Tag Archive: inteligencia feminista
Algo que es costoso aprender sobre mundo adulto en culturas patriarcales de violencia prevalencia (que nos machacan tanto la racionalidad empática y la natural solidaridad, juntarse y cuidarse) es que cuando la gente se queja, no quiere soluciones posibles, no quiere más que quejarse y dar voz al afán de hacer(se) daño, validando que eso es lo que alivia y desahoga. Esto es muy difícil de entender o aceptar como estado de cosas cultural para la gente más creativa o racional empática, muy inadaptada en la cultura prevalente (y recordar que puede padecer múltiples sistemas de opresión, dada esta cultura parque temático de lo peor de la especie hecho norma). Lo prevalente es que está gente, ella misma, sobre todo si no está en el grupo Hombre, se crea tonta o incapaz, que tiene que aprender mejor, que no sabe resolver el problema porque no entiende nada, aunque la intuición (inteligencia sin palabras en este caso por tabús culturales a todo lo bueno) te diga que el problema no eres tú. La gente adulta de los patriarcados de violencia prevalencia es transmisora y enforcer (aplicadora) de la cultura de prevalencia y violencia, transmitiendo su irracionalidad y violencias en los modelos de ser y de relacionarse, para dejar claro que no hay más opción que nuestra peor opción.
Escribo esto para que no pierdas mucho tiempo y esfuerzo en dudar de ti. Sigue tu camino sin dudar de ti más que lo lógico. Todo en la cultura prevalente te quiere No-tú, no-humana, y necesitarás mucha energía para perseguir lo que ves posible, lo que eres.
Palabras. Cuaderno de apuntes de michelle renyé
ANÁLISIS ES DIFERENTE A TESTIMONIO. Es problemático, no ayuda ni al movimiento social, ni a la población que desee entender y ayudar a construir soluciones, que cada vez que las mujeres que padecen guerras o violencias hablan de ello se ubique en que se trata de sentidos o conmovedores testimonios. Son análisis basado en experiencias. Verlo como testimonios es condenarlo a que no sea escuchado como análisis, como material fundamental para la búsqueda de soluciones. Así llevamos siglos, la ideología patriarcal sigue desvalorizando y distorsionando las fuentes de lo que puede ayudarnos a salir de tanta irracionalidad y violencia.
EXAMINAR EL PRIVILEGIO. El Hombre (las personas que son vistas varón por la sociedad) de las culturas patriarcales creen que atienden a las mujeres cuando él le pide atención a ellas.
Esto es un hecho observable en todos los ámbitos, pero que no se ve (lo evidente no se ve, como siempre) por la tara ideológica patriarcal. Es sólo un síntoma más del complejísimo problema del milenario sistema sexo-género patriarcal.
Si los hombres desarrollaran inteligencia feminista la cosa iría mejor para todo el mundo, y nuestra superación de este tipo de sociedad, irracional y violenta. Pero el mandato es optar siempre por la tradicional sospecha de que las mujeres no saben ni pueden pensar bien, por ser mujeres (excesivamente emocionales), incapacidad (inferioridad intelectual) o maldad (malos sentimientos). La sospecha es inconsciente y continua, observando se aprecia. Es mu pesao. Dijo Ferlosio una vez, «paciencia, la de las feministas». Alguien con mirada clara para ver lo evidente.
La ceguera patriarcal, ese no poder ver lo que está ahí, es también responsable de que incluso hoy, claro que sí, hoy también, no se ve que las mujeres generan ideas, acciones, que transforman la sociedad, aunque no se las identifique como su causa o generación. Es un poco como esto de los medios de masa en manos de la derecha que hoy suenan igual que en el franquismo, masivamente bombardeando mentiras y malas ideas, y que da igual porque no pueden parar el cambio social, como los berrinches de la RAE que tampoco pueden. En España ya pasó en los sesenta y setenta del siglo 20, al final de la dictadura de derechas.
Y es que por más adoctrinamiento sexo-género, las personas somos también humanas, las mujeres también, y ciertamente nos pueden matar, y obstaculizar mucho con todas las violencia que como grupo padecemos en una infinita variedades de grados, pero eso no cambia el hecho de que somos humanas.
Como ocurre siempre en los sistemas de opresión, el grupo oprimido sabe más del opresor que al revés. De violencias y obstáculos las mujeres sabemos mucho, sea conscientemente o no, mucho más que el grupo con el privilegio de ser ubicado como superior y dirigente, como vital para el progreso humano.
Un poquito de por favor, y valentía para la autocrítica. Un poquito más de escucha y atención.
Recordando a Roberto Echevarría
No le conté a mi amigo (o hermano, feminista) Roberto, de Ecuador, la broma de los gordidedos, porque la reservaba para cuando nos viéramos aquí en España. Aunque trasladáramos el escenario de la terraza de Galdós del Retiro en Madrid (aún no habían aislado la escultura de la terraza) a un chiringuito de Fuengirola en compañía, esta vez, posiblemente, de nuestras parejas (a quienes no conocíamos), pensaba bromear con la tontería de que por qué a él le ponían cientos de gordidedos si posteaba “gatitos” y a mí, una pensadora de la racionalidad empática, la acuñadora del concepto “desarrollar inteligencia feminista” que tanta ayuda a evitar debates muertos, guerras, callejones sin salida, sobre todo en coeducación con personas adultas, la mayoría lectora mía no dejaba rastro alguno de haberme leído, esa pequeña mezquindad –más puzzling o inquietante para el caso de hermanas feministas.
Roberto sí había expresado su aprecio con un gordidedo, como hago yo (esté yo o no de acuerdo con el contenido), a mi aportación de ideas en la lucha “por la construcción de un mundo menos violento e injusto”, como decimos en mujerpalabra.net, y era una opinión valiosa para mí, por la cabeza-corazón de Roberto y porque Roberto leía habitualmente, mucho, enterándose, no como yo, que no soy una buena lectora desde el punto de vista académico-de-lo-que-existe. Cuando empiezo a leer enseguida entro en diálogo creativo. Roberto leía ensayo feminista. Aparte de fotos de animales y de la naturaleza en general, un descanso y un recreo visual del día, posteaba libros feministas, y obras de escritoras.
Aquel día del Retiro me regaló un libro de Beatriz/Paul Preciado, porque le interesaba mi opinión (que enseguida le medio di porque había leído la mitad, que es mucho para mí tratándose de ensayo). Me regaló también un CD de jazz, lo tercero que posteaba y nos unía como hermanos. Se trataba de un músico que yo no conocía y cuyas composiciones él veía como un mundo musical parecido al mundo de palabras que yo creaba.
El regalo de jazz, al escucharlo, me dejó muy impresionada, porque más o menos hasta cerca de los cuarenta yo pensaba que mi inteligencia tenía severas carencias y deficiencias. En mi casa, mi madre siempre la había apreciado, aunque no la tuviera en cuenta para sus decisiones de vida, pero fuera de casa, en el sistema educativo, en el mundo del activismo, en las relaciones de amistad, salvo fundamentales y maravillosas excepciones que no siempre supe usar para crecer en su medida, las personas que no toleran la convivencia con quienes no acatan y repiten, esa mayoría aplastante de autoproclamada “normalidad” o “verdad” (para otros casos), hizo lo que siempre hace, sin querer o queriendo: presionar por todos los medios para tu asimilación por esa masa de acción cultural prevalente, o contribuir a tu destrucción (ese parque temático del horror), por decirlo imitando el estilo de Jo cuando leía sus primeras obras a sus hermanas, en la Little Women (1868) de Louisa May Alcott, que yo conocí por el cine (dirigida por Mervin LeRoy en 1949).
Roberto, sin duda, ha sido una de las personas hermanas en la vida cuya amistad me ayudó a verme más allá de toda la mierda autodestructiva que la cultura te echa encima por ser una mujer en una sociedad patriarcal. La lucha por limpiar la mirada (otro concepto que él identificó como propio de mi trabajo de escritora) la llevamos cada cual, nadie puede hacerte ver, comprender, es un proceso interno. Pero podemos ayudarnos, acompañándonos de formas noviolentas, eso es una forma de apoyarse. Las cosas más importantes son sencillas en realidad (igual que las cosas más placenteras son “gratis”, para horror del Mercado). Hay gente cuya compañía facilita la tarea de vivir y hacer en la vida, y es que la mera compañía en este mundo brutal tiene un valor y un efecto extraordinario. Fijaos cómo dibujaba y pintaba Van Gogh al mínimo signo de vida de contacto, comunicación, reconocimiento de alguien, y mira que enfrentó mucha mezquindad, pero todo depende de todas las partes, y cómo recibía, con qué extraordinaria amplitud mental. Camille Claudel, sin embargo, al estar encerrada y torturada, sólo pudo responder no volviendo a hacer aquello por lo que de hecho dio su vida, crear esculturas. Además de encerrada y considerada loca, esa atrocidad indescriptible, inasumible, revientacabezas, nadie estuvo a su lado (y mira que su cuerpo la tuvo allí no sé si tres décadas o más). MiCamille.
En venganza noviolenta por esa arma de destrucción selectiva que es la envidia ejecutada cotidianamente por “buenas y malas personas”, quería hablar un poco de mi vivencia de la envidia, y de por qué importa el tema socialmente, unas pinceladas.
Aunque he vivido lo de ser objetivo de las personas envidiosas que no solo lo sienten, piensan o imaginan, he tenido un contexto más favorable que me ha ayudado a resistir, y poder ser y crecer por mis caminos. Aunque, como Van Gogh soy muy responsive, creo que si no tengo la obra que ciertamente podría tener como escritora o el impacto en el sistema educativo per se como docente, no ha sido sólo porque mi vida de ideales anarquistas me llevara a trabajar apasionadamente por mi comunidad (la que tenía delante, literalmente), como cuando vivimos en tiempos de guerra convencional, sin una idea del protagonismo del yo y su reconocimiento (nunca me ha sobrado tiempo para presentar proyectos a premios o subvenciones, no sé cómo eso se consigue cuando se coordinan, crean, informan proyectos, no hay tiempo material, y sólo los formularios son una camisa de fuerza y un molde desvirtuadora, porque quienes los elaboran no comprenden, pienso, la innovación, o no tienen tiempo de revisar su trabajo en relación a la realidad).
Mi comentario de los gordidedos nacía del humor, no de la envidia. ¡Ay, el humor, que se usa tan a menudo nada menos que como coartada de la envidia! Aunque la sabiduría popular en España dice que la envidia es el deporte nacional (de hombres y mujeres, aunque se asocie junto al cotilleo, al mundo femenino, presentado como menor incluso en las democracias del 21), creo que ese sentimiento lo sentí en un par de ocasiones, y muy flojito. Debí de procesarlo en seguida para descartarlo como modo mío de relación o asimilación. Creo que hago esas cosas desde pequeña y no sé si le pasa a más personas. Elijo. Asumo la responsabilidad de mi vida. Va con el amor a la libertad. A los seis años ya lo sabía. Y se ve que cuando experimenté la envidia no me gustó, que no estaba en mí como pasión, porque no la he vuelto a sentir.
