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Carta abierta de un estadounidense disidente
de Michael Moore


Queridas y queridos amigos:

Parece que la administración Bush conseguirá colonizar Irak. Gran fantochada que pagaremos en los años venideros. No valió una sola vida de un chico norteamericano en uniforme, sin mencionar los miles de iraquíes que han muerto. A ellos se elevan mis condolencias y rezos.

Así que, ¿dónde están todas esas armas de destrucción masiva que eran el pretexto de esta guerra? ¡Ja! Hay mucho para decir al respecto, pero me lo guardo para después. Lo que más me preocupa ahora es que todos ustedes, la mayoría de los estadounidenses que desde el primer momento no apoyaron esta guerra, se callen o se sientan intimidados por lo que se venderá como una gran victoria militar. Ahora, más que nunca, es preciso que se escuchen las voces de la paz y la verdad. He recibido un montón de cartas de personas que sienten una profunda desesperanza y creen que sus voces han sido ahogadas con los tambores y las bombas del falso patriotismo. Algunos temen alguna venganza en sus trabajos, escuelas o vecindarios porque defendieron la paz en voz alta. Les han dicho una y otra vez que no es "apropiado" protestar cuando el país está en guerra y que ahora su único deber es "apoyar a las tropas".

¿Puedo compartir con ustedes lo que ha sido mi vida dos semanas después de que usara el tiempo que tenía sobre el escenario de los Oscar para hablar contra Bush y su guerra? Espero que, al leer lo que les voy a contar, se sientan con más coraje para hacerse escuchar en cualquier medio o foro al que puedan entrar.

Cuando Bowling for Columbine fue anunciada como ganadora del Oscar al Mejor Documental, el público se puso de pie. Fue un gran momento, uno que siempre atesoraré. Estaban de pie y aplaudiendo una película que afirma que los estadounidenses somos gente violenta que usa sus arsenales para matarse entre sí y contra muchos países del mundo. Estaban aplaudiendo una película que muestra a George W. Bush utilizando miedos ficticios para asustar a la gente y obligarle a hacer lo que a él le da la gana. Y estaban honrando una película que afirma lo siguiente: la primera guerra del Golfo fue un intento de reinstalar al dictador de Kuwait. Saddam Hussein se armó con las armas de Estados Unidos y el gobierno estadounidense es responsable de la muerte de medio millón de iraquíes durante la década pasada a causa de sus bombardeos y sanciones. Ésa era la película a la que estaban aplaudiendo, la película que votaron y por eso decidí decir lo que dije en mi discurso.

Y esto es lo que dije en el escenario de los Oscar. "En nombre de nuestros productores Kathleen Glynn y Michael Donovan (de Canadá), me gustaría agradecer a la Academia por este premio. He invitado al resto de los nominados por documentales a subir al escenario. Están aquí en solidaridad conmigo porque nos gusta la no ficción. Nos gusta la no ficción porque vivimos tiempos ficticios. Vivimos en una época donde los resultados de una elección ficticia nos dan un presidente ficticio. Ahora estamos librando una guerra por razones ficticias. Ya sea la ficción de la cinta aislante o las ficticias 'Alertas naranjas', estamos contra esta guerra, señor Bush. Qué vergüenza, señor Bush. Y cada vez que el Papa y las Dixie Chicks estén en contra suya, se habrá terminado su tiempo."

A mitad de mi comentario, parte del público empezó a alentarme con gritos. Eso disparó de inmediato silbidos de la gente del palco. Entonces quienes apoyaban mis palabras empezaron a hacer callar a los que silbaban. El diario Los Angeles Times informó que el director de la transmisión empezó a gritarle a la orquesta "¡Música! ¡Música!" para silenciarme. Así que la banda empezó a tocar y me quedé sin tiempo. (Para leer más sobre por qué dije lo que dije, pueden leer la columna de opinión que escribí para el L.A. Times y las reacciones en el país en mi página en Internet.)

Desde el día siguiente -y desde hace dos semanas-, los eruditos de derecha y los comentaristas de la radio han estado pidiendo mi cabeza. ¿Me ha hecho daño todo esto? ¿Han conseguido "silenciarme"? Veamos, echemos un vistazo a mi "reacción" en los Oscar:

El día después de criticar a Bush y a la guerra en los premios Oscar, la concurrencia a los cines del país para ver Bowling for Columbine subió en un 110 por ciento (Fuente: Daily Variety/ BoxOfficeMojo.com). La semana siguiente, la ganancia en taquilla subió a un 73 por ciento (Variety). Es el lanzamiento comercial que lleva más tiempo en cartel en Estados Unidos: 26 semanas consecutivas y esto todavía no ha terminado. Desde los Oscar, ha aumentado el número de cines que la exhiben y ha superado el anterior récord de taquilla de un documental en un 300 por ciento aproximadamente.

