REFLEXIONES SOBRE LAS MOVILIZACIONES DEL PROFESORADO INTERINO DE MADRID

En una de las asambleas celebradas en el mes de mayo en el IES Ramiro de Maeztu por los profesoras y profesores interinos, una maestra de Vallecas de unos cincuenta años, se dolía de la tremenda disyuntiva en la que se hallaba en relación a su hija (también maestra por razones a las que no debía ser ajena la vocación de su madre): o cerraba la entrada en el sistema a su hija o podía verse despedida y sustituida por ella. La hipótesis, real, pone de manifiesto la complejidad del problema que vive un colectivo de 7.000 personas, y familias, en Madrid.

Una parte importante de este colectivo ha protagonizado una movilización en las últimas semanas, con dos días de huelga (20 de abril y 6 de mayo), 5 concentraciones y cortes de tráfico ante la sede de la consejería de educación de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) y numerosas asambleas generales, en los institutos y colegios. Han estado convocados por los cuatro sindicatos de la Mesa Sectorial de Educación.

Los motivos de las movilizaciones eran la exigencia de un acuerdo sobre la gestión de las listas del profesorado interino de la CAM, homologable a los existentes en el resto de las comunidades autónomas (CCAA). La situación se resume de la siguiente manera: se han ido alcanzando acuerdos de estabilidad en las diferentes comunidades, excepto en Madrid y en cuatro más, una de ellas de pequeño tamaño (Rioja) y otras tres en regresión demográfica (Aragón, Asturias y Castilla-León) y con poca oferta de empleo, por lo que no son ningún polo de atracción. Pero incluso estas CCAA con listas inestables introducen elementos que priman cierta estabilidad; por ejemplo, en Castilla León vale más la experiencia docente allí que en otras comunidades, en Asturias se puede elegir la mejor nota de oposición desde 1994; y en Rioja se dan dos puntos adicionales a los que vienen trabajando en la comunidad. Se ha creado, por tanto, por la vía de los hechos consumados y por la incoherencia de las administraciones educativas y de las organizaciones sindicales, una situación injusta y de agravio comparativo para el profesorado de Madrid. Lo ideal sería la existencia de listas abiertas en todo el territorio del estado español, ya que eso sería igualitario, equilibrado y solidario. Pero la realidad no es así, sino todo lo contrario. Para que se entienda, es como si se hubiera puesto el cartel de “reservado el derecho de admisión“en todas las CCAA y en Madrid el de “barra libre”. Las consecuencias son evidentes: aumento de la inseguridad e incertidumbre del profesorado interino de Madrid por la avalancha de opositores de todo el estado hacia esta comunidad autónoma, solo amortiguada en esta ocasión al haberse convocado oposiciones también en Andalucía, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, etc.

El objetivo de la movilización era negociar con la CAM un acuerdo de mínimos sobre la gestión de las interinidades, que estableciera una lista preferente formada por aquellos profesores que han estado contratados desde las transferencias educativas en la CAM y otra lista con los que aspiran a trabajar en la comunidad autónoma. Era una solución de compromiso, más para evitar la avalancha de opositores de otras CCAA, que para dar un mínimo de estabilidad a los actuales interinos de Madrid. La propuesta sindical permitía un vaso comunicante de la segunda a la primera lista en función de las necesidades y de la brillantez de los futuros opositores, así como la reordenación de las listas en base a la experiencia docente, las notas de oposición o los méritos académicos, doctorados, cursos, etc.

Pero la CAM ha impuesto unilateralmente sus criterios y se ha negado a negociar cualquier tipo de solución razonable. Hay que preguntarse sobre el por qué de esta intransigencia. Una de las razones podría estar en la aplicación de una especie de “darwinismo docente” que busca introducir la máxima competitividad (que no competencia) no ya para acceder a la función pública docente, sino para conseguir precarios contratos de interinaje. También está el hecho de abaratar costes contratando a personas sin experiencia para sustituir a profesores y profesoras que están haciendo bien su labor docente, que a su vez sustituyen a otros profesores igual que ellos pero funcionarios de carrera y por ello más caros al cobrar antigüedad. Pero creo que el fondo del asunto está en la búsqueda de un deterioro de la enseñanza pública, ya que precariedad es igual a reducción de la calidad educativa y todo lo que deteriore la pública será a beneficio de inventario, es decir, a favor de la enseñanza privada. Apuesta descarada que doña Esperanza Aguirre viene realizando desde hace años, como ministra de Educación y ahora como presidenta de la CAM. Ello también explicaría que no estén dispuestos a asumir ningún acuerdo sobre estabilidad del profesorado interino suscrito por administraciones autonómicas de PP, la actitud de rebelión ante el gobierno central y los Reales Decretos que retrasan la entrada en vigor de la LOCE (itinerarios segregadores ...), el incremento del calendario escolar, el espectacular recorte presupuestario de la financiación de la enseñanza y el conflicto desatado en las universidades madrileñas. En definitiva, Esperanza Aguirre ha declarado un auténtico incendio en la enseñanza pública madrileña.

