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SOBRE LA SUPRESIÓN DE «QUEER» (y lo que siga) en «LGTBIQA+» A PETICIÓN DE UN SECTOR FEMINISTA (de la doble militancia con partido político, España).

No se entiende cómo personas que luchan en los movimientos sociales puedan concebir que la identidad humana se puede imponer. Esto que lleva ocho siglos haciendo la sociedad patriarcal, y contra lo que los movimientos sociales feministas del mundo luchan porque creemos que somos mujeres, hombres y/o personas de mil formas, y no en función del sistema reproductivo de la especie, incluso las personas heterosexuales que quieren tener descendencia, que son muy variadas en sus identidades.

Las cuestiones identitarias, aunque se vean afectadas por la cultura humana, no pueden significar la crueldad de decirle a nadie que su identidad no puede ser, que tiene que ser como le manden otras personas. Creí que todos los feminismos luchaban contra la misoginia social y estructural y que eso no era para cambiar el orden de opresión, sino para construir un mundo menos injusto y violento. Creí que sabíamos las activistas de la importancia clave de transformar el sistema sexo-género patriarcal para transformar además todos los sistemas de opresión que lleva asociados. Que reventar el mandato identitario patriarcal nos liberaba para vivir y dejar vivir a las personas en cuestión de identidad, de cuerpos, sexualidades, de género, tan inventado o no como el sistema identitario prevalente, el Hombre un Macho, la mujer una Niñita y un animal de carga. Que reventando ese sistema de opresión tan íntimo, que toca tan hondo porque nos dice que somos como no somos, se impactarían todos esos sistemas de opresión asociados que ordenan este mundo donde se cree a quien más odia y destruye.

Lo creía sabiendo que existe el separatismo lesbiano, que me parecía bien, justamente porque todo el mundo puede elegir con quién se junta. Yo además le debo mucho porque me ayudó mucho a ser quien soy. Pero resulta que en los últimos años en España ante el crecimiento y diversificación del activismo social, algo positivo porque indica el impacto de tantas luchas individuales y colectivas (hoy puedes tener una vida sexual normal de las que en mi época se llamaba con estigma “tener amantes” y te convertía en “puta” sobre todo si decías que no a alguien), un sector feminista nos está diciendo que sólo se admiten las mismas dos categorías identitarias que plantea el patriarcado, que el feminismo es para aspirar a la “igualdad de derechos” en ese marco identitario que atribuye a los órganos reproductivos un orden jerarquizado y una identidad con derecho a existir. En qué te construyen identidad los órganos reproductivos, me pregunto. Yo tengo una vagina reproductora y jamás he sentido deseos de concebir, y hay mucha gente con un cerebro humano y como si no lo tuviera. Mi vida “de mujer” me habría costado la hoguera si no hubiéramos logrado luchando a diario impactar esta cultura tan primitiva. Sabemos ya muy bien que la biología no explica casi nada de lo que hacemos a diario, de lo que somos, pensamos o hacemos.

Lo más difícil de comprender es que la perpetuación del mandato identitario binario la defienda un sector de feministas que son mujeres cis lesbianas — excluidas siempre en la visión biologicista patriarcal como «anormales, viciosas, enfermas» – y un sector de mujeres cis heterosexuales que han decidido no ser madres. A qué tanta determinación biologicista. Criminalizar y estigmatizar identidades humanas es cruel, un clásico patriarcal, un condicionamiento de esta ideología cultural –que todo lo ve como guerra entre dos bloques donde uno, por ser superior, debe necesariamente prevalecer. ¿Por qué queréis imponer un orden identitario? Como si no soportáramos suficientes violencias.

Las poblaciones del mundo evolucionamos hacia la convivencia en diversidad. Se llama evolucionar la idea de derechos humanos y culturales de personas y pueblos. Cada vez más gente entiende que las personas pueden amarse de muchas formas, no sólo casándose, y al margen de la biología como demuestra la amistad o el altruismo del activismo. Sabemos que la identidad no es motivo para que te hagan la vida un infierno, y que las personas pequeñas no necesitan una «madre y padre» sino a personas que las cuiden, respeten / quieran. Sabemos que ser de una cultura humana diferente a la de las naciones-estado coloniales no te quita el derecho a ser nación y poder vivir de acuerdo a tu cultura.

