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Griselda (ggf): “Serán estos los tiempos…” (poema)

Poema en Sangre de la luna, de Luz González Rubio

Pocas veces encontramos en las novelas experiencias vitales tan importantes y profundas para las mujeres como son la menstruación, el aborto o el parto. En Sangre de la luna, título que hace referencia a la primera de estas experiencias, la protagonista decide recluirse esos días para indagar en su vida y buscar conexiones cósmicas con el astro que rige los ciclos vitales de las mujeres y de los mareas. Aislada del mundo del mundo de hombres en el que ha sido una víctima más busca una salida, otro camino que conduzca a un mundo mejor y más justo: el camino de las mujeres y de la noviolencia.

En la página 17, un poema habla de la solidaridad entre mujeres, la anciana curandera asiste a la guerrillera en el parto del niño muerto.

Tus manos, dueña del saber antiguo,
cubrieron el vacío lacerante de mi vientre.
Las punzadas de dolor, el río sangrante que era yo,
quedó detenido.
Tus manos, hermana,
me rescataron del tiempo interminable
y me trajeron, otra vez,
al mundo de las flores, de las caracolas y de los volcanes.
Pero no pudieron traer, y allí quedó,
en aquella frontera infranqueable
que ni tú ni yo pudimos traspasar,
el niño que no nació,
el niño muerto que parió la mamá grande.
Hermana, hermana,
haz que griten de dolor todos los pájaros del continente,
que los volcanes rujan como vientres de la tierra
y que todas las quenas enmudezcan
para acompañarme en la nana a mi niño muerto.

¿Alguien de América quiere grabar el poema en audio para aquí?

Más fragmentos de la novela sobre la menstruación

Citas (1) de los diarios de Sylvia Plath

A los 18 años, 1950:

[Cómo se le niega la sexualidad, el placer, a las mujeres en el patriarcado, y otras violencias]

-¿Ya has terminado el cuadro de John?
-Ah, ja, ja -sonrió-. Ven a verlo. Tu última oportunidad.
Había prometido enseñármelo cuando lo terminara, de modo que me apresuré a alcanzarlo y nos dirigimos al granero, que es donde vive.
(…) Sentí que me miraba de forma más bien rara. Por alguna razón no conseguí que me mirara a los ojos. (…)
Nos cruzamos con (…)
-?Por qué tienen que burlarse de mí? – pregunté. Ilo se limitó a reír. Andaba muy deprisa. (…)
-¿Vives ahí arriba? ¿Tienes que subir todos estos escalones?
Él siguió subiendo, y yo lo seguí, vacilante.
-Ven, ven – dijo mientras abría la puerta. El cuadro estaba allí, en su cuarto. (…)
Era un magnífico retrato de John a lápiz.
-¿Cómo haces los sombreados? ¿Inclinando el lápiz?
En ese momento no le di importancia, epro ahora recuerdo que Ilo cerró la puerta y puso la radio para que sonara música. (…)
Sus ojos azules estaban increíblemente próximos y me miraban con audacia, con unos destellos de picardía.
-Tengo que irme, de veras. Estarán esperándome. El dibujo es precioso.
Sonriendo, se colocó delante de la puerta cerrándome el paso. (…)
[ella forcejea para liberarse; al salir de allí, los chicos la miran maliciosamente y con risas]
(…) mañana mi nombre estará en boca de todos (…) ¿Y qué puedo hacer yo sola contra todos…? (pp. 20-22)

A veces me invade un sentimiento de expectación, como si, por debajo de la superficie de mi comprensión, hubiera algo aguardando a que yo lo capte. (p. 26, ed. Alba 2016)

vivo cada instante con una terrible intensidad (p. 30)

Estoy cómodamente sentada en un sofá, mientras fuera los grillos cantan, chirrían. Esta es mi habitación preferida, la biblioteca. El suelo es un mosaico medieval de teselas planas y cuadradas, y la habitación está teñida del color de las viejas encuadernaciones de los libros: óxido, cobre, dorado oscuro, pimentón, granate. Y están las cómodas butacas de cuero oscuro y agrietado, bajo el cual asoma una estructura de un gracioso color rosado, y los libros en las estanterías, usados y cordiales: todo lo necesario para entretenerse los días de lluvia. (p. 30)

