Archivo mensual: julio 2012

Qué es seguridad, desde el pacifismo feminista

Trabajamos para poder estar a salvo. Pero nos damos cuenta de que trabajar por la paz, la justicia y la reconciliación, y oponernos al nacionalismo, al militarismo y a la violencia, significa que no siempre podremos estar a salvo.

Es un riesgo que estamos dispuestas a correr.

Dicha en Mujeres de Negro Belgrado, en la Serbia post S. Milosevich (primeros años del siglo 21)

  • Web en serbocroata (ahora serbio) e inglés de las Zene U Crnom
  • Webita dedicada a Stasha Zajovich y las Mujeres de Negro de Belgrado (en construcción aún)

 

Stasha Zajovich, MdN-Belgrado. Combatiendo la guerra

La resistencia de Mujeres de Negro [Belgrado] a la guerra, al nacionalismo y al militarismo, en los casi 14 años de existencia, ha atravesado por diferentes fases y se ha manifestado en diferentes niveles: emocional, ético, político-activista, educacional, estético. En casi 14 años de existencia del grupo, hemos edificado la política de mujeres por la paz, basada en claros principios éticos. El primer principio, el principio fundamental de la política de paz de Mujeres de Negro, transformado en actos concretos de resistencia noviolenta y en desobediencia cívica, expresado en el lema “No en nombre nuestro”, ha sido dirigido principalmente contra el régimen serbio, que ha llevado a cabo las guerras y ejecutado los crímenes, pero también a la comunidad en nombre de la cual han sido cometidos los crímenes (la etnia serbia), las víctimas de esos crímenes: personas de otras etnias (en Croacia, Bosnia y Hercegovina, Kosovo). El principio ético y político “No en nombre nuestro” ha sido y sigue siendo una transgresión permanente del consenso nacional creado en torno a la idea de una “guerra justa, defensiva” como respuesta a la supuesta “amenaza a la nación serbia”, al entramado de mitos elaborados para sustentar la guerra y justificar los crímenes de guerra. Para nosotras ha sido sumamente importante que tengan constancia de ello tanto los responsables de la guerra como los perpetradores de los crímenes de guerra, porque somos conscientes de que si no se los recordáramos y repitiéramos constantemente, podrían pensar que cuentan con nuestra aquiescencia, con nuestro permiso para cometer todos los crímenes que han cometido y que siguen cometiendo. Sin embargo, mucho más que todo esto, nos importaba que lo supieran las víctimas de los crímenes, porque (…) tanto durante las guerras, como también ahora, tras el cese de los conflictos bélicos, nos hemos empeñado en desmontar los patrones culturales, los sistemas ideológicos y de valores que han hecho posible las guerras, y que han justificado en el pasado y siguen justificando retrospectivamente la guerra y los crímenes de guerra.

  • Cita extraida del texto de la ponencia que se presentó Stasha Zajovich en el encuentro de la Red Internacional de Mujeres de Negro, celebrado en Jerusalén (12-16 agosto, 2005 )

Webita dedicada a Stasha en Mujer Palabra, con un profundo agradecimiento por sus análisis feministas y pacifistas sobre la política, el militarismo y las guerras, la culpa, la reconciliación y la acción política en un mundo que aspira a la justicia. (Mi política exterior es que mi casa está abierta.)

Página de Pacifismo feminista – Feminismo antimilitarista en Mujer Palabra

Stasha Zajovich, MdN-Belgrado. Sobre política

Mediante la visualización de la resistencia de las mujeres a la guerra, con actos de resistencia noviolentos, hemos ido creando la política feminista-antimilitarista: organizando la rabia, transformando la indignación en acción, transformando el miedo, el sentimiento de culpabilidad y la desesperación en discurso político y en acción política pública.

  • Cita extraida del texto de la ponencia que se presentó Stasha Zajovich en el encuentro de la Red Internacional de Mujeres de Negro, celebrado en Jerusalén (12-16 agosto, 2005 )

Webita dedicada a Stasha en Mujer Palabra, con un profundo agradecimiento por sus análisis feministas y pacifistas sobre la política, el militarismo y las guerras, la culpa, la reconciliación y la acción política en un mundo que aspira a la justicia. (Mi política exterior es que mi casa está abierta.)

Página de Pacifismo feminista – Feminismo antimilitarista en Mujer Palabra

La Soledad y la Desolación, por Marcela Lagarde

Marcel LagardeNos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía, porque desde muy pequeñas y toda la vida se nos ha formado en el sentimiento de orfandad; porque se nos ha hecho profundamente dependientes de los demás y se nos ha hecho sentir que la soledad es negativa, alrededor de la cual hay toda clase de mitos. Esta construcción se refuerza con expresiones como las siguientes “¿Te vas a quedar solita?”, “¿Por qué tan solitas muchachas?”,  hasta cuando vamos muchas mujeres juntas.

