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Saber nombrar las cosas importa mucho para el análisis, pero para eso tenemos que comprenderlas (ese arduo proceso) con cierta profundidad –no sólo es cuestión de diferencias por puntos de vista de los que se parta.

En la ideología patriarcal es más importante usar las ideas como armas para «destruir al oponente» que conocer el mundo a través de la puesta en común de ideas y desarrollar conocimiento en procesos colectivos conscientes.

Podemos decirlo de muchas formas.

En el vídeo de abajo sobre Petra Kelly, Alicia Puleo lo dice de una forma. Al explicar el ecofeminismo nos cuenta (y su opinión está ciertamente informada) que el ecofeminismo se encuentra más asociado a una corriente feminista llamada «feminismo de la diferencia», que es esencialista, es decir, que cree en una diferencia identitaria fundamental entre dos géneros, y nos dice que en cierta forma esta corriente enfrenta dos géneros –como lo hace el esencialismo patriarcal (añado yo), aunque en un sentido diferente, y en un sentido contrario según matizaciones, cuando se plantea con el mismo esquema de superioridad de un género sobre otro en un sistema de dos. Y nos cuenta que la corriente feminista prevalente hoy es aquella que se centra en combatir la discriminación machista y misógina o del Hombre hacia la mujer, y que el ecofeminismo ampliaría eso para incluir la lucha contra la discriminación de otros animales y la explotación del planeta. Dice que por tanto en algún sentido el feminismo (la corriente prevalente) se ha especializado en el tema igualdad entre hombres y mujeres.

Yo creo que esta visión está condicionada por la comprensión del feminismo occidental, de su importancia en la lucha por la igualdad entre sexos, y que tenemos que nombrar o comprender el feminismo de una forma más amplia y eficaz porque explica muchas cosas más y su impacto es mucho más amplio y profundo: el feminismo cuestiona la ideología patriarcal, esa cultura humana de sistemas de violencia (por sexo, sexualidad, piel, estatus social, económico…), y por eso sin desarrollar inteligencia feminista no se puede abordar la evolución a la superación de este tipo de cultura. La construcción de una cultura abarca todo lo humano, y condiciona cómo pensamos, hablamos y nos relacionamos, qué valores prevalecen en comunidad, las prioridades.

Consideremos las luchas de las personas feministas por el lenguaje.

La idea de un lenguaje que nombre la realidad –y no un lenguaje empleado dogmáticamente para invisibilizar la realidad que no se quiere aceptar culturalmente en una sociedad dada (invisibilizar que no destruir, porque siempre hemos existido y aportado las personas denostadas por la cultura prevalente)– en la práctica y teoría de diferentes personas feministas nos ha aportado culturalmente más que la sola cuestión de nombrar a las mujeres. Nos ha descubierto la falta de inocencia en la cultura, en el mirar desde la cultura; cómo vemos lo que creemos, lo que la cultura/sociedad dice que hay que creer, en lugar de comprender (ver, entender que existe) la realidad existente; y cómo viendo así hacemos daño intencionada y no intencionamente, inconsciente y conscientemente, porque juzgamos injustamente, agredimos verbal y conceptualmente, y omitimos o invisibilizamos, que es, ya lo sabemos bien, una forma de matar, obstaculizar y hacer sufrir.

Estoy hablando sólo del mundo del lenguaje humano, que parece un tema solo y que es en realidad un tema transversal a todo nuestro mundo porque constituye nuestra herramienta cotidiana para transformarnos y transformarlo, justamente por eso, porque en él se refleja todo lo que concebimos, sentimos, creemos, soñamos como colectivo –aunque eso no haya podido eliminar nuestra capacidad para el lenguaje individual o no prevalente socialmente, como esta forma de nombrar empática propuesta por el feminismo porque sabemos del daño que hacen las palabras a quienes excluyen o difaman, lo pretendamos o no; cómo las palabras más usadas son culturalmente reguladoras de la inclusión y exclusión, del reparto de funciones en una comunidad, la construcción de la identidad de los papeles admitidos por una sociedad determinada.

2017 Homenaje a Hypatia

Así, el que haya corrientes feministas prevalentes (en el sentido de mayoritarias) en determinado lugar que se centren a la lucha por «la igualdad ¿con el Hombre?» (así lo mal-interpreta mucha gente), o dicho mejor: que se centren en la lucha por la igualdad de derecho de todas las personas a una construcción de su identidad propia y a poder elegir su papel en su comunidad en función de sus decisiones y no de sus características físicas o genitales en el contexto de una sociedad patriarcal (que parte de la deshumanización fundamental que es una definición limitada y distorsionante de lo que es ser persona, asignando dos papeles, «Hombre» y «mujer» a todas las personas, papeles asociados a funciones en la sociedad), no es decir que el cuestionamiento del patriarcado que realiza el movimiento social feminista sólo implique el tema «Hombre-mujer» (ya se ve en mi reformulación, pienso) pues cuestionar la base dogmática fundamental de la cultura patriarcal no es para que las mujeres estén mejor, sino para evolucionar a sociedades menos violentas e injustas, donde se respete la identidad de las personas y se apoye una evolución individual y colectiva hacia realidades más humanas, más fieles y respetuosas con el potencial y la diversidad humana, pues la cultura patriarcal es autodestructiva –y si tras siglos de patriarcado aún no nos hemos autodestruido eso ha sido sencillamente porque la realidad humana no ha podido ser transformada por la ideología patriarcal en el sentido buscado, y ha seguido existiendo y cuestionado el sistema todos estos siglos; por eso hoy tenemos cosas buenas que en realidad no nos vienen del patriarcado sino de lo que esta cultura ha, digamos, robado a mucha gente anónima, y también y sobre todo, de lo que esta cultura ha recibido como impacto de la existencia de esas otras realidades a lo largo de los siglos, que enfretándose al sistema o sencillamente siendo han tenido un impacto como una hoja seca o una piedra que cae al río, en ondas expansivas.