Los errores los cometemos invariablemente, todo el mundo, pero si hay autocrítica y diálogo, reflexión, hay aprendizaje y evolución. Esto del feminismo no iba a ser una excepción: hay condicionamientos de ideología cultural patriarcal en el feminismo, como en todos los hechos humanos en estas culturas, por eso hay quienes practican la autocrítica y el aprendizaje permanente de todos los movimientos sociales. Porque es todo complejo. Pero no es opción pretender hacerle a otras personas lo que no quieres que te hagan a ti. Sobre este error cruel de cargadas de Razón patriarcal llegarse a modificar en las instituciones ya que tienes acceso tú, algo que es resultado de las luchas de millones de personas y grupos anónimos, hay antecedentes que hemos rescatado en las humanstory que reconstruimos.

Un caso aún bastante desconocido: el error de crueldad de las activistas feministas que como quienes se atreven a decirle a la gente “Tú no eres quien te crees que eres”, escribieron la Historia del Sufragismo en Estados Unidos (7 volúmenes) para tribuirse los logros y todo, porque dejaron fuera a hermanas negras y sus comunidades, a las que les debían, entre otras cosas, que gracias a la lucha por liberarse de la esclavitud racista las mujeres blancas se dieron cuenta de su propia opresión de género. No sólo esto: dejando fuera a activistas hermanas que cuando se abolió la esclavitud fueron claves en su trabajo por los derechos de las mujeres, también en intervenciones de apoyo en los actos de las blancas, donde el público blanco las insultaba y apabullaba, y donde las y los activistas negros tomaban la palabra para argumentar tan lúcida y rotundamente como Sojourner Truth en Ohio, donde no estaba como ponente porque era negra pero donde la presidenta blanca aplaudió su intervención con alivio. Esas sufragistas blancas lucharon por el derecho al voto, pero reivindicaron su racismo de diferentes maneras, y una fue dejando fuera de la historia a sus hermanas negras. A mí me habría dado vergüenza, pero es que tengo mucha conciencia autocrítica, y tiendo a dedicar mucho tiempo a escuchar a gente muy variada, de la que creo que tengo cosas que aprender. Que la sociedad estadounidense tras la abolición de la esclavitud tuviera leyes segregacionistas (racistas) y legalizado el linchamiento (de ejecución racista, aunque decían que era para combatir el crimen), y al KKK, no borra que en el movimiento de activismo social había otras ideas, comprensiones, relaciones.

Llevamos ya unos años, y ha sido y es doloroso atender a esta evolución anti-identidades humanas de personas que son hermanas en la lucha. Pero no tengo ninguna duda de que las ideas que generan sufrimiento, odio y crueldad hacia las personas por razón de su identidad no tienen legitimidad ninguna, no son parte de la lucha por los derechos humanos y culturales, sacan a esas personas del movimiento social y las ubican en una lucha por el poder que ellas entenderán.

El «feminismo patriarcal» no está solo: está también el “pacifismo y el antimilitarismo patriarcal”, ese que no integra en su lucha contra la guerra la realidad de la misoginia porque dicen que es tema del feminismo; está el “ecologismo patriarcal” también, incluso con sesgos de “supremacismo cultural”. Así son los procesos, difíciles, complejos, y por eso nos criticamos, que ya podía ser desde la empatía, y no tan patriarcalmente, eso sí. Yo no soy la misma activista que la persona que empezó en 1980 a ser voluntaria en Amnistía Internacional. He aprendido luchando en el movimiento social, he crecido para superar taras mientras luchaba, y he corregido muchas malas concepciones gracias a eso. Amnistía Internacional tampoco es la misma, recuerdo que yo preguntaba con inseguridad que por qué la declaración de compromiso de lucha mencionaba “sexo” si no se adoptaban como presas de conciencia a personas encarceladas por razón de sexo (ser mujer “adútera”, homosexual, etc.). Era verdad, no se adoptaban, pero hoy no es así, porque han evolucionado a comprender y actuar mejor la inteligencia feminista. Amnistía en eso ha evolucionado muchísimo, aunque quede camino.

Ninguna transformación social o cultural se hace sin un largo y esforzado proceso que nos cuesta el precio de muchas vidas, porque se lucha contra las violencias. La sociedad en que nací era mucho más cruel en el día a día que la sociedad actual aunque no podamos decir que hemos superado las culturas de violencia-prevalencia. La autocrítica la necesita todo el mundo, vigilarse, somos hijas del patriarcado mal nos pese. Pero también somos humanas, y tenemos una capacidad empática que ninguna cultura de violencia ha logrado despojarnos, la que nos ayuda a desarrollar criterios que transforman nuestras vidas e impactan en las comunidades. La que nos salva la vida, y mantiene la vida en estas culturas tan destructivas y autodestructivas. La que nos dice que si alguien es Queer se respeta y se convive, y no se le desprecia, estigmatiza, borra y niega derecho a existir. Desaprender construir la propia identidad a costa de otras identidades es la Lección 1 de la lucha por superar la cultura patriarcal.