Me pasó algo así con los celos. Los sentí, un vendaval destructor, en algunos momentos de la juventud, al punto en una ocasión de perder la voluntad, el habla, tres días, después de gritar y llorar como una verdadera posesa unos cuantos días antes, y luego ya, si te he visto no me acuerdo. Tengo la suerte de que mi cuerpo trabaja a mi favor, y cuando mi cabeza no me salva de algo malo para mí porque me vence la autodestrucción aprendida o el desánimo, mi cuerpo viene al rescate. Me ha salvado ya de varias destrucciones certeras, la última haciéndome pedir la excedencia voluntaria en la pública para salvar mi salud (aunque en otra esfera, también fue determinante la opinión de mi pareja), precisamente debido a los hechos de personas envidiosas y de ese grupo humano, uso una pintada de Rafael Sánchez Ferlosio, “Tolerante, piel de elefante”. Cero interés en los celos, en el mundo que incluye los celos. En la juventud, puedes llegar por accidente a esos mundos, porque desconoces muchas vivencias, pero luego ya sabes cosas y puedes elegir no entrar ahí. Esto lo pienso y lo he experimentado en mi vida.
Del mundo de la envidia, he observado a lo largo de la vida cómo se emplea a niveles de complicación y violencia extremos (por eso no debe verse como una emoción “menor”, fea sí, y como el alcohol, con capacidad destructiva potencial), al punto de pretender destruir las vidas de las personas, o intentarlo, claro. Introduzco un punto para subrayar esto: Intentarlo porque para destruir necesitas a todas las partes, ¡también a la que es objeto del afán destructor! Y a veces les sale muy mal, porque la persona no se deja destruir, no está en su naturaleza, a pesar del adoctrinamiento patriarcal a las mujeres, que afecta, pero no a ese punto. Cuántas personas admirables ha habido resistiendo esa brutalidad… Y ciertamente, la especie se ha quedado sin todo lo que podrían haber aportado, que es mucho más de lo mucho que ya es que resistieran y existieran.
Los movimientos social y artístico deberían abordar el tema de las personas que operan por envidia, siquiera para que seamos conscientes de todos los obstáculos y daños que generan, el espacio que le quitan a la sororidad y la solidaridad, a la colaboración y el apoyo mutuo, que son las cosas que nos ayudaron a sobrevivir en la prehistoria, cuando como especie éramos poca cosa frente a grandes peligros a nuestra supervivencia.
Como educadora a nivel profesional remunerado, pienso también que hay labor en plantear el tema en el sistema educativo, para ayudar a comprender que vivir en la envidia no es sólo malgastar la vida propia, si sólo se piensa en sí: es vivir cada día así, míseramente, una vida pequeña y mezquina, sin capacidad de mirar al frente y mucho menos contemplar el mundo y respirar. Y es hacer un daño importante a nuestra evolución hacia mundo más justos y menos violentos. Porque en la envidia se practica a diario con el lenguaje, la actitud, los hechos, los sentimientos, las ideas, todas las violencias patriarcales que justifican este sistema de violencias, siempre la sacrosanta violencia, forzar, imponer, juzgar, condenar, por identidad, por la libertad humana creativa y de pensamiento, esa sustancia de ser y estar.
Creo que el modelo de elegir pasiones (por ejemplo, la de despertar con la resolución de la alegría, por más difícil que lo pongan las personas y sistemas, y aunque a veces se tropiece y falten fuerzas y visión, contando con todo ello, la compleja realidad) tiene que crearse conscientemente como un modelo humanizante que dé más a cada persona y a la comunidad, porque hay una conexión íntima, igual que en toda vida cotidiana se rastrean las grandes guerras.
Con Roberto, no pudimos reírnos con mi broma de los gordidedos y los gatitos, que amamos con espontaneidad y resolución. Su Thelonius, y por aquí, quienes nos han adoptado y nos traen locatis, la Osipanda Gorgorita Porfavor y el Negrito Marramiaú, que son quienes reciben visitas, no de gatas y gatos callejeros como nos pasaba antes de que llegaran, en las madrugadas (que somos de acostarnos a las tres), sino de gatos vecinos, sobre todo de Totó el Destructor, que viene a descansar y nos bufa cuando le peta, como un poseso, porque lo educaron personitas y no se atreve a hacerlo en su casa por si lo castigan.
Traducido por michelle renyé (diciembre 2021, mujerpalabra.net)
Audios en inglés y español en Soundcloud, Literatura con inteligencia feminista (michelle renyé)
https://soundcloud.com/michellerenye/snow-white-the-seven-dwarfs-by-anne-sexton
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28 dic 2015: POR QUÉ TANTOS SIGLOS DE PATRIARCADO. Recordatorioooo. El patriarcado lleva siglos operando no sólo porque es un complejo Sistema de violencia sino también porque sigue habiendo una mayoría que lo ve bien, «natural», «impepinable», pues el patriarcado educa en dos ideas fundamentales: que el sistema sexo-género es biológico, o sea, el absurdo de pensar que tener pene o vagina determina lo que una persona es capaz de hacer, ignorando su inteligencia o mente compleja, y que la violencia es inevitable, «natural» también, «resolver problemas» usando todos los tipos de violencia posibles e imponer la voluntad del más violento porque para algo nos «lidera».
Con toda probabilidad, en todos los siglos ha habido PERSONAS que expresaron que creían en o sabían de (porque podían hacerlo) otro tipo de mundo, uno donde las PERSONAS pudieran buscar su identidad más allá de los papeles ofertados por la sociedad, y donde personas y comunidades pudieran organizarse y resolver sus problemas usando la racionalidad empática en lugar de la violencia.
PERO RECORDEMOS QUÉ LES PASÓ A ESTAS PERSONAS. Ignoradas en la Memoria de la Historia es lo menos que les pasó.
Con todo, siempre existirán y parece que desde el siglo 20 SOMOS MÁS, cubrimos un porcentaje mayor que antes.
En resumen, que no hay que olvidar que seguimos siendo DaVidas frente a Goliat, pero también que en la lucha tenemos que entender que no es que lo expliquemos mal. Aparte de que desarrollar inteligencia feminista es imperativo para superar el patriarcado, y que esto es un proceso, lleno de grados, es que hay gente que apoya la sociedad patriarcal porque les ofrece lo que prefieren o les gusta. Eso sí, es todo un indicador que incluso esas personas no quieran ser llamadas «machistas» en público, y te intenten machacar si lo haces, aunque lo hagas con argumentos empáticos y amabilidad.
Jose Madrid: Decía Foucault que el poder es el resultado de una relación de fuerzas, es decir, la resultante de fuerzas opuestas, igual que en mecánica. En ese sentido, es obvio que la tendencia de esa relación entre patriarcado / feminismo, se va inclinando poco a poco, cada vez más del lado del feminismo. En efecto, que a nadie le guste ser llamado «machista» en público es, en términos foucaltianos, un índice de que los enunciados patriarcales van dejando sitio a los feministas.
Inteligencia feminista = enunciados y visibilidades feministas.
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13 enero. Comentando… EEUU como ejemplo de patriarcado radical: A la profesora que se enamoró de un estudiante de 13 años, con quien mantuvo relaciones sexuales porque él también quería, la acusaron de violar a un menor y 7 años de cárcel, a pesar de que el joven y la madre de él testificaron que no era violación. Esto en un país donde cada 3 minutos un hombre viola a una mujer, y seguro que no se incluye violaciones intrafamiliares que nunca llegan a ser denunciadas, o con conocidos. La profesora, cuando salió de la cárcel, volvió con el chico, y llevan 10 años felizmente casados. Eso sí, los medios analizan con expertos lo perturbada mental que está ella.
Si tuvieran ese interés por el verdadero problema de violación en las sociedades patriarcales de este planeta… Ya sólo eso, sería una verdadera revolución.
A la profesora que se enamoró de un estudiante de 13 años, con quien mantuvo relaciones sexuales porque él también quería, la acusaron de violar a un menor y 7 años de cárcel, a pesar de que el joven y la madre de él testificaron que no era violación. Esto en un país donde cada 3 minutos un hombre viola a una mujer, y seguro que no se incluye violaciones intrafamiliares que nunca llegan a ser denunciadas, o con conocidos. La profesora, cuando salió de la cárcel, volvió con el chico, y llevan 10 años felizmente casados. Eso sí, los medios analizan con expertos lo perturbada mental que está ella. Si tuvieran ese interés por el verdadero problema de violación en las sociedades patriarcales de este planeta… Ya sólo eso, sería una verdadera revolución
Exploración de maneras de comunicar que luchan por la recuperación del significado de las palabras mientras se trata un tema que a su vez está conectado… Borrador de hoy del borrador de ensayo que intento escribir sobre violencia y noviolencia desde la inteligencia feminista. Con un gracias inmenso a personas como José María, Eni, Marisa, Helena, Pepa, Lula, Roberto…
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Es necesario pensar en la violencia de la especie humana desde la inteligencia feminista, y esto implica también pensar en nuestra capacidad para actuar (palabra, concepciones, actitudes, acción) de formas que llamaré ‘noviolentas’ (término que usamos en el activismo de la noviolencia o pacifista). Parto de una idea que he ido construyendo sin querer sobre todo lo largo de mi vida, de persona idealista y activista social, es decir, de persona que intenta mejorar la vida propia y de otras personas de alguna manera, y es que el tipo de sistema social que la mayor parte de las sociedades humanas han desarrollado, el patriarcal, que también llamaré ‘Sistema’ o ‘patriarcado’ aquí, es un sistema de violencia, construido complejamente durante siglos, a base de mucho terror y fuerza bruta impuesta, y por tanto, a base de la renuncia y obstaculización a cualidades humanas asombrosas, como lo son la capacidad de observación y razonamiento, la empatía, la imaginación y creatividad, el pensamiento crítico… Que las personas de esta especie son de naturaleza violenta parece evidente, pero también lo es que el sistema social que nos educa fomenta la ejecución de un complejo entramado de violencias cotidianamente. La cuestión de si seríamos capaces de construir sistemas sociales donde la violencia fuera rechazada, controlada, reducida a su mínima expresión, parece realmente difícil pero no tanto porque no podamos actuar noviolentamente sino sobre todo porque nuestro marco mental para pensar-sentir (la mente humana es donde nacen los sentimientos también, de ahí que yo la llame nuestra cabeza-corazón) está atravesado en todas las direcciones por la creencia de que no hay nada que pueda más que la violencia (cuestión que quizá en el futuro podamos debatir a niveles más evolucionados). Desde la inteligencia feminista, por ejemplo, para mí está claro que si me encierran y esclavizan tengo menos posibilidades de ser y vivir que si puedo físicamente moverme a mi voluntad y pensar en mis cosas, tengo más oportunidad para construir mi identidad y vivir mi propia vida. Dado que las personas somos increíbles, que me encierren y esclavicen no me anulará necesariamente. Es triste haber perdido nuestra historia, pero estoy segura de que habría miles de ejemplos asombrosos. Pienso ahora en un texto de Alice Walker, “In Search of Our Mothers’ Gardens”, “En busca de los jardines de nuestras madres”, sobre la creatividad de mujeres que nunca pudieron dedicarse a ella, por ejemplo, amas de casa de sus familias negras y esclavas de familias blancas. La libertad (relativa) tampoco asegura que una persona se desarrolle idealmente, lo que viene demostrado por las dinámicas de vida en las sociedades de consumo. Algo que también apunta a la complejidad de la violencia aplicada. Y en este texto pretendo intentar hablar de esa complejidad. Pero esto no quita para entender que frente al hecho físico de una violencia para destruirte no queda mucho espacio para construir. Y pienso ahora en el hambre cuando el hambre llega al punto de afectar el funcionamiento de la mente humana, que no recibe el alimento físico que precisa. Y al tiempo, que dado que la violencia física no puede mantenerse continuadamente porque llevaría a la autodestrucción física, que existe mucha violencia orquestada, que no vemos, y/o que aceptamos como hecho biológico o “natural”, y que siempre justificamos, incluso cuando manifestamos que nos hace daño (por esto yo tengo problemas con la idea de ¿sadomasoquismo como práctica de liberación sexual? del Manifiesto Contrasexual: sería, si lo entiendo, ¿liberación o perpetuación del Sistema de violencia? Que se vincule el placer al dolor es una idea o realidad altamente sospechosa para mí, considerando el tema desde la inteligencia feminista, desde la consciencia de lo que ha significado para las mujeres ese hecho en las sociedades patriarcales, que vinculan la violencia al placer tomando como objeto de la violencia siempre al mismo grupo).
