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No es posible el borrón y cuenta nueva y al tiempo…

La inferioridad cognitiva, intelectual de las mujeres (transmitida en todos los ámbitos, incluida la Historia y el mundo de la Cultura sancionada), y también la moral (transmitida brutal y sutilmente por las religiones), ha sido construida empecinada, permanentemente en el planeta por un mismo sistema de organización social, el sistema patriarcal. Desde Aristóteles a Nietsche, ejemplos del mundo del pensamiento, desde la Biblia a las Inquisiciones y Cazas varias, desde la exclusión material de las mujeres de todo espacio de acceso al desarrollo de las habilidades cognitivas del cerebro humano (bibliotecas, universidades) hasta el siglo 20, desde la Historia escrita, donde las mujeres no aparecen supuestamente porque no han aportado nada valioso para la especie (lo único para lo que sirven, que no es meritorio sino una ventaja biológica, es gestar y parir, a lo que se suma la imposición de educar obedeciendo los mandatos patriarcales, y nada de esto puede ocupar un lugar en la Historia patriarcal porque no es excepcional, sino obligación), demostrar la inferioridad de las mujeres ha sido tan intenso y continuado que podemos decir que equivale a un lavado de cerebro de los colectivos culturales. Muy recientemente, en el siglo 20, un número suficiente de personas como para que se aprecie el impacto en la propia fibra de la sociedad, ha cuestionado el más duro status quo del planeta: muchas personas tienen ya las palabras para defender con argumentos y con datos procedentes del análisis de las realidades, el sistema patriarcal de sexo-género que ha fundamentado y justificado hasta la náusea la distribución de papeles de hombres y mujeres en la sociedad.

Ser mujer se define por este tener la capacidad de gestar un embrión, y no que se desee gestar, parir y asumir el tener hijos e hijas. Patriarcalmente, tener la capacidad física de gestar implica incapacidad intelectual y moral. Y este único compartimento reservado a las personas con vagina tiene como única alternativa el que se las use como muñecas hinchables.

Sin embargo, ser mujer es desde una perspectiva feminista ser persona, tener todo el potencial del cerebro y la mente humanas, y la construcción de una sociedad justa no puede ignorar este hecho, es más, debe apoyar a las mujeres para que se recuperen de los efectos de siglos de alienación de su condición humana. Si hemos sobrevivido, ha sido justamente porque disponíamos de inteligencia, esa capacidad para adaptarse y sobrevivir, incluso en las circunstancias más adversas. Los hombres también necesitan espacio para recuperarse del papel de Hombre que también se les ha impuesto, aunque el papel asignado a las mujeres y la no existencia de papel asignada al resto de personas que no podían ser encajadas en el papel de Hombre o de Mujer, han pertenecido al grupo oprimido, y este hecho no puede ignorarse, añade complejidad al proceso de recuperación, aunque también tenga contrapartidas que puedan ser beneficiosas: como la del mayor conocimiento de la gama y el alcance de la violencia patriarcal, de cómo opera ésta en la sociedad patriarcal.

Todas las personas son seres humanos, esta idea es tan tardía como del siglo 20. Es preciso asimilarla y no se puede asimilar sin un análisis (una crítica) de las sociedades patriarcales, de cómo éstas condicionan la percepción, la imaginación y  la palabra, la mente humana, y con ello, todas las relaciones.

Tenemos que seguir luchando por aprender a hablar, que es aprender a percibir y pensar.

Y al tiempo, es posible además de necesario

Es valioso que haya personas dedicadas al conocimiento de los problemas de muy diversa índole que padecemos como especie y como sociedades (patriarcales) pero las soluciones posibles también depende de que existan personas dedicadas a escapar a los modos de pensar prevalentes, pues están condicionados por la mentalidad de guerra prevalente en la especie. Es preciso que haya personas que sospechen de la mentalidad de guerra, y que intenten pensar escapando a este condicionamiento. En un mundo con el nivel de interdependencia actual de las personas y de las poblaciones, el transformarlo todo para la construcción de sociedades justas y noviolentas, es decir, con espacio para el desarrollo del potencial de la mente humana, de un desarrollo no basado en la opresión, la explotación, la represión de nadie, las soluciones no van a generarse sólo del mundo que nos ha enseñado a operar haciendo un uso tan mezquino de la inteligencia; necesariamente tendremos que llegar más allá, que trascenderlas, que liberarnos de ellas.

Si pudiéramos comprender que la diversidad no es fuente de debilidad sino justamente de fortaleza…

Dejamos atrás los mitos como medio para el conocimiento y su transmisión, y los ubicamos en el mundo de las historias, de las manifestaciones de la creatividad humana. Las religiones ocuparon aquel lugar, ordenándonos cómo vivir, y tendrían que estar pasando ya a ocupar el mismo lugar que los mitos. Siempre han perseguido el conocimiento, el conocimiento en manos de «cualquiera» porque existen alternativas mejores para construir la vida social y personal. Son un gran ejemplo de la mentalidad de guerra: no saben ser sin perseguir, sacrificar, condenar a quienes no acatan su orden. Estamos aprendiendo muchas cosas desde las ciencias y con la asistencia de la herramienta tecnológica, y lo que más claro queda es que aprendemos porque somos animales con imaginación y seres sociales, capaces, lo vemos y lo sabemos, de construir cómo percibimos el mundo, el lenguaje para narrarlo, y los modos de relacionarnos. Vemos, sabemos ya que estos constructos no son verdades inmutables, sino eventos dado en el tiempo y en el espacio, de lo que se desprende que pueden cambiar también dramáticamente. Cómo si no desaparecieron civilizaciones enteras de la noche a la mañana. Es lo mismo que lo ocurre en la naturaleza: diversidad infinita, continuamente generándose, transformándose, y muriendo. Todo es un proceso, y ser proceso no significa sólo una evolución, sino que también incluye muerte y nacimiento y también inagotables grados de todas estas cosas. Si algo ha quedado claro es que nuestro potencial arroja una diversidad parangonable a la de la naturaleza, y si conseguimos comprender la libertad en el planeta no existiría un único sistema, basado en la mentalidad de guerra, además. Con la violencia no podemos conseguir un mundo que nos permita desarrollar nuestro potencial, todas las personas, porque nos condena a un mundo donde un grupo impone todo a un resto. Hay que pensar más allá, también.

Decir que se vive contando con el ideal no significa que se viva utópicamente porque eso es imposible, no sólo porque no escapamos al uso del dinero sino también porque existen aspectos culturales que rechazamos pero que llevamos dentro como un gen, que a veces identificamos y transformamos y a veces no. Lo que significa esto, según yo lo entiendo, es que frente al dolor, la tristeza y la decepción que es la vida, quiero decir, la vida en sociedad, una tiene el recurso de intentar construirse como si viviera en un mundo mucho mejor. El ánimo procede de saber que un mundo social no puede existir sin que antes haya habido cada vez más gente siendo y viviendo cosas que aún no existen, teniendo en cuenta el ideal (por eso las redes sociales son vitales, pues nos recuerdan que hay gente en esa lucha por todo el planeta aunque allí donde vivamos parezca que estamos en soledad o en minoría). El desánimo procede de que hace falta mucha más gente capaz de inteligencia empática, de que parece claro que hay mucha gente que no entiende nada bueno y no es capaz de aprender, de evolucionar, y de que llevamos ya demasiados siglos luchando para estos pocos tan buenos, y siempre tan amenazados.

 

Viendo un documental sobre el pueblo sami (unas 100.000 personas en los países nórdicos europeos), una cultura equiparable a las culturas llamadas indias o indígenas de América, en el sentido de su relación con la naturaleza, llamada ahora «sostenible», un sami que vive ahora en el bosque, pero con objetos que se pueden comprar, comenta, cuando le preguntan sobre la diferencia entre su estilo de vida y el antiguo sami, que la diferencia es que ahora en lugar de usar animales para trabajar la tierra y proveerse de cosas, usan máquinas, lo que requiere disponerse de dinero.