Así las cosas, y ante la falta de negociación de la consejería, el cansancio y la impotencia del colectivo, que ha cogido el camino de su casa o de las bibliotecas, presionado por la proximidad de las oposiciones, la única salida razonable era desconvocar la huelga del 19 de mayo como salida organizada que permite dejar abierto el conflicto. Y así lo decidimos en la asamblea del IES Salvado Allende. Lo contrario, haberse empeñado en continuar una huelga con un seguimiento bajo o la irreal propuesta en estos momentos de huelga indefinida, habría quemado al sector más combativo del colectivo. Un repliegue ordenado pasaría por dos líneas de actuación futura:

1. Incorporarse a la movilización general en defensa de la Enseñanza Pública del 1 de junio, donde no pueden quedar diluidas las demandas de los interinos y tienen que brillar con luz propia, ya que mayor estabilidad del profesorado es mayor calidad educativa. Los cuatro sindicatos, con las mismas reivindicaciones que ha defendido en las huelgas convocadas deberían convocar al colectivo para el 1 de junio, conjuntamente con el resto del profesorado, las universidades públicas madrileñas y toda la comunidad educativa (estudiantes, padres, etc.).

2. Retomar las movilizaciones en el otoño, porque aunque algunos compañeros/as saquen la plaza, seguirá habiendo aproximadamente 7.000 interinos en Madrid con idénticos problemas, la misma situación injusta y la misma necesidad de soluciones.

Nada se va a regalar al colectivo y menos por los que no creen en la Escuela Pública. La lucha debe seguir, pero de otra manera, más arropada, más organizada, más inteligente, más dura incluso y con más tiempo por delante. Para el éxito de futuras luchas hace falta trabajar a fondo en tres direcciones:

a) Más organización del movimiento de interinos, basándose su acción, participación y toma de decisiones en tres planos interrelacionados: la unidad de los sindicatos, la Asamblea General y las comisiones de interinos en zonas y pueblos. Con ser importantes los tres ámbitos, cobra un valor fundamental la organización de comisiones de zona que deberían de estar compuestos por un representante de cada uno de los sindicatos y un compañero/a de cada uno de los centros. Se encargarían de asegurar la información, realizar las asambleas en los centros y organizar la movilización y llevar la posición de la zona a la Asamblea General, donde evidentemente no podría ser lo mismo hablar a título personal que en nombre de decenas o cientos de profesores de la zona. Los sindicatos seguramente podían haber hecho más en orden a la extensión de la información y de las movilizaciones, pero también lo podíamos haber hecho el propio colectivo afectado.

b) Un programa reivindicativo más ambicioso que debería recoger propuestas que hagan compatible el derecho a la estabilidad con el derecho al acceso a la función pública docente. Un programa basado en tres ejes:
Ø Nuevo RD de acceso a la función pública docente. El actual no tiene el acuerdo de ningún sindicato y es una imposición de dudosa legitimidad política: se aprobó en plena campaña electoral el 27 de febrero, cuando el PP estaba seguro que seguiría gobernando. Tendría que tener en cuenta la capacidad didáctica, la experiencia docente y no sólo conocimientos memorísticos ya que hay una realidad bastante incuestionable: no es lo mismo presentarse a las oposiciones desde el trabajo diario que con la carrera recién acabada, ni con 25 años que con 50.
Ø Pacto de estabilidad en la gestión de las listas de interinos, en línea con lo reivindicado en las movilizaciones de abril y mayo de 2004, e introduciendo más elementos que eviten el “bombo de la rotación” de la masa de interinos cada dos años: posibilidad de elegir la mejor nota sin límite temporal, valoración de la “fidelidad” a la CAM en relación a la experiencia docente, tratamiento especial para los que han aprobado íntegramente las oposiciones, convocatoria de oposiciones sólo en especialidades en las que haya una amplia oferta de plazas, etc.
Ø Mejora de las condiciones de trabajo del colectivo: pago de la antigüedad, permiso de maternidad, redefinición de las causas por las que se causa baja, transparencia en la gestión de las listas, etc.

c) Ganar a la opinión pública. Evitar el aislamiento de la lucha y popularizar sus objetivos y razones con una estrategia hacia los medios de comunicación y el resto de la comunidad educativa (profesores, padres, estudiantes).

