La libertad de la que disfrutáis no es un derecho humano de las mujeres en este planeta, sino algo bastante poco común. No ha ocurrido por el Hombre, ni por milagro, y es algo muy reciente y generado por luchas de mujeres existentes. No está en nuestra consciencia entre los Grandes Hechos de la Historia patriarcal, ni de las Revoluciones patriarcales, porque las mujeres en el patriarcado no tienen más valor que el de contenedor.

Es ideología patriarcal que no veáis las cosas de valor que han hecho las mujeres; que no sintáis ninguna curiosidad por saber cómo fue que este mundo patriarcal de siglos de innumerables violencias en todo tipo de grados incluida la violencia terrorista misógina de la violación ha sufrido esta Revolución noviolenta. Que no echéis de menos a las mujeres como seres libres y propios. También es parte de nuestra ideología por defecto que sintáis hostilidad hacia mujeres que sí quieren saber, y seguir sabiendo y seguir luchando hasta un mundo donde ser mujer no signifique todo lo que significa ser mujer en el sistema patriarcal.

Las mujeres no son lo que “describen” las religiones patriarcales, las que dieron la base ideológica al Sistema. Las mujeres tienen mentes humanas y aunque la mente se puede educar en el sistema de género, y la educación condiciona el desarrollo, también es maleable, mucho, y también se puede educar con libertad para las personas pequeñas y las grandes. La mente importa porque es ahí donde nacen los sentimientos y los pensamientos. Tener vaginas no implica nada más que la capacidad, si se desea usar, de gestar, ni siquiera implica, como saben y supieron millones de mujeres querer ser madre o desearlo. Tener la capacidad de pensar no ha parecido ser tampoco algo que el Hombre haya querido usar en la resolución de los problemas, pues siempre opta por el medio que genera más sufrimiento y destrucción: el uso de la violencia, en las guerras clásicas y en las actuales, que no van sólo de campos de batallas y nos llegan incluso a casa por todas sus ventanas, si las tiene.

Tenemos que superar el sistema sexo-género patriarcal para que las personas podamos construirnos con libertad, explorando nuestro potencial, fuera de esta obsesión enferma del Sistema. Si existe una feminidad no es la de comprar cosas para ponerse, y no usar la mente.

Los medios de comunicación y el mercado, allí donde las mujeres viven más como personas, han recrudecido la guerra ideológica patriarcal contra las personas pequeñas, dictando masivamente qué podemos y qué no podemos hacer, y sobre todo, qué tenemos que hacer, dependiendo de si somos “niñas” o “niños”: rosa estático para ellas y libertad de movimiento para Él; mundo de poses para ella (introducción al porno misógino patriarcal), vida real para Él (salvo en el sexo, pues la educación del porno le incapacita para desarrollar la percepción del placer, con su visualidad y su odio al cuerpo de las mujeres).

¿Por qué defender este sistema? ¿Por qué no aceptar que existen otras posibilidades? ¿Hasta cuándo, por inconsciencia o por ignorancia, vamos a seguir defendiendo el sistema patriarcal con las elecciones que hacemos diariamente (que también aquí nos marean: para que sigamos perpetuando el sistema es importante que creamos que no elegimos nunca), con las ideas que manejamos y expresamos, y validando los sentimientos que la guerra ideológica patriarcal nos ha dictado que sintamos sobre todo por las mujeres: las que no existen, las malas, las incapaces?

La guerra es la autodestructividad que tenemos metida en la cabeza es la única guerra que podríamos ganar, porque depende de nuestra libertad para re-educarnos y escapar del sistema desde la inteligencia.

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