Los zarcillos del afecto

no perduran en todas las personas,

he aprendido.

El afecto se esfuma:

rastro de humo

de una extraña en un tren

con la que se mató el tiempo;

la sangre de la memoria,

la conexión, esa posibilidad

de un mundo empático.

Constituye un problema, sin duda:

una sociedad sin tiempo

para el afecto, sin ganas,

sin generosidad para vivir.

Camino descalza

michelle renyé

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