Hay una cualidad
en el personaje de Bridget Fonda,
esa chica condenada a muerte,
secuestrada por la CIA por su fuerza
vital y libertad para sobrevivir
(que ellos usarán como arma),
una cualidad salvaje, decía,
de huida de todo y por siempre,
expresada en una imagen: ella descalza,
a galope en una yegua que atraviesa el espacio
de la voz áspera y ámbar de Nina Simone,
esa infancia…

Y hay un detalle en el episodio segundo
del quinto viaje del Mentalista,
tras una última ventana sucia,
que es la mirada de un hombre quien,
jugándose la vida, se prepara
un te de belladona para crear la visión de estar
hablando con su hija.

Así espero yo los sueños,
poder verte, poder conversar
contigo,
así espero yo mi pequeño consuelo,
la yegua de mirar por esa ventana,
esa nana.

 

En memoria de Carmen Reñé

 

(Mod. 24 octubre; y rev. dic. 2013; rev. nov. 2017)

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