Sí, bien percibido: hago lo que me da la gana. Como el resto de personas que creen no estar eligiendo (y, por cierto, no hacen más que quejarse de todo, no organizándose jamás para nada; quejicas profesionales que detestan la libertad por lo que eligen, sí, pero lo que elige la mayoría, con sus pieles adversas a la empatía y su mente adversa a la resolución noviolenta de los problemas).

Lo que nos diferencia es más bien que yo sé que estoy sola y que debo mantenerme en pie sola, y que amo más la consciencia de la realidad que la compañía de la mayoría (al parecer, no se puede vivir en sociedad si no eliges el surco prevalente).

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