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Por suerte, el siglo veinte nos descubrió la inmensa variedad de identidades, cuerpos y vidas sexuales en el mundo animal, incluido el humano. Ahora habría que ir recabando información sobre si socialmente esos animales construyen sistemas sexo-género en función de la reproducción y con qué participación o participaciones se lleva a cabo esa reproducción y la gestación, además del cuidado de las nuevas vidas.

Al margen de esto, en el mundo humano ya se ha visto y se sigue viendo que lo humano no sólo puede organizarse desde lo que es de hecho un brutal sistema sexo-género patriarcal, que destruye el potencial humano a través de una idea basada en los órganos reproductores que obliga a todo el mundo a asumir identidades que pueden sernos muy ajenas, al margen además incluso de que nuestra identidad, sexo y sexualidad coincida con la que aprueba el sistema. Sin embargo, hay muy poca consciencia general sobre la no inevitabilidad de un sistema así, pues durante siglos se ha justificado con mitos e ideas dogmáticas inspiradas en unos hechos que existen pero no de la manera en que los fuerza el patriarcado.

Por eso es tan necesario sacar el tema y que la gente piense, porque si no, todos los avances hacia ideas menos violentas e injustas que la del sistema sexo-género patriarcal estarán perpetuamente amenazados y reprimidos, como posiblemente haya sucedido siempre en todos los lugares donde el sistema patriarcal se ha impuesto durante siglos.

La voz de quienes no tienen voz

Soy la voz de quienes no tienen voz;

A través de mí se pronunciarán

hasta que el oído sordo del mundo escuche

el grito de el mundo animal, sin defensa.

En las calles, desde las jaulas y perreras,

desde la selva y las cuadras, el gemido

de mis torturadas hermanas y hermanos proclama

la perversidad de la especie más violenta.

Soy un rayo del corazón profundo

que alimentará la chispa de Dios

hasta que una gran luz relumbre en la noche mostrando

los hechos tenebrosos que ocurren en la oscuridad.

Y de lleno sobre tú que duermes y no piensas

lanzará su luz este fuego justiciero

hasta que despiertes y contemples los crímenes

que el manto de una supuesta razón encubre.

La misma Fuerza que creó al gorrión

creó a la especie, que domina;

El Dios de Todo encendió la chispa del alma

de seres con pelo y plumas.

Y yo soy la guardiana de mis hermanas y hermanos

y entablaré esta lucha

hablando por las bestias y las aves

hasta que el mundo humano rectifique su rumbo.

Que ninguna voz objete a la Ciencia,

el brazo de Dios, que sostiene la antorcha:

valientes son sus hechos, aunque sus credos caducos

hayan de caer allí donde todo lo pisotearon.

Así, quien machaca la empatía

y la solidaridad hasta reducirlas a polvo

ha perdido el camino, su misión es fracaso.

No es quien debe guiarnos, en quién confiar.

Es el amor la religión verdadera,

el amor, la ley sublime es,

y todo lo forjado donde no se halla el amor

muere al contacto con el tiempo.

Y la Ciencia, la gran reveladora,

tendrá que acercar su antorcha a la Causa;

para iluminarla siempre con esa luz bendita,

o sus pies no la sostendrán en el camino.

Oh, nunca un fiera del bosque

y nunca una serpiente en el humedal,

o un ave rapaz que muere de hambre

ha cazado a su presa como el Hombre.

Por hambre, por miedo y pasión,

matan las bestias únicamente,

pero el Hombre, maravilla que corona del Plan,

tortura y mata por diversión.

Se levanta de la mesa, bien alimentado,

besa a su hija y a su mujer;

y parte al bosque, a dejar huérfana a la camada,

a robarle la vida a un ciervo.

Apunta a una mota del azul, amor con alas

que alza el vuelo por su llamada, y cae

en picado a morir, y él no lo recogerá:

su placer es verlo caer.

Y hubo quien, cansado de laureles,

de pesos y problemas de Estado,

buscó la selva, con la preciosa idea

de pegarle un tiro al compañero de una leona.

Y otro que bajó del púlpito

con el orgullo del deber cumplido,

con su túnica como emblema del Padre,

y su escopeta humeando asesinato.

Otro merodea desde los lugares de la Cultura,

su cerebro indolente y virgen,

y raudo, su perezoso corazón se sobrecoge

ante la ocasión de infligir dolor.

Y las bandadas de palomas echan a volar

desde el suelo, las alas urgentes,

de la cárcel a la muerte, esto le deja sin aliento.

¡Oh, arrebato de dar muerte a la vida!

Ésta es la carrera tal y como la conocemos,

donde el amor, según el credo, es odio,

y ave y bestia hallan un enemigo común en el clérigo

y en quienes gobiernan Cultura y Estado.

Pero hasta el Dominio de Quienes Pensamos

ha llegado el grito de nuestras hermanas y hermanos,

y las herramientas de la razón afilamos y traemos,

mazas para enfrentar la perversidad del pecado.

Lejano Cristo, de un millón de iglesias,

acércate a la tierra de nuevo:

sé más que un Nombre, sé un Fuego vivo,

«Haz Bien» en los corazones de los hombres,

ilumina el camino de la Ciencia,

muéstrale las alturas donde residen

las grandes verdades que investigamos

quienes nos guiamos con la antorcha del amor.

Poemas de experiencia, de Ella Wheeler Wilcox
Londres, Gay and Hancock, Ltd. 1910

Original en inglés: http://www.ellawheelerwilcox.org/poems/pvoice5.htm
Traducción de michelle renyé para Eva Benet y Jesús Frare, que la necesitaban (primavera 2014) – dedicado a la gente vegana y que lucha por los derechos de otros animales