Ah, no. Ya lo sé:

no soy ni estoy difusa.

No soy estrella de mar,

ni yegua de sal,

ni manta raya ni pulpo,

ni siquiera pez gorrión.

Soy plancton.

Estoy de esa manera,

existiendo

de esa manera

tan difícil de ver,

tan sustancial.

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