Democracia

El Parlamento no puede ser prolongación

de la autodestrucción por los mismos medios.

Apropiación de lo que creamos viviendo, luchando

por vivir, para distorsionarlo, frenar, usar

perversamente nuestro esfuerzo,

y así perpetuar los monstruos de la Razón, su prevalencia.

El terror del fin que justifica la aniquilación,

el puro odio a negar lo evidente: el Agua mueve la vida,

no el código de barras de su comercialización,

nuestro poderío está en cuidarnos.

Son nuestros logros de supervivencia y convivencia,

son nuestras voces abrir caminos,

un caudal y una tormenta de lo posible, latidos

de sonidos humanos hastiados de brutalidad.

El oficio de representar no puede ser proteger

el ansia, alimentar ceguera, reforzar la cobardía,

crear una memoria falsa, espejo deformante

de quiénes somos y bloqueo de todo conocimiento.

El oficio representativo no puede seguir siendo

la continuación de la violación por otros medios.

Camino descalza. Poemas políticos – michelle renyé

8M 2023

¡Basta de distorsionar la ley contra la cultura de la violación! ¡Léansela!

Y vergüenza, PSOE, las leyes “para las mujeres” las hicisteis y muy regular por presión del movimiento social (las luchas feministas), y distorsionasteis sus conceptos, como en la ley contra la violencia de género, que encima tuvimos que agradecer por lo difícil que es la lucha feminista en la sociedad patriarcal. La violencia de género no excluye a otras mujeres asesinadas por hombres, e incluye la violación, los crímenes de terrorismo de género en el patriarcado. Y ahora que se hace una ley contra la cultura de la violación, https://www.pikaramagazine.com/2023/02/ley-del-solo-si-es-si-un-cambio-de-paradigma/, desplegáis recursos para confundir y destruir avances. Clamor el que no escucháis, de siglos con el horror de la violación como si fuera natural. Claridad, que sólo toleráis avances como migajas y cuando se ha pasado el arroz. Ni siquiera habéis apoyado la Biblioteca de Mujeres, una de las cuatro más importantes de Europa para la memoria de sociedad sobre lo que de hecho han aportado las mujeres, a pesar de todos los obstáculos.

Marzo 2016: La RAE, academia de la lengua que no existe ya, no puede hacer nada contra el cambio lingüístico, y han sacado una traducción del Quijote al español del siglo 21 porque aunque hablamos la misma lengua siglos después, ésta ha cambiado tanto como es lógico, con el paso del tiempo, con la evolución de las sociedades, que ya no hay quien se lea el Quijote en el español en que fue escrito. Salvado Cervantes, para disfrute de generaciones muy posteriores, la RAE, acorralada en su esquina de anacrónico querer imponer la lengua que conciben como correcta porque no entienden la lingüística moderna a la población hablante (¡no sólo de su país, claro, porque son hijos del imperio!), arremeten con el tema que más les crispa: el absurdo (según ellos) de nombrar a las mujeres pues (para ellos; supongo que las mujeres de la RAE no se sentirán molestas con este uso del masculino «inclusivo») nombrando al Hombre, como siempre, basta.

Omiten los datos de la realidad, claro: la exclusión de las mujeres del derecho a ser nombradas tiene relación con su exclusión de siglos, impuesta en las sociedades patriarcales, del ámbito del conocimiento, la creación, de todo lo que no sea ajustarse al papel de madre procreadora patriarcal, sirvienta, educadora patriarcal, muñeca de goma o santa; y sobre todo: que ya lo sabemos, y que ya ha empezado a cambiar. Quien entiende la importancia de tener un nombre propio, entiende la importancia de su derecho a recibir ese mínimo respeto. Ya no nombramos sólo a las damas, esposas de los hombres poderosos; ahora todas las mujeres tienen ese derecho: que si te diriges a ellas, si quieres llamar su atención, si quieres que te escuchen, si quieres pedir su apoyo, su ayuda, tienes que nombrarlas, porque la lengua española tiene (además de innumerables excepciones, como todas las lenguas humanas) un recurso gramatical conectado al género («masculino/femenino»; en español no hay sustantivos neutros): que en general el sufijo “o” indica género masculino y el sufijo “a” genéro femenino.