¿Seríamos capaces como especie de construir sociedades que no se basaran en el uso de la violencia a todos los niveles, como los patriarcados: conceptual, actitudinal, de palabra y en las acciones? Si bien es difícil imaginar siquiera un sí (y habla una persona que decidió rechazar el uso de la violencia física a los 16 años y se hizo pacifista consciente a los 24; también decir que no soy dogmática, y posiblemente gracias a mi inteligencia feminista, que yo, por “defender” el pacifismo no voy a distorsionar lo que intento contemplar que ocurre), podemos decir que la violencia la aprendemos en la sociedad, de todo el mundo, todos los días, es apabullante llegar a poder verlo, quizá por eso evitamos con tanto afán verlo. Y aprender, una cualidad humana asombrosa, es algo que no sólo hacemos continuamente, sino además que necesitamos hacer continuamente. La cuestión es que la mayoría quiere aprender el sistema de violencia porque es nuestra tradición, son los usos y costumbres que, se cree, irracionalmente, nos han traído hasta aquí, y las personas capaces de ver que podríamos ser de alguna manera mejores quieren aprender a evitar lo que creen nos hace fuentes de violencia. Sobre que la violencia se aprende, si tienes inteligencia feminista lo comprendes con facilidad: en el patriarcado, a las mujeres se las ha prohibido el uso de la violencia, es decir, no es que las mujeres no sean violentas. Las mujeres son personas, y como tales, tienen todos los rasgos de la especie. Pero en el papel que se les asigna en el patriarcado se les ha prohibido el uso de la violencia, física. Esto es importante: decimos ‘violencia’ pero nos referimos a ‘violencia física’. Y cómo sé que las mujeres son humanas y por tanto que tienen el potencial de ser violentas? Porque las mujeres en el patriarcado han desarrollado su potencial para la violencia por otras vías, principalmente, la verbal, pues el patriarcado las ha asignado la tarea de la educación formal de la especie, que es decir no sólo en las aulas sino también en el hogar. Educar sin libertad, teniendo que hacer lo que se espera que hagas, transmitir los valores que se espera que transmitas, para perpetuar el Sistema de organización social, es algo que en la historia del patriarcado se le ha asignado curiosamente a las personas esclavas, y aquí las mujeres han sido el grupo más amplio. Su esclavización, no obstante, es excepcionalmente compleja pues en numerosas ocasiones parece opción, libertad de Ellas a la hora de educar. Y lo parece porque en las sociedades patriarcales es muy importante que no sepamos cosas reales, que ocurren, como que educar es algo que hacemos todo el mundo continuamente. Lo sabemos bien las personas que trabajamos en el sistema educativo oficial cuando somos transformadoras: cómo la pequeña semilla que sembramos queda en nada en el contexto más amplio de la realidad fuera del aula; cómo el aula aparece como un lugar excepcional donde se puede ejercer más libertad para pensar y aprender, aprendiendo a ver y hacer cosas constructivas, que optan por el uso de la inteligencia dejando inoperante así el uso de la violencia, y cómo eso queda en nada cuando, por desgracia queda así en nuestras vidas, se rompe la magia de estar en clase. (Me río y entiendo que estaréis preguntándoos dónde están esas clases. Pido paciencia y apertura mental, porque muchas cosas buenas, transformadoras ocurren a diario por todos lados, protagonizadas por muchos tipos de personas, pero nuestra educación patriarcal nos ha cegado, cercenado la capacidad de ver, y por eso es importante luchar por recuperar la mirada, y por limpiar la mirada, si me permitís el uso de metáforas, algo que el academicismo te dice que no es adecuado para el ensayo. Existen aulas donde pasan cosas buenas aunque el marco sea la educación patriarcal institucional. Y sería absurdo pensar que existe un lugar donde no hay violencia y todo se hace sin ella. Espero poder aportar ideas que ayuden a explicar esto.)
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De la poesía y del activismo feminista por la palabra he aprendido lo importante que es luchar, efectivamente, por el lenguaje y con el lenguaje. Emplearé un ejemplo. Si deseas escribir un poema sobre el amor, sobre el sentimiento positivo del amor, difícilmente podrás transmitir conmoción, emoción usando la palabra “amor” porque automáticamente esta palabra es interpretada desde todo un bagaje cultural y una experiencia amorosa casi siempre distorsionante del amor por todo el mundo. Mirad la de vueltas que he tenido que dar en “La loba” para poder llegar a la palabra y para construir un poema de amor, que refleje el amor a una misma, en el contexto de ser mujer en un patriarcado casi diría la piedad, o por usar una palabra no religiosa, dado lo mucho que la religión ha distorsionado conceptos, la compasión, oh vaya, de nuevo una palabra fagocitada por el dogmatismo de las religiones, digamos, la solidaridad con una misma, o la sororidad con una misma, o, llegamos, el amor hacia una misma, esa lucha por respetarte, seas como seas, hayas hecho lo que hayas hecho, tenerte un poquito de por favor, como aprendí a decir de una serie de la tele.
Publicado aquí: http://www.mujerpalabra.net/creadoras/michelle/pages/poemas_cuadros/poemas/dls/laloba.htm
(Bueno, releyéndolo ahora, aparentemente el amor viene de que la loba está enamorada, pero queda el espacio, el eco, para comprenderse, pienso, una experiencia más amplia de amor. Por desgracia, hace falta inteligencia constructiva, feminista, para poder disfrutar de literatura escrita desde mentes en transformación para la superación del Sistema. Al escribir el poema creí que hablaba del haberme enamorado pero al tiempo siempre tuve la sensación –y por eso se llama “La loba”- de que había un intento de amarme, de reconciliarme conmigo misma, y ahora veo esa lucha mucho mejor, el tiempo te da perspectiva y profundidad a la mirada, porque he sido mujer en un patriarcado y por ello, pertenezco a un grupo entrenado para destruirse despreciándose, subestimándose, ejerciéndose todas las violencias posibles y colaborando con las violencias que el Hombre te ejerzan, que siempre “te las mereces”. Así de brutal es el sistema patriarcal, brutalidad no sólo hacia quienes reciben esas violencias sino también, aunque sea algo diferente, hacia quienes la ejercen, pues les degrada y condena a la versión más patética de persona posible, la violenta.)
Volviendo a las palabras y lo difícil que es comunicar porque están tan cargadas de significados culturales, aprendidos en el Sistema educativo patriarcal. Pongamos la idea de esfuerzo. (Y justificar o explicar por qué escribo ahora de esto es algo que dejaré para luego, a ver si se me ocurre… Pero confío en que lo estoy haciendo por algo diferente a: que tengáis que leer un poema mío, así, traidoramente, en un ensayo sobre violencia y noviolencia, como si fuera una megalómana incapaz de dejarme fuera para centrarme en el desarrollo de un tema.) Escribí un poema que me gustó mucho haber escrito, “Mujer al mar”, y con el tiempo empiezo a ver el valor que podría tener, que realmente tiene (algún) valor, que realmente es literatura (expresión artística personal que pueda valerle a más gente, es decir, que comunique algo, que nos permita sentirnos en conexión, paliar la soledad existencial, you name it, quiero decir, como sea que pueda ser). Y digo esto porque un rasgo de la mentalidad patriarcal, de su sistema de conceptos, de cómo miramos el mundo por ser de culturas patriarcales, es una obsesión irracional negadora de la realidad con el mito de que en el mundo humano sólo una persona hizo algo por primera vez, o sólo un grupo mínimo de personas es capaz de hacer algo, pongamos, escribir Literatura, “buena literatura”. Qué absurdo. (Pero es una idea fundamental para que la masa obedezca y siga al líder. Volveré a esto.) Como si fuera posible que la mente humana sólo generara alguna cualidad cada x millones de individuos. Es casi infantil, en su ignorancia del mundo. El poema, bien, al releerlo un día, un día que fui al mar de nuevo, me di cuenta de algo: el poema empezaba habiendo llegado a la cima de la montaña. Era increíble. Aparecía el descenso, y luego de la llegada, el estar ahí en la orilla del mar. No se aprovechaba la imagen de subir una montaña p
Publicado aquí: http://www.mujerpalabra.net/blog/?p=3036
El poema es extrañísimo si se piensa, y de hecho parece casi ambiguo, no sabes si es “bueno o malo” lo que sucede, hay un misterio, una tensión porque sientes que no es conocido lo que se cuenta, y tendiendo al pensamiento patriarcal, puede incluso rondarte la idea de que haya ido al mar a acabar con su vida. Una tormenta es malo porque es peligroso. Culturalmente, están las mujeres que van al mar a suicidarse, pongamos Virginia Woolf, Alfonsina Storni. Y ahora lo veo claro, es un poema que intenta hablar del esfuerzo que es vivir sin tener que recurrir al mundo conocido culturalmente del esfuerzo: el sufrimiento de subir, el sufrimiento seguir… Se intenta limpiar el esfuerzo, como decía Gertrude Stein que quería limpiar las palabras, “A rose is a rose is a rose” (o leer Tender Buttons), limpiarlas, limpiarlas, para que pudiéramos escuchar lo que dicen. Yo lo veo así. Así veo la poesía, intentando –y ahí está la dificultad máxima- decir con palabras que conocemos lo que desconocemos porque hemos forzado las palabras en una camisa de fuerza que de hecho ha distorsionado su significado. Recuperar el mundo que contiene una palabra y la capacidad de significación de las palabras combinadas. Que es como el esfuerzo humano: cuando colaboramos, lo que producimos es mucho más que la suma de lo que hemos aportado.
