a las mujeres, lo que exigo es que se nos tenga un mínimo respeto, joder. Qué mala!

Todo ocurre simultáneamente, en y desde todo tipo de direcciones.

Esto no niega el peso de un sistema de siglos en la naturaleza de las sociedades que tenemos, patriarcales, que es como decir, basadas en la prevalencia de una minoría violenta y sin escrúpulos (o que no consigue concebir que toda persona contiene una mente humana) que usa todo lo que tiene a mano para mantenerse en su poder de violencias.

Es fácil comprender que frente a un ser sin escrúpulos («demente») es difícil defenderse, se use la violencia o la noviolencia. Sin embargo, lo poco que hemos avanzado en tantos siglos (o quizá sea mucho, quién sabe, a mí como mujer en las sociedades humanas no me lo parece, ya que las de mi grupo sólo parecen haber conseguido «tener derechos humanos» a partir del siglo 20 de manera más generalizada en algunas sociedades sólo, además), se debe a ese ocurrir de todo al mismo tiempo. Por un lado nos marca el sistema social y por otro hay quienes saben aprender más allá de lo que lo que deben aprender.

De pequeña quería ser chico. «Los niños son más nobles y valientes, saben ser buenos amigos. Las niñas son tontas, traidoras, cotillas…» Y eso que mi madre nos sacaba adelante porque topó con hombres bastante incapaces de todo. Ni en el instituto, que era uno experimental, que se pobló de gente con ganas a la muerte del dictador, ni en la universidad, con todas sus personas interesantes haciendo cosas interesantes, ni en los grupos de lucha social que empecé a visitar pude NUNCA descubrir el feminismo. Qué extraño, pienso ahora. Curiosamente, la gente de mi pasado que voy encontrando por la vida sigue sin haberlo encontrado, y no lo echa en falta. Esto me produce estupor y tristeza.

Volviendo a mi caso, tuve que salir al extranjero, la vieja historia de la nación-estado llamada España, para ver que las mujeres escribían y publicaban, que habían sido parte de aquella sociedad, políticamente, que actuaban autónomamente, sin siquiera la bendición de ningún hombre de la izquierda política, o «independiente». Llegué a Londres en 1989 y cuando me lo topé, el feminismo, reaccioné con los prejuicios que perpetúan todos los días, que validan todos los días el sacrosanto sistema (el Sistema patriarcal). «Pero ¿eso de mujeres solas…?» (¿pensando solas?) Solo que yo siempre he sido muy abierta de verdad de mente. Siempre he conservado un espacio de inocencia. Y por eso tengo la capacidad que tengo para aprender.

Desde 1989 no he parado de educarme, de aprender a pensar, a procesar, a relacionarme, a sensibilizarme… Y aunque soy una evolucionada feminista, aunque mi curiosidad feminista y mi inteligencia feminista tienen un desarrollo bueno o alto, sigo encontrando cosas en mí profundamente marcadas por el Sistema patriarcal y sus dogmas impuestos a sangre y fuego siglo tras siglo, y con nuestra total colaboración.

Cynthia Enloe habla de «curiosidad feminista» en un libro publicado en 2004 (The Curious Feminist) que yo compré en 2012. Yo empecé a usar «inteligencia feminista» al entrar en las redes sociales, en algún momento entre 2010 y 2012. Son dos conceptos a los que nos ha costado toda una vida de trabajo revolucionario llegar, gracias a que no nos ha vencido el miedo que a tanta gente vence: que se nos asocie al grupo más denostado de la sociedad, el de las personas capaces de curiosidad feminista y que desarrollan inteligencia feminista. Personas que deberían ser un modelo, una fuente de inspiración, para tanta gente «tolerante-piel-de-elefante», que cree que se puede pensar (bien!) sin desarrollar inteligencia feminista.

Rozo ya el borde de la amargura, no puedes ni apuntar nada, ya lo saben todo desde siempre, no nos ignoran, piensan, es que nada de lo que podamos hacer tiene ningún valor, para nada: casi que siento ganas de escupir, por el empecinamiento tan destructivo y cruel que enfrentamos. Por esa profunda ignorancia, adicción a la ignorancia, a tapar siempre la violencia, justificarla.