Claro, el tema de la globalización y el tema de la guerra moderna con su objetivo de aculturización es así: introduces la necesidad de dinero y ya se desarrolla el resto solo.

El movimiento social ya lo ha planteado: intentemos usar el dinero lo menos posible. Hagamos trueques de objetos y servicios, compartamos lo que tenemos, incluido el conocimiento, la información. (¡Y cómo está ocurriendo esto en Internet!) Si empezamos y somos cada vez más personas, quizá se genere un impacto en las estructuras y dinámicas sociales.

Si introducir el dinero en sociedades absolutamente ajenas a éste, y siendo éste tan absolutamente contrario a los intereses de esa cultura, ha sido tan eficaz (¿y por qúe?, ¿por qué pudiera verse como deseable reemplazar el trabajo de la tierra con un animal por la compra de una máquina?), ¿no podría ser eficaz también rectificar cómo funcionan las sociedades, para desarrollarnos como sociedades más inteligentes, capaces de tratar a las personas con solidaridad y respeto y capaces de no destruir el planeta que habitan?

Usar el dinero implica la pérdida de la autonomía respecto a la supervivencia. Dado el número de personas en el planeta y los hechos de dependencia del dinero actuales, quizá no sea posible constituirnos en pequeñas comunidades autosuficientes (lo que no implica cerradas, o que no compartan) (otra pregunta es: ¿la autosuficiencia es sólo posible en pequeñas comunidades?), pero sí se podría ir desarrollando espacios de independencia del dinero.

 

Llego a las ideas con todo el cuerpo,
por eso todo aparece contradictorio, imperfecto.
Sin embargo, me guía el ideal.

Hay días en que agarro el mundo con una mano,
y soy como un árbol que conecta
las simas y el cielo.

Y hay días
en que el mundo me engulle y me posa
en alguna cueva laberinto, para mi protección.
La cuestión es que siempre me pierdo.
La suerte es que sus túneles en sombra
siempre conducen a la tierra roja.

Por eso llego a las ideas con todo el cuerpo.
Estoy hecha de carne, sangre y hueso.

Es indudable e incuestionable: yo también quiero que me quieran, pero cuando actúo y me pronuncio y siento y pienso sin considerar por un instante si eso hará que me quieran, reaccionas con violencia: empiezas por llamarme arrogante y terminas llamando a la construcción de una hoguera en la plaza, para mostrar que si tú no me quieres, yo debo ser aniquilada.

Quizá el problema es que no tienes el valor de averiguar cómo querrías actuar, pronunciarte, sentir, pensar; que eres una esclava, un esclavo, y yo, la prueba viva de que has elegido, de que tenías más opciones.

 

Soy hija de la luz.

Camino por los territorios de las estaciones

los días broncos con sus colores vibrantes,

los atardeceres de humo,

las noches densas de agua,

camino sobre mis pies descalzos que generan luz

al contacto con la tierra roja del mundo,

con esa tierra que no siempre registra los caminos,

aunque sí, temporalmente, las huellas

(que yo en ocasiones ignoro porque hay veces

en que algo que entiendo me impone coherencia).

 

Soy hija de la vida.

Sé moverme, puedo moverme

(no sólo en sueños,

buscando tu cuerpo tibio y mío;

ese asombro de encontrarte

cuando está ocurriendo

que somos una persona)

físicamente sola

entre las cosas que respiran, las que mutan, las inertes…

por espacios geográficos y por palabras

que no consiguen retenerme y, sin duda,

no tienen la capacidad de contenerme.

Quizá esto lo explique todo.

 

Mi piel está llena de imperfecciones.

No hace falta comprenderlas todas.

No es necesario.

No es utópico.

No es ni siquiera un mal.

Es sencillo,

como decir “soy hija de la luz”,

que es decir eso nada más,

y no es decir

que no exista la sombra, o la oscuridad,

ni tampoco

hablar poéticamente

del mal.

 

El mal es la obsesión del Hombre.

Profundamente enfermo,

construye espacios acotados,

para poder jugar dominando,

disimulando su pánico a la vida,

jugar a las casitas, eligiendo

muñecas del catálogo,

para usarlas, incrustarlas

en las paredes, tirarlas

en lechos de espanto y pena.

Jugar así a Ser un Hombre:

el Dios Misógino,

el Marido Abusador,

el Soldado Violador,

el Mercader Psicópata,

aterrorizando a todas y todos,

haciendo daño siempre,

obsesionado

con decorarse con moneditas

oh Señor del Universo Patriarcal,

arrogante en su ignorancia,

aplaudido por todas las personas cobardes,

incapaz de escuchar, incapaz

de meditar, de dejar de temblar,

de dejar ser o dejar hacer,

incapaz de vivir sin aniquilar.

 

Soy hija del conocimiento.

Desde hace siglos sé quién es el Hombre,

conozco su pozo sin fondo

de violencias que impone,

palabras trampas, besos balas,

monedas medallas incontables,

enfermo de debilidad, miedo y muerte.

Todo lo que toca lo convierte en infierno

porque sólo es capaz

de concebir el infierno

y de imponerlo.

 

No tiene nada que enseñarme.

No puede impedir lo que sé.

No puede detener mi movimiento.

No sus muros, no sus fronteras,

no sus celdas, no sus fosas

que abre para todo ser vivo…

No ha podido destruir mi inteligencia.

 

(Y no sé qué tendrás tú que ver

con ese Bobo. Ni yo con su especie.

Ni nuestro amor

con las guerras permanentes

de ese dictador imbécil.)

 

Viajo como la luz, confiada en mi vuelo,

libre por el espacio,

por el conocimiento (que Él distorsiona),

por la risa (que demoniza),

por el amor (que desconoce)

porque yo

no soy hija del miedo,

sino del movimiento.

 

I am a daughter of light

I walk the territories of seasons

In wild daylight, when colors beat

In the twilight when sunsets smoke

And deep in the dense waters of night

I walk on my bare feet that flicker

As they touch the red earth of the world

The land that avoids recording certain paths at times

But always, temporarily, records the tracks

(which I ignore on occasion, when

What I understand demands consistency)

 

I am a daughter of life

I know about movement

I am able to move

(not only in dreams

seeking your warm body mine

— that thrill of finding you

when it occurs we are one)

physically alone

among the things that breathe, mutate

among the motionless

in and past geographical spaces and words

which fail to hold me back and

certainly, cannot possibly hold me in

This might explain it all

 

My skin is full of imperfections

They need not all be understood

It is not necessary

It is not utopia

It is not even a bad

It is simple, like saying

I am a daughter of light

Which is just saying that

And not

that shadows do not exist, or darkness

Nor is it a poetic way

Of speaking of

Evil

 

Evil is Man’s obsession

He, exceedingly ill

Builds restricted spaces

To play I rule

Pretending

he feels no panic In front of life

Playing toy houses, picking

Dolls from a catalog

To use them, press them into

Walls, thrust them onto

Beds of dread and grief

Playing Be a Man:

 

The Misogynist God

The Abusive Husband

The Rapist Soldier

The Psycho Merchant

Terrorizing women

Terrorizing men

Hurting, always

Obsessed

With metal decorations

Oh lord of the Patriarchal Universe

Arrogant ignorant

Cheered by all cowards

Incapable of listening incapable

Of reasoning,

Of controlling his fear

Of letting be or letting do

Incapable of living

Without assassination

 

I am a daughter of knowledge

Centuries long I know who Man is

I am profoundly familiar

with his boundless well

Of violences which he enforces

His booby words, his killer kisses

His countless medal coins

Sweating a fever of weakness, fear and death

All He touches turns into Hell

For Hell is all He can envision and execute

 

He has nothing to teach me

He cannot prevent me knowing

He cannot stop my movement

Not his walls, not his trenches

Not his prisons, not his graves

Which he builds for every living being

He has failed:

He cannot destroy my intelligence

 

(And I wonder what you

have to do with such an idiot, nor I

with his species, nor our love

with the ceaseless wars of

such an imbecile tyrant.)

