GUERRA Y TERRORISMO. En 2003, cuando las poblaciones del mundo salieron a la calle para pedir y exigir que no se iniciara una guerra contra Irak, que se buscaran otras soluciones, las personas que llevamos décadas en el activismo noviolento nos sentimos muy profundamente emocionadas y esperanzadas. Parecía que las poblaciones al fin reemplazaban el miedo a los violentos que las lanzan a guerras y el apoyo a los mismos, por una comprensión de que la guerra no ha solucionado nada nunca, y sí ha impuesto destrucción, sufrimiento, muerte. En ellos seguimos, sin duda. Es posible que las poblaciones, al menos en la historia reciente (cuando una clara reducción de la violencia cotidiana a todo el mundo nos ha dado espacio para respirar y pensar), hayan pedido al tener el espacio para hacerlo, que no se genere una guerra, pero en 2003 fue la primera vez que personas del planeta pudimos VER y saber de MILLONES DE PERSONAS (incluidas una mayoría mundial de mujeres – al menos mientras no se las violara) en países cercanos y lejanos manifestándose contra la guerra. TENÍAMOS RAZÓN. Efectivamente, la guerra del gobierno estadounidense y sus “aliados” contra la vida en Irak ha sido un error y tiene relación directa con los atentados terroristas que se produjeron en Estados Unidos en 2011 (septiembre), el año en que se dice terminó la guerra en Irak (diciembre), 8 años después de iniciada, agotando aquella orgía de violencia misántropa que nada solucionó y que ha incendiado el mundo con un miedo que, insisten, siguen queriendo solucionar con más violencia, incluida la de recortar derechos humanos y sociales, individuales y colectivos. CORRUPCIÓN Y POBREZA. Análogamente, la corrupción está vinculada al empobrecimiento de la mayoría, es como la guerra en la democracia, y las poblaciones van siendo más conscientes, pero queda mucho y hay que seguir no perdiendo la perspectiva más constructiva, porque todo está lleno de trampas para hacer desear y pedir las soluciones de violencia que siguen esclavizándonos y rescatan y fomentan órdenes sociales que supuestamente habíamos superado (¿volveremos al Medievo?), aquellos que hacen que unos pocos, lo más violentos, quienes menos escrúpulos o inteligencia (racionalidad empática) tienen, mantengan a la inmensa mayoría bajo su yugo de violencias sin fin.