Quizá si me llega la inspiración, pueda escribir algo sobre «La ideología patriarcal» o bien «Cómo la cultura patriarcal condiciona nuestro pensamiento» y pasártelo, M, y vemos si escribir algo juntas o por separado o lo que sea!
DEBATE DE LA TELE SOBRE MACHISMO. Alzan las cejas cuando se dice que algo es machista (y todo el mundo lo entendería: ya están «las feministas», qué histéricas y pesadas), que algo está pensado desde la ideología patriarcal. Bien: ¿Por qué es machista dar la explicación de la homofilia para explicar la brecha laboral del pago de los salarios a “hombres” y “mujeres” en las sociedades patriarcales? Nos explican que si eres del grupo “Hombre” tenderás a querer rodearte de personas de tu grupo, es decir, con las que compartes, y decir que lo lógico es que “Ellos” compartan con hombres y las mujeres con mujeres. Pero esta explicación tiene trampa, porque se concibe el mundo desde un sistema sexo-género patriarcal (aunque haya otras concepciones que también crean en que ser hombre y ser mujer es un hecho biológico relevante para la identidad y/o la cultura) y reforzar la idea de que este sistema de afectos, por sexo (género) y se parte de que esto es incuestionable, porque es biológico. Es lo que aceptamos planetariamente como si tuviera la importancia que justifica las sociedades que hemos construido: machistas, por ejemplo y muy clara y duramente.
No cabe en esta mentalidad que puedas empalizar o simpatizar o desear contratar a una PERSONA competente, siendo “competente” el criterio que formaría tu grupo de afectos. Lo importante en el patriarcado primero es si tienes pene o vagina, y claro, es muy primitivo y estúpido ya, como criterio para nada que no sea la fecundación (ni siquiera digo el criar a bebés y educar a personas pequeñas).
No es posible desde la humanidad o el uso real de la mente-corazón, que llamamos inteligencia. No es amor, es sumisión a un sistema de violencia. Intentaré explicarlo.
El ser mujer y hombre según las nociones que de esto ha establecido el patriarcado, las sociedades patriarcales, primero con los “libros sagrados”, y hasta el siglo veinte usando todo lo posible para reforzarlas incluida las costumbres y la ciencia, le ha supuesto a la especie humana una renuncia al uso de la inteligencia y una limitación y distorsión de la propia inteligencia, violencia ejercida contra la persona misma por ella misma, y por la sociedad y sus consensos.
Que una persona (a) pueda concebir que puede tener sentimientos de amor hacia otra persona (b) que no siente ni el respeto mínimo hacia ella (a) va en contra de todo lo que la inteligencia humana, liberada del dogmatismo patriarcal, podría desear y lograr, porque va contra (1) la posibilidad de supervivencia, (2) la posibilidad de construcción de relaciones sociales (que tanto necesitamos porque somos animales sociales), y por tanto contra (3) la posibilidad de felicidad. El querer estar con personas que te hacen daño no es ni natural, ni biológico, ni una realidad humana, sino producto de una educación violenta ideológica que pretende crear sociedades donde haya muchas personas que acepten recibir violencia.
Que el patriarcado es un sistema con especial odio a las mujeres, aunque obviamente sus demenciales concepciones del sistema sexo-género humillen también al resto, lo demuestra este caso que empleo para ilustrar. Y por eso hay tantas mujeres atrapadas en relaciones humillantes y con más tipos de violencia. Y mantenerse en ellas no las va a ayudar a superar la tara en el uso de una inteligencia empática (también hacia ellas mismas) que las proporcionaría una vida muy diferente.
Por dignidad, por rescatar nuestra inteligencia y humanidad, es fundamental pensar, pensar desde la inteligencia feminista, que es la que puede ayudarnos a identificar qué cosas de la sociedad y la cultura no nos son en realidad tan “naturales” y sí nos están impidiendo desarrollar nuestro potencial humano.
GOYAS Y MASTER CHEF INFANTIL. He disfrutado de los Goyas, y me he emocionado con el reconocimiento a la labor de la gente, «hombres» incluidos (aclaro porque cuando eres feminista, la mentalidad por defecto de la mayoría piensa que te joden cosas así, en fin, limitaciones mentales para la gente inconsciente y acrítica). Pero es dulce y amargo, por lo que les toca a «las mujeres». Siempre un ingrediente decorativo, porque sigue siendo real, a pesar de los avances sociales (y comprensible por la cantidad de siglos de una situación sin esperanza social para las mujeres), que es infinitamente más fácil entender el valor de lo que hacen las personas hombre. Esto comparten con el Master Chef infantil. Cómo no nos damos cuenta de lo que le decimos a «los niños» y lo muy distinto que es lo que le decimos a «las niñas» y cómo esto siempre tiene que ver con lo que se consigue y se reconoce a la gente. A ellas, «que se han esforzado mucho y que jamás hubieran imaginado que consiguieran llegar tan lejos», a ellos que son talentosos desde siempre, y todo el mundo lo sabe y lo espera y lo reconoce y… (Son los chicos los que ganan siempre, ellas como mucho un segundo lugar.) Así que niñas y mujeres del mundo, aprended a confiar en vuestras capacidades sin contar con ese apoyo fundamental del reconocimiento social. Al menos podréis disfrutar de desarrollarlas como si el resto también creyera en vosotras. Abajo el patriarcado, que nos educa en la desvalorización de tantas personas!
Cuando una mujer comparte conocimiento
no hay que escucharla, nos buscará la ruina.
Individual y colectivamente,
hay que ignorarla, y arrebatarle sus palabras
con toda la violencia necesaria, mucha, muchas,
que Ella no quiere nunca el bien: pretende el mal.
Unánimemente sobre todo es preciso
jamás nombrarla ni dirigirse a ella.
Sería como nombrar al ángel de las tinieblas, reconocer
como persona a quien ha desatado todos los males del mundo,
obligándonos a inventar la guerra.
Cuando una mujer razona, debemos actuar con firmeza:
tolerancia cero con las locas. Hay que forzarla a su lugar
protegiendo el Orden de los siglos, por los siglos de los siglos,
el Sistema feroz de la obtusa estupidez,
el Paraíso de la violencia y la ignorancia desatadas.
(febrero 2015, revisado en julio)
(Del libro en gestación El Hombre, la civilización monstruosa)
Que los hombres no estén en la lucha contra la prostitución (patriarcal) y el porno (patriarcal) y la violación (atrocidades de guerra patriarcal contra las mujeres, y nada de cosa biológica de necesidad) NO NOS HACE PENSAR a las personas feministas que sea porque ES PROBLEMA DE LAS MUJERES, SU LUCHA (y el colmo de la malformación pensante: que hay que respetar a las chicas y que hagan su lucha). La lucha no habría que hacerla sin agentes que operan, con sus «necesidades» o ganas de hacer daño, dominar o humillar. Sin esa OBEDIENCIA CIEGA al sistema.
Y LUCHAR, ES ALGO QUE PUEDE HACER TODO EL MUNDO EN SU DÍA A DÍA. NO HACE FALTA UNIRSE A NINGÚN MOVIMIENTO. SÓLO HACE FALTA TENER CORAJE Y USAR LA INTELIGENCIA.
RAE y sus excusas patéticas. Dicen que sólo recogen lo que hay (como si fueran descriptivistas y no lo que son: prescriptivistas! Quieren mandar, no recoger la lengua tal y como se la usa la «masse parlante»), y dado lo racistas o despreciativos de colectivos de identidad no respetados, machistas y misóginos, homofóbicos, clasistas y demás que son, les preguntamos: ¿recogéis insultos? Porque recoger el uso (prejuicios) de «gitano» como insulto es recoger insultos. Y recoger cómo evalúan en público los cuerpos de las mujeres en países latinoamericanos los hombres machistas y misóginos tampoco parece criterio adecuado para un diccionario general, y con el agravante de si consideramos la cantidad de palabras que quedan fuera y que sí deberían tener lugar. Que sepamos, los diccionarios de argot y demás van aparte. ADEMÁS, están los derechos humanos de las personas. Y la incitación al odio es un crimen. ¿Qué ocurre? ¿Que sólo según quién diga qué palabra, al margen de la realidad que la respalde o no respalde? p.e. llamar «corrupto» a una persona corrupta y que te denuncie y llamar ladrón a una persona gitana y que no lo sea.
Están tan empapados de ideología y tan empachados de poder (rodeados de gente que los halaga y les sigue la corriente) que no pueden aprender.
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FALTA DE INOCENCIA EN LA CULTURA PATRIARCAL. Leo en el libro de Deborah Cameron sobre feminismo y lingüística que Virginia Woolf y luego Simone de Beauvoir se asombraron sobre la cantidad ingente de estudios que encontraron (de los patriarcas de la cultura, supongo, porque sólo nos ha llegado lo que ellos hicieron, además de que se lo pusieron muy difícil a otras personas) abordando la cuestión de las diferencias de uso de la lengua entre mujeres y hombres. ¿Por qué tanto interés? Para, lo nombraran o no, demostrar en última instancia que la inteligencia de las mujeres era inferior, como se ha venido haciendo hasta el siglo 20 tan exclusivamente. Es asombroso el control que ejerce la sociedad y sus patriarcas sobre qué se difunde y qué no para que el Orden patriarcal se perpetúe. No hace falta siquiera tener la intención de hacerlo, aunque sí hace falta ser capaz de no ver, y de no sentir empatía hacia el resto de realidades.
Así, pongamos, lo que sabe “la gente” así como el mundo de la Cultura Establecida es que cuando los filósofos e historiadores hablaban del Hombre eso nos vale a todas las personas (pues como dice la religión patriarcal, es él quien está hecho a imagen y semejanza de Él, dios, y con eso basta: nos representa también a los seres inferiores de la misma especie y esto es un honor, así que chitón). Y lo que no llega nunca a nuestras consciencias o conocimiento es lo que explican esos mismos filósofos e historiadores sobre las mujeres, a pesar del volumen de textos; y tampoco cuánto trabajo han desplegado para demostrar siempre la inferioridad intelectual de las mujeres (y, al fin añadimos, de toda persona que no se conforme a los dos únicos tipos humanos concebibles en la cultura patriarcal, definidos hasta la náusea).
Cuánta violencia puede ejercerse con la omisión y la ocultación es algo que no todo el mundo comprende. Y sí tendemos a al menos sospechar, quienes que vamos desarrollando inteligencia feminista. A pesar de ello, a menudo seguimos sin poder nombrar con claridad las violencias recibidas. ¿Por qué molestarse en la ocultación y la omisión si se tiene todo el poder?
