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¿Que el masculino es neutro? ¡Tu culo!

Por decirlo brevemente, para la gente machista inconsciente con inteligencia o capaz de desarrollarla con el uso (que quienes no la tengan no entenderán la frase y habría que explicarlo en un tiempo del que no disponemos ahora):

“Toda teoría del sujeto se ha adecuado siempre a lo masculino”

Luce Irigaray, de Speculum. Espéculo de la otra mujer (1974)
Postal de mujerpalabra.net

Shulamith Firestone, “The Dialectic of Sex”

Mujer Palabra: una pensadora feminista radical que considera que la raíz de la opresión de las mujeres está en la interpretación patriarcal de la maternidad y en el control del Hombre de los cuerpos de las Mujeres (derechos de reproducción) y los medios (hoy ya existentes) de reproducción. Nació en Canadá, en 1945 y se mudó a EEUU donde fue una de las fundadoras del feminismo radical de EEUU, de las Redstockings (feministas “de doble militancia”) y de la revista feminista radical Notes.

Su obra The Dialectic of Sex (1970) es un libro clave de la segunda ola del feminismo: las mujeres deben hacerse con el control de la reproducción (y de los medios de reproducción que se creen) para romper la equiparación patriarcal de que ser mujer es ser inferior y así liberarse; y la responsabilidad de educar a las personas pequeñas sea del conjunto de la sociedad, hombres, mujeres… También critica cómo se usa el tema de la belleza en el patriarcado para obligar a las mujeres a que ellas solitas se calcen el zapatito de cristal del ideal masculino de cómo es una mujer, aunque se tengan que cortar los dedos, como vemos que pasa por todo el planeta.

Cita de La Dialéctica del Sexo, posteada por Amelia Valcárcel en la red: “En algunos países por vez primera se dan las condiciones previas para una revolución feminista; es más, las circunstancias empiezan a exigir dicha revolución. Las pioneras están intentando evitar la masacre y avanzando a tientas empiezan a encontrarse unas a otras… El dualismo ying yang impregna todo el curso de la cultura, de la historia, de la economía e incluso de la naturaleza misma; las versiones occidentales de la discriminación sexual no constituyen más que su última floración”.

Citas del libro, seleccionadas en el blog “Revolutionary in Every Bedroom” de Wendy Forrest:

  • Una de las reivindicaciones fundamentales de Shulamith Firestone fue: “Que las mujeres queden libres de la tiranía de la reproducción por todos los medios posibles, y que el papel de educar a niñas y niños pase al conjunto de la sociedad, mujeres y hombres”.
  • “Liberar a las mujeres de su capacidad biológica sería una amenaza para la sociedad, pues ésta se encuentra organizada en función de la reproducción biológica y del sometimiento de las mujeres a su Destino Biológico, la Familia.”
  • Del capítulo “The Culture of Romance” (la cultura del amor romántico): “La exclusividad del ideal de belleza tiene una clara función política. … El modelo, definido por los hombres, pasa a ser el ideal. ¿Y qué ocurre? Que las mujeres de cualquier lugar se apresuran a calzarse el zapatito de cristal, cueste lo que cueste, forzando y mutilando sus cuerpos con dietas, programas de belleza, ropa y maquillaje, lo que sea … Si no lo hacen el castigo es inmenso: la sociedad las cuestiona como personas.”

 

Virginie Despentes

¿Querer ser un hombre? Yo soy mejor que eso. No me interesa el pene. No me interesa ni la barba ni la testosterona, yo tengo todo el coraje y la agresividad que necesito. Pero claro que quiero todo lo que unx puede querer, como un hombre en un mundo de hombres, quiero desafiar a la ley. Frontalmente. Sin atajos y sin excusas. Quiero obtener más de lo que me prometieron al principio. No quiero que me cierren la boca.  No quiero que me digan lo que tengo que hacer. No quiero que me abran la piel para hincharme los pechos. No quiero tener un cuerpo longilínio de adolescente cuando me acerque a los cuarenta. No quiero huir del conflicto para esconder mi fuerza y evitar perder mi feminidad. “Virginie Despentes”

Charlotte Perkins, pensadora crítica

Sonrío al escuchar a la gente joven, con su joven memoria, presentarme como “una de las Pioneras”. Pionera fue Mary Wollstonecraft, que inició el movimiento feminista a principios del siglo pasado, movimiento que ha quedado desnaturalizado cuando han empezado a escuchar lo que plantea, con mucha buena educación.