 

I move on like light, trusting my flight

Shifting freely in space

In knowledge (which He distorts)

In laughter (which He demonizes)

In love (which He disregards)

Because I am not a daughter of fear

My source is motion

 

Sí, claro, no hablo en nombre de las mujeres
que están muertas y que además no conocí.
Presta atención: hablo con siglos de pura vida
en mi código genético, de las mujeres que existieron
y, exacto, que nadie nunca conocerá.
Háblame tú ahora de lo que es una revolución.

Para mujerpalabra.net

Nanogalaxia

La casa está tan callada que se oyen muy claras las palabras en mi mente.

Son muchas, tienen las palpitaciones

de lo vivido, el halo indómito

de la imaginación, tigre de la noche,

y un orden y una lógica

de camino que hubiéramos abierto,

siglo tras siglo, siglo tras siglo,

bandadas de vuelos rasos.

¿Estoy sola o es cierto que el tiempo es relativo?

Mi casa acoge silenciosa la consistencia centenaria de una nanogalaxia.

(Aunque yo –hay días en que esta certeza me aplasta– sigo sin saber bien cómo regar las plantas.)

Plancton

Ah, no. Ya lo sé:

no soy ni estoy difusa.

No soy estrella de mar,

ni yegua de sal,

ni manta raya ni pulpo,

ni siquiera pez gorrión.

Soy plancton.

Estoy de esa manera,

existiendo

de esa manera

tan difícil de ver,

tan sustancial.

La visión artística permite ver en un detalle de la realidad, una metáfora. Esto significa que a partir de un detalle se puede conocer. La visión artística es como la poesía.

Quizá debería intentar escribir esta hipótesis. El beneficio para mí misma es que tiene relación con mi relación con el dinero, que es muy difícil, y no sólo por ser anarquista, que, claro, para la gente anarquista la relación con el dinero es casi como una humillación, continua. Pero no sólo por eso.

1. Todo el mundo usa el dinero, así que las buenas ideas son eso, buenas ideas, no lecciones morales sobre que hay que hacer lo que te dicen que es lo correcto, de esas que ubican a unas y otros en posiciones inferiores. Todo queda englobado por el hecho irrefutable: el dinero es impepinable en nuestras vidas. No hay héroes en esto del actuar bien. Todos y todas estamos sujetas al dinero. Podremos actuar y elegir más o mejor, pero no debemos sentirnos superiores moralmente porque necesitamos el dinero para vivir.

‎2. ¿Cuál es la diferencia en alguien con mentalidad de pobre y alguien con mentalidad de mendiga? Os voy a contar una historia:

Cuando era joven, y empezaba mi vida, viví un tiempo en la calle. Estaba mal, no quería irme de casa de mi madre, pero no soportaba discutir, y discutíamos mucho. Yo ya trabajaba «para sacarme unas pelillas» (así llaman ahora el trabajo las personas adultas que viven con sus padres), así que trabajar para vivir no me fue difícil. Pero como no estaba bien, tenía confusión y no coordinaba bien las cosas, y entonces iba a trabajar pero vivía en la calle, y bueno, un poco un lío, un tiempo breve, pero intenso. Hasta que reaccioné controlando con mi pensamiento. Conseguí una buhardilla, sin baño, sin luz, sin agua, y con efecto nevera, pero era un lugar seguro. Y al tiempo conocí a una chica que vivía en la calle. «Rara» según la gente. Pero yo también era rara, así que a mí no me pareció rara. Como no podía soportar que viviera en la calle, igual que me pasaba con los animales, que me subía a casa siempre, mientras les buscaba casa, le pedí que viniera a mi casa, a compartir, y vino. Yo salía de mañana a la uni (pero ya empecé a llevarla a tirones) y por la tarde a trabajar a una academia del sur muy sur. Llegaba de noche a casa, sin haber comido apenas, por nervios con tanta acción, y a veces tenía que pasar la noche en el descansillo porque dentro hacía tanto frío que M. si estaba metida en la cama y había echado el cerrojo a media, no se atrevía a salir de la cama para abrirme. Yo lo comprendía, es decir, no me hacía mala sangre, aunque cuando conseguía entrar la decía cosas con furia o desesperación, claro, porque necesitaba dormir. Al cabo del tiempo, compré un fuego de camping gas, y un cuenco gigante de barro, y hacíamos comida para todas. Bien, como yo sabía que lo de la comida en esa casa no era una gran noticia, le dije a M.: si tienes hambre, baja al bar de abajo, que me fían. Al cabo de unos pocos meses, o quizá de un mes, no sé, todo puede ser, el dueño del bar me dijo que si podía pasarme la cuenta. Era una cuenta inmensa, que yo no podía pagar de golpe. Y de qué era? De tartas de merengue de limón. Esto es la mentalidad mendiga.

3. La mentalidad de pobre es dividir lo que hay para estirarlo y poder comer algo todos los días. La mentalidad mendiga es pedirse una tarta de merengue de limón, porque se vive literalmente al día.

2. Intentando volver al tema. Yo creo que mi mentalidad está mucho más próxima a la mentalidad mendiga que a la mentalidad de pobre. He tenido muchos problemas en la vida, de malas interpretaciones, cuando, por ejemplo, doy dinero. La gente no puede concebir que des dinero si te hace falta, ¿no? Pero en mentalidad mendiga todo es posible. Porque se vive el momento. Y desde ahí, al combinarse el hecho de que siempre puedes sacar pelillas (ahora ya las tengo fijas, uno de los más beneficiosos accidentes de mi vida, sin duda, pues yo tenía comprados muchos boletos para acabar con mis huesos en la calle, una mendiga de verdad, y no por falta de conocimientos o habilidades ofertables en el mercado, sino por cosas que son más difíciles de explicar), pues siempre me he sentido como sobrada, aun viviendo al día y siendo pobre. Por eso, pienso, siempre he podido compartir todo en el presente, pienso. Pienso. No como sacrificio, ni como generosidad. Como hecho mendigo.

4. Otra escena: «No le des dinero, que se lo gasta en drogas». Si vives en la calle, ¿en qué hostias quieres que se gaste, para soportar la situación?!!! No sería mejor evitar que la gente viva en la calle?! No, claro, porque hay gente que Se Lo Busca, hay gente que Lo Merece. Ahí está la caridad para contarlo y tener Piedad, la piedra piedad de empujarles al nicho. La caridad: tu culo. tu culo tu culo tu culo! Es condena. Métetela por el culo, dicen muchas y muchos mendigos. Por algo será: están renunciando a algo regalado, no? Por algo importante será. Y la gente que no vive en la calle y tiene un walkman además, y toma zumos en su casa, y va a algún lugar cuando sale a la calle… ¿CÓMO SE ATREVE A JUZGAR? Por eso no soporto que digan: qué morro, ese mendigo estaba en la cafería súperpija tomándose un zumo de naranja natural y escuchando música en un walkman, y yo estoy aquí… Aquí qué, canalla?! Aquí qué, tu culo!!!!!

5. Así que si regalas dinero, sólo cabe una opción; la gente decente no regala dinero; de hecho, está prohibido, penado por ley. No desprecies a quien roba, es natural robar. Regalar dinero no es natural, es SOSPECHOSO. Haz donativos. Ubícalo en la palabra precisa. Vale, donativos. La caridad desgrava, recuerda; la caridad se ubica bien en el territorio de la rentabilidad; pero el regalo!!! El regalo! A la hoguera! Jamás regalar dinero. Quieres parecer una loca. De qué vas. Te crees superior. Estás en el fondo podrida de dinero y encima quieres aparentar pobreza. Es seguro que no sabes lo que es la carencia, si no, no regalarías dinero. La mentalidad mendiga es una gran incomprendida. La mentalidad rebelde: hay quien no puede valorar el valor del dinero, aunque lo necesite. Al menos, no puede darle más valor que a otras cosas. Cuánto valor le das, en realidad, al dinero? ¿De cuántas formas pierdes el dinero, o se te olvida? ¿Y cómo asegurar tener dinero? ¿No quedarte en la calle?