Si hoy en día sacáramos a la luz todo lo que han dicho sobre la capacidad intelectual de las mujeres, esos Hombres de la cultura, de la política, de la religión, sencillamente avanzaríamos más hacia la comprensión de realidades, lo que nos ayudaría a evolucionar en sentidos más transformadores de raíz. Pero no interesa. Porque cuestiona nuestra identidad, la que cree conocer la mayoría sobre sí y sobre todo sobre el resto de las personas. Va a resultar que nuestro primitivismo violento como especie gira en torno a querer que todo sea simple por pánico a la complejidad de la vida y sus relaciones…
Otra idea útil, pienso, es que cuando hablamos, necesariamente lo hacemos desde niveles y enfoques distintos según contexto. Así, por ejemplo, cuando desde la inteligencia feminista se hace una crítica al Sistema, se maneja el par del sistema sexo-género patriarcal “hombre-mujer” (que no es persona con pene y persona con vagina sino “El Hombre” y “las mujeres” patriarcales, por cierto), pero eso no quiere decir que sólo se conciba ese mundo. Pudiera ser que sí, como quienes identifican que el problema es que se ha omitido y combatido una cultura de mujeres, de personas mujeres que no serían como el “mujer” que define el patriarcado. Pero pudiera ser también que sí se esté concibiendo un mundo de personas, donde los genitales no determinarían nada respecto a inteligencia-sensibilidad por sí mismos. Y no es lo mismo manejar el par de conceptos criticados a manejarlo para explicar el mundo. No todo lo mismo es lo mismo. A mí me sigue asombrando como la gente insiste todos los días a todas horas en la idea de que tener pene o vagina determina cómo desarrollamos nuestra mente-corazón, y me asombra porque no hago más que ver ejemplos que como poco cuestionan esa idea.
¿Por qué no recoger también información sobre lo que las personas comparten? Porque yo he conocido a hombres sin mucha inteligencia abstracta o matemática y a mujeres con mucha inteligencia abstracta o matemática, a mujeres que conducen increíble y a hombres que conducen fatal (de hecho las aseguradoras en algunos lugares, por los datos que arrojan las cifras, le ofrecen seguros más baratos a las mujeres), a mujeres incapaces de introspección o de expresar con palabras sus sentimientos y a hombres que se les da muy bien (de hecho, nos han llegado sus obras de literatura, por ejemplo), a mujeres fortísimas físicamente, no sólo por poder parir y echarse al camino para traer agua o labrar la tierra o por poder soportar una violación múltiple y levantarse y cargarse con las personas vulnerables a su alrededor para trasladarse de zona, fortísimas también a la hora de mover peso, y a hombres que no tienen nada de fuerza física, ni de la de sostener su cuerpo, ni de la de empujar y levantar; o a hombres sin mucho interés en la vida de los orgasmos o del placer físico y a mujeres que lo disfrutan y necesitan cotidianamente porque si no no pueden dormir o bien porque si no viven mal, es decir, sufren.
Lo evidente, si miras, sencillamente, es que no es el tener determinado genital lo que determina lo que una persona puede llegar a ser o es. La práctica, sin duda, marca, así como lo que se espera de ti. Pero si la mente humana tiene un rasgo es la maleabilidad, su capacidad para adaptarse, evolucionar, aprender (y si ahora lo presenta empíricamente al fin la ciencia, siempre lo hemos sabido si no nos tenían el cerebro lavado con dogmas). Allí donde hay más libertad para construir la identidad, enseguida surgen ejemplos que desmienten el Orden Tradicional que han impuesto las sociedad patriarcales y sus ideólogos. Basta mirarte al espejo. E incluso a pesar del Orden Patriarcal, siempre ha habido personas cuya identidad no podía explicarse, reducirse a lo que se suponía que eran. Todos los días veo lo que tengo de mujer por mi cultura, lo que habiéndolo tenido, a fuerza de consciencia y trabajo, he conseguido superar, lo que dejo estar o bien porque no me molesta o bien porque no es prioritario, lo que soy gracias a que me he cuestionado y he cuestionado el orden del sexo-género…
Las simplificaciones del Poder siempre me han parecido sospechosas, en el sentido de que en realidad les falta inocencia, ya que tienen intención, y muy mala, pienso. La diversidad de la vida sólo es desbordante para quien la quiere dominar. Para quien no, es una fuente de asombro y alegría, ya que todx ser vivx tiene su lugar.
A mí me parece que lo mínimo que puede hacer una persona con su inteligencia es desarrollarla. No me refiero a la ese desarrollo habitual, en el marco de la ideología patriarcal, sino a un desarrollo que parte de controlar el miedo y ejercer la solidaridad y sororidad, es decir, el amor (esa palabra tan ridícula en el patriarcado), desarrollo que dándose en ese marco inevitable del Sistema, es capaz de imaginación, pensamiento crítico, racionalidad empática; hace crecer la capacidad de compensar todas las brutalidades que somos capaces de pensar y todas las cosas buenas que somos capaces de no llegar a pensar, sin siquiera ver o saber que las pensamos y no pensamos, todo a causa de la educación patriarcal que conforma (aun hoy, cuando más personas parecen querer generar un cambio a sociedades menos violentas e injustas) nuestras culturas patriarcales brutales. La misoginia y el machismo inconsciente son profundos, y la incomprensión al tema del derecho humano de las mujeres a decidir si desean gestar, parir y ser madres, ilustrativa. Quien debe respetar es quien le pide respeto a sus víctimas u objetivos.
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De un comentario anterior por un «debate» de esos que inician los y las misóginos inconscientes con la estrella del «respeto».
«¡¿QUE RESPETE?! Que digan que decirle a alguien que le impone la gestación, parto y maternidad a las mujeres que es asesino y torturador es No Respetar es VOMITIVO, por radicalmente y demencialmente INJUSTO. Es literal porque así ocurre: mueren mujeres todos los días por esta imposición, y no morirían si fuera legal o si el aborto fuera libre, y además, se fuerza a la gestación y todo lo que conlleva a mujeres, todos los días, y eso es TORTURA. Da asco moral que te digan que Respetes, que es un tema personal. TAN PERSONAL COMO QUE LO CONVIERTEN EN UN CRIMEN Y EN UNA TORTURA PORQUE NO PERMITEN QUE SEA UNA DECISIÓN PERSONAL?!
Qué injusta y violenta es la IGNORANCIA. LA FALTA DE EMPATÍA DE LA IDEOLOGÍA PATRIARCAL CON LAS MUJERES»
He escuchado que el PP va a retirar la brutal ley del aborto de Gallardón, y no hago más que escuchar que es porque así perdería votos, ya que en su partido muchas personas creyentes y no creyentes, están tan escandalizadas como otras personas.
De nuevo un ninguneo radical, general, a toda la dura lucha que se lleva no ya estos últimos meses, sino años, décadas, con este tema, con el tema de respetar los derechos fundamentales de una persona, a no ser forzada a la gestación, pues eso es tortura.
Os reposteo el artículo que escribí para Ms Magazine y que finalmente opté por publicar con mi internacional pacifista, pues hasta esta publicación increíble y feminista utilizó una lucha, la del registro de los cuerpos que imaginó la maravillosa artista Yolanda Domínguez, como si fuera una lucha de una mujer que revoluciona un país, distorsionando los hechos, que han sido colectivos y masivos, de miles de personas, sobre todo mujeres, luchando en todos los frentes, legal, la calle, las instituciones internacionales…
Un pequeño recorrido por la purísima batalla por el respeto a los derechos humanos de las mujeres en España desde el fin de la dictadura, terminando con la impresionante fuerza y creatividad de la lucha feminista en este último año.
Por todas las mujeres que están siendo aterrorizadas cuando van a una clínica a pedir la interrupción de un embarazo por grupos que las lincharían y asesinarían si no viviéramos en una democracia. Por todas las mujeres que mueren todos los días en los países donde se prohíbe que interrumpan su embarazo. Una guerra sangrienta y feminicida.
Inteligencia feminista frente a los Dueños de la Oscuridad
http://www.wri-irg.org/node/23052
y las personas adecuadas…
Con un poco de suerte
y las personas adecuadas…
Con un poco de suerte y las personas adecuadas…
Con un poco de suerte y ¡las personas adecuadas!
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(Y bueno, claro, la búsqueda de lo que se imagina, esa imaginación asombrosa.)
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(una frase de una peli, La pesca del salmón en Yemen)
REFLEXIÓN SOBRE MI PERSONA EN LO TOCANTE A PERSONALIDAD (?)
La invisibilidad, el no importar o el no reconocimiento, tiene su lado bueno, la libertad del anonimato, pero también su lado malo, la autodestrucción, la duda, la inseguridad continua, continuo cuestionamiento y empezar. Si hubiera sido chico, habría podido ser invisible cuando importa, por ejemplo, al entrar en un bar, al viajar por los caminos, y contar cuando importa, por ejemplo, cuando analizas algo, porque indudablemente, aunque el pensamiento crítico es rechazado en los hombres a favor de la cruel tradición, eso en una mujer es sencillamente peligroso, excesivo, negativo y si llegas a pensadora crítica es más tarde, porque todo está diseñado para decirte que tu inteligencia no vale, no es bastante, no tiene nada que aportar (como no sea en las tareas encomendadas como cuerpo femenino que sirve). El lado malo para mí habría sido la responsabilidad pública (oficial), el tener siempre que cumplir (como las mujeres, que tienen esa obligación también, pero ellas sin reconocimiento; y aquí jugaría un papel negativo el reconocimiento para mí si hubiera sido hombre). Como hombre o como mujer, habría sido muy responsable, igualmente, pienso, por eso la parte del reconocimiento en este caso, me habría agobiado. Lo digo porque sé que siendo hombre puedes también evadirte de toda responsabilidad; es otro de los modelos que hay. Las mujeres lo tienen mucho más difícil. Por otro lado, creo que si hubiera sido hombre hubiera sido peor persona, porque tengo un lado violento que siendo mujer he tenido que reprimir, y por tanto aprender a solucionar las cuestiones por otras vías (aquí el filón de conocimiento de las mujeres, para aportar a la política, no de todas, que otras se han especializado en la violencia verbal y psicológica, pero sí de las más críticas con la violencia y autocríticas consigo mismas), y siendo hombre me lo habrían aplaudido, alentado, me habrían dicho que era sexy, todas esas barbaridades demenciales. Pero siendo mujer me odio por odiarme. Creo que a eso la mujer patriarcal está programada. Y si no es odiarse, es maltratarse, ningunearse, reflejar lo que recibe como persona, pues sólo puede ser un cuerpo que trabaja y es usado.
Si hubieras sido el otro género que concibe el patriarcado, ¿habrías sido la misma persona?
Nos llaman brujas, porque aun encerradas siempre, enterradas nuestras mentes para la sociedad, usados nuestros cuerpos incluso forzando nuestro consentimiento sin elección, siempre, hemos podido volar.
SOBRE EL DEBATE FEMINISMO/FEMINISMOS. En mi opinión, cuando se contrapone Feminismo a Feminismos se está mostrando ignorancia, la que va unida a un nivel incipiente de conciencia feminista en una persona de una sociedad patriarcal, que necesitará a cada paso echar un poco de mierda a toda iniciativa transformadora del estatus de las mujeres hasta que se libere y aprenda a dejar de hacerlo, a hacer sencillamente crítica.