No quieren ni que rechistes, por eso nos hacen todo lo que pueden, de lo más superficial y trivial a la aniquilación pasando por la tortura. Ningunean una labor vital para la especie, obliteran su rastro, odian y desprecian a sus exponentes, como si en ello les fuera la vida, la vida de siervos del Sistema. Pero son buenas personas que se esfuerzan, no como nosotras, «las feministas».

Y si acaso tu crítica le abre un mundo a alguna de esas personas (que, difícilmente, pero ocurre, yo lo he visto), lo último que harían sería reconocer su fuentes (decir «gracias» por ejemplo), el mínimo respeto.

Qué pesadez tan grande, qué pesadez. Y esto es lo menos menos visiblemente violento de todo.

Quizá David fue Anónima, como siempre.

Este tema es continuación de ¿Qué son las lenguas? – capítulo 2 (1) – Ir a Página Lecturas de Lingüística con posts

La sección «Vocabulario estándar» de este capítulo, de la 43 a la 49 está muy bien [saco citas en capítulo 2 (3)], y eso hace más dolorosa la falta de uso de una inteligencia feminista, que podría haber proporciona varios ejemplos a lo largo de este capítulo: ¿cómo es posible que el análisis y la acción noviolenta lenguaje feministas no hayan aportado nada relevante para este análisis? Es imposible. En este capítulo hay varios momentos en que sería relevante poner ejemplos del análisis feminista del lenguaje y de cómo este movimiento social ha transformado el lenguaje.

El análisis feminista del lenguaje no existe en nuestra mentalidad de por defecto y esto no se debe a la escasa relevancia del feminismo, precisamente. Basta analizar cómo se ha beneficiado el lenguaje estándar de la inclusión de las mujeres en los últimos 30 o 20 años (empezaron a dejar de reírse e insultar abiertamente ya en el siglo 21, aunque también entonces se produjo la patética reacción de que «hombre» era neutro, cuando nunca lo había sido; el ridículo hecho en palabras de «Me revienta/pone de los nervios -en lenguaje de «mujeres»- y Es ridículo el uso de -en lenguaje de «hombres»- las arrobas»! (ridículo a dos bandas: 1. la propuesta de nombrar a las mujeres no nos dice que haya que usar arrobas, 2. Por qué pone eso «de los nervios»?)

Basta ver con qué facilidad asimilamos palabras tan raras como DVD o ipod y cómo aunque se haya extendido el uso de, por ejemplo, femeninos que no son ridiculizantes como antes (p.e., en profesiones: ahora «presidenta» no es la esposa del presidente, alguien que sin haber tenido más mérito que el de enamorar al varón en cuestión se arroga estatus), consistentemente hacemos como que no ha pasado nada, cuando no directamente nos burlamos.

Más, la creatividad lingüística humana, tan abierta a préstamos e invenciones expresivas, ¿por qué sufre tal ceguera frente a los usos del lenguaje que pretenden incluir y conceptualizar mejor a personas de diferentes grupos cuya existencia ha sido borrada del lenguaje, o cuya existencia no ha tenido acceso al lenguaje? ¿Por qué se ven y asumen palabras que el mercado quiere que usemos y consistentemente se practica el no ver ni entender con palabras sensibles a la justicia social? ¿Cómo se va a analizar la estupidez y el no-carácter científico de instituciones (es lo único que son: paquidermos de la pompa) como la RAE sin incluir los hechos lingüísticos de la transformación hacia la justicia social, hacia el derecho a ser nombrada la existencia de quienes no tenían ni ese derecho? ¿Por qué en Lingüística no se va a tener en cuenta la realidad de transformación conceptual y nominal que nos conduce a un mundo mejor, menos violento e injusto? Y no digo en monográficos del tema, digo en el explicarse de cualquier otro tema de lingüística.