La construcción de la relación entre los géneros tiene muchas implicaciones y una de ellas es que las mujeres no estamos hechas para estar solas de los hombres, sino que el sosiego de las mujeres depende de la presencia de los hombres, aún cuando sea como recuerdo.

Esa capacidad construida en las mujeres de crearnos fetiches, guardando recuerdos materiales de los hombres para no sentirnos solas, es parte de lo que tiene que desmontarse. Una clave para hacer este proceso es diferenciar entre soledad y desolación. Estar desoladas es el resultado de sentir una pérdida irreparable. Y en el caso de muchas mujeres, la desolación sobreviene cada vez que nos quedamos solas, cuando alguien no llegó, o cuando llegó más tarde. Podemos sentir la desolación a cada instante.

Otro componente de la desolación y que es parte de la cultura de género de las mujeres es la educación fantástica par la esperanza. A la desolación la acompaña la esperanza: la esperanza de encontrar a alguien que nos quite el sentimiento de desolación.

La soledad puede definirse como el tiempo, el espacio, el estado donde no hay otros que actúan como intermediarios con nosotras mismas. La soledad es un espacio necesario para ejercer los derechos autónomos de la persona y para tener experiencias en las que no participan de manera directa otras personas.

Para enfrentar el miedo a la soledad tenemos que reparar la desolación en las mujeres y la única reparación posible es poner nuestro yo en el centro y convertir la soledad en un estado de bienestar de la persona.

Para construir la autonomía necesitamos soledad y requerimos eliminar en la práctica concreta, los múltiples mecanismos que tenemos las mujeres para no estar solas. Demanda mucha disciplina no salir corriendo a ver a la amiga en el momento que nos quedamos solas. La necesidad de contacto personal en estado de dependencia vital es una necesidad de apego. En el caso de las mujeres, para establecer una conexión de fusión con los otros, necesitamos entrar en contacto real, material, simbólico, visual, auditivo o de cualquier otro tipo.

La autonomía pasa por cortar esos cordones umbilicales y para lograrlo se requiere desarrollar la disciplina de no levantar el teléfono cuando se tiene angustia, miedo o una gran alegría porque no se sabe qué hacer con esos sentimientos, porque nos han enseñado que vivir la alegría es contársela a alguien, antes que gozarla. Para las mujeres, el placer existe sólo cuando es compartido porque el yo no legitima la experiencia; porque el yo no existe.

Es por todo esto que necesitamos hacer un conjunto de cambios prácticos en la vida cotidiana. Construimos autonomía cuando dejamos de mantener vínculos de fusión con los otros; cuando la soledad es ese espacio donde pueden pasarnos cosas tan interesantes que nos ponen a pensar. Pensar en soledad es una actividad intelectual distinta que pensar frente a otros.

Uno de los procesos más interesantes del pensamiento es hacer conexiones; conectar lo fragmentario y esto no es posible hacerlo si no es en soledad.

Otra cosa que se hace en soledad y que funda la modernidad, es dudar. Cuando pensamos frente a los otros el pensamiento está comprometido con la defensa de nuestras ideas, cuando lo hacemos en soledad, podemos dudar.

Si no dudamos no podemos ser autónomas porque lo que tenemos es pensamiento dogmático. Para ser autónomas necesitamos desarrollar pensamiento crítico, abierto, flexible, en movimiento, que no aspira a construir verdades y esto significa hacer una revolución intelectual en las mujeres.

No hay autonomía sin revolucionar la manera de pensar y el contenido de los pensamientos. Si nos quedamos solas únicamente para pensar en los otros, haremos lo que sabemos hacer muy bien: evocar, rememorar, entrar en estados de nostalgia. El gran cineasta soviético Andrei Tarkovski, en su película “Nostalgia” habla del dolor de lo perdido, de lo pasado, aquello que ya no se tiene.

Las mujeres somos expertas en nostalgia y como parte de la cultura romántica se vuelve un atributo del género de las mujeres.

El recordar es una experiencia de la vida, el problema es cuando en soledad usamos ese espacio para traer a los otros a nuestro presente, a nuestro centro, nostálgicamente. Se trata entonces de hacer de la soledad un espacio de desarrollo del pensamiento propio, de la afectividad, del erotismo y sexualidad propias.

En la subjetividad de las mujeres, la omnipotencia, la impotencia y el miedo actúan como diques que impiden desarrollar la autonomía, subjetiva y prácticamente.

La autonomía requiere convertir la soledad en un estado placentero, de goce, de creatividad, con posiblidad de pensamiento, de duda, de meditación, de reflexión. Se trata de hacer de la soledad un espacio donde es posible romper el diálogo subjetivo interior con los otros y en el que realizamos fantasías de autonomía, de protagonismo pero de una gran dependencia y donde se dice todo lo que no se hace en la realidad, porque es un diálogo discursivo.

Necesitamos romper ese diálogo interior porque se vuelve sustitutivo de la acción ; porque es una fuga donde no hay realización vicaria de la persona porque lo que hace en la fantasía no lo hace en la práctica, y la persona queda contenta pensando que ya resolvió todo, pero no tiene los recursos reales, ni los desarrolla para salir de la vida subjetiva intrapsíquica al mundo de las relaciones sociales, que es donde se vive la autonomía.