El ERROR está en que el feminismo no es un credo (pero la ideología patriarcal nos hace pensar todo igual que es en el Sistema, y hay que esforzarse por imaginar más allá, razonar más allá), sino justamente el rastreo a través de la herramienta revolucionaria del lenguaje (con capacidad creativa inagotable) de lo que las mujeres, al margen de sus diferencias, comparten. Se llama «concientizar» y «concienciar» pero no sobre un credo (la interpretación violenta patriarcal de la idea), un dogma, una idealogía, sino sobre por qué una está mal cuando sospecha que podría ser de otro modo (no encuentra las palabras, no es como quiere ser, ni se relaciona con quien desea relacionarse, ni hace lo que quiere hacer…), y esta TOMA DE CONCIENCIA se hizo siempre desde el LENGUAJE, desde las mujeres compartiendo a lo largo de siglos de brutal patriarcado sus experiencias, en África, Europa, América, en cualquier lugar del mundo. Un compartir que conduce a darle una dimensión no personal a una experiencia personal (de ahí Lo personal es político, una idea muy útil y nada violenta hacia nadie, ni impositiva, sino sencillamente crítica con un sistema de imposiciones múltiples).
El PREJUICIO que opera es un clásico de antifeminismo en todo proceso incipiente de concienciación feminista, al menos, desde mi experiencia escuchando a mujeres de diferentes culturas. Yo misma lo tuve («No soy feminista, pero… y dices algo feminista» y más tarde «bueno, yo soy feminista pero no como esas que… y a continuación algo feminista que la persona que habla no puede asumir porque, por ejemplo, no le compensa, como la crítica a un líder o dios patriarcal). Este prejuicio nace del resentimiento hacia mujeres a las que se «acusa» (un clásico de la violencia verbal-conceptual patriarcal) de querer IMPONER una visión del feminismo. Me pregunto DÓNDE ESTÁN esos textos, esas realidades orales o escritas donde desde el feminismo se pretende imponer a las mujeres una agenda política, porque yo aún no lo he encontrado, y sí he encontrado, sin embargo, miles de agendas diferentes, decididas por cada mujer que la tiene. Obviamente, HABRÁ MUJERES que pretendan imponer una agenda, pero el feminismo, como ideal o realidad, tiene que ver con aprender a desaprender comunicándose para construirse y construir un mundo (que desees) donde ninguna persona tiene más valor que otra por sus genitales.
La AGENDA la tiene el Sistema patriarcal y su ideología, siempre machista, misógina, homofóbica, racista, clasista, nacionalista, especista…. brevemente, su ideología de violencias a todos los niveles, contra todo, de crear identidades siempre en guerra con otras identidades, de forzar a concebir la construcción de una identidad siempre siendo a costa de otras identidades. Buscar libertad de decisión, y desarrollar la capacidad de la solidaridad/sororidad, por vías del lenguaje y de la toma de decisiones sobre tu vida propia sólo puede verse como violencia, como algo despreciable, desde la misoginia y el machismo que llevamos dentro por defecto y que permanece si no lo abordamos.
En la HISTORIA del feminismo, la autocrítica en el movimiento ha sido constante, y cuando ha sido veraz, no sencillamente un ataque antifeminista, ha llevado al movimiento a que nos pudiéramos contraeducar/formar mejor, pensar mejor, actuar mejor, respetar mejor. El tema que no se quiere comprender cuando se obsesiona una persona en criminalizar que no criticar (la criminalización es palabras-violencia, la crítica es palabras-argumento, y por tanto refutables o memorables) a gente que está criticando su propia cultura porque pide que no se reproduzcan las opresiones, represiones, explotaciones que sean de su interés concreto, es que el feminismo no pertenece al marco conceptual patriarcal, no es un arma, no es un sistema de violencia, ni de perpetuación de violencias. Es un intento de transformación justamente de eso, un intento que depende de cada persona individual tanto o más que de que la mayoría consiga entender que no es el movimiento social el que impone la violencia, sino el sistema que intenta transformar ese movimiento social.
MOVIMIENTO SOCIAL por cierto desde la ideología patriarcal no es lo que es desde la racionalidad empática. Pero esto es otro tema!
MACHISTA. Es cansado: cuando le dices a alguien (no digo le gritas, o le escupes, o si pudieras le cogerías de los pelos para echarle a la hoguera en la plaza) que eso que ha dicho es machista o patriarcal no es para insultar, es al menos para que se lo piense, porque quizá tienes razón y podría mejorar su mente-corazón y con ello sus relaciones. Y si no la tuvieras, pues te puede decir por qué normal, con RAZONES, porque a lo mejor no ha sido una crítica acertada.
Pero a menudo te ponen en Marco de Guerra.
Que hay que ver, a los abusones se les permite todo y a la gente que se plantea la autocrítica se le tiende a dejar el desprecio y la subestimación sin más.
El gran problema es que quien lo entiende mal es porque NO ENTIENDE que todo el mundo nos hemos educado, y conformado nuestros conceptos, en la ideología patriarcal, y que todo el mundo es machista en diferentes grados, claro que unos mucho menores que otros, porque trabajando se hace progreso. Se RECUPERA SENSIBILIDAD-INTELIGENCIA. Como cuando dejas de tomar guindillas vascas o chile con todo y descubres que hay una gama infinita de sabores!
El problema de ser mujer en el Sistema (patriarcal) es parecido al problema de ser de cualquier grupo oprimido en el Sistema (patriarcal). Quizá la invisibilidad y la cosificación de ser mujer sea extrema, pienso, quizá, porque son sometidas a todo tipo de violencias, muchas aún no visibles para la mayoría, justamente por lo poco que importan, por el poco valor que tienen las mujeres como personas. Es una violencia extrema, estremecedora, lo poco que importan, como animales vivos independientes, propios, con todo su potencial humano. Pero el caso es que las mujeres son personas, lo fueron, lo han sido, lo son, y lo serán. Negarlo siempre radicalmente no ha servido de nada.
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Pepa <3
APG: Pero es tan triste tener que estar luchando siempre…
Yo: Sí, pero al tiempo te llena de amor y de inteligencia. Pero cierto, es jodido! Al tiempo, vivir es luchar. Yo lo pienso mirando las y los gatos salvajes de la aldea. Muchas veces vienen sólo para descansar un poco, porque saben que si estamos las grandotas otros animales no las atacarán. Pienso esto cuando me pongo triste. Que en realidad es una suerte poder tener ratos para hacer tus cosas libremente! Cierto que como ves que eso podría ser el mundo, un mundo de libertad, amor y justicia, te desespera lo poco que es, a la poca gente que le toca tenerlo, pero…
Quería deciros que cuando escribía la última frase fue porque un peligro que hay que vigilar en las muchas conclusiones que pienso podrían ser patriarcales, o sea, erróneas, a las que se llega desde esa maravilla que es la aproximación científica (frente a religiosa) a la realidad, al conocimiento, que dice que algo que se repite mucho se vuelve genético. Dices, claro, los caballos perdieron los dedos porque no los usaban, pongamos, pero qué cosas se ven afectadas por eso, porque yo lo que veo es que las mujeres no han perdido la inteligencia a pesar del extremo bombardeo, y que a pesar del patriarcado de siglos, extremadamente violento, sigue habiendo mucha gente que no lo ve así.
No?
Pepa: Claro amora. Siempre nos kedara Madrid! Usease la generación espontánea. Pompitas d love
Insultar no alivia, lo que alivia es la justicia (la basada en racionalidad empática y no en la lógica patriarcal)
Hablando de musas, «ser musa» fue la jodida estrategia patriarcal para anular a las mujeres artistas, al menos, respecto a que pasaran a la historia como artistas (consiguieron hacer daño, sin duda), no que consiguieran que ellas dejaran de crear (la música siempre ha estado ahí, a pesar de todo el ninguneo, subestimación, desprecio, miedo y odio)… Otorgándoles el honor de Ser Musa, se suponía que no podrían elegir otra cosa: qué mayor honor que ser inspiración del Hombre artista? Muy triste, abusivo y bobo.
Era bastante asqueroso porque el tema era: había una mujer artista entre muchos hombres artistas (no era fácil para las mujeres ser nada que no fuera madre, puta y poco más) y la anulaban como con los «piropos», cosificándola y distorsionando el valor de su aporte. Y encima colaba.
Sin el dolor igual, me pregunto si se parece a cómo opera la violación en el patriarcado: si los chicos se quieren acostar contigo, has sido elegida, mola (que luego en lugar de a 5 se te tiran sólo 2, por qué será), y luego es tu condena. Si te conviertes en musa, mola, y luego es tu condena.
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Maria Luisa Latorre: Musa=objeto. Artista=sujeto
1. «ELLOS LANZAN MEJOR», concluyen. En una serie documental que están echando ahora en la 2, se ve el grave problema de distorsión que existe porque en el mundo de la ciencia tampoco se desarrolle inteligencia feminista. Concluyen “desde los tres años, los hombres lanzan mucho mejor que las mujeres”. Ciertamente, ése es el resultado de muchos tests, sin embargo, de esos datos lo único que se puede concluir, desde la inteligencia feminista, es decir, desde incluir el dato de la Cultura (nuestra socialización en el sistema sexo-género patriarcal, que nos afecta ya incluso hasta en el vientre materno, pero que sin duda nos tiene ya bombardeadas/os a los tres años), es que en la cultura del movimiento corporal, se valora que el Hombre tire bien, es un rasgo de lo masculino, y que la Mujer no sepa tirar, como rasgo de lo femenino. Por eso, la gente del mundo de la ciencia necesita también equipos interdisciplinares que incluyan a personas con la inteligencia feminista más desarrollada. Porque es un error increíblemente tonto lo que concluyen porque no están teniendo en cuenta un condicionamiento fundamental humano, el sistema de género, que se cree biológico a pesar de que el ser humano tiene una impresionante imaginación, y que con libertad, las personas no se diferencian tan marcadamente en su ser por tener pene o vagina (y ya), y a pesar de que en la naturaleza hay todo tipo de identidad sexual, reproductiva y social.
2.»ELLOS HACEN REÍR MÁS». Lo de abajo me ha recordado al docu de hace unos meses, que nos decía que los hombres hacen reír más. Se ve que no se ve a las mujeres, realmente, y que no se sabe nada de la sociedad, de lo cultural que es la risa, también. ¿Tú con quién te ríes más y por qué?
Anoche estaba junto a una pareja hetero. Ella se reía muy fuerte y él no se reía, hablaba. Ella hablaba a veces. Intenté escuchar, para saber por qué se reía tan fuerte ella. Y lo que él decía no era tan gracioso. La risa puede ser de muchos tipos y para muchas funciones. El documental mostraba escenas de un centro comercial, no de cocinas de casas, o bares de barrio, o peluquerías… y como se ve por los ejemplos, además, incluso si hubieran grabado en variedad de entornos, éstos están marcados por el sistema de género, pues se nos inculca por algo desde siempre.