Con todo esto intento explicar que yo no creo que el feminismo sea el feminismo de clase media blanco y de izquierdas, ni tampoco que el feminismo se haya centrado en la lucha contra la discriminación de sexo no trabajando la conexión con otras discriminaciones o sistemas de violencia. Todo va íntimamente ligado porque es complejo, como la vida. Cada persona, grupo, red, como cada sociedad y comunidad, claramente elige temas de trabajo y prioridades, pero como movimiento, el feminismo es una de las razones fundamentales por las que comprendemos la discriminación y asociamos su superación a un cambio de valores y modos de ser y de relacionarnos. De hecho, como movimiento social, en todas partes del planeta, no sólo en España o Europa occidental donde estamos (pero nuestras poblaciones son heterogéneas, aquí vive mucha gente variada en situaciones materiales muy distintas, y que es feminista también), lo que nos hace ingresar en este movimiento, digamos, es un afán de lucha por rescatar nuestra humanidad que va a asociada a un rechazo visceral y racional empático por el uso de la violencia como forma de resolver problemas y conflictos, o como forma de relación en la especie y con la naturaleza, siquiera porque es el planeta donde vivimos, siquiera porque en él encontramos nuestro alimento para poder vivir y no morir.

Así, si bien es cierto que aún no hay palabras, teorías, ideas comprendidas más ampliamente sobre la conexión inevitable de feminismo, noviolencia y ecologismo, según vemos y nombramos las cosas, puede comprenderse legítimamente que todo se contiene en el feminismo como movimiento social que cuestiona la ideología y la sociedad y cultura patriarcal, por ser una cultura basada en sistemas de violencia que parten del sistema primario de reducción de la identidad humana a dos papeles con funciones específicas que se excluyen y que se nombran falsamente como «complementarias».

Volviendo al lenguaje, en mi viaje personal para humanizarme a través de cómo nombro y por tanto de cómo pienso y por tanto de cómo me relaciono, no sólo he aprendido a mirarme a mí misma desde un enfoque diferente (siempre en peligro hasta que llegas a décadas de práctica en resistencia y lucha!, por la presión indescriptible de que sigamos en ceguera), uno que me permita pensar que soy inteligente, fuerte, valiente, creativa, genia, capaz de ofrecer ideas valiosas a la sociedad, capaz de tanto, con mi pequeña vida de minoría en mi sociedad que cuestiona la tradición. Ocurre que al hacerlo, al hacer este viaje, me he humanizado, he rescatado mi racionalidad y empatía como persona, y con racionalidad y empatía no puedes ejercer injusticia y violencia fácilmente, no puedes obedecer el mandato de violencia e injusticia de los sistemas impuestos en la cultura patriarcal, al menos no tan fácilmente o defendiéndolos contra toda razón o sin sentirte autocrítica y con un conflicto ético y vital. Los reproduces por ser un animal cultural, pero por ser humana en evolución, los criticas e intentas superar.

El feminismo como movimiento social que lleva siglos en escena aunque sin siquiera un nombre, es muy joven respecto a la fase actual en que está (la de encontrar nombres y pegarnos), sólo tiene algún siglo, y quizá por eso todavía hay tantas tortas, tantas luchas que nos podríamos ahorrar, y que en realidad nacen de que por más que sepamos que la violencia es negativa y evitable a menudo, la cultura patriarcal nos constituye ideológicamente, y muchas veces usamos la lucha por cuestionar algo para justamente perpetuar algo: el poder de ubicarnos en posiciones que discriminan, no respetan y desprecian a otras personas, por ejemplo. Porque no es fácil concebir algo que socialmente no existe, aunque a nivel individual te conste que sea real, humano. No es fácil nombrarlo. Y sin embargo, tenemos la palabra para pensar, comunicarlo y comunicarnos, entendiendo que todo será como siempre una evolución hacia la comprensión y hasta llegar a un poder nombrar de forma más fiel a la realidad, con mejor conocimiento.

