Un adoctrinamiento cultural clave patriarcal es forzarnos al pensamiento totalitario, no sólo a través de los binomios cuyas partes se enfrentan como opuestos y donde una debe prevalecer, sino también a través de cómo nombramos a las personas y nos agrupamos, el tema de la identidad. No hay persona buena o mala, todo el mundo hace cosas variadas, y claro que una onda puede predominar, o varias ondas, pero el pensamiento totalitario dice: si alguien es UNA COSA no puedes ni rechistar sobre que tenga otra cosa. No puedes decir que Gandhi no te sirve para aprender más, y que de hecho ya aprendiste algo de él, lo posible, y estás más adelantada. No puedes decirles a los objetores de conciencia que se les olvidó decir que se negaban a hacer la mili porque no quieren aprender misoginia ni violar porque lo toman como agresión (al punto que no entienden lo que dices, te responden: es que no estamos de acuerdo, la violencia doméstica es cosa de las feministas…?!!, los que te responden) en lugar de como ayuda hermana. No puedes intentar ser amiga de personas que te ignoran, desprecian o temen (sus mentes, inescrutables) porque sospechan e intentan hacer daño, por si acaso, o justificadamente, piensan siempre que dan un mazazo. La verdad, no sé cómo se las apañó Mandela… Y pienso que quizá el feminismo, por todo eso que enfrenta, es el movimiento social que más espacio nos da para escapar al pensmiento totalitario, porque justamente como movimiento tiene clarísimo que la mierda que se combate fuera la llevamos dentro. Debería generar alguna admiración, siquiera un ratillo, siquiera para compensar el machaque continuo.
Por eso persiguen a las personas pensadoras críticas. Estoy harta de ver a buena gente con comportamientos de manipulación, abuso, mezquindad… De igual manera con los movimientos sociales, siempre con sus posicionamientos gregarios que tanto daño hacen a su propia causa. Como si dar con una buena idea te hiciera automática del bando de Quienes Merecen Prevalecer (!!!).
Y si no nos libramos del totalitarismo conceptual, seguiremos avanzando como caracoles hacia sociedades de racionalidad empática. Porque nos imponemos la mediocridad, y sus innumerables mentiras y violencias, y toleramos consecuentemente las violencias en muchos grados y variantes, ad nauseam, no sólo con nuestros Héroes, sino también con nuestras personas próximas. ¿No sería más fácil decir: Yo hago lo que puedo, y así sabríamos que siempre tenemos cosas que mejorar, y que podemos mejorarlas?

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