La gente de Lingüística tiene que incorporar los usos transformadores de la realidad hacia la justicia, porque además han hecho mella en el lenguaje. Hay que hacer un esfuerzo. No vale con dejar fuera el análisis feminista del lenguaje, pues el modo por defecto dista de incluir algo tan valioso e interesante y que desde luego ser neutro o científico: se convierte en una acción a favor de la perpetuación de la no existencia humana de las hembras humanas y en especial de ellas como pensadoras. De Saussure explicó bien lo de que el uso de la lengua es lo que importa, pero hay también que explicar el potencial transformador de las lenguas respecto a la propia realidad social, ese pre-uso que luego se vuelve uso común generándose una realidad social muy distinta (no sólo vamos a tener en cuenta las realidades del mercado, repito),  o que no y por qué, la dificultad que entraña construir un lenguaje que refleje que las personas son personas más allá del hecho del racismo, la misoginia, el nacionalismo, el clasismo…

El resto del capítulo (hasta la p. 59) también está muy bien (incluye “hablar bien y hablar mal”) y también se beneficiaría mucho si incorporara la inteligencia feminista.

(He seguido leyendo el libro, que a mí me parece maravilloso, y por ahora la crítica que hago aquí sólo me ha surgido con mucha claridad -quizá no haya dado con las palabras aún- en el capítulo 2.)

Siguiente post, citas: ¿Qué son las lenguas? – capítulo 2 (3)

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de Enrique Bernárdez (1999) – Ir a Página Lecturas de Lingüística con posts

SUBRAYADOS Y APUNTES EN EL LIBRO

¿Qué es una lengua? (pp. 25-26)
«las lenguas humanas, pese a sus enormes diferencias entre sí, son esencialmente variantes de la misma cosa, igual que todos los seres humanos somos» «variantes de» «una misma especie».

La lengua: un dialecto con ejército (pp. 30-31)
«algo es «una lengua» por motivos sociales y políticos, no lingüísticos. Y aquí vuelve a aparecer un problema: los lingüistas utilizamos el término lengua en forma muy diferente a cómo lo usa la mayoría».
«Que catalán central y valenciano son dos lenguas es una cuestión puramente política, no lingüística. Si se decide que inglés estándar norteamericano y ebónico son dos lenguas distintas, se hará igualmente con criterios políticos y tendrá consecuencias político-económicas: por ejemplo, que para garantizar el aprendizaje del inglés estándar por los niños afroamericanos habrá que dotar de fondos adicionales a las escuelas y otorgar formación, consideración y paga especiales a los maestros encargados. El tema está claro: ¿quién decide? No una comisión de lingüistas, sino el Senado de los Estados Unidos, una institución política.»

(Nota mía: ese hecho de la realidad del poder (la política concebida por poder) no implica (¿o sí?) que equipos interdisciplinares que incluyeran a lingüistas necesariamente, en especial a gente de lingüística que comprende el papel condicionante que tiene el lenguaje a la hora de que se conciban ideas y relaciones, estuvieran óptimamente capacitados para decidir cuestiones políticas relacionadas con el lenguaje. Es decir, el único motivo que racionalmente (racionalidad empática y no la patriarcal, tan anacrónica realmente para el conocimiento de que somos capaces ya) pueda existir para ignorar los análisis de la gente dedicada a la ciencia del lenguaje sería que ésta siguiera ciega a todo lo que se puede descubrir con una mirada más libre, y que siempre es lo que tiene que ver con las revoluciones/transformaciones sociales, sobre todo, las feministas).

«En Indonesia se hablan muchas lenguas pero la oficial es el indonesio, el bahasa Indonesia o «lengua de Indonesia», derivada del malayo hablado en Malasia y Singapur. ¿Son dos lenguas distintas? El siglo pasado por estas fechas no había duda: eran, efectivamente, la misma. Hoy día hay ciertas diferencias en todos los aspectos, desde el vocabulario a la pronunciación y la gramática, en parte porque muchos neologismo del indonesio proceden del neerlandés mientras que en malayo se derivan del inglés. Lo cierto, sin embargo, es que quien entiende una entiende la otra prácticamente sin ningún esfuerzo.»

(Como pasó con el serbocroata tras las guerras en los Balcanes a la muerte del dictador Tito: ahora el serbio, y el croata, y no es sólo político en el momento en que las fronteras contribuyen a desarrollos de las lenguas independientes y por tanto, con un alto porcentaje de posibilidades de que vayan desarrollando diferencias, sin saberse hasta qué punto, ¿hasta el punto de no entenderse sin dificultad?

