Nunca he tenido miedo al coco. Soy el tipo de persona que al escuchar, “Mira, ¡el coco!”, se acerca a la persona señalada para decir, “Hola, ¿qué tal?”. Sí siento algún miedo, no obstante: hacia quien me ha advertido de lo que con toda probabilidad no constituye un peligro.

Y es de temer, el juicio unánime de las personas bien integradas en la sociedad y sus submundos sobre su objetivo. Intuitivamente, escribí el relato “Bella y la bestia” para intentar mostrar algo de esa realidad siempre invisibilizada por ese mecanismo social que activa la violenta convicción, el todos a una, el cerrar filas que es la normalización del terror, en sus dos sentidos, el terror como modo de vida y el terror como norma; esa brutalidad que encarnan las buenas personas en el día a día de sus acciones normalizadas y normalizantes. Espero que la belleza de las escenas sobre las percepciones de la niña no impidan ver el bosque de esa historia. Sospecho que le podría pasar algo parecido al relato “Dinero”: la belleza de la percepción infantil retratada sobre para qué sirve el dinero podría ser usada como venda cegadora para no comprender el mensaje fundamental sobre la relación adulta prevalente con el dinero y su consecuente brutalización de la inteligencia.

Volviendo al coco, el aspecto de terror de las historias contiene un eco que está invevitablemente unido al mencionado proceder de exclusión o linchamiento y que es la ferocidad que representa cómo la Buena Gente necesita educar en que es preciso usar a alguien para que todo el mundo pueda respirar en su atmósfera de terror, para que todo el mundo haga piense y diga exactamente lo mismo al mismo tiempo, voluntariamente.

Con el tiempo, he desvelado el verdadero significado del dicho “Dime con quién andas y te diré quién eres”, lo retorcido de la distorsión que encubre la frase. Pero prefiero exponerlo con una transformación, ubicándome en el otro punto de vista, para que así pueda servir al menos como autodefensa a las personas que son usadas por la mayoría como cocos: “Dime de qué me acusas y te diré lo que me estás haciendo”.

Aquí El Reincidente, de Rafael Sánchez Ferlosio, una fábula precisa sobre el miedo que dan los cocos al Poder de facto, siempre.

Y “Bella y la bestia” y “Dinero” pueden leerse en ebook o pdf visitando la página del libro de relatos La saltadora. Relatos feministas (1991-2014)

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