NATURALEZA Y CULTURA (humana). Pensaba sobre que la naturaleza, la vida, no muestra empatía, aunque, que sepamos, nuestra especie sí puede, otras especies también, incluso vegetales, pienso. Y pensaba cómo eso, la empatía en los animales de nuestra especie, es algo maravilloso y bueno, y cómo cuando estamos oscurxs o iluminadxs y hablamos de nuestra especie de inteligencia tarada (que todo lo que toca lo vuelve violencia, al menos en las formas de la organización social patriarcal y sus susbsistemas de violencia, como el capitalista), en realidad ninguneamos, ayudamos a borrar todo rastro de otra realidad humana que es excepcionalmente positiva (bueno, yo veo la solidaridad como un eje fundamental, vital, para la organización social porque soy de ideales anarquistas), incluso en la naturaleza, donde un cachorro que no pueda mantener el ritmo de una marcha o no coma lo suficiente está condenado a morir o ser engullido por otro animal. No todo en la vida, en la naturaleza, es así de crudo, por eso mismo: porque hay especies con capacidad de colaboración y empatía.

Pienso que aprender a denunciar la violencia también conlleva aprender a ver lo que también somos o podemos ser aunque no sea mentalidad prevalente en nuestras sociedades, porque si no vemos cómo puede operar la alternativa noviolenta, nos despistamos más en los caminos, por ejemplo, “pegándonos” (incluye no apreciándonos, el aporte) en lugar de conviviendo sabiendo que todo es complejo y que lo importante no es que todo el mundo haga lo mismo, pero sí que comprendamos que rechazamos las “soluciones” violentas, porque entendemos que un mundo donde la prioridad es cuidarnos y cuidar la casa que nos acoge es más realista y práctico, y bello y bueno, que un mundo humano que pudiendo usar la inteligencia para cosas verdaderamente inteligentes (racionalidad empática), lo usa todo para mantener el orden de sistemas de violencia.

La otra cosa que veo al considerar la naturaleza es su inagotable diversidad: cómo la vida prueba y explora todo, todas las posibilidades y potenciales. Y si consideramos la identidad humana allí donde hay más margen de libertad, cómo han empezado a surgir muchas más identidades de las que han reflejado que existieron durante siglos, esto no es más que radicalmente natural. Y algo que un sistema de violencia como el humano que impera nos obliga a hacer, algo increíblemente demente, absurdo, es establecer que unas identidades son “naturales” y otras no y deben ser estigmatizadas, aniquiladas.
Podríamos evolucionar de formas muy positivas si tomáramos lo bueno de la vida, de la naturaleza, y de lo que como animales somos capaces de hacer que es increíblemente positivo, como esto de sentir empatía no por “la familia/lo nuestro” como nos han dicho: es que somos capaces de sentir empatía por todo tipo de seres, seamos o no seamos madres (cuidadoras) o líderes violentos cuya familia es su masa de personas explotadas. Cuántos ejemplos hay de personas que han arriesgado su vida por ayudar a construir sociedades menos violentas e injustas, y han soportado el precio de una vida de rechazo social, cuando no tortura, o han sido asesinadas, y su memoria difamada, su existencia distorsionada para borrar así todo rastro de su asombroso bien para el mundo. Y esto se ha hecho como madre, como líder, se nota en determinados papeles, pero es que también se hace como persona todo el tiempo, más allá de funciones o roles concretos, quiero decir: es un rasgo humano.

Aprender a pensar de maneras en que aprendes a ver lo que está mal y también lo que está bien, puede llevar a una evolución positive en dos sentidos cruciales: por un lado, evitarnos estar siempre corriendo el riesgo de sentirnos aplastadxs por la realidad imperante de violencia en las culturas humanas (p.e., tristeza, depresión, desánimo), lo que es vital para que sigamos creciendo en número y en acciones que impactan el conjunto, lo que es vital para que un día esta visión más noviolenta sea prevalente en la sociedad, mayoritariamente seguida, quiero decir; por otro, nos ayudaría a evolucionar más rápido, aprovechar mejor esfuerzos y tiempo dedicado, en lo que es la evolución de lo bueno de lo que somos capaces, porque es muy pesado lo lento que esto va, y pienso que va tan lento porque no terminamos de entender las cosas más fuera del marco de la ideología patriarcal.

Si bien somos ideológicamente patriarcales, es nuestra cultura de siglos, el que esta ideología no haya reducido nuestra realidad humana ni nuestro potencial indica lo que ya sabemos: que la cultura es producto humano, nuestro, y por tanto, puede cambiar. Y que ninguna cultura puede moldear la vida contra la vida misma. Pero sí podríamos crear cultura que partiera no de la falacia patriarcal de la prevalencia del Más Fuerte (el ser más violento, nuestro líder a quien defendemos aunque nos arruine la vida) y de un sistema sexo-género demencial porque ni siquiera quienes se identifican como mujeres u hombres creen serlo por las mismas razones, esas mentiras o mitos patriarcales que distorsionan naturaleza y cultura, pero sí puede pensar, crear caminos de resolución de los asuntos que tengan en cuenta lo bueno que podemos también, que alienten nuestros mejores palabras, actitudes, comportamientos, maximizando cosas tan valiosas como la racionalidad empática (frente a la razón patriarcal) porque desde aquí se alienta la creatividad, la exploración, se comprende más profundamente la diversidad y se imagina más fácilmente la convivencia y el diálogo.

Si bien el problema de violencia es complejo y desbordante, hay que progresar en identificar que la violencia no es sólo la agresión física, dejar de justificar la violencia conceptual, verbal, actitudinal y la que se supone que no es violencia y lo es (como el hambre, como la pobreza), hay que abandonar la idea de una verdad absoluta y entender que saber que eso no existe no es nada que deba conducirnos al nihilismo, sino pura ley de vida: la vida es diversa y se puede sacar o echar luz a lo que nos diferencia para construir cosas buenas, no sólo guerras, como ordena el patriarcado. Hay una arrogancia muy estúpida (no es insulto, sino literal!) en creer que las cosas son de una manera y no pueden ser de otra. Una cosa es acordar verlo así y otra reducirlo todo a esa idea. Una cosa es convivir y relacionarse en la sociedad y otra ser y relacionarse a niveles más íntimos.

Mensaje de Helena M.:

Michelle, contribuyendo a tu reflexión sobre lo lentamente que avanzan las cosas. Quizá se nos olvida que somos infinitamente diminutas particulas del universo y que nuestro espacio-tiempo es nada en comparación.
Personalmente me apasionan estas contextualizaciones.
Además de esto, bien por enfocar la visión del ser humano. Decía el Dr Rojas Marcos tras el 11S que las personas somos esencialmente buenas y solidarias pese a todo el mal que creamos y eso es lo que nos ha hecho seguir adelante hasta ahora.
Gracias por tus reflexiones.

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