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Naturaleza - Defensa de l@s animales

Volver a Defensa de l@s animales ¡A toda máquina! Animales fabricados

Ir a webita de Jesús JF, a partir de Els gens que mengem (Los genes que comemos), de Daniel Ramón (1997, Alzira, Bromera-PUV)

El objetivo no es producir vacas tan grandes como elefantes, un malentendido que continúa en la actualidad, sino introducir rasgos específicos de interés económico en los animales de granja

J. Van Brunt

ratón de tamaño duplicado

En 1982, la revista Nature publicó la fotografía de un ratón que duplicaba el tamaño de los de su especie.  En el laboratorio, se le había introducido varias copias del gen que codifica la hormona del crecimiento de los animales humanos. Era un nuevo paradigma científico: la especie humana puede modificar genéticamente a los animales (p. 58).

Años después de que se consiguieran vegetales transgénicos, llegaba el turno de los animales. La técnica es mucho más complicada: la microinyección consiste en la fecundación in vitro, con el ADN exógeno, de ovocitos (célula sexual femenina que de la que surge el óvulo) visualizados por centrifugación a baja velocidad o con colorantes específicos, que se implantan en hembras.  Cuando se supera la fase de experimentos, estas esclavas gestan animales hechos a medida de las exigencias humanas.

La eficacia de este proceso es muy baja: se deben implantar muchos ovocitos, ya que la gran mayoría se pierden durante la gestación. La implantación es por microinyección, un procedimiento muy complicado. Si se hace tarde y ya han empezado las divisiones celulares, se puede producir lo que se conoce como animales mosaico, que llevan el gen exógeno sólo en algunos tejidos y, a menudo, sin el resultado deseado. Estos individuos, si no son viables, serán rechazados (pp. 58-59).

la especie modificada genéticamenteLa especie humana modifica genéticamente a los animales desde que los empezaron a esclavizar. Con la ingeniería genética sólo se ha encontrado una herramienta más sofisticada para el objetivo de siempre: la adaptación de las especies "domesticadas" a los intereses humanos. Ahora, las vacas que "dan" más leche, los cerdos que engordan más rápido o las gallinas que ponen más huevos ya no se obtienen por selección y cruce de machos y hembras, sino que salen del laboratorio.

Los vertebrados producen, en la pituitaria, la hormona del crecimiento. Para "construir" animales más grandes, se introducen genes de una especie en otra, como hizo la Universidad de Pensilvania (EEUU) cuando creó cerdos con la hormona de crecimiento de las vacas. Los animales ganaban peso más rápido y acumulaban menos grasa subcutánea. El equipo de investigación defendía esta carne como más apta para las personas con problemas de colesterol. Pero los animales presentaban diversos trastornos físicos: los jabatos nacían con un peso inferior al normal, tenían poco apetito y tendían al letargo, los adultos tenían un nivel de fertilidad muy bajo; debido al exceso de esta hormona en la sangre, desarrollan artritis y tienen una alto incidencia de úlceras (pp. 60-61).

También se trabaja para obtener individuos que se puedan explotar más fácilmente, con menos coste. La platija ártica es un pez que puede vivir en aguas muy frías, ya que produce una proteína de 50 aminoácidos que actúa como anticongelante celular, que impide que el agua que forma parte de las células se congele. Se ha clonado el gen que codifica esta proteína y se ha introducido en salmones, con la intención de poder criarlos en aguas frías. En 1997, los resultados aún no eran satisfactorios, ya que los individuos transgénicos no producían suficiente concentración de la proteína. Los salmones morían congelados (pp. 66-67).

Vaca PulpoLa biotecnología también busca células de alto valor añadido, con aplicaciones en procesos industriales o en la elaboración de productos sintéticos como medicamentos, combustibles, fertilizantes, etc.  Muchos de estos compuestos son proteínas. Los genes que las codifican han sido clonados, y se intentó generar a través de huéspedes heterólogos como las bacterias, hongos o levaduras, sin obtener resultados. Para la síntesis de estas proteínas son necesarias modificaciones que las células microbianas no tienen capacidad de hacer (p. 62). Pero en los fluidos corporales estas modificaciones son efectivas y, por ello, se pensó en producirlas en la sangre o la leche de algunos animales de granja. Se puede hacer que una vaca produzca 10.000 litros de leche al año, cada uno con 35 gramos de proteína transgénica. Y es muy fácil de recoger: sólo tienen que ordeñar los animales.

La estrategia elegida consiste en cambiar los promotores de los genes por otros genes que codifican proteínas presentes en la leche, como la ß-lactoglobulina o la ß-caseína. Mayoritarias en este fluido, los promotores que las codifican activan fuertemente los tejidos de las glándulas mamarias y, así, producen la proteína exógena sólo en la leche (pp. 62-65). En 1987, la Universidad de Bethesda (Maryland, EEUU) y la empresa Genetics modificaron ratas genéticamente, con copias del activador del plasminógeno humano, proteína capaz de disolver los trombos que producen las oclusiones coronarias. Leche de rata con 300 nanogramos por litro de este principio activo frente a los ataques de corazón (p. 64).

conejx transgénicxHay más ejemplos: ovejas transgénicas con el gen que codifica el factor antihemofílico humano IX (la falta de esta proteína genera la hemofilia B), otras con el gen que codifica la α-1-antisprisina, para tratar enfermos de enfisema; vacas transgénicas que generan leche con copias del gen de la α-S1-caseína, que inhibe el crecimiento de determinadas bacterias y sirve como alimento para personas inmunodeprimidas, conejos con el gen que codifica la interleuquina-2, bajo el control del promotor de la ß-caseína (pp. 64-66)...

La industria de explotación animal se esconde detrás de grandes descubrimientos relacionados con el cáncer, el SIDA, las enfermedades neuronales, etc. Todas ellas dependen de la tortura y muerte de animales de laboratorio transgénicos: ratas que desarrollan cánceres, conejos que integran en su genética principios activos que se quieren contrastar con alguna enfermedad, etc. No estoy contra la ciencia, pero si contra el uso, la tortura y la muerte de individuos por el supuesto bien de la ciencia. Uso como el que se hizo con las víctimas judías de la experimentación nazi, o con las víctimas chinas del Escuadrón 731 japonés.

Además, la inmensa mayoría de los animales víctimas de los experimentos no sirven para estas causas nobles. Conejos que sufren el test de Draize para probar productos de limpieza o cosméticos; ratones víctimas del test LD50 con toda clase de químicos; experimentos de psiquiatría que sólo demuestran la enfermedad de los torturadores... A estas torturas, se añaden unos experimentos que generan víctimas para llegar a producir mejores esclavas.

Día 10 de diciembre. Día internacional de los derechos humanos, día internacional de los derechos de todos los animales. Un recuerdo para todas estas víctimas de la explotación animal.

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Publicado en mujerpalabra.net en febrero 2012