It amuses me when the short-memoried young people of to-day introduce me as “one of the Pioneers.” The pioneers of the Woman’s Movement began with Mary Wollstonecraft, early in the last century, and ceased to be such when their message was listened to politely. 

Fuente: p. 216, capítulo 15, de The Living of Charlotte Perkins Gilman. An Autobiography (1935), después de su viaje en 1896 a Londres, donde con motivo de un congreso internacional socialista obrero, al que asistió como delegada (independiente) de California, dio además charlas por distintos lugares de la isla (viajando sola, viviendo de quien la ofreciera hospitalidad y del dinero recogido en las charlas, como estuvo todo un turno de largos años). En la p. 198 (inicio del capítulo 14, “Inglaterra”) explica:

Entre las varias cargas innecesarias que me han surgido en la vida está que me han desacreditado las personas conservadoras por considerarme socialista, mientras que para las personas socialistas ortodoxas yo estaba lejos de ser de “los suyos”. Análogamente, la mayoría antisufragista me ha llamado con desprecio “sufragista”, mientras que las sufragistas me consideraban una aliada dudosa, cuando no peligrosa, por mi teoría de que las mujeres necesitan tener independiencia económica.* Una de las líderes sufragistas me dijo una vez, “Bueno, con todo, creo que le vas a hacer más bien que mal a nuestra causa porque como lo que tú pides es mucho peor que lo nuestro, decidirán ceder a nuestras reivindicaciones  para escapar de las tuyas”.

*Charlotte Perkins Gilman escribió un ensayo importante, “Women and Economics”, en  1898, ensayo traducido al alemán, holandés, italiana, húngaro, japonés, francés y ruso.

Among the various unnecessary burdens of my life is that I have been discredited by conservative persons as a Socialist, while to the orthodox Socialists themselves I was quite outside the ranks. Similarly the anti suffrage masses had me blackly marked “Suffragist,” while the suffragists thought me a doubtful if not dangerous ally on account of my theory of the need of economic independence of women. One of the suffrage leaders once said to me, “After all I think you will do our cause more good than harm, because what you ask is so much worse than what we ask that they will grant our demands in order to escape yours.”

Traducción mía

Sobre la libertad de movimiento de las mujeres

Veintiuno. ¡Al fin mi propia dueña! No había ya nadie en el planeta que pudiera exigirme obediencia. Yo  me mantenía sola, claro, condición necesaria para ser libre (…) Ante mí, el mundo, claramente infeliz siendo esto claramente innecesario. La situación llamaba pues a que todas las personas diéramos lo mejor de nosotras mismas para poder así comprender lo que pasaba y  elaborar propuestas racionales que lo mejorara.

En nuestros días, se ha puesto de moda (…) ridiculizar (…) las intenciones constructivas, de mejora personal o social. Y yo realmente no puedo comprender por qué va a ser ridículo que las personas intenten mejorar la condición material de su vida, o física, mental, moral, mecánica, industrial, económica, ética o social. (…)

(…) Decidí salir sola a pasear por la noche. Lo pensé a fondo, cuidadosamente, hasta verlo no sólo como un derecho, sino además, una obligación. ¿Por qué se le arrebataba a las mujeres su tiempo libre, el tiempo en que podría hacer cosas que le gustaran? ¿Por qué tenía ella que depender de un hombre y por tanto, de renunciar a ir donde ella quisiera por complacerle a él?

Un hombre de confianza cuestionó esta reivindicación de libertad mía de pasear sola. “Todo hombre de verdad”, me dijo con sentimiento, “está siempre dispuesto a acompañar a una mujer por la noche. Él es su natural protector”. “Protector ¿ante qué?”, pregunté. De hecho, lo que más teme encontrar una mujer en una calle oscura es a su natural protector. (…)

(…) Si las calles no fueran seguras para las mujeres, lo que habría que hacer es hacerlas seguras. Y mientras tanto, frente al peligro real, ellas deberían poder llevar un arma para defenderse. Por lo que a mí respecta, en los 45 años en que llevo ejerciendo  la libertad de movimiento por la noche, desde San Francisco a Londres, nunca me he encontrado en una situación de peligro, y pocas veces me he visto frente a una impertinencia.