6. ¿Y cómo no ver la metáfora?: la necesidad genera esclavitud y odio. ¿Por qué no se ve lo mucho que dice esto del amor?

La mentalidad del reto es puro desamor. Aquello que te lleva a la acción, pasa a no ser ni considerado, pues lo único que importa es que tú te demuestres que puedes hacer algo muy difícil. Es la mentalidad de quienes más que vivir, necesitan saberse grandes, superiores a todo lo demás.

La mentalidad del reto en el amor es, en el mejor de los casos, tan ridícula como decir «la conquisté», como si el hecho asombroso y nada controlable de que exista un amor reciprocado fuera manipulable. En el peor, es lo muy conocido, en este mundo misógino: clavarle en el cráneo la banderita que indica «esto es mío».

(Acordándome de Ferlosio)

En un libro de texto viene el argumento de cinco películas. Cada una representa uno de los cinco tipos de amor que concibe Hollywood a la hora de plantearse hacer películas de amor.

Romeo y Julieta – primer amor
Atracción fatal – amor obsesión
My Fair Lady – amor  profe-estudiante
Oficial y caballero – amor rico-pobre
Los puentes de Madison – amor sacrificio

Un estudiante me dijo: no hay ningún amor feliz.
No te preocupes. Te voy a contar una historia de amor verdadera.

Nos faltan las historias de amor verdaderas, las que no son víctima de toda la plasta de ideologización de la vida a que nos vemos sometidas y sometidos.

Que haya vetustas mentes en televisión, en los programas de cultura, diciendo que sobre la felicidad no se puede escribir, sólo indica lo patético que es todo, no nos condena a nada.

Es que la verdaderas historias de amor, son de amor. De amor.

Entender que existe más gente, y elegir las palabras teniendo también en cuenta esa información.

Socialmente, los hechos son rotundos: la sinceridad, la honestidad, en sus mejores aplicaciones, son evitadas, atacadas, machadas. ¿Por qué entonces habría que aspirar a ser personas sinceras, honestas?

Que socialmente nos vaya mal no implica que en relaciones más personales ocurra lo mismo. De hecho, hay personas que se sienten atraídas por rasgos que la sociedad condena.

Además, para la salud de la inteligencia, ¿no es acaso mucho mejor moverse en el mundo de la sinceridad y la honestidad en lugar de en mundos donde se aceptan, toleran, alientan actitudes y tipos de relaciones basadas en lo contrario? Como poco, lo primero simplifica las cosas, y no hace perder tanto tiempo en las trampas de la confusión.

No tener principios no equivale a no tener ideales, sino justamente asegurarse de que van a tenerse ideales.

Los principios son como las mariposas clavadas en un terciopelo negro. Son vida disecada. Están muertos. Y sirven sólo si se vive en un lugar inmutable, donde no hay nada nuevo nunca, todo es previsible y conocido.

La vida es movimiento. Todo cambia y todo combina de innumerables maneras. Además: no lo sabemos todo. Por eso yo no me guío por principios, sino por ideales.

Tener principios es triste, pobre y sofoca todo vuelo. Protege tus ideales.

 

No existe razón saludable alguna para prohibir que en un edificio donde va a trabajar la gente exista una sala (con ventanas o extractor de humos) para fumar, incluidos los centros educativos. Y tampoco para que existan lugares donde la gente se relaciona donde se pueda fumar y otros donde no.

Se puede morir de colesterol, pero el gobierno no puede prohibir comer carne. El gobierno debe asegurarse de que la comida no tiene tóxicos (y no lo hace), de que reducimos la relación con los coches porque causan muertes, sufrimiento, incluso guerras, y destrucción del medio ambiente. Etc.

La Ley Antitabaco es un ejemplo de soluciones de VIOLENCIA en detrimento de soluciones de CONVIVENCIA, porque no respeta la existencia de un grupo de la población, y unas personas en la sociedad, las fumadoras, porque las persigue y expulsa del foro social. En el espacio PÚBLICO (centros de trabajo y centros para la socialización) debe procurarse la convivencia, no la exclusión.

Peligroso, qué peligroso.

Hay un túnel largo.

Hoy me libro.

¡Un día más!

Hay un árbol hueco y sufriente.

Ella no se libra nunca.

Sufre mucho porque ve.

Da a un sótano.

Y hay un perro verde que, obviamente, no era verde.

Lo torturaron.

No existe ninguna guerra justa, ni las que entendemos que son guerras, ni las que no podemos llamar guerras porque existe un tabú (como el uso de los cuerpos de las mujeres por los hombres). Las mujeres no son apéndices de los hombres, como nos impuso pensar la religión, por eso nombrar a un hombre no incluye nombrar a una mujer. En cualquier caso, si una mujer pide ser nombrada, sólo un profundo machismo puede hacer creer que se puede ignorar su petición. No se puede imponer nada, ni que se vista de rosa quien no lo desea, ni la democracia, porque imponer es guerra, no convivencia. Al tiempo, el gobierno “de la mayoría” (nunca consciente, por otro lado) es dictadura si no se comprende que también es necesario respetar las individualidades y las minorías. La violencia será el método más común para la resolución de los conflictos, pero también el peor, dado el sobrecogedor número de ejemplos reales de que disponemos desde hace siglos. Lo bueno que tenemos no procede, además, del uso de la violencia, sino justamente del uso de la inteligencia, de la empatía, de la comprensión de que no hace falta pensar o sentir lo mismo para poder convivir. Lo bueno que tenemos no procede de otros mundos tampoco, sino de la solidaridad y la pasión por la vida. Todo el mundo usa el lenguaje, que es lo que nos hace personas, lo que descubre cómo vemos las cosas, las jerarquías que establecemos. Pero no todo el mundo entiende las palabras, los conceptos que usa, no por falta de inteligencia, sino porque se renuncia a la inteligencia para sentir que se conoce el mundo, que hay un orden. El orden de los crímenes contra la naturaleza y la humanidad, compuesto por innumerables cosas pequeñas que son parte de las cosas más grandes y monstruosas.

 

Del libro: A Bedlam y de vuelta un poco (1960). Dedicatoria: A Kayo que esperó. Traducción: michelle renyé

I

Usted, Doctor Martin

 

Usted, Doctor Martin, pasea

del desayuno a la locura. Fin de agosto

acelero por el túnel antiséptico

donde las muertas móviles aún hablan

de conseguir meter los huesos por el aupa

de la cura. Y yo, reina en este hotel de verano

o abeja que ríe sobre el tallo

de la muerte. De pie, en filas rotas,

esperamos a que abran el cerrojo

del portalón y nos cuenten a la entrada de hielo

de la cena. La doctrina es hecha verbo

y avanzamos hacia las salsas con nuestras bobas

sonrisas. Mascamos en hileras, nuestros platos

arañan y chillan como la tiza

del colegio. No hay cuchillos

para cortarse la garganta. Manualidades:

mocasines toda la mañana. Al principio mis manos

siempre vacías, desenredadas para las vidas

que las hacían trabajar. Ahora aprendo a llevarlas

por atrás, cada dedo furioso exigiendo

que remiende lo que otro romperá

mañana. Sí, claro, le quiero;

inclinado sobre este cielo de plástico, dios

de nuestra galería, príncipe de todos los zorros.

Las cocorotas que se rompen son nuevas,

las que llevaba Jack. Tu tercer ojo se mueve

entre nosotras iluminando las diferentes cajitas

donde dormimos o lloramos.

Qué niñas grandes somos

aquí. Crezco hasta la luna

en la mejor celda. Sus asuntos son las personas,

se pasa por la casa de las locas, ojo

del oráculo en nuestro nido. Ya en el hall

el busca te busca. Te retuerces para salir del tirón

de los niños zorrillos que caen

como inundaciones de vida sobre la escarcha.

