Me preguntaban en mi centro por qué no quería ganar dinero con mi obra escrita y respondí que si fuera posible sí querría (aunque lo donaría, o pasaría a personas conocidas en paro, porque yo tengo empleo; creo en la redistribución del ingreso!), pero que ocurre esto: por un lado mi trabajo no interesa a las editoriales de ningún tipo (pero yo ya sé que lo que escribo es valioso, o útil, o actividad intelectual y artística, para mí y otras personas gracias a la lectura que se hace de ella, en la masa anónima, no me servirían para que yo le diera valor a mis escritos); pero también ocurre que de lo que yo sé de lo que implica publicar con editoriales, tendría que renunciar a tener mi obra con el copyleft de creative commons (entre otras renuncias que no me interesa hacer, como que no me llamen “escritor” y a quienes me leen “lector”), y eso es algo que no haré.
Claro que me gustaría tener libros físicos, como me gustaría vivir en un mundo que amara la cultura, la justicia social, tantas cosas que en su prevalencia, detesta de hecho; pero no al precio de que no puedan ser de descarga gratuita en la red porque mi interés fundamental es participar en dejar rastro de mi existencia, como persona de la saga anónima que siempre ha existido pero que no ha pasado a la historia no porque no existiera. Es una denuncia de las mentiras patriarcales.

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