La violencia humana es toda cultural. No hay ninguna pulsión biológica que no podamos moldear con nuestra imaginación, con nuestro pensamiento, con nuestra cultura. El genio del patriarcado es habernos hecho creer que la violencia del Hombre contra otras personas, y contra “las mujeres”, es biológica = inevitable = natural. Lo natural es la empatía. La violencia nos horroriza. El genio del patriarcado ha sido construir un Ser Hombre y un Ser Mujer, dos únicas opciones clarísimamente definidas respecto a los papeles que tienen necesariamente que desempeñar y concebidos a partir de dogmas religiosos de binomios contrapuestos (hombre = el bien, mujer = el mal, hombre = la guerra, mujer = el hogar, hombre = la razón, mujer = el sentimiento, etc.), que le han prohibido el uso de la violencia física a las mujeres y se lo han impuesto a los hombres para construir su “hombría”.

Pero la violencia es una capacidad compleja de la mente humana. Y el que esté tan genderizada sólo apunta a lo absolutamente cultural que es su expresión. Cuántos hombres se horrorizan ante la idea de ejercer violencia física y cuántas mujeres desearían mucho ejercerla! La atroz violencia del Hombre contra las mujeres, la violación, bien, no tiene nada que ver con el sexo. Las mujeres también tienen pulsión sexual, y no violan. Porque la violación es un aprendizaje cultural de violencia del Hombre contra las mujeres, muy específica. Que se adoctrine a los hombres a que así es es parte de los dogmas del Sistema patriarcal, parte de sus cimientos del horror.

Pero el hecho irrefutable es que la mente humana es capaz de cualquier cosa: que la desarrollemos desde la limitación de lo que se espera de ella por el género que te ha tocado en sociedad es cruel e idiota, sólo alimenta las violencias del mundo patriarcal.

¿Por qué las mujeres con inteligencia feminista no han propuesto el medio de la guerra contra el Hombre, dado el nivel y la complejidad de violencias que reciben de él, incluida la del ninguneo de sus existencias como seres humanos? (basta ser representadas por Él). Quizá el hecho de que las mujeres no sean sicópatas que violen y hagan cachitos a los hombres no sea un hecho biológico, sino de aprendizaje cultural y luego de aprendizaje vital: quien ha sido objeto de la violencia, como la mayoría de las personas en las guerras, abomina de la violencia y prefiere buscar otras salidas. Quizá la experiencia de siglos de las mujeres como objetivo de la violencia patriarcal misógina que sustenta el sistema (las tiene encerradas y sirviendo) ha sido suficiente para desarrollar la inteligencia de que la violencia no nos sirve para resolver problemas, sólo para generar más mundo esclavo. Existe otro factor vital, claro: que llevamos el Sistema en la mente, en el cuerpo y esto repercute en nuestras ideas, sentimientos, relaciones, lenguaje. Si fuéramos a juicio, todas las personas tendrían crímenes patriarcales de los que responder. Por eso usamos esta idea sólo como metáfora, aunque no estaría nada mal poder hacer cumplir las leyes que ya existen, respetar los derechos humanos incluidos de verdad los de las mujeres, y llevar a juicio a todos los violadores, en paz, en guerra, en burdeles, en casa, en la calle. Para la violencia misógina cualquier espacio es válido.

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