El otro día un periodista español entrevistaba a un científico español en Estados Unidos, creo, y decían algo terrible y terrorífico, como si eso lo dijera el Conocimiento que cimienta nuestras sociedades. Preguntaba el periodista sobre, p.e., hombres embarazados, al tratar el tema de los límites éticos de la ciencia (en el patriarcado), y respondía el científico (cuya inteligencia feminista no parecía muy desarrollada) que la naturaleza era práctica, con una sonrisa de sobresuficiencia patriarcal estremecedora, con un significado muy preciso: era práctica y no iba a permitir cosas raras! Estremecedora porque al no tener inteligencia feminista este científico no se daba cuenta de la brutalidad y la falsedad de lo que decía: «práctica» desde la ideología patriarcal no es «práctica» desde la naturaleza, que en realidad no puede tener nada que ver con la idea humana «práctica» ya que la naturaleza sencillamente es vida. La naturaleza, señor científico, EXPLORA TODA POSIBILIDAD y se caracteriza por su DIVERSIDAD, por eso hay incontables formas de vida, y dentro de éstas, incontables formas o identidades o modos o relaciones. Lo sabemos muy bien las personas cuya identidad no se conforma o explica con el sistema identitario milenario de las sociedades patriarcales, y no hablo sólo de personas con cuerpos o sexualidades diferentes a los del mandato patriarcal, sino también a gente con vidas movidas por valores no prevalentes, por ejemplo. Por eso, porque la naturaleza es VIDA, la sociedad humana genera CULTURA, para acotar, entender, organizarse y poder ubicarse en el mundo de la vida, y por eso las culturas son diversas y van cambiando, evolucionando.

La cultura la creamos, y nos rige el pensamiento y la vida en un casi total porcentaje, en comparación con cómo nos condiciona lo biológico. En el mundo humano, tener ciertos órganos no implica desear o no desear lo que la cultura establece como asociado a esos órganos: hay varones con una maravillosa mente humana que no usan más que para perpetuar la violencia; hay mujeres con útero gestor que no desean gestar vida como única y primordial función identitaria de su vida; hay personas que se enamoran de personas y no entienden por qué si el resultado no es una relación monoparental heterosexual ese hecho es anormal y censurable. No hay nada menos práctico que la violencia para resolver conflictos, por todo el horror, sufrimiento y destrucción a tantos niveles que genera, y sin embargo, la cultura patriarcal nos enseña que en ideas, actitudes, sentimientos, palabras, y otras acciones, debemos ejercer violencia a diario para mantener el sistema social, los valores y los modos de la cultura patriarcal.

Es fácilmente comprensible que si en lugar de ver a otras personas como amenazas constantes a nuestra existencia nos viéramos como una comunidad, capaces de mutuo apoyo, la vida sería más grata, interesante y positiva para todo el mundo y el planeta no estaría amenazado. Y esto no tiene nada que ver con la idea expresada por el científico mencionado arribo de lo que es «práctico» para la naturaleza. Para la naturaleza humana en la sociedad patriarcal lo práctico ha sido la guerra, porque operan unos determinados valores o ideas, pero no es nuestra única opción. Ampliar el marco identitario humano para reflejar la realidad identitaria humana no se puede ver como algo «práctico» o «no práctico», ni como algo anormal, sino justamente como algo que, si se respetara la realidad de diversidad de la vida, nos permite construir una cultura más evolucionada, capaz de superar los sistemas de violencia que nos tienen sumidas a las personas en una especie de Edad Oscura. Esperemos nuevamente, que ya hayamos entrado en la era en que conseguiremos superar la tara ideológica de esta cultura represiva, explotadora, destructiva.

[E]staba harta de los hombres que medían su capacidad sexual por el grado de subordinación intelectual de la mujer.
Angela Davis, Autobiografía (ed. Capitán Swing), parte 4, “Llamas”, p. 210

Aquí está identificada una cuestión fundamental en el patriarcado: se enseña a los varones que el sexo tiene que ver con un órgano excitado y que para que esto ocurra tiene que haber una mujer sometida, dominada, aterrorizada, porque qué mayor terror que determinen que eres inferior intelectualmente, qué mayor violencia puede haber que la que te impone ser esclava o dependiente. Estamos aquí ante la violación base: si somos inferiores intelectualmente, no tenemos posibilidad alguna de nada, porque quien así lo cree justifica así que MANDA. Si el análisis feminista no hubiera llegado a ser difundido como desde que somos movimiento social y político (siglo 20, al parecer), este hecho brutal ideológico patriarcal seguiría invisibilizado, a pesar de su realidad masiva.

Intentando exponer algún proceso de invisibilización.

Habría que ser más conscientes de cómo la cultura decide o influye en la construcción de la identidad individual (para grados, según fortaleza de la personalidad, supongo).

La inteligencia feminista (como la capacidad creativa, tan audaz / indómito / libre por naturaleza) te permite ver cosas evidentes que la cultura te ha enseñado a no ver. La cultura, eso que genera la tendencia mayoritaria en la sociedad, condicionada por las decisiones, para el caso de la sociedad patriarcal, de los patriarcas, de los capaces de ejercer una gama asombrosa de violencias para imponer su orden, es como el aire que respiramos: no lo notamos, pero está ahí con un papel fundamental para nuestras vidas.