Y nosotras somos magia hablando-se,

ruidosas y solas. Soy reina de todos mis pecados,

olvidados. ¿Acaso continúo perdida?

Una vez fui bellísima. Ahora soy yo misma,

cuento esta hilera y esa hilera de mocasines

que esperan, en el estante callado.

¿Por qué molesta que digas «Felices vacaciones» en lugar de «Felices fiestas»?

¿Por qué si dices que no celebras fiestas, que para ti sólo es un periodo vacacional, te recriminan con un «Hombre, mujer! (sic) Tampoco hay que ponerse así!» ¿Ponerse cómo? ¿Qué daño les hace eso?, ¿si es sólo una explicación de una realidad que no se le impone a nadie? ¿Qué tiene de escandaloso el enunciado?

¿Está todo el mundo celebrando su fe en la religión con su gente querida (la gente católica, celebrando el nacimiento del Señor, etc.), o disponiendo de más tiempo para ver a la gente querida y meditar sobre el año que termina y el que empieza?

¿Por qué la gente creyente practicante dice con reproche que «yo soy practicante» cuando el hecho es que hay un porcentaje de esa comunidad que no es católica pero que no puede quitarse de la lista porque los líderes religiosos no se lo permiten? ¿Por qué proceden como la prole del fútbol, imponiendo lo suyo sin permitir ninguna otra opción? ¿Por qué no pueden convivir con gente diferente?

La mayoría de la gente no quiere entender nada, y hay una relación entre eso y con ese miedo (desatado) continuo que tiene la gente y su violencia consecuente, porque saben que no tienen razón, saben que con razones no se consigue el mundo imperante (no los más pequeños y bonitos), no tienen ni quieren razones, sólo, en su afán desmedido, vivir una vida esclava (mala), con todo el mundo a su alrededor con las alas cortadas, quejándose de lo mismo.

«Lo que disfrutan no es comparable en belleza e intensidad a lo que no pueden disfrutar, pero como no saben lo que se pierden, ahí siguen, viviendo pobremente.» (Notas para el artículo sobre los hobos.)

No es la habilidad de hablar en público

sino las ganas inacotables

de hablar, de hablar con las personas

Como no es un sombrero con plumas

lo que llevo en la cabeza

sino abrigo para la cabeza sin plumas y precioso

Como ocurre que llevar coletas

no indica que se tenga seis años

En el movimiento pacifista se renuncia a menudo a usar el nombre «pacifismo» para que así quede incluida la gente que pide la paz (y que es ajena al pacifismo, pues no es lo mismo pedir la paz, que la pueden pedir hasta las personas que defienden la pena de muerte, que ser pacifista). Bien. Sin embargo, apenas existe una visibilización de la gente pacifista que no es pacifista por razones religiosas o espirituales o de principios.

Un poco de respeto al pacifismo político, por favor. No todo es cuestión de principios: hay defensas que se basan en que sencillamente se comprende que algo es mejor opción de convivencia, de construcción social, de resolución de problemas, y de eso va a el pacifismo político, que también existe en el movimiento pacifista y en el movimiento por la paz.

El grupo de los hombres, en el contexto de un mundo patriarcal misógino y machista (sobre todo, aunque tiene más brutalidades que transformar), enfrentan un grave problema respecto a la consecución de su placer sexual, que deberían tener el valor de enfrentar, pues el placer puede existir allí donde no se hace daño a nadie. Los hombres deberían rebelarse ante el bombardeo de educación misógina, por sólidamente establecido que esté, en las instituciones de la violación (¿por qué se la relaciona con el sexo?;  ¿porque les da orgasmo violar?), de la pornografía (claramente misógina las más de las veces, al menos el porno que inunda el planeta), y de la prostitución (vinculada en su inmensa mayoría a la institucionalización de la violación de personas menores y adultas).

Es preciso que se cuestione, que se separe (y también en la manera de nombrar las cosas), la conexión que se hace con el tema sexual cuando se viola, y cuando se usa a la mujer como un contenedor. Las relaciones sexuales compartidas no guardan ningún parecido con estos supuestos usos «sexuales».

No se puede comprender cómo el Hombre ha aceptado que se asocie su consecución del placer con la cosificación radical de las mujeres, que las más de las veces, no son sólo ignoradas en el acto, sino que son ignoradas con radical crueldad.

La violación no tiene que ver con las relaciones sexuales. Es un acto de tortura.

El uso del porno que inunda el planeta no ayuda a la construcción de una capacidad para la sexualidad compartida, pues además de centrarse en lo visual (que debería jugar un papel insignificante  en las relaciones sexuales, ya que éstas se relacionan con otros sentidos, principalmente), se centra en la reducción de las mujeres a contenedores con orificios que hay llenar.

El uso de la prostitución no ayuda tampoco a que se supere esta cruel deformación de cómo se consigue el placer, pues la mayor parte de la prostitución que se da en el mundo tiene relación con la violación, y en los casos en que supuestamente las mujeres trabajando en prostitución no están ahí porque son de estratos sociales condenados a la pobreza, y lo han elegido, el sexo, las relaciones sexuales que se establecen siguen sin hacer nada por que se supere y que se separe el orgasmo masculino del abuso y la cosificación de la mujer, sino que más bien continúan consolidando la situación.

Hay que tratar la cuestión de las relaciones sexuales haciéndose la autocrítica y reeducándose, para sacarse el montón de mierda que impide disfrutar de las relaciones sexuales.

Yo pienso que la cuestión de que existan grupos de hombres que tienen problemas de erección tiene relación con el primer paso de rechazo a este horror de situación que impera en el mundo, rechazo intuitivo, afectivo, psicológico, o sea, inteligente-sensible, a esa equiparación de Ser Hombre = Usar Mujeres / Torturar Mujeres (así, cosificadas, sí). Deben continuar avanzando para recuperar su sexualidad, y ser capaces de una sexualidad compartida.

Debemos denunciar la violación, la cosificación en las relaciones sexuales, y buscar relaciones sexuales realmente vinculadas al placer, que no requieran que se humille, o haga daño, o destruya, a quien se usa para conseguir ese placer. El placer no debería ir unido a la tortura. Y ahora lo está, en la educación que reciben los Hombres.

Me asombra a menudo la incompetencia de la gente. No digo el hacer algo mal porque no tienes tiempo, por ejemplo. Digo hacer las cosas mal, sencillamente, porque sí, digamos. Y se me ha ocurrido una explicación, pues desde mi punto de vista de siempre era incomprensible: qué podía sacar la gente de hacer las cosas mal, más que tensiones evitables, broncas evitables…?

Ya sé por qué lo hacen, esas mentes privilegiadas que pueden permitírselo: cuando haces las cosas bien, parece que lo que haces es fácil, que puede hacerlo cualquiera, y por eso sólo se te reconocerá como tal si te sale perfecto. Al más mínimo fallo, fracarás, pero si consigues que el ejercicio te salga bien de principio a final, te dirán: muy bien, excelente.

Si al hacer lo que fuera se nota que te estás esforzando, es penoso, quizá no genere admiración, y sin duda, el proceso será más largo, y penoso, pero se te reconocerá como mínimo el mérito de habértelo currado.

Quién quiere hacer algo bien, si al hacerlo bien parece que cualquier puede hacerlo. Sigamos otra tanda de siglos reivindicando hacer las cosas mal, porque lo que importa, y esto es irónico (lo que digo), no es lo que se hace, o por qué, sino el mérito, el mérito sufrido, qué más… Las religiones siempre nos lo han dicho: así es como se gana el cielo, no haciendo las cosas bien, con disfrute y eficiencia, cuánta arrogancia.

Suframos, seamos incompetentes, mantengamos la tradición que nos ha traído hasta aquí, hasta la guerra, el odio, la incompetencia como dios!

