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buscandotrabajoTenía echando polvo en el ordenador un relato, y hoy cuando Odette mandó un email pidiendo relatos sobre búsquedas de trabajo, lo he empezado a releer, y bueno, no es un gran relato porque es como ¿histriónico? (de risa), pero es que el tema era duro y yo me estaba defendiendo. Y sí es de alguna manera real, aunque no sabría decir de qué manera es real, pero lo es. Quizá sólo porque me recuerda lo que fueron aquellos años. No los ochenta cuando encontraba trabajo fácilmente, tan fácilmente que vivía literalmente al día y cambiaba mucho de trabajo. Una sensación que mucha gente no conoce. Sino en los noventa, cuando empezó a importar más qué pinta tenías (y sobre todo, si era sólo apariencia, obediente) que si sabías dar clase. Por eso acabé, de hecho, presentándome a oposiciones: por evitar las funestas entrevistas de trabajo. Preferí mil veces ese tormento, al otro que conocía bien, las entrevistas.

La última que recuerdo, bueno… otro día.

1991_buscandotrabajo_2010 (5 páginas)

Llamo ‘política’ a la capacidad de convivir aportando al bien común (ejerciendo la empatía, el altruismo) y respetando la libertad individual (ejerciendo el respeto a tu particular identidad).

La inocencia está mal interpretada (distorsionada) por la cultura patriarcal, tan obsesionada en promocionar e imponer las peores cualidades de las que somos capaces las personas para su construcción y perpetuación de un mundo de innumerables violencias, enemigas de la inteligencia.

Un hecho a la mano de cualquier persona, que construye política y combate el sistema, es la capacidad de plantearse una acción desde la confianza en las otras personas. Esto no equivale a ser boba. Equivale a no dejarse atrapar por los valores del sistema (patriarcal). Equivale a entablar una lucha radical que si equivocada no habrá generado violencia. El sistema nos enseña a desconfiar. Y como es un sistema basado en falacias biologicistas –es decir, mentiras que nos dicen que todo esto es “natural” lo que además se usa como sinónimo de “inevitable” (como esa forma de tortura de género que es la violación en el patriarcado)– nos enseña que desconfiar es lo que nos ayuda a sobrevivir en el medio. Nada más lejano a la realidad humana. Ha sido la colaboración y la empatía y sus formas (la solidaridad, el amor) lo que nos ha proporcionado los hechos humanos de más valor para cada persona y para el conjunto, además de para el planeta que nos acoge, con todas sus formas de vida (que además, demuestran que la vida no puede ser reducida al sistema patriarcal de sexo ni de género, tan patéticamente bíblico o irreal, contrario a la realidad).

Aunque una persona crea que las otras reaccionaran de manera violenta, en lo que hay que trabajar el “problema” es en cómo poder confiar protegiéndose (si hemos constatado en nuestra experiencia -y no por lo que se oye- que la gente tiende a comportarse con violencia en general, con o sin “motivos”), y no en renunciar a confiar y acatar el orden de la guerra.

Confiar es honorable, contiene la dignidad humana. Las actuaciones desconfiadas ante los comportamientos de las personas, por muy fundamentados en experiencias anteriores, conllevan una reducción de libertad, un acatamiento de un orden del mundo que es patético por basarse en la falta radical de inteligencia, del uso del potencial humano para ese universo de inteligencia al que el sistema nos fuerza continuamente a renunciar.

Viñeta Título: MEJOR COMPARTIR QUE ROBAR (sociedades humanas inteligente es posible)

Viñeta 1: manos pidiendo. Mano de vieja con casa y sin dinero, mano de parado, mano de chica huida de casa, de mujer echada de casa, de chica que se va de casa, de inmigrante negra, de inmigrante negro, de músico de acordeón, de actriz de teatro callejero, de estatua viviente, de gitana, de inmigrante rumana con personas pequeñas, de chicas empujada continuamente a la prostitución, de viejo sin casa y sin dinero, de hombre que se ha perdido, de viejo que no recuerda, de vieja de los gatos, de persona con una minusvalía, de borracho, de persona con una enfermedad mental y sin atención médica ni cuidados, de persona que se arruinó y vive en la calle…

Viñeta 2: una mujer joven, no blanca, que el aspecto pueda servir para varias culturas.

Texto superior: LA RAZÓN POR LA QUE NO PODEMOS DAR A TODAS LAS PERSONAS QUE NOS PIDEN ES PORQUE NO NOS LLEGAN LOS INGRESOS.

Texto inferior: POR FAVOR, QUIENES HAN ACUMULADO DINERO QUE NO PUEDEN GASTAR EN VARIAS GENERACIONES QUE LO DEVUELVAN A LAS POBLACIONES, POR SU DIGNIDAD INDIVIDUAL, POR EVITAR TODA ESTA VIOLENCIA EVITABLE A LAS PERSONAS, Y POR LA PROTECCIÓN DEL PLANTETA QUE NOS ACOGE, AL QUE SU AVARICIA ENFERMA ESTÁ TAMBIÉN REVENTANDO.