Una cuestión aquí: esto podría tener relación con la vergüenza que me da a mí (superada finalmente la no transición que tuvimos y la dictadura y sus destructivas políticas con las lenguas), hablante de español castellano, llamar a la lengua que hablo (no a la variante que hablo) «castellano», pues «español» es a mi modo de ver, una lengua hablada por diferentes comunidades y pueblos, y éstas y éstos serán también variantes de esa lengua común que compartimos. Así, si estoy en Catalunya, tenderé a adaptarme a emplear el término que se considera aceptable al nombrar ‘español’, y que es ‘castellano’, sin embargo, en Catalunya hablan español catalán (como en Andalucía hablan español andaluz, o en Galicia, español gallego: todas «español» pero todas con sus rasgos culturales distintivos plasmados en la lengua), digamos, ese estándar y no español castellano, pienso. En el ámbito internacional, sin embargo, mantengo el uso de «español» para nombrar la lengua que hablo yo al margen de la variante de esta lengua que yo emplee. Igual que llamo «inglés» a las variantes de esta lengua en Canadá, Gran Bretaña, Sudáfrica, India, Estados Unidos…

Y sobre entenderse sin esfuerzo: ¿cómo establecer el grado de esto? Según me consta a mí, la gente de habla portuguesa comprende bastante el español y que la gente hispanohablante no parece comprender nada el portugués, aunque de hecho se escuche que «se entiende bien».)

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Si bien hay mucho a lo que atender del feminismo de la igualdad y del feminismo de la diferencia, como feminista quisiera exponer por qué no me considero una feminista de la igualdad o de la diferencia.

Está el plano teórico y el de la vida práctica. Al no ser yo una estudiosa del feminismo, abriendo este tema sí me alegraría recibir alguna aportación al respecto. En lo que respecto al plano de la vida práctica…

La cuestión de la igualdad de derechos y la cuestión de identificar del ser mujer con el mundo simbólico de la madre (con su capacidad de gestar) no me parecen aproximaciones pensantes transformadoras de un mundo regido radicalmente por el sistema sexo-género patriarcal, un sistema, por su parte, que ignora la naturaleza humana y en general del mundo animal, y haciéndonos creer que está basado en hechos biológicos.

Los derechos se establecen desde una ideología, y al estar tratándose en el marco del sistema patriarcal, los derechos humanos se conciben desde el patriarcado. Da igual que las ideas que han ido más allá nos digan que todas las personas de la especie deben no ser objeto de comportamientos abusivos; en el marco del feminismo de la igualdad se acepta que lograr unas cosas implica dejar otras cosas, se aceptan, como en política (y por eso la política no parece un lugar bueno para el activismo social, al menos coherente), el mundo de prioridades que se establece en función de lo que la ideología patriarcal pueden asimilar, y curiosamente, a esta ideología se le da muy mal entender que las mujeres son seres humanos y que deben ser ellas las que decidan si quieren o no ser madres, o cuando, cómo y con quién.

El feminismo de la diferencia desea construir un mundo simbólico para «las mujeres» puesto que ellas han sido, como en el lenguaje y por tanto en la cultura patriarcal, omitidas como personas con una mente humana, y no tienen nada, como personas, sólo como mujeres, y como mujeres son, patriarcalmente, inferiores a los hombres, que sí pueden ser personas, además de personas-hombre. Esto ciertamente lo echamos de menos. Yo misma el otro día, al escribir un poema (y por poner un ejemplo) «me inventé» a Sírsifa, condenada a subir eternamente una piedra. Sin embargo, desde mi punto de vista, cualquier idea que dé a la constitución biológica una explicación sobre lo que somos las personas, nuestros grupos, es peligrosa y tiene necesariamente que ser injusta con alguien, pues en la naturaleza hay todo tipo de posibilidades de constitución biológica, y en una especie con imaginación, sobre todo y además, la constitución biológica no es tan determinante para la vida humana como la mente humana: la imaginación, la cabeza-corazón, pues en la mente nacen los pensamientos y los sentimientos, el lenguaje, las relaciones. Así, si biológicamente sólo las personas con útero pueden gestar a otra persona en su cuerpo, humanamente (desde la inteligencia humana), desear gestar, por no decir todo hecho que pudiera vincularse a la gestación, es algo que puede sentir cualquier mente humana. Así, si hay personas con un deseo de cuidar a pequeñas personas, lo que esto pueda tener que ver con la biología es ciertamente insignificante frente a querer hacerlo, desear hacerlo como persona que utiliza su mente humana.

