MIOPÍA CULTURAL PATRIARCAL Y NUESTRAS LUCHAS POR CAMBIARLO TODO

«Eso que hacéis no sirve de nada» (Subtítulo: sólo sirve el odio y la violencia)

Es falso que nuestras luchas noviolentas sean no hacer nada: en casa, en la comunidad, en la Escuela, en los movimientos sociales, incluso desde las instituciones, estamos cada vez más personas y comunidades impactando la construcción social y cultural, nuestra evolución como especie en el planeta hacia el rechazo a los modos destructivos de estar –esa idea justificada hasta la náusea durante siglos en los patriarcados de violencia-prevalencia, tan conveniente que mantengamos para quienes acaparan y destruyen sin límite y han padecido nuestra presión a dejar de hacerlo, que de eso nos puede hablar también el viaje de la Inquisición a los derechos humanos.

Nuestras luchas como personas buscando un lugar en un mundo regido por culturas humanas muy violentas y como comunidades y pueblos, son la causa de que las estructuras del poder establecido hayan evolucionado para incluir (siempre distorsionando, limitando) la idea de derechos humanos, de derechos culturales, de derechos sociales y políticos. Esas ideas no nos las han otorgado graciosamente quienes sólo nos ven como objetos a explotar. Proceden de nuestras luchas individuales y colectivas de siglos, masivamente de carácter noviolento porque la búsqueda de la justicia social y la convivencia con respeto a todo el mundo, no nace del odio al Otro, sino de la amorosa rabia por proteger las vidas.

Que las instituciones continúen siendo afectadas en sus decisiones por la minoría de quienes pretenden destrucción y apropiación de todos los recursos, no niega nuestras realidades, sólo las borra, como ha hecho durante siglos esa herramienta de propaganda que ha sido la Historia escrita patriarcal. Si no fuera por la mentirosa y distorsionante Historia patriarcal (hoy en jaque por todo lo que rescatamos y subimos a internet para contárnoslo), sabríamos cuánto le debemos a tantas personas y comunidades que han luchado por proteger las vidas y la vida. Estamos reconstruyendo nuestra Humanstory, porque nos va la vida dejar de ver las cosas desde quien nos quiere explotadas o muertas. Pero esa humanstory que incluye a tantísima gente valiosa para la especie se puede rastrear en el presente si se limpia la mirada.

La autodefensa física violenta sirve para salvar la integridad, o la vida, en un momento dado. Como poblaciones en lucha, pocas veces hemos recurrido a la violencia física, aunque eso sea lo único que cuenta la Historia del Hombre. Y siempre ha tenido graves y complejos costes. Lo vivieron y analizaron ya en la segunda mitad del siglo 20 incluso las guerrillas que lucharon por la justicia social en un contexto de dictaduras extremadamente sangrientas. Sus integrantes pasaron a la lucha social o desde las instituciones que organizan la sociedad, donde también están quienes no operan desde la inteligencia empática, nuestro talento como especie para resolver problemas y poder convivir.

Que yo entienda, se abandonó la lucha armada por la justicia social en la segunda mitad del siglo 20 en favor de lo que en el siglo 21 hemos visto que ha ocurrido: el extraordinario crecimiento y diversificación (inclusión) de los movimientos sociales, que protegiendo las vidas y comunicando, ayudan a las poblaciones a identificar lo que podemos hacer, desde nuestras vidas particulares a organizándonos en comunidades o protestas de las poblaciones. Llevamos ya 20+ años viéndolo en internet, pero de esto que nos da internet no se habla. Lo que no borra su existencia.

Abandonamos la vía de la violencia física, porque tras siglos de luchas que ni somos capaces de reconocer porque han sido borradas y también porque somos obedientes para no verlas y que no cambie nada, cada vez más gente comprendemos la complejidad del proceso de evolución para dejar de destruirlo todo, para poder vivir y convivir, superar las primitivas y violentas culturas que se nos imponen en el planeta, destruyéndonos y destruyéndolo. Culturas que siempre hemos sostenido, que sin nuestra protección a la vida y la convivencia se habría autodestruido hace tiempo ya.

La autodefensa física violenta (que podemos incluir en autodefensa noviolenta según imponga la violencia del intento de violación) e incluso una respuesta con armas (como de personas de los pueblos originarios que son asesinadas por profesionales contratados por las corporaciones que quieren apropiar su territorio para su explotación) protege en un instante, lo sabemos bien, y también que puede ser que no, porque quien no tiene escrúpulos para hacer daño, acapara recursos para ello. Ya sabemos que ponerle un límite a las riquezas individuales es fundamental para que podamos sobrevivir a esta locura apropiatoria que no tiene fin.

La lucha noviolenta es la causa de transformación social y cultural, clave para construir un mundo menos violento e injusto. Nuestras luchas de siglos han forzado que el poder establecido tenga que repartir, evitar las guerras, usar modos noviolentos. Pero quien quiere apropiar y destruir sigue ahí, usando sus recursos para continuar abusando, para distorsionar la percepción de esas realidades y que continuemos percibiendo, nombrando, pensando desde su mirada. Hoy que hemos logrado más opciones para un mayor porcentaje de las poblaciones, ¡hay quienes les votan (autorizan) el ejercicio del poder absolutista que llevamos siglos luchando por reducir, para poder sobrevivir, vivir y convivir!

Nuestras preciosas vidas, todas y cada una, nuestras voces, sirven para construir sociedades y culturas. No encajar en una cultura de violencia-prevalencia es salud mental, realismo sobre quiénes somos, nuestra diversidad identitaria individual y comunitaria, social y cultural. Lo que lleva siglos presionando para que construyamos sociedades menos brutales tiene que ver con todo esto que la Historia patriarcal ha ocultado, nuestras existencias, que encarnan un proceso más numeroso y complejo que la respuesta física violenta en un momento dado frente a quien quiere hacerte daño.

¡Claro que sirve lo que somos y hacemos cada vez más personas, poblaciones, para resolver el problema de estar y convivir sin acatar el mandato de odio y destrucción de los patriarcados de violencia-prevalencia!

El condicionamiento de mirada patriarcal se corrige mirando lo que hay delante (limpiando la mirada), y pensando desde la empatía.