Cada vez me siento más alienada de los Hombres de la Cultura. Saben cosas, a veces dicen algo interesante, pero tantas veces dicen cosas que son brutales si se sabe, como sabemos quienes venimos del grupo que nunca es escuchado y siempre tiene que escuchar, que no son universales como creen, cómo las presentan. Así, les ves moverse en un mundo suyo que creen universal y que como tal ya no existe, pero siguen colgados de él porque durante siglos ha sido presentado como «universal», y ellos no han tenido ninguna necesidad de darse cuenta de cómo ha cambiado, cómo ha cambiado la gente, por ejemplo, de que las mujeres existen, mujeres que desconocen, es decir, no sólo como putitas, chachas o magníficos personajes femeninos en los que se esconden ellos o esconden la visión acartonada de la mujer, de la mujer que desean creer que existe, que desean seguir imponiendo, la que conviene a quienes valoran más conseguir lo que desean que que las personas sean libres de tener voz y ser tratadas como personas, no como marionetas.

Les veo como atrapados en una burbuja marrón, pesada, que se va alejando como un globo, gordinflón y torpe, alejando hacia su propia destrucción en la atmósfera.

A pesar de su agresión continuada, no hay que desanimarse: existe en la cultura, estarás construyendo cultura, defendiendo la cultura.

La democracia española se construyó sobre el «chitón, borrón y cuenta nueva». Sobre el tabú de hablar de 40 años de dictadura, años en los que una minoría se enteró bien de lo que pasaba y una mayoría no, porque estaba ocupada en No ver, No oír, y Callar.

Cualquier terapeuta sabe bien que no se puede empezar a sanar una herida sin hablar de lo que la produjo. No es saludable.

Y no lo ha sido, saludable, se ve en cómo usa y no usa la gente la democracia.

(Redes) «Los cambios benefician el cerebro»

Lo malo es que la gente no tiene coraje, y al sentir miedo al cambio, se fosilizan en el no cambio. Pero eso es totalmente cierto: que los cambios nos mantienen la mente en desarrollo, con vida, y que en este mundo absurdo hay que tener valor para ser inteligente (o no renunciar a la inteligencia, a su uso)!

Esto también dice cosas positivas del vapuleado y malinterpretado error. Cometer errores no es en sí mismo algo «malo». Un error es una oportunidad increíble muchas veces.

Estaba viendo un documental donde sale Ouka Lele entrevistada por una joven fotógrafa.

Me han gustado mucho varias cosas, y una es que ha mencionado que cuando empezó tenía el conflicto de Por qué dedicarse al arte si no servía para nada, en el sentido de cómo sirve hacer pan, por ejemplo. Y dice que lo resolvió un día en que estaba triste y escuchar una música la elevó por encima de ese estado, algo que posiblemente nos ha pasado a casi todas las personas no sólo una sino muchas veces. Entonces pensó que la función del arte era fundamental, valiosísima.

Y luego añadió algo que no sé si expresaré bien, o si he captado bien (estaba medio dormida), pero ahí voy: que cuando ella está desarrollando su creatividad, digamos, está en ese estado, que crear le proporciona algo que necesita para vivir, que le da equilibrio, digamos (el equilibrio literal, el de no andar haciendo eses y dándote golpes con las cosas).

A mí la cuestión de la dedicación al arte me ha importado sobremanera y nunca he conseguido hacerlo (por no ver con claridad que debía hacerlo, al ubicarme en la sociedad y el tema trabajo). Todo lo que cuento ahora es muy contradictorio, sin duda. Mi cuestión era: ¿por qué iba yo a poder vivir del arte? Es cierto que me da como repulsión mezclar el dinero con lo que más amo, es decir, la razón fundamental para mí no ha sido que no hubiera nadie que pagara por mi arte, digamos, jajajajaj, sino que sólo la idea de tener que hacer una transacción económica con esto me produce un rechazo absoluto. Lo que me ha llevado siempre a buscarme otros trabajos, otras fuentes de dinero, actividades que me gustaran o de las que pudiera aprender (al final, aprendes de todas!), pero que no fueran las más vitales para mí, mis pasiones.

Pero la cuestión de reflexión a partir de escuchar el documental, a lo que quería ir, es esto: vale, bien resuelto lo de la Necesidad que tenemos de Arte, pero… ¿y el tema de quién puede hacer arte? Es decir, aunque si el mundo fuera libre no todo el mundo se dedicaría al arte (a cantar, componer, modelar, pintar, escribir, etc.), es indudable que mucha más gente de la mucha que hay ya querría dedicarse a eso.

En un foro de filosofía, hablando de esto un día, pensamos que en la sociedad debería organizarse lo siguiente: que cada persona tuviera que trabajar 3 o 4 horas al día para el Bien Común, eligiendo qué hacer de una lista de trabajos que HAY QUE hacer, y que eso le diera ya el derecho a vivienda, alimentos, educación, atención a su salud, y a su tiempo libre, claro. De hecho, si el mundo fuera justo, esto ya estaría haciéndose y se vería que es posible, dado el desarrollo tecnológico y dadas muchas más cosas. Pero no, más vale seguir machacando a millones y haciendo guerras, que es lo nuestro.

Volviendo a mi tema, se supone que entonces habría que determinar qué es arte, quién es verdadera/o artista, ¿y cómo haces eso? ¿Quizá determinando si su obra comunica algo a alguien? Pero siempre habrá alguien que reciba comunicación de obras. / Nada de todo esto, en un mundo libre y justo, solidario, no habría que determinar qué es arte, quién es artista, la gente haría lo que deseara en su tiempo dedicado a su vida (y quizá hasta en esas 3 o 4 horas, pues es cierto también que aportar a la comunidad da felicidad, aunque no se esté haciendo la actividad que más gusta).

Pero estamos en éste. No digo que no me hubiera gustado haberme topado con una mecenas que se ocupara de que yo tuviera los mínimos materiales para vivir, para que así yo pudiera dedicarme todo el tiempo a vivir mi creatividad libremente, pero tampoco digo que seguro que me hubiera gustado. No lo sé. Pero sí sé que suponiendo que me hubiera llegado el reconocimiento y el dinero de mi actividad artística en algún momento, permitiéndome vivir de ello, eso me habría conflictuado de varias maneras, y una tendría que ver con la libertad, la otra, con la solidaridad, porque es cierto que por vital que nos sea el arte, yo no puedo escapar a la idea de que soy plenamente creando (felicidad, X), y no puedo superar la idea de que ese tipo de actividad esté vinculada a poder vivir en el plano material, pues entonces todo el mundo debería tener esa opción.

En el mundo que imagino, todo esto sería irrelevante. Nos ayudaríamos, la convivencia solidaria nos daría soluciones a todo esto, y cada cual podría dedicarse (al menos: también) a sus pasiones, sus cuestiones vitales.

Difusa

¿Dices trasladándome libre impelida por el afán de viaje, el amor a conocer y la curiosidad?

Aquiles

El miedo es útil.

¿Útil?

Útil es el amor,

la libertad,

ignorante.

El resto es mezquindad y guerra.

El mundo de hombres y mujeres es una pesadilla. Se ha creado desde la guerra.

La guerra genera la pobreza pero asegura el botín: los hombres en las guerras  son brutales violadores de las mujeres, mujer pobre, mujer violada, brutalmente violada, y hambre, supera el horror, y hambre, y violada, horror sin fin, el hambre, niñas, niños muertos de hambre, muertos extenuados, forzados, a torturar, a matar por esos hombres que siempre violan, no hay lugar, no hay refugio… Así es.

La guerra genera riqueza, asegura el botín: los hombres en el poder y con el dinero “tienen todas la mujeres que quieren”, violaciones de lujo, bien pagadas, realizadas por banqueros, futbolistas, generales, aristócratas, políticos, actores, traficantes, proxenetas…

¿Por qué tiene que ser así? Hay un montón de gente en el mundo llorando, con pesadillas al dormir, con miedo a todas horas.

Basta ya. Diferénciate de eso, conciénciate. Empieza ya. Pronúnciate: no lo quiero, no lo justifico. Tienes voz. Existes. Cuentas. Cambiar esto necesita mucha gente. No tienes que sacrificarte, sencillamente ayudar, en lo que puedas, comunicándote, compartiendo recursos, encontrando hueco en tu vida (que debes vivir lo mejor posible, sí, es cierto, nadie lo niega) para la solidaridad.