La cultura patriarcal, tan primitiva aunque sea milenaria, necesita validar sus mandatos ideológicos frente a una realidad que no tolera: la de la impresionante diversidad de la vida humana, porque enseguida queda expuesta como incoherente, injusta y violenta (desde la lógica o la racionalidad empática es fácil verlo, por eso las niñas pequeñas y los niños dicen cosas tan evidentes como que el rey está desnudo), lo que explica su inagotable violencia, la de ese sistema de gestionar la vida tan negativo para la vida y que por desgracia, con tantos siglos de desarrollo, nos sale fácil, validarlo, ejecutarlo, justamente porque creemos en la cultura y no queremos mirar y ver la realidad. (¡¿Biológica la identidad «Hombre-mujer» que define el patriarcado?! Que él piense y ella sienta, que esté bien que él use la violencia física y que está mal que lo haga ella, tan viciosa y mala por naturaleza? ¿No será más bien que la mente humana, al margen de los genitales, puede generar ideas, palabras, sentimientos, acciones y así seas hombre o mujer puedes ser capaz de razonar o cuidar, y en muchos grados diferentes las diferentes personas? ¿No será más bien que ser fuerte no es sólo poder ejercer violencia física de imposición sobre alguien, sino muchas más cosas y mucho más positivas o inteligentes?)

Así, me pregunto qué hace que no nos agotemos culturalmente de ver historias de la guerra desde el punto de vista del Hombre patriarcal (no de la persona hombre/varón, digamos). Se ve que la sociedad lo considere algo relevante para la cultura. En contraste, cuando hablamos de la experiencia de cómo el papel que nos asigna la cultura por razón de sexo o género, algo relevante porque informa sobre la experiencia de constricción de la identidad humana por mandato cultural, la sociedad se centra en descalificar y descartar el valor de esas palabras (salvo que las pronuncie el Hombre, el modelo ideal de ser humano según la cultura patriarcal, ese tipo de identidad que podrían ser las personas hombre/varón y que es líder reconocido por la mayoría).

La respuesta es evidente (de cosas que se pueden ver si se mira con la mirada clara): en qué terreno estamos, ¿en el de validar la realidad que promociona la cultura, por ejemplo, para el caso primero, la de héroe o contrahéroe según la ideología patriarcal? (aunque en vida a cada cual, «héroe» o «contrahéroe» le irá muy distinto; pero a lo largo del tiempo, ambos tenderán a recibir respeto y ser valorados pues en conjunto validan la ideología de reducir la realidad a un binomio donde una de las partes debe prevalecer, y a veces se renueva pero para perpetuar el mismo sistema, como lo hace el Hijo Rebelde cuando desbanca al Padre, para convertirse él en Patriarca), ¿o en tener que defender la cultura de lo que pueda cuestionarla? (lo que implica arrasar con cualquier realidad que pueda no ajustarse a esa camisa de fuerza identitaria que impone la cultura patriarcal).

(Sí veo la pregunta de si toda cultura iría en contra de la naturaleza humana, y pienso que no, que se pueden construir culturas respetuosas con la vida, con la diversidad de la vida, aunque esto requiere, imagino, mentes mucho más evolucionadas que las que se valoran y respetan y celebran en nuestras sociedades. Sobre la pregunta de si todos los patriarcados serían tan violentos como el que nos ocupa, o bien, si podría darse una sociedad patriarcal que no fuera violenta e injusta a este nivel que conocemos, imagino que sí, pues si de entrada se determina en la superioridad de un tipo de persona sobre el resto en función de sus genitales y sexualidad, sin tener en cuenta, sin aprender a ver, a las personas por sus cualidades, necesariamente se genera violencia e injusticia evitables desde la racionalidad empática.)

¿Qué hace que cuando se denuncia el efecto de los papeles de género patriarcales, críticamente, o sea, denuncia que se haga desde ser persona que no los acepta por la realidad de su identidad, que no queda recogida en esos modelos, se «acuse» a esas personas y desprecie? ¿Cómo es posible que si una mujer denuncia la violencia de género (la violencia del Hombre hacia las personas inferiores que son las no Hombre), a pesar de que todo el mundo puedo ver sus efectos, los hechos de la violencia de género, se quiera inducir e imponer que no se escuche ni nombre eso que se ha dicho (por más evidente/real que sea) y se imponga un odio del grupo prevalente a esa voz? ¿No se está así validando culturalmente que exista esa violencia? ¿Cómo vamos a combatir la violencia del Hombre a las mujeres en el patriarcado si cuando ellas explican y denuncian y luchan contra esa violencia se las «acusa», se sacan a colación otros temas, ubicándolos así en más importantes que el de la propia violencia? No es cierto que todo el mundo esté en contra de la violencia. Yo diría que más bien la mayoría, por efecto de la cultura, está a favor de la perpetuación de la violencia ideológica patriarcal, a pesar de que mayores márgenes para la construcción de la identidad, conseguidos con la lucha artística, social, del pensamiento, nos permiten ver con más claridad que este mundo cultural no es deseable, por su brutalidad, compleja pero nada evolucionada en un sentido de la racionalidad empática.


Leyendo los diarios de Sylvia Plath, sus reflexiones sobre identidad a los 19 años: «Estoy en conflicto conmigo misma, me disgusta ser mujer porque soy consciente de que inevitablemente no puedo ser hombre. Dicho de otro modo, tengo que poner todas mis energías al servicio de mi pareja: mi único acto libre consiste en escoger o rechazar a esa pareja.»

IGUALDAD. Cuando se habla de igualdad, a menudo se distorsiona lo que se quiere decir, lo que yo al menos entiendo: No es igualar lo que pueden hacer los hombres, no es siquiera (que esto es imperativo pero a menudo un arreglo de transición a sociedades noviolentas) pedir igualdad de derechos. Es tener la misma LIBERTAD para desarrollar el potencial humano que media humanidad, las «mujeres» según la ideología patriarcal, lleva siglos teniendo prohibido hacer en las sociedades patriarcales.

