GATA CALLEJERA. La gatita o el gatito que venía a cenar a veces, a veces muchas veces, y ahora que llegó la primavera a veces menos veces, ha dejado de bufarnos. Es una gran alegría. Incluso nos da la espalda y cuando nos acercamos mira para otro lado. Sólo le hemos visto subir la cola dos veces, pero me parece impresionante que no nos bufe. Es una alegría un tanto conmovedora, dado el mundo, lo que debe de ser su mundo. Hay más: nos ha hecho miau algunas veces. Como si nunca hubiera hecho miau, muy conmovedor. Creo que no es muy inteligente, considerando las gatas y gatos que he conocido, pero quizá sea porque está muy traumatizado. Pues siempre estaba en un punto de estrés grande. Ahora no tanto. Está claro que no agredir, no avasallar, con su tiempo, da cosas buenas. Dejar en paz, ciertamente, no juzgar (determinar la realidad) es algo muy positivo. Si pudiéramos cambiar el mundo!

« »