Del libro autobiográfico que escribió Charlotte Perkins Gilman el año, 1935, en que decidió suicidarse porque tenía cáncer de pecho. Tan bonitamente racional y amante de una vida de calidad como eso. Tan valiente, inteligente, bonita. La traducción, apresurada o libre, es mía. Ya la repasaré cuando me ponga a traducir sus relatos feministas para una webita dedicada a ella en Conoce a… de Mujer Palabra. 🙂 https://sites.google.com/site/gilmansociety/

De la certeza de que no se trata simplemente de una cuestión de lengua

“Quiero acercarme a la lengua explicando justamente que (…) en el momento en que alguien la mezcla con mujeres (…) ya no está hablando simplemente de una cuestión de lengua (…). Y no se limita a la lengua por distintas razones. La primera podría ser la constatación de que, en cuanto las mujeres se hacen con un espacio en ella, puede ocurrir que haya gente (nunca la lengua) que se sienta capaz de expulsarlas.

(…) este cuaderno no hablará sólo de lengua sino que se deberá tener muy en cuenta que la ideología, en este caso qué se piensa, qué se siente, respecto a las mujeres (y cualquier aspecto de la realidad que las afecta), teñirá siempre el discurso.”

Páginas 14 y 15 (intro) de De lengua, diferencia y contexto, escrito por Eulàlia Lledó Cunill. En su webita puedes descargarte esta pequeña joya de 45 páginas… ¡Que la disfrutes!

Mujer Palabra comparte en el dominio público unas postales sobre lenguaje.

La Soledad y la Desolación, por Marcela Lagarde

Marcel LagardeNos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía, porque desde muy pequeñas y toda la vida se nos ha formado en el sentimiento de orfandad; porque se nos ha hecho profundamente dependientes de los demás y se nos ha hecho sentir que la soledad es negativa, alrededor de la cual hay toda clase de mitos. Esta construcción se refuerza con expresiones como las siguientes “¿Te vas a quedar solita?”, “¿Por qué tan solitas muchachas?”,  hasta cuando vamos muchas mujeres juntas.

La construcción de la relación entre los géneros tiene muchas implicaciones y una de ellas es que las mujeres no estamos hechas para estar solas de los hombres, sino que el sosiego de las mujeres depende de la presencia de los hombres, aún cuando sea como recuerdo.

Esa capacidad construida en las mujeres de crearnos fetiches, guardando recuerdos materiales de los hombres para no sentirnos solas, es parte de lo que tiene que desmontarse. Una clave para hacer este proceso es diferenciar entre soledad y desolación. Estar desoladas es el resultado de sentir una pérdida irreparable. Y en el caso de muchas mujeres, la desolación sobreviene cada vez que nos quedamos solas, cuando alguien no llegó, o cuando llegó más tarde. Podemos sentir la desolación a cada instante.

Otro componente de la desolación y que es parte de la cultura de género de las mujeres es la educación fantástica par la esperanza. A la desolación la acompaña la esperanza: la esperanza de encontrar a alguien que nos quite el sentimiento de desolación.

La soledad puede definirse como el tiempo, el espacio, el estado donde no hay otros que actúan como intermediarios con nosotras mismas. La soledad es un espacio necesario para ejercer los derechos autónomos de la persona y para tener experiencias en las que no participan de manera directa otras personas.

Para enfrentar el miedo a la soledad tenemos que reparar la desolación en las mujeres y la única reparación posible es poner nuestro yo en el centro y convertir la soledad en un estado de bienestar de la persona.

Para construir la autonomía necesitamos soledad y requerimos eliminar en la práctica concreta, los múltiples mecanismos que tenemos las mujeres para no estar solas. Demanda mucha disciplina no salir corriendo a ver a la amiga en el momento que nos quedamos solas. La necesidad de contacto personal en estado de dependencia vital es una necesidad de apego. En el caso de las mujeres, para establecer una conexión de fusión con los otros, necesitamos entrar en contacto real, material, simbólico, visual, auditivo o de cualquier otro tipo.

La autonomía pasa por cortar esos cordones umbilicales y para lograrlo se requiere desarrollar la disciplina de no levantar el teléfono cuando se tiene angustia, miedo o una gran alegría porque no se sabe qué hacer con esos sentimientos, porque nos han enseñado que vivir la alegría es contársela a alguien, antes que gozarla. Para las mujeres, el placer existe sólo cuando es compartido porque el yo no legitima la experiencia; porque el yo no existe.