Quizá si me llega la inspiración, pueda escribir algo sobre «La ideología patriarcal» o bien «Cómo la cultura patriarcal condiciona nuestro pensamiento» y pasártelo, M, y vemos si escribir algo juntas o por separado o lo que sea!

LA LUCHA POR TU PERSONA NO PATRIARCAL. Una de las razones por las que yo he dejado de “pelearme” con la gente en foros y demás (bueno, los foros de discusión de ideas desaparecieron cuando la gente prefirió las redes sociales, y es una pena) es por eso, 2º porque es violento, es un “pelearte” de verdad, no “argumentar y contraargumentar” (si no se sabe, enseguida se ve si la persona quiere llegar a eso o no) y 1º porque tú te construyes con un esfuerzo salvaje y grande, como la persona que te gustaría llegar a ser, y en un segundo de “proceso social patriarcal” es como la visita a casa de tus padres, un arrasarte al pasado, a como que no hubiera pasado nada en tu vida, un arrasarte en un segundo tu castillo de naipes, pues saca de ti todo lo que no deseas ser. Y además, para qué. Todo se confirma. El Gran Orden se confirma. Todo a su lugar, díscola. Todo para que vuelvas al redil de ser persona patriarcal, que uses los modos que manda la tradición, aunque los adaptes. Por eso prefiero escribir, y discutir temas sólo con personas valientes (que no temen aprender) y generosas (que no tienen el ego tan grande que siempre es más importante que las ideas que se exploran). El resto, serán adorables si lo son. Lo cierto es que la gente no se da cuenta de que lo que creen suyo propio, de su identidad, es algo cultural compartido con muchas personas. Digo del grupo que confirma el orden prevalente. Luego estamos las personas que no lo confirman, pero que podríamos reproducirlo igual porque somos hijas de la misma cultura, y a veces lo hacemos, de hecho. Pero si gente de 1ºESO (primero de la secundaria) puede entender que que la profe te critique el cuaderno es algo muy positivo, que te sirve mucho, pienso yo que todo elmundo debería limpiarse así la mirada, para poder ver más y aprender! Al menos sumarse a esa lucha!

Cuando una mujer comparte conocimiento

no hay que escucharla, nos buscará la ruina.

Individual y colectivamente,

hay que ignorarla, y arrebatarle sus palabras

con toda la violencia necesaria, mucha, muchas,

que Ella no quiere nunca el bien: pretende el mal.

Unánimemente sobre todo es preciso

jamás nombrarla ni dirigirse a ella.

Sería como nombrar al ángel de las tinieblas, reconocer

como persona a quien ha desatado todos los males del mundo,

obligándonos a inventar la guerra.

 

Cuando una mujer razona, debemos actuar con firmeza:

tolerancia cero con las locas. Hay que forzarla a su lugar

protegiendo el Orden de los siglos, por los siglos de los siglos,

el Sistema feroz de la obtusa estupidez,

el Paraíso de la violencia y la ignorancia desatadas.

 

(febrero 2015, revisado en julio)

(Del libro en gestación El Hombre, la civilización monstruosa)

wollstonecraft woman-aspasia-type-roman-2nd-century-adBrassempouy

Violar, aterrorizar y matar el Hombre a las mujeres.

Patriarcado, torturador asesino, padre de todos los sistemas de violencia que conocemos. Basta!

25 nov 2014

Expresarle a las personas el valor que les damos, lo que las apreciamos podrá hacer que se sientan halagadas, aunque lo normal es que haga que se sientan queridas y apreciadas, que no es lo mismo, pero sin duda alguna no es lo mismo que halagar, es algo mucho más hondo, empático, de relación humana, y no algo tan trivial y dañino como el halago que se le enseña al Hombre a hacer en el patriarcado.

En el patriarcado se le dice al Hombre que debe halagarlas con regalos y palabras. ¿Para qué? Aquí aparece otro de los elementos distorsionantes y desagradables del «halago» (a parte de que está claro que es unidireccional: del Hombre a las mujeres): para que les den placer sexual o en el más permanente de los casos ¿amor? (el unidireccionalismo se ve en que si le damos la vuelta, no es lo mismo. Las mujeres deben respetar al Hombre, admirarse de sus méritos reales, y ahí está el sistema de héroes y tal, no hace ninguna falta que se le digan tonterías huecas; también porque Él manda en realidad respecto al sexo, por eso durante siglos si ellas no querían sencillamente las violaba y eso se consideraba «seducir», no tortura). Halagar a alguien no es valorar y apreciar a alguien y hacérselo saber, al menos no en el patriarcado: a las mujeres hay que halagarlas para «llevárselas al huerto», «tener la llave a su corazón», como dicen metafóricamente (porque si fuera eso la llave a que te quieran, qué cosa tan insignificante serían las mujeres!, como lo que nos han dicho durante siglos contra toda evidencia!; y si es metáfora de su vagina, ya sabemos, es siempre lo mismo, y encima consideran de mal gusto que lo denunciemos).

Toda esta ideología es machista y misógina. Las mujeres son personas con mentes humanas, no niñas caprichosas a las que hay que engatusar para que te obedezcan o hagan lo que quieres.