Dictadura

Yo no sé cómo, quién sería
en una dictadura
aunque puedo imaginar
que el corazón me venciera
al menos en algún momento
y a pesar del miedo,
como el río en crecida
que arrasa el dique,
como en esos días
en que me vacío de monedas
en la calle
con las personas que piden
porque no tienen
y les ronda el frío
(el profundo también)
y el desamparo,
cuando la fuerza de la naturaleza
se funde con la lucidez emocional
de la justicia

pero sí me pregunto
con cierta intuición de pavor
cómo, quién serías tú

 

Dictadura (versión 1 pág. pdf)

Para Roberto Echevarría que me alienta a escribirlo (tercer borrador)

Para el activismo político, lo que hacemos en el movimiento social, y desde un punto de vista con inteligencia feminista, es decir, entendiendo que el padre de todos los sistemas es el Sistema patriarcal, la inocencia es una herramienta revolucionaria: tenemos que limpiar la mirada y aprender a confiar, aunque sólo sea para evitar desarrollos de violencia, que es a lo que lleva la desconfianza.

Decir esto no es no saber nada del mundo, precisamente. Es saber de cómo cambia todo cuando desde la autocrítica y el pensamiento en diálogo intentamos abordar la vida de maneras libres del aprendizaje continuo y extremo de la violencia patriarcal.

Podríamos analizar por ejemplo cómo concibe y lo que hace el Sistema (patriarcal) con la inocencia. ¿Por qué iba a hacer eso con la inocencia, que es limpia y vulnerable? Es como lo que hace con los ideales anarquistas: lo de lo más esperanzador y positivo, nos dicen que eso es la más terrible violencia. Y sin embargo, está claro que lo mejor que hemos hecho hasta ahora en la especie (¿o no?) tiene muy directamente que ver con los ideales anarquistas de libertad y solidaridad, y no justamente con las realidades de la violencia patriarcal, “inevitables” y lucrativas para los más violentos: opresión, explotación y represión.

En el patriarcado (el padre de todos los sistemas de violencia según los datos y no sólo según la mirada de una mujer de la masa anónima), todo lo que podría conducirnos a un mundo sin violencias es distorsionado y conducido al extremo de la demonización, tan eficazmente enseñado por los líderes religiosos en el planeta siglo tras siglo. Y lo sé también porque en mi ADN se recoge la información de lo que le pasó a las mujeres que fueron libres, y solidarias.

¿Cuáles son las realidades patriarcales respecto a la inocencia? Destrucción de la inocencia, con saña además; o burla, escarnio, desprecio. Violación de bebés, de niñas y niños, su secuestro para redes de prostitución. Abusar “del débil” entre los hombres, burlarse de ellos, feminizarlos, que es la máxima humillación para el Hombre. La inocencia la usan contra “la mujer” para dejar claro que ésta no dispone de la misma mente humana: inteligente. La inocencia, cuando no la usan para crear horror, la usan en la Guerra Patriarcal contra la Humanidad para humillar, denigrar, desvalorizar a quien la muestre o proteja.

En la política de partidos queda muy claro: la Estrategia de la política patriarcal es la demencialidad de un juego político con las reglas irracionales de la violencia patriarcal. Todo lo bueno es implanteable. Todo uso de la inteligencia para resolver los conflictos con la máxima justicia posible y a través de la noviolencia (de procesos que no generen ni multipliquen la violencia) “No es político”, queda descartado porque es antitético a lo que “se puede y se debe hacer, mal que nos pese”.

Sin inocencia, ¿cómo podemos empezar a relacionarnos de manera revolucionaria (¿o aún hay quien cree que seguir con este Sistema patriarcal nos “protege”? ¿Contará algún día lo que ha vivido más de media humanidad desde el neolítico?), para generar un mundo inteligente, que es decir, capaz de respeto y felicidad a pesar de que tengamos enfermedades y envejezcamos, a pesar de que no siempre coincidamos en los afectos e incluso tengamos que esquivarnos para no hacernos daño o no dolernos?

Sin inocencia, ¿cómo vamos a poder pensar en comandita, sin miedo al error, con afán, con confianza de que podemos construir soluciones (inclusivas o respetuosas con los derechos humanos) en lugar de seguir perpetuando la guerra y la guerra más invisibilizada del dinero? ¿Por qué no íbamos a poder, por ejemplo, poner un límite a las riquezas multimillonarias, e impedir las trampas de las corporaciones? ¿Por qué no íbamos a decidir radicalmente no volver a darle credibilidad, ningún tipo de poder, a las personas enloquecidas que hablan de los “derechos” del “no nato” para imponerle a una persona con derechos humanos la gestación y todo lo que a eso sigue?

¿Que no se puede? Pregúnteselo a las mujeres, y en especial a las feministas. Y no están solas. Pero algo está claro, para todo el mundo: la revolución será feminista o no será, tendremos que entenderlo con inocencia algún día, si es que vamos a salvar la vida y la calidad de vida y el planeta con toda su vida.