La verdad es que cualquier ser humano puede hacer reír o no, pero gran parte del humor se basa en lo que se comparte, y el mundo «femenino» no hace gracia en el marco «universal» patriarcal, porque es también aquí secundario, porque que rían las mujeres sólo cuenta cuando es porque tienen que mostrar «disponibilidad al macho». Es cierto que unos casos serán que los hombres no muestran sus sentimientos, pero otros serán también porque las mujeres tienen que indicar así que están abiertas a irse a la cama con ellos, o a empezar una relación… Luego fijados cuándo se ríen los hombres, con qué comentarios y cosas, digo socialmente, no íntimamente.
A mis cíberamistades de la red social, con cariño
En el sistema social donde vivo, patriarcal, he sido socializada desde niña para aprender a autodestruirme, por ser niña, sin duda, pero también por el tipo de persona que podía ser. En esto ha participado todo tipo de evento, ambiente, azar, y persona, algunas sin mala intención, otras con muy mala intención y muchas con todo tipo de grados y colores de intención. Por fortuna, aunque es esforzado, me ha tocado un tipo de personalidad, de potencial, que cuestiona los sistemas de violencia, y eso “atrae el desastre” en un mundo humano construido con tanta violencia. Con el tiempo, si sobrevives a eso, ocurre algo importante: desarrollas criterio. Metafóricamente es como decir que aprendes a estar de pie sola sin hacer lo que te ordenan, o lo que se espera de ti. “Criterio” no es un conjunto de buenas ideas que te guían – mientras sean buenas ideas y no principios (las ideas son sólo eso, los principios tienen la siniestra aspiración a ser fijos e inflexibles!)… Criterio es una capacidad de contemplar y discernir desde tu naturaleza. Como una pintora, una científica, una pensadora. Cuando tienes criterio y te falta conocimiento, información, puedes hacer algo al respecto sin recurrir automáticamente a lo que quieren que aprendas: puedes conseguirlo (mirar el mundo) y procesarlo (intentar comprenderlo). Tener criterio no significa que no tengas prejuicios. Por desgracia, la cultura cala hondo, aunque tu criterio te haya confirmado que debes cuestionarla para transformarla en lo posible (básicamente la injusticia y violencia que la ha conformado). Tener criterio tampoco equivale, en mi experiencia, a pensar que ya has encontrado una casa donde descansar; más bien es un camino que te tiene siempre viajando.
Es bueno alejarse de la autodestrucción, y aunque la hayas practicando con éxito, es posible construirse considerando la racionalidad empática, eso que tanto amenaza al sistema. Es una lucha y una fuente de vida y alegría, y de vida inteligente, que importa. ¿Para qué íbamos a tener tanta imaginación si no es para aprender a resolver los problemas de maneras que no generen injusticia y violencia? Argumentar puede generar destrucción en el patriarcado, violencia, claro, pero más bien para la persona que argumenta, que pasa a ser por esto mismo, por usar la palabra (que puede ser refutada, qué mayor respeto se puede querer tener), considerada objetivo militar, porque el sistema es eficaz y se defiende para perpetuarse a través de todas nuestras identidades educadas en esta cultura, defiende un mundo de imposición, amenaza, odio, desconfianza, miedo sin control, robo, terror, abuso, tortura, muerte, destrucción. La violencia siempre se justifica, en cualquier grado y situación, si es para proteger el sistema. Al margen de nuestras personalidades y potenciales, tendríamos que reconocer sin más el hecho de que llevamos la semilla de la perpetuación del sistema. La autocrítica, y la crítica, nos son vitales para sobrevivir y vivir. Y si además piensas que tenemos esta vida y no otras después de la muerte, te es importante experimentar, practicar, disfrutar de lo que es vivir según tú lo ves, según tu criterio! A través de la búsqueda de la palabra más libre, la que nos permita imaginar mejores formas de vida, se construye vida también (perpetuando el poder patriarcal se sobrevive y malvive, pienso yo), realidad, en tu mente-corazón, y en tu sociedad, porque la palabra es causada por la existencia, y porque a través de la palabra creamos la comprensión del mundo y las relaciones. La palabra tiene que buscar su criterio propio, y observar el mundo, escuchar, pronunciarse, dialogar, aprender estando siempre alerta. Te va la vida en ello, la buena vida cotidiana.
Un relato bastante impresionante que trata cómo se presenta como violento el ser que en realidad no lo es sino que recibe la violencia del sistema. Yo lo llamo, El lobo, y es de Rafael Sánchez Ferlosio. <3
Por mi parte, escribí La loba. <3
Gracias a Begoña por la inspiración para escribir esto
FALACIAS PATRIARCALES: INSULTAR ALIVIA. No luches (con tu inteligencia, desde la noviolencia, consecuentemente), perpetúa el sistema, acátalo. Uno de los modos en que el sistema de violencia se perpetúa haciendo que todo el participe es a través de la violencia en el lenguaje. No es sólo insultar, es que los insultos a su vez se generan de injusticias conceptuales, y un clásico es «hijo de puta», que perpetúa como siempre el mandato de distorsión y traslada la violencia a quien no tiene nada que ver, en este caso, siendo además invisibilizada radicalmente (al punto que si recuerdas el significado literal mereces las más de las veces que te escupan en un ojo). Por qué si hablamos de un torturador asesino va a desahogar más llamarle «hijo de puta»? Y por qué va a desahogar insultar en lugar de describir sus crímenes? Buscamos justicia o mejor desahogo? Lo que «desahoga» es perpetuar la «solución» de violencia. Te ampara en el sistema, te acoge, te protege.
POLÍTICA Y MACHISMO DE LA DEMOCRACIA «REAL». Curioso: el príncipe-rey y el líder de Podemos comparten el ninguneo a las mujeres, a su revolución noviolenta social que lleva tres siglos iniciándose. En sus declaraciones «al pueblo» usan «los ciudadanos» sin sentir vergüenza, y siendo muy conscientes de que no usan «ciudadanía» o alguna alusión a reconocer que la situación social de ahora, gracias a la rev. noviolenta feminista, no tiene nada que ver con los siglos de lenguaje masculino del Hombre para el Hombre. A las mujeres, y a las personas con más sentido de justicia que lo que permite la ideología patriarcal, nos han robado la historia de nuestra humanidad. No nos van a robar más. EXISTIMOS. SI NO NOS NOMBRÁIS, NO EXISTIS, MALEDUCADOS DICTADORES DE UN SISTEMA DE SIGLOS VIOLENTO E INJUSTO, EL PATRIARCAL, PADRE DE TODOS LOS SISTEMAS DE VIOLENCIA CONOCIDOS.
Arrancaron nuestros frutos, quebraron nuestras ramas, quemaron nuestros troncos,
pero no han podido secar nuestras raíces (pueblos originarios)
En América, ensalada de flores exóticas
cortadas y abandonadas
en los bajos de barcos que nunca zarpan,
en aviones fantasma.
Plantaciones de coca para la exportación
porque aquí nadie va a comer.
El precio del arroz estadounidense
es de tortillas de barro con sal en Haití.
Mientras violan a las mujeres.
En África el hambre quema en el aire
y mientras te violan, insistes buscas
raíces, escarbas hasta saltarte las uñas,
para que no sufra un instante más
el bebé que llora, la niña que calla.
No es distinto en Asia, a excepción del paisaje.
El mercado alimentario internacional,
la peste negra del siglo veinte,
la nueva paz
de los cementerios,
el nuevo campo
de concentración, violación y exterminio.
Y mientras leo y pienso
no puedo olvidar que mi vida no vale más.
Que todas las vidas y la vida
está protegida en el mundo del que soy capaz.
Que sólo las plagas destruyen su hábitat,
sólo las mentes contra natura, esos psicópatas.
Sé quién soy yo y quiénes son ellos.
No estoy confundida. No tengo
problemas de memoria o ignorancia.
Desobedezco el mandato.
Podrán estrangularme o cortarme las manos,
encerrarme por más siglos de los siglos,
difamarme, distorsionarme, disolverme en ácido.
Pero nunca: nunca, escuchad bien,
nunca podrán tocar mi pensamiento,
mi cabeza-corazón
humana, inteligente, solidaria.
«Las mujeres feministas han luchado democráticamente. Violentadas ellas mismas o sensibles a la opresión de todas, no han desarrollado filosofías vengativas ni golpistas, no han imaginado mundos al revés de dominio femenino, ni sistemas de alternancia en el poder; tampoco han desplegado ideologías sexistas de tipo revanchista.
En el feminismo se han desarrollado opciones críticas de oposición al patriarcado, y se han construido alternativas sociales cohesionadoras para la convivencia de mujeres y hombres.
Tal vez la sustancia más radical del feminismo es su vocación afirmativa, incluyente de todos los sujetos y de todas las personas a partir de pactos democráticos, preservadora de los recursos del mundo. Su radicalidad de género se encuentra en la certeza inclusiva de mujeres y hombres en relaciones basadas en la equidad, la igualdad de oportunidades y la democracia.»
El problema de los binomios lo ubico en la ideología o los dogmas culturales patriarcales. Esquematizar la complejidad de la vida en binomios extremos que se perciben como contrarios o contendientes podría tener alguna utilidad, algún sentido, pero no puede considerarse una forma de conocimiento de la vida, pues la distorsiona.
luz y oscuridad – oh, y… blanco y negro, día y noche
hombre y mujer
Inevitablemente, en los binomios, se asocia el primer término a todos los primeros términos de los binomios que se puedan formar. (Aunque no siempre, porque asociamos «vida y muerte»: «vida» a «mujer» y «muerte» a «hombre», ¿o no? ¿Y «espiritual y material» y «materia y espíritu»?)
¿Hay algo patriarcal en asociar «luz» y «blanco» con «hombre» y «oscuridad» y «negro» con «mujer», o sería una asociación planetaria (evito la palabra «universal», por exagerada, no? 😉 )
Si introducimos
bien y mal – y… positivo y negativo
ya tenemos montado el gran escenario.
La pregunta que más huele a animal (realidad vital) es, ¿no se desarrollan nuestras vidas sobre todo en la gama inagotable de lo que no son esos extremos?
Con esto no defiendo los contenidos que se comprende que tienen esas palabras en las sociedades patriarcales (no sé si también o otras porque no conozco sociedades no patriarcales). Habrá cosas que valgan, no digo que nada valiera. Pero es una genialidad cómo el mundo patriarcal distorsiona el mundo humano al generar estas falacias biologicistas, por llamarlas de alguna manera.
Escribo esto para plantear una visión más crítica y empática sobre el tema de los binomios, porque sospecho que son una pieza clave en las distorsiones del mundo conceptual patriarcal.
Cada vez pienso con más razones que aunque existan «hombres» y «mujeres» en la especie, debemos abandonar la obsesión por reducir la humanidad a estos dos grupos y asignarles cualidades. Yo ya me lo estoy llamando la «obsesión genital» (patriarcal). ¿Qué gran importancia tiene insistir en estas identidades de género tan rígidas, cuando vemos a nuestro alrededor la diversidad que ofrece la vida en cuanto existe el mínimo margen de libertad, e incluso cuando no existe?
Incluso si tomamos la idea de complementariedad, en lugar de opuestos, ¿no es sospechosa? La complementariedad implica dependencia. Y las dependencias para sobrevivir, en la vida, no son tan primitivas como estas de los binomios que usamos continuamente.