Es importante combatir el tópico que circula y que usan tertulianos que opinan de todo y muchas veces no saben de nada y que para descalificar las movilizaciones afirman que “los interinos lo que tienen que hacer es estudiar”. Con ello abundan en una imagen interesadamente distorsionada del profesorado interino como de alguien que no estudia y que no aprueba, que es un parásito que quiere trabajar cerrando el paso a los jóvenes suficientemente preparados.

En primer lugar hay que reclamar el derecho a la estabilidad en el empleo. La inseguridad le vendrá bien a las empresas y administraciones para así disponer de trabajadores baratos y sumisos, pero no hay que olvidar que trabajo precario supone algo tan tremendo como vidas precarias. Además, los que hablan así no saben que se convocan siempre pocas plazas, bastantes menos de las vacantes existentes, para jugar con un colchón de mano de obra cualificada pero precaria y más barata. Que ésta es una política sistemática de las administraciones públicas que ha hecho que aumente la temporalidad en más de 6 puntos, pasando del 16,1% en 1996 al 22,7% en el 2003, mientras que ha disminuido en el sector privado. Que se puede aprobar (tres veces consecutivas como el que esto suscribe) y continuar en la inseguridad. No se imaginan que, muchas veces y cuando no cubren breves sustituciones, los interinos actúan como auténticos motores que dinamizan la vida en los centros, aportando un entusiasmo envidiable.

Tampoco conocerán lo que dice el último informe del Consejo Escolar del Estado, máximo órgano consultivo en materia educativa a nivel del estado:

"El Consejo Escolar del Estado considera que el procedimiento empleado para la confección de listas de interinos propicia la rotación en el empleo, lo que implica que se expulse del sistema educativo a trabajadores que han desempeñado correctamente su tarea, y se dé entrada a personas sin experiencia, por lo que insta al Ministerio de Educación y Cultura, se establezca un procedimiento que garantice la estabilidad en el empleo al profesorado interino que desempeñe su trabajo correctamente en los centros docentes." (página 292)

Por último, la clave ahora es ser capaces de valorar lo hecho, tomar conciencia de que la lucha será larga y no salir con sensación de derrota. Y esto es muy importante, porque según cómo interioricemos la movilización realizada, podremos volver a la carga con más bríos o será imposible si prevalece la opinión de los pescadores en río revuelto, de los que encizañan, de los que no convocan las huelgas ni las hacen, de los que se instalan en actitudes antisindicales para no construir nada.

Para no salir quemados de la lucha realizada hay que valorar dos cosas:
a) Hemos hecho cosas importantes: alta toma de conciencia del problema, elevado grado de unidad del colectivo y de cuatro sindicatos, reivindicaciones asumidas por la mayoría (los que no han ido a la huelga, en general, lo han hecho por falta de información o por no invertir un salario y no por un rechazo frontal de los motivos), movilizaciones muy respetables, fuerte determinación para buscar soluciones, nos hemos conocido muchos y se ha establecido un grado de confianza importante para futuras luchas.

b) Hemos hecho lo que debíamos. Y aquí viene al caso la siguiente fábula: ”Se había declarado un terrible incendio en el bosque. Todos los animales que pudieron salieron despavoridos a ponerse a salvo y lo contemplaban paralizados desde lo lejos. Un colibrí cogió unas gotas de agua del río con su pico y sobrevoló el incendio para soltarlas sobre él. Cuando regresó, todos los animales se estaban carcajeando de su acción. El colibrí se limitó a decir: <<Yo he hecho mi parte>>”. Esa es la tranquilidad que debemos de tener los que hemos participado en las huelgas y movilizaciones.

Estas notas de reflexión, que se podrán criticar o compartir, las he escrito pensando especialmente en los compañeros y compañeras que han tenido la claridad, el coraje y la generosidad de haberse implicado en las movilizaciones por una causa tan razonable como difícil de ganar. Es la buena gente con la que se podría ir a colonizar otro planeta. Pueden estar tranquilos y orgullosos por lo hecho. Para el futuro debemos de tener siempre claro esto: no se sienten derrotados aquellos y aquellas que no dejan de luchar por lo que consideran justo.




Agustín Moreno

Fuenlabrada, 14 de Mayo de 2004

[Modificado el 10-7-2006 de Administradora]