Es por todo esto que necesitamos hacer un conjunto de cambios prácticos en la vida cotidiana. Construimos autonomía cuando dejamos de mantener vínculos de fusión con los otros; cuando la soledad es ese espacio donde pueden pasarnos cosas tan interesantes que nos ponen a pensar. Pensar en soledad es una actividad intelectual distinta que pensar frente a otros.

Uno de los procesos más interesantes del pensamiento es hacer conexiones; conectar lo fragmentario y esto no es posible hacerlo si no es en soledad.

Otra cosa que se hace en soledad y que funda la modernidad, es dudar. Cuando pensamos frente a los otros el pensamiento está comprometido con la defensa de nuestras ideas, cuando lo hacemos en soledad, podemos dudar.

Si no dudamos no podemos ser autónomas porque lo que tenemos es pensamiento dogmático. Para ser autónomas necesitamos desarrollar pensamiento crítico, abierto, flexible, en movimiento, que no aspira a construir verdades y esto significa hacer una revolución intelectual en las mujeres.

No hay autonomía sin revolucionar la manera de pensar y el contenido de los pensamientos. Si nos quedamos solas únicamente para pensar en los otros, haremos lo que sabemos hacer muy bien: evocar, rememorar, entrar en estados de nostalgia. El gran cineasta soviético Andrei Tarkovski, en su película “Nostalgia” habla del dolor de lo perdido, de lo pasado, aquello que ya no se tiene.

Las mujeres somos expertas en nostalgia y como parte de la cultura romántica se vuelve un atributo del género de las mujeres.

El recordar es una experiencia de la vida, el problema es cuando en soledad usamos ese espacio para traer a los otros a nuestro presente, a nuestro centro, nostálgicamente. Se trata entonces de hacer de la soledad un espacio de desarrollo del pensamiento propio, de la afectividad, del erotismo y sexualidad propias.

En la subjetividad de las mujeres, la omnipotencia, la impotencia y el miedo actúan como diques que impiden desarrollar la autonomía, subjetiva y prácticamente.

La autonomía requiere convertir la soledad en un estado placentero, de goce, de creatividad, con posiblidad de pensamiento, de duda, de meditación, de reflexión. Se trata de hacer de la soledad un espacio donde es posible romper el diálogo subjetivo interior con los otros y en el que realizamos fantasías de autonomía, de protagonismo pero de una gran dependencia y donde se dice todo lo que no se hace en la realidad, porque es un diálogo discursivo.

Necesitamos romper ese diálogo interior porque se vuelve sustitutivo de la acción ; porque es una fuga donde no hay realización vicaria de la persona porque lo que hace en la fantasía no lo hace en la práctica, y la persona queda contenta pensando que ya resolvió todo, pero no tiene los recursos reales, ni los desarrolla para salir de la vida subjetiva intrapsíquica al mundo de las relaciones sociales, que es donde se vive la autonomía.

Tenemos que deshacer el monólogo interior. Tenemos que dejar de funcionar con fantasías del tipo: “le digo, me dice, le hago”. Se trata más bien de pensar “aquí estoy, qué pienso, qué quiero, hacia dónde, cómo, cuándo y por qué” que son preguntas vitales de la existencia.

La soledad es un recurso metodológico imprescindible para construir la autonomía. Sin soledad no sólo nos quedaremos en la precocidad sino que no desarrollamos las habilidades del yo. La soledad puede ser vivida como metodología, como proceso de vida. Tener momentos temporales de soledad en la vida cotidiana, momentos de aislamiento en relación con otras personas es fundamental. y se requiere disciplina para aislarse sistemáticamente en un proceso de búsqueda del estado de soledad.

Mirada como un estado del ser –la soledad ontológica–  la soledad es un hecho presente en nuestra vida desde que nacemos. En el hecho de nacer hay un proceso de autonomía que al mismo tiempo, de inmediato se constituye en un proceso de dependencia. Es posible comprender entonces, que la construcción de género en la mujeres anula algo que al nacer es parte del proceso de vivir.

Al crecer en dependencia, por ese proceso de orfandad que se construye en las mujeres, se nos crea una necesidad irremediable de apego a los otros.