«La imaginación al poder» (como «la libertad sexual», por cierto) es una idea que no se ha podido asimilar aún. Como personas con una mente humana (puede verse en el día a día), la biología juega un papel no fundamental en el tipo de vida que desarrollamos. Lo que desarrolla un papel fundamental es la ideología patriarcal y su sistema sexo-género. Si bien esta cultura determina profundamente no sólo nuestras relaciones sociales, nuestras sociedades, sino también nuestras relaciones íntimas y la constitución de nuestras personalidades o formas de ser, estar y actuar, tendríamos que saber con claridad, que esto que determina no es la biología, sino la cultura (p.e. ¿qué hay de biológico en querer cierta marca de ropa, en mirarse al espejo, escribir poemas, en darle la mitad de bocadillo a otra persona que no volverás a ver cuando pasas hambre?, ¿qué hay de la biología del sistema sexo-género en estos deseos?), y que como especie tenemos mucho más potencial, el potencial de trascender esos papeles patriarcales para desarrollarnos como civilizaciones inteligentes, con personas libres del mundo de identidades que nos han convertido en una especie tan violenta, tan confiada aún en que la solución a los problemas pasa por la violencia, en lugar de por el mejor uso de este tesoro que es la inteligencia humana, capaz de empatizar con sufrimientos ajenos y de colaborar para el bien común de cada grupo que decida constituirse como tal.

Cuanto más ahondamos en lo que es el Sistema patriarcal, más claro se ve cómo éste ha usado la biología, el miedo a la muerte, y el miedo a la carencia para desarrollarnos como sociedades violentas. El genio del sistema no ha sido aplicar la tortura y el asesinato únicamente: ha sabido convertir en violencia todo lo que toca, el lenguaje, el silencio, los sentimientos, las estructuras…

Por eso, desde aquí entiendo el eslógan que usamos en esta época, «La revolución será feminista o no será«. No podemos acceder al cambio profundo de las sociedades que creamos en nuestra interacción (sería bueno que la mayoría entendiese que el sistema de violencias patriarcal no se sustenta sólo por la ejerción de la violencia física, sino también por los silencios de las mayorías, o por sus acciones directas violentas masivas, por ejemplo) sin aprender a ver desde otro punto de vista lo que somos. Y viéndolo, si se tiene el valor de verse, hará falta más, hará falta más: autotransformación. No hay revolución social sin la transformación de la mente individual.

Se empieza a saber ahora que formaciones tan perfectas en tantos sentidos como la forma V del vuelo de las aves, por ejemplo, no responden a un plan global de la especie, ni a que sigan a un líder (mentalidad patriarcal). Responden a unas pocas pautas que sigue cada ser individualmente (el gráfico que adjunto, de la red, es un pequeño ejemplo, pienso, de lo que hacen, pero para la especie humana!). Sin embargo, crean un conjunto eficaz, armónico y bello! (esto último ¿lo notamos sólo nosotrxs?). Como especie humana podemos combinarlo todo, porque tenemos imaginación, pero tiene que acelerarse el proceso de comprensión más inteligente de cómo sobrevivir y vivir en el planeta, y éste no puede ignorar la necesidad de convivir.

De qué me sirve leer a Hemingway si yo aprendí el valor de mi madre

y no nacía del egocentrismo y los mitos,

sino del amor a vivir, la imaginación libre y la empatía.

Si yo no tengo que aprender a ser el desahogo de los Héroes,

a tortas en sus caídas, a violaciones en sus frustraciones y alegrías,

porque las mujeres me hablaron en mi adolescencia del placer,

y aunque tardé algunos años (por los acosos e insistencias),

finalmente seguí su consejo: elijo cuándo y con quién.