Si el Hombre quiere «comprender a las mujeres» bastaría con que empezara a desarrollar inteligencia feminista para limpiar su mente del dogmatismo patriarcal, y así vería que la mente humana es impresionante y compleja y que los genitales no determinan su desarrollo. Con cada «no comprender» suyo se nos está diciendo: «sois caprichosas, hay que manipularos para sacar algo bueno de vosotras». Como a «los indios» con las cuentas y los cristalinos. Cruel la ideología patriarcal, violenta en extremo.

Valorar a las personas es algo que necesita cualquier persona, hacerlo y recibirlo. Engañar, engatusar, manipular, cosificar, usar estrategias es algo que necesitan hacer quienes no pueden sentir empatía hacia quienes tienen delante, esa inteligencia.

Si quieres que te quieran, aprende a querer, a valorar a las personas, y no a tratarlas como si no fueran personas (como si fueran muñecas). (Hay que ver qué afición tiene el hombre patriarcal a jugar con muñecas, qué obsesión con forzar a otras personas a ser sus muñecas!) La igualdad va de mirarse las personas a los ojos y hablarse como personas, no de juegos de poder.

No. Lo que quieren es que no puedan ser amables sólo los hombres y hacia sólo las mujeres. Quieren que todo el mundo, que cualquiera pueda ser amable. Que un hombre pueda abrirle una puerta a otra persona, sin importar sus genitales ni las posibilidades de acostarse con ella. Que una mujer pueda cederle el asiento a otra persona si quiere.

Las feministas hacen por tanto una crítica racional empática al tema de la galantería, que combaten por su machismo y misoginia, pues se cosifica a la mujer en cómo se la concibe y en cómo se la trata y por tanto se degrada o caricaturiza la relación.

Desde la inteligencia feminista, luchamos por ser amables como gesto de cuidarnos y mimarnos las personas, y no como mecanismo para codificar a la gente y conseguir cosas de ella. La amabilidad es un rasgo humano no del Hombre.

RAE INCAPAZ. Cuando la Real Academia de la Palabra Muerta intenta pretender superioridad intelectual y de conocimientos al descartar socarronamente la crítica a sus sesgos clasistas, machistas, misóginos, homofóbicos, transfóbicos, racistas, gitanofóbicos, especistas (llamémoslos “ningunistas” cuando la violencia se ejerce por omisión; esa omisión que a tantos grupos humanos les ha costado no aparecer en ningún lugar de valor de la Obra Humana), con un triste “Nosotros sólo recogemos las palabras que usan las personas, no determinamos las definiciones” queda expuesto su profundo lío mental y su afán de distorsionar y manipular.
Hay mucho que decir a este respecto. Anotaré brevemente: 1. en la selección de los términos que la RAE hace hay condicionamiento ideológico del tipo en que no se ha asimilado la noción de derechos humanos; 2. en las definiciones hay ese mismo condicionamiento ideológico, al que se suma una ideología política tradicionalista, es decir, patriarcal violenta, el mundo visto desde ahí; 3. ilustración con ejemplos.
Podemos alarmarnos por mis palabras y no prestar atención, pero lo cierto es que basta con hacer estudios de casos: por ejemplo, ¿Qué términos han decidido incorporar de los españoles hablados en América? (esos que tradicionalmente ha despreciado y considera deben someterse a sus opiniones sobre cómo se debe hablar y escribir). Aquí hay uno (descatalogado), “De mujeres y diccionarios” (descargable): http://www.mujerpalabra.net/pensamiento/lenguaje/eulalialledocunill/sobrediccionarios.htm. Si se atiende, se verá la aplicación del método científico al estudio de un DRAE donde se empezaba a querer “incluir” los españoles americanos (quizá por la pérdida de credibilidad de la institución en España) y cómo el DRAE incorpora maneras de evaluar físicamente a las mujeres en América, y no incorpora ¿qué? ¿Es tan importante no incluir palabras que tienen un uso mayor y más importante para la cultura en cuestión que cómo evaluar físicamente a las mujeres? Para una ideología tradicional, validar el orden patriarcal que establece que las mujeres vienen de una costilla de Adán, es decir, están en débito con el Hombre y deben desarrollar sus vidas sirviéndole, es una cuestión vital. Hay que “ponerlas en su sitio” continuamente (nótese la incapacidad de la RAE para comprender que dentro del feminismo hay lingüistas ofreciendo conocimiento y método). Pero no para personas realizando un estudio científico del lenguaje y recogiendo las palabras que se emplean y cómo se emplean (aquí los llaman Diccionarios del Uso del Español; son los descriptivistas, los hijos de la lingüística moderna, muy superiores al diccionario de la RAE respecto al conocimiento de la lengua). ¿Por qué la RAE no presta atención a lo que la mayor libertad del momento histórico humano, desde el siglo 20 y en algunos lugares, de maneras y en grados diferentes, está generando: que resulta que los genitales no condicionan necesariamente una identidad, porque el cerebro y la mente humana es increíblemente maleable e igual que puede aprender a ser Hombre o mujeres puede aprender a ser Persona? ¿Todo lo positivo y cuestionador del orden patriarcal que ha generado el pensamiento/las relaciones/el lenguaje en el último siglo?
No hay ninguna inocencia y desde luego ninguna ciencia (su aplicación del método científico de estudio de la lengua está minada justamente de eso, de ideología, por su creencia religiosa en el prescriptivismo, ya tarada de raíz; y más tarado es que dada la evolución del conocimiento sigan insistiendo en que deben ocupar un papel estrella en cuestiones de estudio de la lengua!) en los criterios de selección de las palabras que llevan a cabo, ni en las definiciones que realizan. Incluso si añadimos cómo las personas usan las palabras para ejercer violencia se puede presentar la definición así, describiendo el uso; pero el diccionario de la RAE no pretende eso, sino prescribir, y de ahí que tengamos que perder tiempo denunciando sus imposiciones ideológicas a través de sus aspiraciones con el lenguaje.
La RAE debe bajarse de su pedestal y especializarse en estudios y diccionarios etimológicos, por ejemplo, para dejar en paz de una vez el avance del estudio científico de la lengua y que proliferen buenos diccionarios, diccionarios que nos sirvan para buscar palabras, saber cómo se escriben y cómo se usan, pues el uso, esa especie de Frankenstein ahora que se ven forzados a disimular, no nos sirve para eso.
Finalmente, anotar también algo sobre la cobardía o la falta de honestidad intelectual de las personas del mundo de la cultura, incapaces de renunciar a participar en la farsa que es la RAE y su diccionario. ¿Por qué razón darles bola? Sólo son razones negativas para el conocimiento. Se comprende de las personas con ambición de promocionar su estatus para ganar fama y dinero, pero no de las personas que en principio aman la lengua, y su estudio y conocimiento.

