(Perdón, a toda velocidad, si eso me paso otro día y lo mejoro. Vuelo!)

Escribir en primera persona

Yo empecé a escribir en primera persona en los años noventa del siglo 20, por lo mismo que un montón de gente, y un montón de mujeres que hicieron y hacen lo mismo: no porque consideráramos si eso era correcto o conveniente para ser consideradas escritoras, o para que se valorara nuestra obra. Me asombra el bajísimo nivel de consciencia que hay sobre esta cuestión, pues nunca se menciona lo evidente: escribimos en primera persona porque tenemos sed de REALIDAD, de EXISTENCIA, porque somos de culturas de la DISTORSIÓN por OMISIÓN y DIFAMACIÓN, culturas que no nos reflejan en sus mandatos de vida. SED de esa realidad no contada durante siglos por el violentísimo sistema de exclusión de todo lo que no fuera la Realidad del Patriarca, esos cuentos y mitos que nos quieren condenar a vidas de injusticia y violencias sin fin. Y si la sociocultura prevalente piensa que la primera persona es sub-literatura, que atiendan y superen su tara ideológica patriarcal.

Bueno, de hecho, acaban de darle un Nobel de literatura (2022) a una escritora que tiene todo (creo) escrito en primera persona, Annie Ernaux, y además, en temas fuera del vetusto canon patriarcal, claro, eso que condenaban a lo inferior con el nombre tramposo de “literatura confesional”. Yo llevo desde que descubrí que en toda mi vida educativa no había echado de menos a las mujeres, que no aparecieron para nada (porque no éramos nada, no habíamos hecho nada, nada que aportar de valor para la historia o la Cultura), desde 1989, leyendo a las mujeres, publicadas o en internet, y he encontrado que es muy común y poderoso que quienes no detentamos Poder Establecido escribamos en primera persona. Cuestión de diferentes cosas, claro, y en infinitas diferentes combinaciones y grados, pero hay temas de honestidad, sed de realidad, necesidad de descubrirse, nombrarse, nombrar lo que la cultura prevalente se empeña en borrar, destruir, distorsionar, necesidad de hablar sin mediación, directamente… REBELIÓN, vaya. Por y para ti misma y para quien te quiera leer.

Hace pocos años, como profesora de la pública cerca de la jubilación, vi un curso de Escritura Creativa que me salía gratis por profa, y me animé a apuntarme por eso de no morirme sin probarlo, ya que se me presentaba la posibilidad. Soy muy de montarme en el tren que pasa. Lo daba una escritora española que me descubrió la vida de otras mujeres, cosa que a mí me genera siempre agradecimiento sin que eso me signifique que todo lo que diga esa persona sea lo mismito que pienso yo (en el patriarcado nos educamos a hacer saltos así de ridículos y dañinos para nuestra preciosa mente humana, el absurdo “click patriarcal” que nos forma en la perpetuación de la guerra). Yo llevaba ya décadas de ayudar a la gente en academias y luego en clase a aprender a lidiar con los textos escritos, y como escritora sin saberlo y luego sabiéndolo, escritora de la rama “asilvestradas”, cosa muy del arte y nada tolerada en la Cultura patriarcal de la RAE y las editoriales con ingresos masivos, bueno, y también las pequeñas, porque la ideología patriarcal hace mucho daño y la llevamos encima más de lo que creemos).

Según resolvíamos las tareas, veíamos los vídeos de la escritora, y tanto en eso como en lo que me dijo la profesora que se encargaba de atendernos, “aprendimos” que no se debía escribir en primera persona. No el por qué, que no quedó nada claro, sino EL MENSAJE, la prohibición: que si quieres publicar, si quieres aspirar quizá a ser considerada una buena escritora (aunque fijo que tú no, porque no estás en el círculo, si acaso cuando te mueras y otras personas puedan hacer dinero con tu obra o dárselas de voz autorizada, perraflauta), no escribas en primera persona punto.

Así es el mundo de las editoriales y la cultura esa de la RAE de Madrid (tan nada menos que universal, bip), ese pequeño mundo que sigue perpetuando el masculino porque no tolera que se nombre a las mujeres. Y cómo han innovado: se han inventado que el masculino las incluye, las nombra también. Pero ya ven, no han podido parar el cambio lingüístico, no van a parar tampoco el cambio cultural, aunque sentimos que se sientan humillados, no es para humillar, es para existir, porque somos. Ya ves, se puede escribir en primera persona y no pasa nada, quizá lo prefieras, y quizá eso no signifique que hayas “literatura menor”.

Lógico, la lengua refleja quiénes somos y el cambio social. Pero hay quien cree en la RAE como una fe, y no puede atender a ideas sencillas razonadas, de estas que no taran la inteligencia. Así es ese mundo de mando-y-ordeno, el prescriptivista. Con las barbaridades que sigue transmitiendo sobre la “corrección” en el lenguaje. Que por cierto, nada tiene que ver con lo que muchas profes que leemos lingüística y sociolingüística como poco explicamos en clase sobre corrección: que dependerá del tipo de texto oral, escrito, oral-escrito, el registro, el tono, la situación, las personas y su relación, el canal, digamos WhatsApp o un papel de examen, las intenciones comunicativas…

Así es el mundo prescriptivista que nos traumatizó con las lenguas durante 40 años de dictadura, enseñándonos a odiar las lenguas, y a despreciar de forma clasista y por geografía las variadades del español y las otras lenguas de España. Y mira qué sigue la cola, cómo se empeñan en seguir forzándonos a mantenerlos, esa RAE que nos metió a fuego en la cabeza que había un español mejor, el de Salamanca, Valladolid, o Castilla, y que la gente andaluza ¡NO SABÍA HABLAR SU LENGUA! RAE la ignorante. RAE negacionista. Distorsionadora ahora además de los logros de la investigación científica, que fuerza sin ton ni son en su marco mental vetusto. Que tienen el efecto ese tan conocido (más popular antes y menos ahora gracias a las profes del mundo de la lingüística, y contra las perversiones de la RAE) que nos ha ilustrado recientemente un cocinero de un programa de concurso, hablándole con total falta de respeto a una concursante con acento cerrado de alguna región, diciéndole ¡que haga el favor de hablar español! Ignorante tú, bestia.

Las personas sí sabemos hablar nuestra lengua materna, y sabemos usarla para expresar afecto y hacer reír, no sólo para dar discursos aburridos y llenos de trampas, o para hablar de nuestros mundos, no sólo como mandan el establishment de la Cultura, y nuestro dominio del lenguaje no tiene límites por nuestra creatividad lingüística, viva a cada paso porque somos lenguaje y evolucionamos.

Llevamos décadas explicando en clase por qué es brutal decir que una variedad de un idioma es “mejor” que otra y recomendando diccionarios descriptivistas, explicando que todo el mundo habla bien su lengua materna, y que lo que se puede aprender si se estudia es a desarrollar o enriquecer la cantidad de “idiomas” diferentes que creamos con nuestra lengua materna según dónde y con quién. Y sin duda, seguiremos explicando que para escribir literatura lo importante es explorar y buscar dar expresión a lo que llevas dentro, y que en el proceso se generará una voz, la tuya, y no que no se puede escribir así o asá.

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