Mi pensamiento se desvía de nuevo y vuelve a fijarse en mí, sentada aquí, braceando, ahogándome, enferma de deseo. Como me han llenado de mala conciencia, cualquier cambio en mi rutina produce unos efectos calamitosos, por lo que solo me permito asomarme al umbral con envidia y odiar con toda mi alma a los chicos, que consiguen satisfacer su apetito sexual libremente, sin preocuparse, como si tal, mientras que yo voy de una cita a otra muerta de deseo y siempre insatisfecha. La situación me pone enferma (p. 51)

Si cambiaran la palabra “amor” por “deseo” en las canciones populares, serían bastante más fieles a la realidad. (p. 32)

Tal vez un día llegaré a rastras a casa, abatida, derrotada, pero no mientras mi corazón pueda crear relatos y mi dolor belleza. (p. 34)

(estudiando para los exámenes): Estoy perdida. Huxley se habría reído: ¡menudo lugar de adoctrinamiento es este! Cientos de rostros inclinados sobre los libros, los ventiladores zumbando, marcando el tiempo y poniendo límites al pensamiento. Es una pesadilla. (p. 38)

[Cómo se le niega la sexualidad, el placer, a las mujeres en el patriarcado, y otras violencias]

-¿En qué consiste luchar? ¿En matar a alguien?
Siento una curiosidad inmensa: está claro que no puedo ser un hombre, pero él puede contarme cómo es.
Contesta con indiferencia. (…)
-¿Sylvy?
-Dime…
-Quiero que seas mía, toda mía.
(Por un momento pienso que me está proponiendo matrimonio. Qué encantador, le ha cautivado mi espíritu inquieto y compasivo.)
-¿Cuándo? – le pregunto prosaicamente. (Tal vez diga dentro de cuatro años…)
-Ahora.
Entonces siento su pierna sobre las mías, siento el peso de la realidad, fría, gélida, sobre mis ilusiones.
-¡No! -me incorporo, indignada.
Él forcejea, es fuerte.
-Échate, Sylvy, échate.
Tengo ganas de vomitar (…)
Pero de pronto estoy encima de él, sacudiéndolo (…)
-¡Te odio! ?Maldito seas! ¡Sólo porque eres un tío, solo porque nunca has tenido que preocuparte por quedarte embarazada…! (…)
Cuando dejo de sacudirlo, se incorporra y también yo me siento. Se comporta de forma petulante, está ofendido.
-Muy bien -se aleja rezongando en la oscuridad-, está visto que soy imbécil por beber y por confiar en una maldita tía. (…)
Estupendo, para desquitarse me deja sola en medio del bosque.
Me incorporo y empiezo a andar por el camino. (…) Lo encuentro sentado sobre un tocón, con la cabeza hundida entre las manos, refunfuñando o llorando. Me acerco y me arrodillo penitentemente delante de él.
-Lo siento.
Sigue refunfuñando, ofendido. (…)
-Tú no sabes lo que es -contesta-.No puedes saber lo que es cuando te arde todo el cuerpo, cuando te sientes arder por dentro. (…)
Al final me perdona. (¿Será posible? Tendrías que ser tú quien le perdonara.)
Cuando nos hemos reconciliado, se echa boca arriba apoyando la cabeza en mi regazo. (…)
-Agáchate, bésame. (…)
Le beso, toma mi mano y la desliza hacia abajo. (…) De modo que así es que un chico quiera que le masturbes. (…)
-No, no, no, no, no, no, no…
Tal vez ahora se ha dado cuenta de que solo eres una niña, solo tienes dieciocho años. Y regresáis por fin a la casa de la fraternidad. Ya sabes que no volverás a salir con él si te lo pide, pero nunca más podrás volver a pasear, ni a estar sola, y le odias por haberte privado de eso: de los paseos y de la soledad. (pp 55-57)

Sylvia Plath – 1950

Combatir la injusticia desde el espacio umbral entre culturas, por Carol A. Hand

Fragmentos del artículo: Desde el espacio umbral entre culturas, por Carol A. Hand (ojibwe, América del norte); original en inglés.