El problema de las personas creyentes que nos exigen respeto porque nuestra crítica a su religión (culturalmente, a menudo también la nuestra, aunque seamos no creyentes, porque se nos ha impuesto, es decir, tenemos conocimiento además) les ofende y agravia es que insisten en no reconocer los hechos históricos sociales de lo que su religión ha hecho. Eso no se arregla diciendo que su verdadera religión no es así, que su Biblia, su Corán no son misóginos, ni machistas, ni homofóbicos, ni clasistas, ni identidistas del pueblo elegido (racistas, nacionalistas), ni enemigos de la razón empática, ni generadores de guerras y de terror. Eso se arregla haciendo esa lucha si es lo que desean (recuperar la verdadera religión, todo el apoyo, sin duda, a eso, a religiones del amor y la solidaridad) pero sin duda respetando que se haga la crítica al impacto social de la religión (una crítica que si viniera de una persona creyente y defensora de su religión aceptarían, supuestamente; ¿por qué no de una persona no creyente?), la crítica a justamente lo que no debería haber sido así pero lo ha sido y lo es. Es irracional y violento enfadarse y ofenderse cuando se hace una crítica a una religión que ha impuesto de todo a todo el mundo. En otros ámbitos hablaríamos de madurar. Tienen que saber separar lo que a ellxs les da espiritualmente su religión de lo que su religión le ha dado a las poblaciones durante siglos. Aprender a apreciar el valor del pensamiento crítico, y aprender a no demonizarlo, como nos han enseñado sus religiones, que exigen fe y que la razón se someta a la religión, a la creencia, a la fe. Este debate empezó en Europa en el Medievo y nadie desearía volver a aquellos tiempos de oscuridad y violencias radicales.  Si tenemos derechos humanos (tan recientemente como desde el siglo 20, y esto acaba de empezar, por eso no está extendido) no es por la religión, por bondadosas que digan ser quienes hablan de que sus religiones han sido distorsionadas y su fe es de bondad y justicia, porque la religión ha gobernado a las sociedades humanas durante siglos de terror, sufrimiento y destrucción. Estos son hechos, no opiniones, y mucho menos, insultos a las personas creyentes, o a su espiritualidad. Es una barbaridad acusar a quienes hacen una crítica (una exposición razonada que se podrá o no refutar) a las religiones de no respetar.

http://www.mujerpalabra.net/materiales/postales_mp/religionyconvivencia.htm

A mí me parece que lo mínimo que puede hacer una persona con su inteligencia es desarrollarla. No me refiero a la ese desarrollo habitual, en el marco de la ideología patriarcal, sino a un desarrollo que parte de controlar el miedo y ejercer la solidaridad y sororidad, es decir, el amor (esa palabra tan ridícula en el patriarcado), desarrollo que dándose en ese marco inevitable del Sistema, es capaz de imaginación, pensamiento crítico, racionalidad empática; hace crecer la capacidad de compensar todas las brutalidades que somos capaces de pensar y todas las cosas buenas que somos capaces de no llegar a pensar, sin siquiera ver o saber que las pensamos y no pensamos, todo a causa de la educación patriarcal que conforma (aun hoy, cuando más personas parecen querer generar un cambio a sociedades menos violentas e injustas) nuestras culturas patriarcales brutales. La misoginia y el machismo inconsciente son profundos, y la incomprensión al tema del derecho humano de las mujeres a decidir si desean gestar, parir y ser madres, ilustrativa. Quien debe respetar es quien le pide respeto a sus víctimas u objetivos.

De un comentario anterior por un «debate» de esos que inician los y las misóginos inconscientes con la estrella del «respeto».