Y hasta que logremos construir sociedades donde esa visión tan limitada del sexo humano se supere, habrá que ir ampliando para visualizar quiénes existimos: no sólo el Hombre patriarcal, ordenando y mandando durante siglos que las mujeres deben ser dominadas por Él porque no tienen rasgos nobles ni inteligencia suficiente, además de ser más débiles físicamente, esas grandes mentiras de la Historia patriarcal sobre media humanidad. Una media humana oprimida que durante siglos ha demostrado, no obstante, tener nobleza, inteligencia, fortalezas de muchos tipos, porque eso son rasgos humanos y los puede tener cualquier persona al margen de sus genitales.

El sistema sexo-género patriarcal se basa en ideas muy primitivas y violentas sobre lo que somos las personas: los hombres no son todos como el Sistema describe, las mujeres tampoco, y también sabemos que hay más tipos de personas, que hombres y mujeres, que las personas, comparten muchos rasgos, todo el potencial, porque son de la misma especie, la humana. La maleabilidad del cerebro y la mente humanas es tan asombrosa que sencillamente cómo sea nuestra mente tendrá que ver (más que nada dada la gran importancia que le concedemos a las relaciones con otras personas) con la capacidad de aprender y, al margen de nuestros talentos individuales «innatos», lo que constituya nuestra mente viva: el desarrollo (esa oportunidad) de cómo usamos nuestra inteligencia, que viene marcado por lo que el resto espera que seamos, ese poderoso condicionante, y por eso tenemos que dejar de querer que seamos según una norma, la de género patriarcal, que nos limita el desarrollo de la inteligencia, condenándonos al barbarismo.

Es cobarde, además de todo lo expuesto, rabiar por un tema X y arremeter contra un tema Y, pongamos, el clásico «universal» del patriarcado: la estupidez, maldad, ridiculez, histeria de las mujeres, porque hay siglos de condicionamiento para que ellas siempre nos parezcan las peligrosas y violentas, las idiotas.

La RAE debería dedicarse a la elaboración, si acaso, de diccionarios etimológicos, y dejar de intentar impedir la evolución que ya se ha producido, explicándonos que es ridículo, inadecuado, erróneo lo que decimos, que hagamos lo que estamos haciendo: nombrar en femenino a las mujeres cuando están ahí y las vemos como antes no las hemos visto: como protagonistas de su vida también. La antesala, efectivamente (¿acaso da miedo?), de que tras nombrarlas a ellas lleguemos a la noción de que en literatura, por ejemplo, personas que son mujeres puedan ser vistas como creadoras de una obra que toca lo humano, la esencia humana, en lugar de ser llamadas creadoras de la confesión de su pequeña, ridícula y desagradable existencia. (Cómo si la literatura de Proust fuera menos «confesional» que la de Sylvia Plath; y no entenderán el problema que plantean porque su ideología les impide pensar con amplitud de miras.)

Vamos de camino a un mundo inclusivo de las personas, lo que implica la superación de un tipo de sociedad que ha machacado la identidad de millones de personas limitando su desarrollo y vidas a unos papeles de género, dos, que si bien tienen algo que ver con la realidad, ya queda claro que son más destructivos que útiles o buenos. El amor, la solidaridad, la inteligencia, el valor, la nobleza, la fortaleza, todos los rasgos positivos humanos tienen un potencial de desarrollo diferente y mucho más amplio. Bastará con que dejemos de invertir tanta energía y recursos en desarrollar lo peor de lo que somos capaces y que le prestemos atención a todo lo asombroso de lo que somos capaces, superando el machismo, la misoginia, la homofobia y transfobia, el racismo, el clasismo… esos conceptos que sólo han servido para construir un mundo de renuncia al uso de la inteligencia a favor del uso de la violencia, partiendo de la violencia primera que es ordenar a una persona cómo debe construir su identidad, negando así su potencial, su identidad posible.

En nuestra recuperación de la Historia desde la investigación ya estamos viendo que a pesar de todo el Sistema de violencia, las mujeres, por ejemplo, han existido no sólo como mujeres patriarcales que encajaban con lo que el Sistema esperaba de ellas, sino como personas, por lo que siempre han estado ahí, luchando, eso sí, contra un Goliat, y existiendo, es decir: no se ha podido hacer de las mujeres lo que el Sistema pretendía, a pesar de todas las violencias ejercidas. Porque somos humanas, somos personas, no ese papel que se tradicionalmente se nos ha asignado.

Si no me nombras, eres tú quien no existe. Yo existo y tengo un nombre. No habremos pasado a la historia pero siempre hemos estado aquí y ahora no vamos a renunciar a ser nombradas.

RAEMUERTA