Ayer (seis de abril) Estúpidos hombres blancos se disparó al primer lugar de la lista de bestsellers del New York Times. Hace 50 semanas que mi libro está en la lista, ocho en el primer lugar y esto marca su cuarto retorno a la primera posición, algo que casi nunca ocurre.

En la semana después de los Oscar, mi página de Internet recibió entre 10 y 20 millones de visitas por día (¡un día tuvimos más visitas que la Casa Blanca!). Los correos electrónicos que recibimos fueron de apoyo y abrumadoramente positivos (y las cartas de odio han sido horripilantes).

En los dos días que siguieron a los Oscar, la gente encargó más vídeos de Bowling for Columbine en Amazon.com que de Chicago, el vídeo de la ganadora a la Mejor Película. La semana pasada conseguí financiación para mi próximo documental y me han ofrecido un espacio televisivo para hacer una versión actualizada de "Nación TV / La horrible realidad".

Les cuento todo esto porque quiero contraponerlo al mensaje que nos repiten todo el tiempo: que si expresamos nuestra opinión política, lo vamos a lamentar. Que nos van a hacer daño de alguna forma, generalmente en términos económicos. Que perderás tu trabajo. Que tal vez nunca te vuelva a contratar nadie. Que perderás tus amigos, etcétera.

Tomemos el ejemplo de la banda de country Dixie Chicks. Su cantante principal mencionó lo avergonzada que se sentía porque Bush se había criado en Texas, el estado donde ella nació. Estoy seguro de que habrán oído que su récord de ventas se ha "hundido" y que las radios country están boicoteando su música. La realidad es que no han bajado sus ventas. Esta semana, después de los ataques, su disco sigue en el primer puesto del ránking de música country de la revista Billboard y, según el semanario Entertainment Weekly, subieron del puesto seis al cuarto en los cuarenta principales durante los bombardeos. En el New York Times, Frank Rich informa de que trató de conseguir una entrada para cualquiera de los próximos recitales de las Dixie Chicks pero no pudo porque están agotadas. (Para leer la columna de Rich en el Times, "Bowling for Kennenbunkport", vayan allí. A mí me gusta: habla de mi próxima película y del impacto que podría tener.) Su tema "Soldado de viaje" (una hermosa balada antiguerra) fue la canción más pedida en Internet la semana pasada. Nadie las ha perjudicado.

Pero eso no es lo que los medios les van a hacer creer. ¿Por qué? Porque ahora la prioridad es mantener calladas las voces disidentes y las que se pregunten cosas. Y qué mejor forma que hundiendo a un par de artistas famosos con un montón de mentiras, así el ciudadano o la ciudadana media recibirá el mensaje con claridad: "Guau, si le pueden hacer eso a las Dixie Chicks o Michael Moore, ¿qué me podrían hacer a mí?". En otras palabras, "Cállense, carajo".

Y eso, amigos, es el eje de la película con la que gané un Oscar: cómo esos que están en el poder usan el miedo para manipular al público para que haga lo que le dicen.

Bueno, ahora, las buenas noticias -si es que esta semana puede haber alguna buena noticia- es que no sólo no nos han silenciado, sino que encima millones de norteamericanos que piensan igual que nosotros se han sumado. No dejen que los falsos patriotas los intimiden fijando la agenda o el debate. No se dejen ganar por las encuestas que muestran que el 70 por ciento del público está a favor de la guerra. Recuerden que estos norteamericanos encuestados son los mismos chicos (o los hijos del vecino) que han sido enviados a Irak. Tienen miedo por las tropas y han sido intimidados para apoyar una guerra que no querían. Y mucho menos querrán ver a sus amigos, familiares y vecinos cuando lleguen a casa muertos. Todos apoyamos que las tropas vuelvan sanas y salvas y todos necesitamos decirlo y hacer que sus familias lo sepan.

Por desgracia, Bush y Compañía no han terminado aún la faena. Esta invasión y esta conquista los animará a repetirlas nuevamente en otro lugar. El verdadero propósito de esta guerra fue decirle al resto del mundo: "¡No te metas con Texas. Si tienes lo que queremos, vamos a ir a por ello!" Para la mayoría de nosotros no es el momento de creer en un modosito y calladito. Háganse escuchar. A pesar de lo que han conseguido, éste aún es nuestro país.

Sinceramente,
Michael Moore

Ver también La bibliotecaria anónima y la censura, y Hablando sobre Bowling for Columbine

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