«¡¿QUE RESPETE?! Que digan que decirle a alguien que le impone la gestación, parto y maternidad a las mujeres que es asesino y torturador es No Respetar es VOMITIVO, por radicalmente y demencialmente INJUSTO. Es literal porque así ocurre: mueren mujeres todos los días por esta imposición, y no morirían si fuera legal o si el aborto fuera libre, y además, se fuerza a la gestación y todo lo que conlleva a mujeres, todos los días, y eso es TORTURA. Da asco moral que te digan que Respetes, que es un tema personal. TAN PERSONAL COMO QUE LO CONVIERTEN EN UN CRIMEN Y EN UNA TORTURA PORQUE NO PERMITEN QUE SEA UNA DECISIÓN PERSONAL?!
Qué injusta y violenta es la IGNORANCIA. LA FALTA DE EMPATÍA DE LA IDEOLOGÍA PATRIARCAL CON LAS MUJERES»

Aunque hoy el día empezó con alguna dificultad leve pero de tensión (conducir dormida -primera vez-, conducir a través de un incendio, aparcar metiéndome en la trampa de ir a rayar el coche de al lado y conseguir salir después de 30 minutos de milimétricos movimientos, que no sabía cuáles hacer!), y arrastraba algunos disgustos y pesadillas, ha sido un día en que me siento FELIZ en compañía de la gente que veo (qué pleno ha sido, tanta alegría y tranquilidad, a pesar del cansancio!) y de mis cíberamistades y compañías, que acompañan y apoyan tanto en la lucha por sobrevivir como personas pensantes, constructoras de mundos. Feliz incluso conmigo misma, con cómo voy afinando en la lucha y poniéndolo más difícil cuando hay suerte (para las cosas malas). <3

Lo anoto porque aunque yo tiendo a sacarle la alegría a un polvorón en el desierto, y aunque al fin he encontrado mi Utopía, la vida no es fácil y muchas veces te duele y hace dudar y desalienta. Así que he subido esto Fb:

holaplaya

A los 9 o 10, tirada en la playa leyendo tebeos. Mi madre, al sacarme la foto dijo: «Mira que eres femenina» y lo que le respondí fue «¿Por qué (dices eso)?» Resultó que el sufijo era «-ista», feminista, como ella, aunque ella no lo llegó a saber, claro, porque murió en 1990 (o quizá decir murió 7 años antes). Así de «reciente» en unos sentidos sociales de progreso de aceptación del término, de la idea, a nivel más de sociedad, como sociedad. Mi madre sabía que era una revolucionaria, una transformadora de la materia, de las posibilidades imaginadas, pero no llegó aún a la consciencia de que por ser mujer, ser todo eso siendo mujer, eso la hacía feminista, es decir, una rebelde antisistema de violencias!

ALEGRÍA Y CREATIVIDAD. Escuchando a Peret (un artista gitano, cantante) me han encantado dos cosas. Una es la escena que cuenta sobre lo que recuerda de haber empezado a bailar. Fue de alegría, cuando su padre le traía un trozo de pan blanco, que no comían a menudo.

Es lo más emocionante de la actividad creadora: cuando nace de la emoción de la vida cotidiana, intensa, de alegría. Pienso en cómo ha sido que en las sociedades patriarcales, el mundo de la creación se haya desarrollado tanto por la expresión del sufrimiento, y tan poco por la expresión de la alegría. Me pregunto si hubiéramos vivido en sociedades menos violentas, si habríamos desarrollado el mundo de la alegría mejor, plasmándolo en el arte, lo habríamos plasmado en el lenguaje y en el arte, seguro! Cuando era más joven, para explicarme por qué escribía siempre cosas de estar mal, de sufrimiento, me decía: “Es porque la alegría se comparte, se vive compartiéndola, pero con el sufrimiento no puedes estar dándole la lata a la gente que te quiere todo el rato.” Luego también pensé que crear con Materia Sufrimiento era para vomitar tu mierda, transformarla en algo menos feo y poder así contemplarla para solucionar el problema. Porque siempre he creído que muchos sufrimientos se podrían solucionar pensando un poco, de una manera diferente. No todos, la muerte es bastante rotunda, que te torturen –mientras dure- o asesinen es rotundo también. El hambre se soluciona comiendo. El frío, no pasándolo. Pero que no te quieran y aprecien, eso que nos importa tanto, tiene diferentes grados y tipos de soluciones. La confusión y estar perdida también. El miedo. Hay muchas cosas que pensando, de alguna manera, comprendiendo, de alguna manera, incluso comunicando(se) pueden llevarse mejor. Con todo, siempre eché de menos no escribir más desde la alegría. De mayor, pensé además que, dado el mundo, no puedes hablar desde la alegría, que sería casi una bofetada. Y sin embargo, también he visto que es la alegría lo que más agradece la gente, que les alegres, que se puedan sentir con ánimo y energía para vivir.

Pero sobre todo, vivir en un tipo de sociedad que se basa en la violencia como medio para todo, ahí, la alegría es una gran amenaza porque no sostiene las violencias.

La otra cosa que me ha gustado mucho escuchar de Peret es cómo describe el proceso de creación de la rumba catalana, pues le llaman el Creador de la Rumba catalana. Lo hace de una manera tan reconocible para quienes realicen procesos creadores, que casi huele a tierra negra humedecida en una noche de verano.