Si mi lenguaje es claro por distintas razones, como ves,

puentes de lianas para vuelos que arriesgan,

vegetación espesa con olor a bosque o a mar,

raíces entrelazadas, olor a estratos de tierras,

nada que ver con la imposición, la prevalencia,

esa triste y violenta identidad. Si pertenezco

a la saga de lo invisibilizado que es evidente porque

no recibí la suerte de nacer con esa arma que es Tener Cojones,

bolas de plomo para aplastarlo todo y así, ¡así¡, elevar

al Hombre a su gloria… El Hombre –lo último que yo querría ser, psicópata–

ese guerrero violento de paja, abuso y miedo.

 

No soy de tu mundo, aunque lo conozco bien. Tú, sin embargo,

no sabes nada del mío. Nunca nos has echado de menos,

nunca nuestras mentes… humanas como la tuya,

tuyo y vuestro ese crimen contra la humanidad.

Yo aspiro a otra cosa, a mucho más.

Lee tú a Hemingway, si lo necesitas.

 

(Modificado el 11 de septiembre, 2012)

Todos los organismos vivos modifican su naturaleza, y sin duda sus acciones, dependiendo de su interacción con el ambiente. Para el caso de la especie humana, yo entiendo que lo cultural, no lo potencial cultural, lo encarnado por la minoría, sino lo cultural predominante, conservado en el tiempo por los usos y la tradición, impacta, a su vez, cómo concebimos las cosas (como un gen), y la ideología patriarcal está profundamente enquistada en nuestras mentes, de ahí la necesidad de la inteligencia feminista. Pues bien, hay un aspecto extremo en esta ideología, y es la crueldad radical hacia las mujeres, lo que nos cuesta empatizar con ellas y siquiera nombrar los horrores que han padecido a lo largo de la historia y padecen (ya que mujeres con las opciones que mi sociedad ofrece y yo me busco son una minoría en el planeta), para ponerles remedio desde la raíz, y no paños calientes. Cuando el Hombre analiza su opresión, es análisis que lleva al progreso, cuando las mujeres lo intentan, es victimismo. Cuando el Hombre exige derechos, es un héroe. Cuando las mujeres lo han intentado, se las ha guillotinado, en todos los sentidos, y cuando hemos logrado algo como grupo –el que yo esté aquí escribiendo– el Sistema nos ha invisibilizado como actoras, es todo producto del dios Hombre.

Hay un horror extremo invisible en cómo el Sistema patriarcal ha explotado a las mujeres, sometiéndolas al tiempo física, ideológica y materialmente: la profundidad de este horror se mide en cómo se conciben y nos concebimos las mujeres, la dureza con la que las propias mujeres han juzgado a las otras en esta función de gestar, parir y criar, sabiendo lo que sabían, sabiendo de lo que ha sido y es el horror de que tu cuerpo sea utilizado como desfogue del macho, y del que se espero subsiguientemente el sometimiento absoluto a la maternidad patriarcal, al tiempo que se mantenga la violación o sexo patriarcal, pues el patriarcado identifica el placer masculino con el abuso del cuerpo femenino. Y a esto hay que sumar el mayor invisible: la humillación que es para una mente humana verse reducida a un contenedor para gestar, parir y educar para el único Ser Humano, el Hombre, como un objeto, como un ser de segunda clase.

Lo sé porque mi mente me lo hace a mí. Y la gente que me rodea lo hace continuamente, hacia mí, hacia gente con más claridad que quienes secundan la mentalidad prevalente. Porque lo escucho en todas las mujeres conscientes, feministas, y sin duda en el resto. Porque sé que ha ocurrido a lo largo de la historia, basta leer esos vestigios de que las mujeres existieron. Pondré ejemplos un día que tenga tiempo. Esto es sólo un apunte, porque no quiero olvidar el tema. Daría para un pequeño libro, muy útil para muchas, por lo que nos ahorraría, y por lo que podríamos avanzar, pienso.