Sensibilízate. Da una oportunidad a tu vida: solidarízate.

Siquiera porque quienes estuvieron y no están y quienes están y no podrán nunca estar aquí, hay que intentar ampliar la mirada y lograr el equilibrio: solidaridad y también respeto por la vida propia, por la oportunidad única.

Con todo el cuerpo, así de física,

estirándome para llegar a los astros.

Ciertamente, hay algo que se pierde. Se pierde ese tipo de información que podría evitarle un dolor a alguien (pongamos la muerte), o que podría ayudar a protegerte de una persona mezquina. Pero si consideramos el resto de funciones del cotilleo, y el tiempo dedicado a ellas, la proporción de tiempo en nuestras vidas, el empecinado encabronamiento, siempre en crescendo, el linchamiento moral, cómo va a merecer la pena.

El cotilleo acompaña, pero acompaña en la miserias humanas reproduciéndolas.

No participes en las redes del cotilleo. Usa tu tiempo para construir la utopía en la medida de tus posibilidades. Cuesta más esfuerzo, contiene menos certezas, puede dar más soledad, pero el proceso es una elección que has hecho, y ya sólo liberándote de esclavitudes, creces, y si tienes suerte, puedes encontrar lo que siempre te dicen que no existe.

Si los principios son principios, no es posible que sean inmutables.

Claro que observo los fantasmas, el fantasma, en mi recuerdo, ahora que hay luz en mis sueños y puedo notar el color, hoy, que reía en la velocidad de un tren que pasó por un arco de flores.

No hay música posible que recoja el dolor de los errores en la ausencia.

No hay nada que hacer y sin embargo sigo con el puño bien liado a la cuerda que vuela y guardo en un cuarto oscuro que tiene fibras y medusas en la puerta cerrada que nunca abro.

Sí, es posible.

Por eso no podía escuchar música, me haría niña y te echaría de menos.

Por eso no puede dolerme la mezquindad en el mundo, sólo la pérdida de las cosas buenas.

Corregido y ampliado el 23 agosto 2010 – gracias por avisar sobre lo que no se entendía bien! 🙂

El antimilitarismo, si tiene un rasgo claro, es lo masculino que es. Por ponerlo metafóricamente, siguiendo una metáfora de Robin Morgan en The Demon Lover. On the Sexuality of Terrorism (1989), los antimilitaristas son como el hijo rebelde que se enfrenta al padre pero que es tan hombre como el padre y lo va a demostrar, porque en el mundo patriarcal, machista, misógino, pende sobre ellos la guillotina castradora de que quizá no sean hombres, ya que al luchar por su derecho a no usar la violencia renuncian al privilegio fundamental de los hombres en el patriarcado, de todos los hombres sobre el planeta, sean pobres o ricos, religiosos o ateos, listos o tontos, corruptos o nobles: el de poder usar la violencia, y siempre contra las mujeres, nunca serán por esto menos que las mujeres, quienes la tienen vedada, además, culturalmente.

Cierto que en el mejor de los casos, en algunos casos en ocasiones, y en otros, a menudo, se menta “mujeres” y “feminismo” en el movimiento antimilitarista, pero los hombres antimilitaristas, y por extensión -como en los mitos religiosos- las mujeres, no consiguen en realidad entender el valor o lo que es el enfoque feminista en el análisis del militarismo, la guerra y la violencia. Por poner un triste ejemplo, aún recuerdo con claridad prístina cómo un insumiso histórico se acercó a las Mujeres de Negro de “una capital europea” que se habían concentrado en una acción urbana para decirles: “Chicas, esto no sirve de nada”. Frente a la importancia histórica que tuvo aquello en lo que él participó (el movimiento de insumisión español desarrollado en los años 80), esto que hacían las chicas, les echaremos un cable y se lo decimos, no es ni por asomo necesario, la clave de la lucha es muy concreta, chicas, y no lo entendéis: lo que debéis hacer es apoyarnos cuando digamos «No al ejército».

Es un problema. Porque es muy complejo el tema del patriarcado y es muy complejo el feminismo, por tanto. Es un problema mucho más complejo que la idea y acción concreta de negarse a llevar un arma o a matar. Y con esto, claro, no estoy diciendo que eso no tenga valor, pero sí que no está ahí el valor supremo o único, porque las mujeres, por más que un lavado de cerebro de siglos nos haya impuesto, usan el valor y el análisis desde hace siglos. Es uno de esos problemas que las mujeres conocen aunque no sean conscientes de él, de esos que Howard Zinn registraría en una Historia como “sin nombre” (leer 19. Surprises. De su A People’s History of the United States. 1942 – Present). Un problema que en muchos casos se ha encarnado no en debates -–ójala se hubiera llegado a ese nivel, pero no, es “universal” lo ocurrido aquí: lo normal es que un argumento o análisis de una mujer feminista sea percibido no ya con la “sospecha de desmesura” clásica con que se reciben, condena que sufre la gente machista; lo normal es que el análisis feminista de una mujer sea percibido de manera que se olvida el argumento y se piensa en lo antipática o desagradable o incómoda que resulta esa persona que lo emite; lo normal es que jamás sea percibido en sí mismo, o como inspiración siquiera para la construcción conjunta de ideas–; un problema que se ha encarnado, decía, en que las mujeres hayan decidido constituir grupos de mujeres antimilitaristas, o pacifistas, o ya, por intuición y/o solidaridad con las mujeres por vivir en un mundo de violencia impuesto por el sistema patriarcal, en grupos que luchan por pedir la paz (grupos que incluyen, como en el movimiento de Mujeres de Negro, a pacifistas que tienen un análisis político, antimilitarista y sobre todo feminista, de su rechazo a la violencia, a mujeres que creen que el hecho biológico de ser mujer les lleva al rechazo de la muerte a favor de la vida, a mujeres que creen que el impacto del sistema de género patriarcal les lleva a rechazar la violencia por conocerla bien y estar hastiadas de ella, a…).

Yo, al menos, lo que he observado y conocido siempre es que como escenario mejor, a “las chicas” se las deja un espacio, que los hombres no pisan más que ocasionalmente, y nunca para debatir y trabajar conjuntamente, ni para interesarse por incorporar lo que allí se genere al resto, sino para cosas prácticas que nada tienen que ver con el análisis. Y que cuando “las chicas” se han marchado, no ha habido preguntas ni reflexión, y cuando han formado sus grupos, tampoco. En casos menos sangrantes, se le ha agradecido y reconocido a activistas mujeres su participación, pero no en aquello aportado desde el análisis feminista, sino en aquello que viniera bien a su enfoque de lucha antimilitarista, como se ha hecho siempre con las mujeres en las guerras, aprovecharlas, ahí, dejar de verlas como objetos sexuales, para llamarlas iguales, y luego, una vez terminada la necesidad, devolverlas o ignorarlas.

Esto es sólo un ejemplo para intentar dar idea del problema: cómo decirles «¿no veis que estar orgullosos de las mujeres por haberse dado cuenta de que la cuestión resistir a la conscripción también les concierne, y jamás haber hecho el paralelismo con el tema violación, tratado por las feministas únicamente, dice algo importante sobre el impacto del machismo en nuestro interior, impacto que afecta a cómo se concibe el antimilitarismo?

Con todo, creo que ha habido progreso, quizá más del que yo percibo, quizá igual o menos, pero a mí sigue pareciéndome que muy lento, muy escaso, respecto a lo que suena la palabra «feminismo» en este movimiento, y con respecto a todo lo que se ha desarrollado en el feminismo, un movimiento que jamás ha preconizado el uso de las armas para desbancar a quienes están en el poder: pobre el aprendizaje a analizar desde perspectivas feministas (tanto hombres como mujeres no feministas en el movimiento), el que se haya incorporado los análisis feministas a los análisis antimilitaristas. El machismo es algo muy hondo, y sin autocrítica, y sin educación, sin un esfuerzo consciente y activo, no se alcanza a controlar ni en grados mínimos. Cualquiera que haya trabajado su machismo interno, como las propias feministas, sabe esto. Convendría que lo supiera más gente, sobre todo en el mundo del activismo.