El trato social en la vida cotidiana de las mujeres está construido para impedir la soledad. El trato que ideológicamente se da a la soledad y la construcción de género anulan la experiencia positiva de la soledad como parte de la experiencia humana de las mujeres. Convertirnos en sujetas significa asumir que de veras estamos solas: solas en la vida, solas en la existencia. Y asumir esto significa dejar de exigir a los demás que sean nuestros acompañantes en la existencia; dejar de conminar a los demás para que estén y vivan con nosotras.

Una demanda típicamente femenina es que nos “acompañen” pero es un pedido de acompañamiento de alguien que es débil, infantil, carenciada, incapaz de asumir su soledad. En la construcción de la autonomía se trata de reconocer que estamos solas y de construir la separación y distancia entre el yo y los otros.

Webita dedicada a Marcela Lagarde en mujerpalabra.net

Martín-Cano sobre la visión patriarcal de la prehistoria y de la necesidad de la visión feminista

Cita extraída del libro “Sexualidad femenina en diversas culturas. De ninfómanas a decentes” (Chiado, 2012), por Francisca Martín-Cano

Es imprescindible incluir la visión feminista

(…) A final del siglo XX algunos investigadores, sabedores del imperialismo cultural machista, empezaron a poner en entredicho el paradigma patriarcal –generalizado en los manuales académicos– que defendía la visión dramática de la mujer prehistóri ca como objeto sexual y sustentada por cazadores. Y cada día aumentan los estudiosos que están dedicados a la revisión del lpalsado, sin seguir los monocarriles condicionantes que sólo han llevado a los historiadores androcéntricos a metas erróneas.

(…) nuestras nociones sobre el pasado, epistemologías, campos de investigación, metodologías e interpretaciones están lejos de ser neutrales…  (…)

En lo que muchas personas están ya de acuerdo es que para avanzar en el conocimiento del pasado, se necesita sentido crítico y apertura de mente para integrar la visión sesgada masculina-machista, con la incorporación de la visión complementaria, la femenina, o mejor dicho, la feminista: para terminar con la opresión de la mujer en nuestra sociedad hay que reconocer que las descripciones masculinas del mundo son incompletas. Las mujeres sólo pueden obtener poder y autoridad si optan por reescribir la vieja (y masculina) historia política usando nuevas categorías para el análisis.

Martín-Cano firmando ejemplares en la presentación del libro (Madrid, junio 2012)

Y desde luego, es imprescindible introducir el factor del género para conocer el pasado y desenmascarar la supuesta neutralidad de los historiadores machistas y a veces, además, misóginos, que han sido portavoces sumisos de la visión patriarcal: planteo aquí algunas de las estrategias con las que las mujeres están empezando a asumir el control sobre su propio pasado. Para ello resulta indispensable la perpectiva que aporta el feminismo. Y no porque se trate sólo de un remedio, sino porque cuestiona lo que durante tanto tiempo ha sido considerado importante y porque supone una protesta política en contra de hacer un pasado exclusivo de los hombres.

Y si tal labor la asumen también varones profeministas/antisexistas, ¡bienvenidos sean a la tarea de reevaluar y criticar el conocimiento que nos ha vendido el punto de vista machista! Y afortunadamente, desde que en el siglo XX muchas mujeres se acercaron a todas las disciplinas, de las que habían estado injustamente excluidas durante cientos de años, empezaron también por fin a dar interpretaciones plausibles y válidas a los hechos del pasado, casi siempre enfrentadas a las que habían sido dadas hasta entonces por varones.

Margaret Cavendish, Sobre la tradicional falta de derechos humanos de las mujeres

[u]na  educación pobre, la exclusión de las instituciones públicas, la subordinación política en el hogar, la experiencia fisiológica del parto,* y la constante visión de la sociedad de que las mujeres son incompetentes, irresponsables, que no tienen inteligencia, y que son irracionales.

Opiniones físicas y filosóficas (1655)

[P]oor education, exclusion from public institutions, political subordination within the home, physiological dictates of childbirth, and society’s pervasive vision of women as incompetent, irresponsible, unintelligent, and irrational.

Philosophical and Physical Opinions (1655)

*Tradicionalmente, las mujeres no han podido elegir libremente ser madres o no serlo, ni cuándo ni cómo ni con quién.

Por qué el veganismo, por Núria Querol i Viñas

“Adoro el sabor de la carne, pero no hay solomillo, ni par de zapatos, ni champú, que valga la vida de un animal” (2012)

Webita de Núria en Mujer Palabra