Nos conducen al matadero que nos hacen construir enfermos de muy variados grados,

desde el que generaría compasión por su posición humillada si no fueran tan graves para tanta vida sus silencios y sus actos, su participación escudada en ser voz de la mayoría cobarde que obedece siempre antes que pensar o sentir, la participación en esa expresión máxima del horror que es el linchamiento de quienes son capaces de hacer algo distinto a destruir y machacar, desde esos grises empleados,

al tarado, el que no acepta ningún límite al uso y la diversidad de la violencia, siendo capaz al tiempo, por ejemplo, del máximo horror: ternura ante su niña adoptada, hija de la presa secuestrada a la que él ordenó violar en masa a sus obedientes seguidores y parir «como una perra» en un suelo de piedra que retumbaba por los gritos.

Sin embargo, disponemos ya de evidencia empírica para describir científicamente su poder: ubiquémosla en algo muy concreto que nos sirva para ilustrar uno de los cambios más profundos y perseverantes a lo largo de esta monstruosa historia de la crueldad.

Hemos recogido estos datos en un documental que reconstruye qué sería de la naturaleza si habiendo vivido nuestra especie en el planeta, dejáramos de estar — imaginemos que esos líderes tarados han usado las armas que multiplican hasta la náusea y han abandonado el planeta para llevar su lamentable historia a otra tierra. Esperamos que dicho documental de base empírica funcione como la poesía, metafóricamente. En él, esa naturaleza supuestamente amenazada ahora con ser extinguida por nuestra especie se iría tragando nuestros vestigios, y ese rastro del Imperio de Incapaces que temblaron tanto que sólo pudieron destruir, sin templanza pues para ninguna otra cosa, esos ejecutores del deshecho que cosieron a violencia lo mejor de la especie, la verdadera humanidad, quedarían reducidos a nada, por la fuerza de la vida.

Análogamente, la verdadera humanidad ha sobrevivido a siglos de una gama indescriptible de horrores que supuestamente la moldearían. Ideas taradas impuestas a través del terror, modos indescriptiblemente tarados de relación, acciones taradas hasta la náusea, palabras de la tara que es justificar la pesadilla del infierno inventado por los cobardes. Han fracasado. Por el momento, se han impuesto, pero no han podido borrar de la vida aquello que podría gobernarnos como especie, sacarnos de la barbarie. Hablamos de un hecho demostrable, que debemos recordar al despertar para no dejarnos confundir, que debemos transmitir para ampliar nuestra red vital.

Han fracasado, una y otra vez, han sido incapaces de reducirnos a lo que son. Desde esta visión más amplia, aparecen como un error de la naturaleza y como tal, están abocados a la extinción. El potencial de una especie es más poderoso que sus taras, al menos es posible considerar este desarrollo de la vida. Porque la vida es más poderosa que la muerte, por su fuerza y su diversidad, y tenemos base empírica para saberlo.

La mente humana no ha podido ser reducida al patético modelo del Sistema, que siempre ha sido cuestionado por personas con mucho más valor para la especie, un Sistema que siempre ha fracasado, por tanto, en su demencial aspiración a ordenar la vida usando la provocación del sufrimiento y el asesinato. Siempre ha habido seres humanos capaces de pensar y sentir lo que la Saga de la Tara quería borrar de nuestras naturalezas. Si no lo ves aún, empieza al menos a dejar de sumarte a su demencia.

Rechazando radicalmente seguir a las masas del linchamiento, generación tras generación, siempre, sin excepción, con lo que sería valor, solidaridad, inteligencia, han existido las PERSONAS libres.

No te rindas, no tienen razón y te odian. Qué respeto puede merecer alguien que ejecuta sentimientos tan faltos de inteligencia.

Nuestra historia es demasiado joven como para que haya quedado demostrado que no terminará la racionalidad empática gobernando nuestros conceptos, lenguaje y acciones.

Que sigan linchando en sus pequeños puestos de poder. Eso sólo es síntoma de su incapacidad. No te desvíes de tu camino, aunque puedas verlo todo. En tu vulnerabilidad está el germen de la liberación de la especie de este ejército implacable. Visualiza tu valor.