Ya lo han publicado en Mujer Palabra. En Libros – Recensiones, vínculo directo: http://www.mujerpalabra.net/libros/traducciones/buscandolosjardinesdenuestrasmadres.htm

No Witch

I could’ve been a witch.
I can see with my eyes closed and I know
time and space are relative,
flying, a matter of will.
But power has never appealed to me
in any of its forms.
I’ve chosen ground level, this soil,
where everybody is
terrified of the terrifying living,
lonesomely missing our dead.

All of us the same – just able to keep each other company.

Nada de bruja

Podría haber sido bruja.
Veo con los ojos cerrados y entiendo
que el tiempo y el espacio son relativos,
que volar es cuestión de voluntad.
Pero nunca me ha atraído el poder,
en ninguna de sus manifestaciones.
He elegido el nivel del suelo, esta tierra arable
donde está todo el mundo,
temblando de terror a causa de las personas vivas,
sintiendo desamparo por echar de menos a las muertas.

Todas y todos iguales: teniendo que conformarnos con guardarnos compañía.

On TV, a reader to a writer: Your job is to tell the truth. My job is to learn from it. (Judging Amy)
En la tele, una lectora a una escritora: Tú lo que tienes que hacer es contar cosas verdaderas, y yo aprender de ellas. (Judging Amy)

Escena: Londres, 1990

Estaba leyendo mi poema. No tardó mucho. Alzó la mirada, los ojos abiertos de miedo y horror.

–Quién me abandonó. Yo no soy ésa.

Al escribirlo, yo había querido acunarla. Decirle que sabía por lo que había pasado, que podía contar con mi cariño, y sin embargo, me miraba como si fuera una extraña.

No había entendido nada.

Salió del pequeño apartamento a la lluvia. (Tiempo después yo escribiría el poema «De la sangre».)

No pude levantarme. Las piernas no me sostendrían.

Desde la ventana, los árboles, pelados, grises, gélidos, parecían piedras esbeltas, que huían hacia arriba. Ninguna rama se tocaba.

No había palabras.

Dos meses después murió en Madrid.

No sé si soñé que yo acababa de volver o si así, de hecho, ocurrió.

Si escuchas atentamente a Chet Baker, aprendes sobre todo lo que se pierde, pero hay dulzura y paz, porque hay belleza y vida en la música.

Es lo que contiene el arte, y la nana que es el arte.

Fue como llegar al fin del mundo. No puedo interpretar más. Estoy saturada. Saturada de violencia.

Utilizo finalmente mi mirada de pintora, que es científica y al tiempo contiene emoción. Pero no la aplico a las personas. Prefiero las ideas, los ideales.

No estoy perdida; he salido corriendo.

Un árbol en la ciudad está aislado y no huele apenas.

Sienta un árbol a tu mesa, al menos no pasarás frío.

Un árbol en el bosque puede haber perdido las hojas pero sabes que está arraigado, que vive donde vive, que está vivo.

Si tender una mano a un ser humano significa que golpeas o que te debes dejar golpear, quién quiere tenderle una mano a un ser humano.

Si no hay palabras, no hay compañía, no hay amor.

–Lo que pasa es que la gente no se entera. Si nos votaran a nosotrOs, nos iría bien a todOs.
–La última vez votamos a los entonces buenOs y cuando llegaron al poder los entonces buenOs se empezaron a parecer cada vez más a los malOs…
–¡No eran los auténticos buenOs! NosotrOs sí. Votadnos, veréis cómo lo haremos mejor.

Y votaron a lOs mejores, y al subir éstOs al poder empezaron a parecerse a los desbancadOs…

Y es que no sabían que las diferencias dan igual cuando lo que importa es llegar a la estructura y acomodarse en ella para que la Gran Máquina siga funcionando pero esta vez con los buenOs a los mandos…

–El problema es que votasteis mal. Votadnos a nosotrOs, que somos los verdaderamente buenOs… –dijo un nuevo grupo…

Y siguieron insistiendo en no pensar, ni observar, ni escuchar, segurOs de saberlo todo de la gente, por qué la gente era idiota, los “argumentos” que tenía cada cual, los deseos, pensamientos de la gente, siguieron con sus viejos manuales, repitiendo, inasequibles al aburrimiento, lo mismo…

Esta especie se extinguió. Tenía inteligencia, pero no la suficiente. Se deslumbró con haber creado la Gran Máquina, y en lugar de que la máquina se amoldara a la gente, fue la gente la que se tuvo que amoldar a la máquina, hasta que todo reventó.

Informe Centenario

La cuestión es ésta:

Las heridas no quieren cerrarse.
Cobres de yodo, resisten. Queman.
Por su parte,
Las cicatrices se resquebrajan
en los sueños. Puertas voraces.

Fiebre ficticia
Dolor palpable

DE HECHO: nosotras, las personas fumadoras, fuimos del grupo que luchó para que se habilitaran salas para fumar, para que se pudiera estar bien en clase, en otras zonas más concurridas! Qué AMNESIAAAAh! Qué obsesión con vivir mal: espacios públicos para gente fumadora y no fumadora! ¡Se trata de convivir, carajo! Y además, es una droga legal, es legal comprarlo, los sitios públicos son para todo el mundo que, no?
Como en Mujer Palabra no podemos subir nada ahora, que estamos de Reforma, y como no nos acordamos de cómo entrar en el blog que hicmos para MP (bochor-no-so, cierto), pues, lo siento, subo esto a mi blog. Si os mola, podéis subirlo a vuestros sitios, porque es de DOMINIO PÚBLICO. Además, si tenéis más eslóganes, o queréis que hagamos versiones sin la cabeza, bueno, postead aquí o mejor en Facebook: Mujer Palabra MP, y las recogeremos. ESto todo irá en nuestra sección de Activismo cuando podamos subir el sitio reformado. Gracias por leer! Feliz lucha! 🙂

Las planchas están en versión pdf, y también en versión Word por si queréis cambiar los cuadraditos para haceros vuestra combinación. Se dan ideas sobre las manualidades que hay que hacer para ponerse estos cartelitos en la cajetilla. 🙂 Yo me las imprimo en papel de colores y luego lo plastifico con aironfix! 🙂
Plancha 1. PlanchaTarjetasCajetillas_2010 (pdf) * PlanchaTarjetasCajetillas_2010 (Word)
Plancha 2. PlanchaTarjetasCajetillas_2010_2 (pdf) * PlanchaTarjetasCajetillas_2010_2 (Word)

Llegar a la Puerta Azul (michelle, mujerpalabra.net) – versión agosto 2010 – relato escrito en la primavera del 2010 – esta versión es la última, de fines de agosto, y ocupa 8 páginas.

Life Journey

She’s trying not to cry in a toilet
He’s trying not to cry in a cab
She leaves the bar
The cab stops
He steps off
She steps in

That was thirty years ago

She walks into a bookshop
He’s sitting outside on a bench,
reading the paper
She leaves the bookshop
It’s cold and sunny

That was three years ago

She walks into a room
He’s sitting in the room
They both look up
The rest is blurred
The only lines clearly traced in space
are his are hers

Not too late
(But I did miss you)

(Para Angels Per Font)

Lo que tiene el aire
es que los muros pueden acotar sus espacios
pero no atraparlo.
Es lo que tiene el agua también,
con sus dulzuras y sus rugidos.
Y la tierra, rotunda, y fértil,
a veces exhausta, del esfuerzo.
Incluso el fuego, tan bello y fiero,
siempre resistiendo,
siempre en pie de lucha.

Es lo que tiene cualquier ser sobre el planeta
capaz de reconocer y amar la vida,
esté donde esté.