Tenemos que deshacer el monólogo interior. Tenemos que dejar de funcionar con fantasías del tipo: “le digo, me dice, le hago”. Se trata más bien de pensar “aquí estoy, qué pienso, qué quiero, hacia dónde, cómo, cuándo y por qué” que son preguntas vitales de la existencia.

La soledad es un recurso metodológico imprescindible para construir la autonomía. Sin soledad no sólo nos quedaremos en la precocidad sino que no desarrollamos las habilidades del yo. La soledad puede ser vivida como metodología, como proceso de vida. Tener momentos temporales de soledad en la vida cotidiana, momentos de aislamiento en relación con otras personas es fundamental. y se requiere disciplina para aislarse sistemáticamente en un proceso de búsqueda del estado de soledad.

Mirada como un estado del ser –la soledad ontológica–  la soledad es un hecho presente en nuestra vida desde que nacemos. En el hecho de nacer hay un proceso de autonomía que al mismo tiempo, de inmediato se constituye en un proceso de dependencia. Es posible comprender entonces, que la construcción de género en la mujeres anula algo que al nacer es parte del proceso de vivir.

Al crecer en dependencia, por ese proceso de orfandad que se construye en las mujeres, se nos crea una necesidad irremediable de apego a los otros.

El trato social en la vida cotidiana de las mujeres está construido para impedir la soledad. El trato que ideológicamente se da a la soledad y la construcción de género anulan la experiencia positiva de la soledad como parte de la experiencia humana de las mujeres. Convertirnos en sujetas significa asumir que de veras estamos solas: solas en la vida, solas en la existencia. Y asumir esto significa dejar de exigir a los demás que sean nuestros acompañantes en la existencia; dejar de conminar a los demás para que estén y vivan con nosotras.

Una demanda típicamente femenina es que nos “acompañen” pero es un pedido de acompañamiento de alguien que es débil, infantil, carenciada, incapaz de asumir su soledad. En la construcción de la autonomía se trata de reconocer que estamos solas y de construir la separación y distancia entre el yo y los otros.

Webita dedicada a Marcela Lagarde en mujerpalabra.net

Martín-Cano sobre la visión patriarcal de la prehistoria y de la necesidad de la visión feminista

Cita extraída del libro “Sexualidad femenina en diversas culturas. De ninfómanas a decentes” (Chiado, 2012), por Francisca Martín-Cano

Es imprescindible incluir la visión feminista

(…) A final del siglo XX algunos investigadores, sabedores del imperialismo cultural machista, empezaron a poner en entredicho el paradigma patriarcal –generalizado en los manuales académicos– que defendía la visión dramática de la mujer prehistóri ca como objeto sexual y sustentada por cazadores. Y cada día aumentan los estudiosos que están dedicados a la revisión del lpalsado, sin seguir los monocarriles condicionantes que sólo han llevado a los historiadores androcéntricos a metas erróneas.

(…) nuestras nociones sobre el pasado, epistemologías, campos de investigación, metodologías e interpretaciones están lejos de ser neutrales…  (…)

En lo que muchas personas están ya de acuerdo es que para avanzar en el conocimiento del pasado, se necesita sentido crítico y apertura de mente para integrar la visión sesgada masculina-machista, con la incorporación de la visión complementaria, la femenina, o mejor dicho, la feminista: para terminar con la opresión de la mujer en nuestra sociedad hay que reconocer que las descripciones masculinas del mundo son incompletas. Las mujeres sólo pueden obtener poder y autoridad si optan por reescribir la vieja (y masculina) historia política usando nuevas categorías para el análisis.

Martín-Cano firmando ejemplares en la presentación del libro (Madrid, junio 2012)

Y desde luego, es imprescindible introducir el factor del género para conocer el pasado y desenmascarar la supuesta neutralidad de los historiadores machistas y a veces, además, misóginos, que han sido portavoces sumisos de la visión patriarcal: planteo aquí algunas de las estrategias con las que las mujeres están empezando a asumir el control sobre su propio pasado. Para ello resulta indispensable la perpectiva que aporta el feminismo. Y no porque se trate sólo de un remedio, sino porque cuestiona lo que durante tanto tiempo ha sido considerado importante y porque supone una protesta política en contra de hacer un pasado exclusivo de los hombres.

Y si tal labor la asumen también varones profeministas/antisexistas, ¡bienvenidos sean a la tarea de reevaluar y criticar el conocimiento que nos ha vendido el punto de vista machista! Y afortunadamente, desde que en el siglo XX muchas mujeres se acercaron a todas las disciplinas, de las que habían estado injustamente excluidas durante cientos de años, empezaron también por fin a dar interpretaciones plausibles y válidas a los hechos del pasado, casi siempre enfrentadas a las que habían sido dadas hasta entonces por varones.