ANÓNIMA AUTORA CON NOMBRE. Entiendo que es empírico decir que para ser ESCRITORA ANÓNIMA no hay que estar registrada en la Sociedad General de Autores de España. (Y qué mala pata no haber caído en este asunto cuando escribí el prólogo de La saltadora; no me puse tan croqueta, quiero decir, concreta, o materialista, estaba sólo en mi mundo.) Por suerte, como en la Antigüedad, no es lo mismo ser reconocida como escritora por el Mundo de la Cultura que que te lean, y menos ahora con internet (mientras dure).
Tengo, no obstante, la duda o más bien la curiosidad ahora con lo del Registro de la Propiedad Intelectual, por los cambios de las leyes y eso. Yo ya ni hago eso, registrarlo como propiedad intelectual, lo hice en los noventa con un libro de poemas, De la sangre, o Memoria de Ilt, no recuerdo exactamente, y con un proyecto que luego dio origen al sitio web mujerpalabra.net (poblado desde 2001 por mucha gente, y mucha anónima y casi anónima), “Mujer Palabra. Nombres femeninos que han dejado huella en el idioma“, publicado hoy (proyecto abierto, pero nadie más ha escrito para él) en Creadoras en MP, proyecto que luego me plagió un medio de comunicación de masas, del grupo G&J creo que se llamaba y dio igual que lo hubiera registrado y que les denunciara luego. Poderoso cabronazo es Don Dinero, que se lo pregunten además de a las mujeres, a los 33 mineros (habéis oído el programa de radio de hoy sobre esto?).
Ahora uso el copyleft o licencia de creative commmons (y tengo que añadir lo de que no acepto que cobren por mí, según impone la actual ley, al parecer ?!), pero me consta por una oposición a secundaria que hubo un tiempo cuando registrar obra en el Registro de la Propiedad Intelectual daba puntos porque pertenecía al Ministerio de Cultura, y luego me consta que eso cambió y ya no los daba (aunque los comités de baremación son inescrutables).

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lpi
En cualquier caso, cada vez veo más claro que soy y en realidad pretendo ser una ESCRITORA ANÓNIMA, AUNQUE FIRME LO QUE ESCRIBO PORQUE pienso que la gente debe saber quién dice las cosas. Y aquí está la cuestión: se puede ser escritora anónima teniendo un nombre. No es contradictorio, pero sí complejo, porque este mundo humano es complicado y complejo.