Os pego un gráfico que me parece ilustrativo y, cómo no, par amí, espeluznante.
El Sistema patriarcal, origen de los sistemas de violencia que se nos imponen en el planeta, no puede ser transformado (abandonado) sin que desarrollemos inteligencia feminista, una herramienta crítica especializada en enfrentar la violencia de este particular Sistema a través de medios noviolentos.
El feminismo (recuerdo también que con su inmenso campo de trabajo en toda identidad sexual y de sexualidad) ha generado un movimiento social increíblemente diverso que sobresale por su capacidad autocrítica y de evolucionar a partir de lo aprendido en dicha autocrítica. Debería ser un ejemplo a considerar porque ha generado la idea lúcida de que todo lo que se pretende cambiar por injusto y violento lo llevamos dentro, en nuestra ideología por defecto, la construida socialmente durante siglos y la ejecutada por los usos y costumbres que imperan en todos los ámbitos humanos.
El feminismo en su interpretación más amplia, como herramienta que cuestiona el Sistema desde la razón empática (que cuestiona directamente la clásica razón patriarcal) y que aporta alternativas que incluyen de lo más particular a lo que nos permitiría convivir en libertad y solidaridad, y como movimiento social autocrítico (cuestionándose continuamente porque continuamente se encuentra lleno de ideología que desvirtúa lo que busca y debe transformar desde dentro también), ha generado la mayor revolución social que conocemos, que está siendo además de carácter noviolento, aunque todos los cambios que genera sean percibidos como violentos. ¿Qué violencia hay en pretender que una persona (sea Hombre o Mujer patriarcales, o cualquier otra identidad), al margen de qué genitales tenga, pueda decidir libremente con quién relacionarse, si desea relaciones sexuales y con quién, si desea ayudar a personas pequeñas a crecer y desarrollarse y, o se prefiere dedicar la vida a otra actividad, si desea trabajar la tierra, investigar, estudiar, crear, razonar desde la empatía…?
Que no seamos capaces de ver que el feminismo está generando una revolución noviolenta sin precedentes es indicativo de hasta qué punto nuestras mentes son patriarcales, despreciativas de todo lo que puedan generar las mentes humanas de una de las supuestas mitades de la humanidad.
No sabemos si los genitales deberían tener el papel que han tenido en la construcción de las sociedades humanas patriarcales. Sospechamos que esto es innecesario, pues no es necesario imponer roles según genitales, ni para aprender a convivir ni si se desea generar sociedades donde cada cual pueda desarrollar su identidad, individual y colectiva-libre. Lo que sí sabemos cada vez más personas en el planeta, vivamos allí donde nos nos matan de hambre y sed, torturan (incluye la violación), encarcelan y asesinan, o donde sí nos marcan la vida así, es que hemos generado y estamos generando en todos los lugares realidades personales, compartidas, comunitarias, que demuestran que la violencia y la injusticia no son inevitables, que la inteligencia humana puede desarrollarse de otra manera. Desarrollos especialmente notable allí donde se aprecia el valor de las personas que no se imponen por la fuerza, esa más de media humanidad cuya inteligencia ha sido despreciada, ignorada, perseguida, reprimida o aterrorizada.
Una sociedad que opte por el uso de la inteligencia no puede proceder de un sistema patriarcal que no haya sido revisado y combatido a fondo, porque continuaremos reproduciendo todo lo aprendido.
En el programa cultural «En obras», la presentadora (Cayetana Guillén) y el presentador (Alex Doherty), hacen un comentario aparentemente acertado e inteligente y realmente ignorante y brutal:
Que ya no está de moda poner a parir al tío con el que se está (porque ya se sabe, las mujeres tienen modas ridículas, como todo lo que tienen la «iniciativa» de hacer), que menuda idiotez meterse con la persona con la que compartes la vida, añade él, diciendo una gran verdad, si no fuera porque… la libertad de las mujeres para elegir ha sido nula durante siglos y ha empezado a ser para algunas ni hace 30 años…
Olvidan que incluso en el siglo 20 las mujeres no han estado libremente con «su tío», omiten también el machismo «light» de la izquierda de hace 20 o 30 años.
Cualquier barbaridad y brutalidad para impedir ser conscientes, verdad, del valor de la lucha feminista, del valor de la lucha de las mujeres en las sociedades patriarcales, que son Sistemas brutales para todo el mundo, y en especial para las mujeres.
KU KUX KLAN PATRIARCAL, así es la mentalidad por defecto. Sin inteligencia feminista, no hay inteligencia.
(Yo veo este concurso siempre que me acuerdo, y noto vacíos, y cosas por los pelos, pero «Bueno!» Pero esto… Es decir, hay días…)
El problema de la educación patriarcal es lo profundo que llevamos dentro el entender que las mujeres son seres humanos de segunda, que no merecen el mismo respeto.
La gente que concursaba tenía que contestar qué director había dicho una frase. La frase era de Hitchcock, conocido misógino y confeso misógino además, y consistía en su respuesta a una pregunta de una actriz, sobre cuál era su mejor lado. El director le contestó que aquel en el que se sentaba, algo así. Juanjo, la voz en off del programa, y la autoridad en conocimiento, comentó que como Hitchcock era «un caballero» no había desvelado de qué actriz se trataba. Y todos encantados con cuánto se aprende.
La primera pregunta, desde una inteligencia feminista, es decir, autocrítica (y crítica), es por qué eligen esa cita de Hitchcock en un programa para aprender cosas. ¿Qué tenemos que aprender? ¿A perpetuar la tradicional falta de respeto patriarcal a las mujeres?, ¿que un hombre puede hablarle así a una mujer, con esa falta de respeto, y además desde una posición que tradicionalmente ha ubicado a las mujeres literalmente a merced de ellos? Las actrices, puro objeto sexual al que hay que usar y desde luego de las que hay que abusar con normalidad, pues en el fondo, es lo que piden, las muy zorras.
La segunda pregunta es, ¿cómo puede serse «un caballero» por difundir tal «anécdota» por no desvelar quién fue la víctima o el objetivo de tal falta de respeto? ¡Y cuánta falsedad hay en esa supuesta caballerosidad, que toda la industria de cine lo sabría! Da náusea ética, la verdad. Es algo que se cuenta para reírse de la persona objeto de la burla, no «caballerosidad» — esa versión supuestamente amable del Hombre.
Lamentable. Deprimente, que salga algo así con esa buena acogida (lo que habría dado yo por estar concursando en ese momento), en un programa de entretenimiento que hace uso de la curiosidad por la cultura general.
Propondría que contrataran a una persona con inteligencia feminista, para formar parte del equipo de documentación y similares. Porque no se superan siglos de lavado de cerebro sólo «siendo majos». Hay mucho que plantearse. En todos los lugares debería haber un comité asesor de personas con inteligencia feminista, para que progresáramos algo más rápido, que ya pesan los siglos de ninguneo y abuso.
Y claro, mi crítica certera, inteligente, indudablemente constructiva podrá recibir el mismo desprecio que aquella actriz, en este caso, porque es una crítica feminista, y ya se sabe, las mujeres, son todas unas zorras, inferiores en lo que a capacidad intelectual se refiere. En realidad, sólo SIRVEN para algo si tienen un buen culo, la verdad.
En 1994 cuando tras 8 años de trotar el mundo decidí terminé una carrera, para acceder a la enseñanza pública, el profesor de quinto de filología, literatura estadounidense, al llegar las dos únicas autoras del temario se las saltó, con una excusa. A la salida de clase, le comuniqué que no volvería a sus clases, porque yo sí escuchaba la omisión, y era el colmo que para lo que había de no omisión, la ejecutara implacable. «Pobre hombre», «loca mujer». Es una pesadilla. El buen hombre me dijo: Da la clase tú sobre ellas, si quieras. Yo debiera haber sentido gratitud, pero respondí: A ti te pagan por este trabajo, yo sólo soy lectora de estas mujeres. Pero pasaron los días, me quedé sin clases de literatura, y con el cargo de conciencia de que había tenido oportunidad de dirigirme a la clase, para dar a conocer a esas dos autoras y había dicho que no. Así de locas y déspotas somos las feministas. Así de buenos hombres son los hombres que nunca nos echan de menos, no necesitan buscarnos, escucharnos, aprender de nosotras. Se bastan y se sobran, y si te miran cuando explican, tienes que sentirte especial, y generar gratitud.
A los tantos días, acepté dar la clase sobre las dos autoras, al cabo de un tiempo. Me preparé una selección de poemas de ellas, y como intro, escribí una página titulada: «Sobre la necesidad de leer a mujeres y de que las mujeres puedan ser modelos».
A lo largo del curso, el profesor universitario, hablando de los escritores, mencionaba también su suicidio, si se habían suicidado, y el cuadro era el de un contra héroe, pongamos, Hemingway. Debíamos fundir el interés en su obra, con la admiración al Hombre. COMO SIEMPRE, SE NOS DEJARA O NO ACCEDER AL CONOCIMIENTO.
En lugar de presentarme a mí, con mi pequeño nombre, y sencillamente contando por qué iba yo a dar la clase (gratis), habló de lo que hizo una de las escritoras cuando se suicidó: dejar una nota y un biberón, para que quien viniera se encargara del bebé, o sea, para que el bebé no pasará penalidad alguna. LA REACCIÓN DE LA GENTE SE RESUMIÓ ASÍ: Qué mala madre. Y ya dio igual lo que leí, mi intro, los poemas. CUANDO TERMINÉ VARIAS MANOS SE ALZARON PARA DECIR CON DESPRECIO QUE QUÉ MALA MADRE, QUE CÓMO HABÍA PODIDO HACER ESO. En quinto de carrera en la Complutense, a finales de los años 90.
Y eso sí, por extensión: qué grandes hijas de puta las feministas, siempre amargando a todo el mundo.
Ni curiosidad feminista, ni la mínima decencia de aceptar críticas racionales Y empáticas, de una gran inteligencia y de un gran valor, en todos sus sentidos, así operan los defensores del Sistema patriarcal, y la masa que los apoya.
Dime a quién desprecias e insultas y te diré a quién obedeces.
—
EPÍLOGO
De ahí en adelante, me hicieron el vacío en clase. Al punto que al profesor le di pena, y un día después de clase se me acercó como para que me sintiera incluida, existente. Pero eso me dio igual, claro (la inteligencia sirve para mucho más). Lo que dejó una huella mejor labrada de espanto abstracto (frío, como sordo) en mi memoria fue esto: a partir de aquello escribí unas tiras de papel que se titulaban: «¿Por qué no leer y regalar a escritoras?» y una lista de diez autoras y títulos. Pues bien: los arrancaban de los tablones, o escribían cosas como: Porque no! Me pasé el resto del curso poniendo mis papelitos y viéndolos arracados y tachados! Increíble. Y… patético. ¿Pero a quién se lo parecía? Seguramente no incluso a esos pensadores aportan su trabajo (remunerado) a nuestra cultura.