IDEOLOGIA PATRIACAL comparada con INTELIGENCIA FEMINISTA. Algo que yo creo es útil socialmente a entender es que hace falta que mucha gente que piensa diferente se pronuncie PARA CAMBIAR LA IDEOLOGÍA POR DEFECTO, LA PREVALENTE. No pasaríamos a la historia más que como masa anónima, pero HACE FALTA MUCHA GENTE. La ideología patriarcal sólo nos enseña que hay que pasar a la historia con tu nombre para que tu vida valga algo. Pero tu vida vale todo cuando escapa, en las maneras que pueda, a la ideología patriarcal. Así que es preciso pensar esta idea, y ubicarse a favor de la racionalidad empática. Porque es cierto que damos de sí para construir personas y sociedades mejores.
Category: la civilización monstruosa
LJ: Supuestos compañeros que te entran por privado, que alaban tu capacidad intelectual, tu análisis crítico, tu manera de ver y entender el mundo… pero cuyo interés real es puramente físico, porque cuando no cedes ni un milímetro a sus insinuaciones, te eliminan. Es un gusto que se desenmascaren solos.
MR. qué asco de personas. si quieren sexo, que lo digan normal, pero lo que quieren es engañar y liar
MR. es un tema de poder, que les pone, enfermos de misoginia y machismo. Cuando iba a entrenamientos en Acción Directa Noviolenta (ADNV) -no había internet- y luego surgían apasionantes conversaciones de política, digamos, en el sentido más auténtico, yo no entendía por qué siempre eso llevaba a la cama. No era feminista consciente y sin saberlo me acosté muchas veces sin haberlo elegido sólo porque había sido requerida. Qué tendría que ver: poder analizar juntxs con poder tener sexo juntxs, si yo no había enviado ninguna señal de que estuviera erotizada por la conversación? Y claro, me hizo pensar si en realidad me habrían estado escuchando, el análisis, o sólo usando la conversación como preliminar indirecto para hacer lo que unilateralmente les apeteciera.
LJ: Pues yo en ese contexto no, pero muchas, demasiadas veces, he consentido tener sexo… por no usar mi derecho a decir «no». Con todas las implicaciones que ello conlleva.
VIENTRES SUBROGADOS Y CUERPOS ALQUILADOS. Si gestar para alguien y servirle a alguien para tener orgasmos fuera un trabajo normal, no veríamos que son las mujeres pobres quienes lo ejercen masivamente en el mundo. Está claro que pueden existir mujeres que lo vean como un trabajo, pero eso sólo es creíble si esas mujeres de hecho tienen otras opciones. Y la realidad de los vientres y cuerpos alquilados no es ésa.
Me pregunto si las trabajadoras del sexo que luchan por la desestigmatización de su oficio, tienen esto muy en cuenta, si se solidarizan con todas las mujeres forzadas a esa actividad por su pobreza o porque las fuerzan a ella. Pues ellas, las trabajadoras del sexo, seguro que saben bien que si el oficio no te gusta, tiene que ser una pesadilla, una tortura. Que no es un oficio tan normal, sino muy especial, requiere mucho asunto especial, pues trabajas con tu cuerpo y tu placer, dolor, hecho sensorial.
Le respondí que gracias, claro, por su labor, pues es valiosa. Pena que cueste tanto ver el valor en lo que hacen personas que no están en esos mundos reconocidos.
Limpiar la mirada no es la mina, eso sí, pero llegar a escribirlo ha sido complejo porque no todas las violencias son físicas ni visibles y muchas están bien socializadas.
EL MALTRATADOR
Su violencia la mide su cobardía,
inmensa, su pesadilla de infancia, sus sospechas
de ser muy pequeño, insignificante.
Destruye para dominar y ser
y se derrumba y llora y esconde
no por contemplar el sufrimiento de Ella
a sus manos sino por miedo
a lo que pueda pasarle a él.
Midas de la distorsión afortunado
encubierto por el mundo:
si ella gime o grita está nerviosa, que es decir
«desequilibrada», porque, lo sabemos, las mujeres son
semilla del mal, siempre desatando guerras.
Y en las noticias, un vecino o una vecina
declararán que él era un buen tipo, un hombre normal,
confirmando su defensa del orden prevalente
sacrificando la sensibilidad e inteligencia de la especie,
siguiendo el mandato de siglos: que no se podrá
haberla nunca escuchado a Ella,
conocerla, mirarla, siquiera verla.
(Octubre 2015, para el libro El Hombre, la civilización monstruosa)