Décadas después, siento gratitud por haber tomado la decisión de asumir la responsabilidad de hacer lo que estuviera en mi mano no sólo para combatir la injusticia, sino, lo más importante, por explorar formas de vida desde un compromiso con una praxis liberadora que combinara teoría y acción. Volví a la universidad y decidí centrarme en entender las teorías de las organizaciones y políticas del bienestar social de las culturales dominantes, para someterlas a un análisis crítico desde un enfoque ojibwe. En mi carrera profesional como gestora de políticas y programas, administradora, educadora e investigadora, exploré formas de trabajar conscientemente a favor de la liberación de las personas en lugar de lo clásico, imponer enfoques que enseñan a obedecer y a depender.

En esta última fase de mi vida, siento una urgencia por utilizar el tiempo que me queda de la forma más constructiva posible, incluso aunque esto signifique seguir habitando el espacio limiar entre culturas. (…)

No podemos cambiar la historia (esa historia “blanqueada” de nuestros libros de texto). Pero sí podemos cambiar el futuro. Y según lo veo yo, sólo podemos hacerlo desde el espacio umbral que encontramos entre las nacionalidades, las clases, las culturas, los géneros, las edades, las capacidades — desde todos esos constructos de distinciones que existen en nuestras sociedades y que nos dividen. Espero que suficientes personas podamos recordar esa capacidad infantil de ver la belleza en otras personas, esa belleza que las propias personas no se ven.

Traducciones Ilegales para mujerpalabra.net (con lenguaje r.evolucionado)

Sobre el machismo, por María S. Martín Barranco y gráfico de Juana Inés

Gracias a Feministas Conspirando leemos esta cita de María S. Martín Barranco y conocemos este gráfico de Sor Juana Inés de la Cruz de Jovan Israel. ¡Que lo disfrutéis!

“Todos los machismos hieren. El penúltimo, mata. El último justifica la muerte. Por eso no existe un machismo “verdaderamente” preocupante y otro que no lo es. El machismo es machismo siempre y supone una deslegitimación de la capacidad de las mujeres en su conjunto. No podemos trabajar para que uno desparezca y no otro porque todos se sustentan. Un asesinato se sustenta en golpes, un golpe en insultos, un insulto en la creencia de que hay un ser superior y otro inferior, esa creencia en una forma de relacionarse, de reírse de las bromas, de hablar y de pensar”

María S. Martín Barranco (de Escuela Virtual de Empoderamiento Femenino)

sorjuanaines

Angela Davis: Pregunta sobre nuestra capacidad de aprendizaje

angeladavisthemeaningoffreedom¿Por qué aprendemos a temer el terrorismo pero no el racismo, no el sexismo/machismo, no la homofobia?

Why is it that we learn to fear terrorism but not racism, not sexism, not homophobia? (p. 122, The Meaning of Freedom & Other Difficult Dialogues, by Angela Y. Davis, City Lights Books, 2012)

 

Monique Wittig, sobre las mujeres

Las mujeres aunque extremadamente visibles como seres sexuales permanecen invisibles como seres socialesmoniquewitting

Sobre creatividad (Maya Angelou) y Calendario menstrual 2014 mujerpalabra

No se te puede gastar la creatividad. Cuanto más la usas, más tienes” de Maya Angelou (clicar en imagen para ir a sitio de la autora de las postales)

Para una rápida anotación y localización de la información sobre el periodo, y para celebrar todo el nuevo año, aquí tenéis el nuevo calendario menstrual 2014.

¡Feliz y amorosa caña!

Casandra, de Christa Wolf

“Entre morir y matar hay una tercera posibilidad: vivir”

 

 

 

El Vaticano ha dañado más a la mujer que el narco

Marcela Lagarde, 2012, El País: “La política del Vaticano ha causado en mi país más daño a las mujeres que el narco. La cruzada de la Iglesia católica en los siglos XX y XXI es su política global contra los derechos humanos de las mujeres en España y Latinoamérica, eliminando el derecho al aborto que hemos ido construyendo a pedacitos en los últimos 50 años”.

Webita dedicada a Marcela Lagarde en mujerpalabra.net