HUMOR, LUGARES COMUNES Y FEMINISMO. Si juego a Por qué cruzó el pollo la carretera, y digo: Porque es bello y convence (Because it is handsome and convincing), poca gente se reirá. Estaría emulando a Gertrude Stein, una exploradora de la palabra. Si dibujo a una lanzadora de martillo a punto de lanzar un libro gordo, y escribo “Olimpiadas feministas. Lanzamiento de martillo “Historia patriarcal”, las interrogantes y el rechazo por la mera palabra “feministas” lo llenarán todo y yo parecerá una loca riéndome sola. No es que no tengamos sentido del humor, es que nuestros lugares comunes son comunes de muy pocas personas, en proporción.

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