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Historia - La resistencia de las personas esclavizadas

 

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El primer grupo de personas esclavizadas provenientes de África llegaron a América del Norte en 1619. Este sistema esclavista se prolongó hasta 1865.

Ante la situación de sumisión y servidumbre que se estaba dando, muchos esclavos decidieron rebelarse realizando una serie de actos en oposición a aquel sistema.

En líneas generales, había tres actos símbolos de resistencia:

  1. Rebelarse contra el amo.
  2. Huir .
  3. Ralentizar el trabajo.

Las personas esclavizadas en las colonias americanas eran conscientes de que rebelarse iba a ser una tarea complicada, puesto que los blancos los superaban en número. Además, en Estados como Carolina del Sur, donde la población blanca alcanzó solo el 47% en 1820, los esclavos no podrían enfrentarse a ellos si estuvieran armados con armas de fuego.

Por otro lado, muchas personas que huyeron estuvieron libres durante un breve periodo de tiempo. Se escondieron en los bosques o iban en busca de un pariente o cónyuge que les pudiese ayudar, con el fin de escapar de un castigo o amenaza, o simplemente para escapar de la vida en cautiverio.

Otros pudieron huir y escapar de forma permanente. Algunos escaparon y se escondieron, formando comunidades cimarronas en bosques y pantanos cercanos. Cuando los estados del norte comenzaron a abolir la esclavitud después de la Guerra Revolucionaria, el norte llegó a simbolizar la libertad para muchas personas esclavizadas.
Huir fue complicado, puesto que tenían que dejar atrás a miembros de sus familias y además se arriesgaban a ser duramente castigados si les capturaban otra vez. Muchas personas lograron ser libres después de numerosos intentos.

Así mismo, la manera más común de resistencia fueron pequeños actos de rebelión. Esta forma de resistencia incluía el sabotaje, como romper herramientas o prender fuego a edificios. Atacar la propiedad de un esclavista era una forma de atacar al hombre mismo, aunque de manera indirecta.

Como las mujeres trabajaban con más frecuencia en el hogar y, a veces, podían utilizar su puesto para boicotear a sus esclavizadores. Por ejemplo, la historiadora Deborah Gray White cuenta el caso de una mujer esclavizada que fue ejecutada en 1755 en Charleston, Carolina del Sur, por envenenar a su ama.

Como contraposición, las personas esclavizadas también resistieron el sistema de esclavitud mediante la formación de una cultura distintiva y a través de sus creencias religiosas, que mantuvieron viva la esperanza frente a una persecución tan severa.